Enviado especial
"Volver a jugar tenis de manera normal y que mi muñeca esté sana sería como ganar un gran torneo", dijo del Potro en abril pasado antes de su regreso a las canchas. Aquel joven que explotó en el 2009 con su exuberante victoria en la final del US Open frente a Roger Federer, se había convertido en una máquina de lesiones. Estas no le permitieron constancia y regularidad. Estuvo a punto de dejar de jugar, pero decidió seguir y acaba de sacar de los Juegos al indiscutido número uno del mundo.
Hay días que no están para salir de casa. Esos donde dejaste la llave del auto adentro del mismo, donde te chocaron el vehículo de la manera más estúpida o, por ejemplo, te quedaste encerrado en el ascensor 40 minutos cuando tenías algo urgente que hacer. Juan Martín del Potro arrancó con uno de esos días. Cuando salía de su habitación tomó el ascensor para bajar y entrenar de cara al partido más importante que disputaría en el año, nada menos que contra Novak Djokovic. El ascensor se detuvo. En los Juegos Olímpicos de las redes sociales, el mundo entero supo al instante –selfie mediante- que Delpo se encontraba atrapado. Como dirían más frecuentemente los argentinos, el tandilense salió con cara de orto. En el tenis y en cualquier deporte, los detalles son fundamentales y, cansarse mentalmente antes de un juego vital no era de su agrado.
Pero en la cancha Del Potro se liberó y terminó encerrando en un ascensor de golpes a Nole. Sacó como los dioses, encontró su derecha implacable y dominó al mejor jugador del momento. Su victoria, sus lágrimas y la de Nole, englobaron el espíritu olímpico. Nada de miles de dólares. Deporte puro. Solo una medalla es el objetivo.
Luego de operaciones en la muñeca, recuperarse, volver y descansar nuevamente, luego de aportar en la Davis y participar de Wimbledon, Juan Martín ha ganado más que un torneo. Ese momento ya no le quita nadie.
Fue una noche fantástica. Y mientras Peaty y Ledecky se lucían en el agua, a unos metros, en el Court Central del Centro Olímpico de Tenis, Del Potro –todavía emocionado- decía: "el día comenzó para el olvido y terminó siendo inolvidable".