POR MIKE SILVERO

@mikeotr

Tener razón es tentador, de algún modo es una búsqueda por obtener poder o al menos demostrarlo, a los demás o a uno mismo. En internet esto se incrementa de un modo que puede terminar siendo peli­groso para quienes no se per­caten de que existe la posibi­lidad de estar equivocados.

Imaginen cualquier red social; Facebook, Twitter, Instagram o hasta grupos de Whatsapp, donde sola­mente interactúan con per­sonas que les dicen que están en lo correcto o que tienen la razón, ¿lo imaginan posi­ble? A mí particularmente me suena ilógico y hasta irreal, pero para quienes manejan los datos de los usuarios no.

Es repetida esa frase de que cuando el producto es gratis, es porque el producto sos vos, pero en cuanto a tecnología e información es cierto. ¿Para qué creen que hay periódi­cos que les piden sus datos como elemento obligatorio para permitirles acceso a la información? Para obtener la mayor cantidad de informa­ción sobre ustedes, que luego puede ser utilizada –en el mejor de los casos– para ven­derles o sugerirles una com­pra. ¿Y en el peor? Los datos conducen luego a la manipu­lación de sentimientos y emo­ciones. No creo que los dia­rios tengan previsto hacer eso, porque al fin y al cabo tienen una conducta editorial con cierto grado de responsabili­dad social, pero los gigantes tecnológicos no están muy al tanto de las diferencias entre ciudadanos y usuarios.

Yuval Noah Harari, filósofo e historiador israelí considera que “el mayor peligro que tiene la democracia liberal es que la revolución en las tecno­logías de la información per­mita que las dictaduras sean más eficientes que las demo­cracias”.¿Cómo? Sí, que un gobierno sea capaz de alma­cenar y manejar tanta informa­ción sobre los habitantes de una nación, al punto que los habilite a gobernar y sostenerse en base a la manipulación de sentimien­tos y emociones.

Sonará como ciencia ficción pero no lo es, ese gran riesgo de que existan algoritmos que nos conozcan mejor que noso­tros mismos, es una situación dramática que nos obliga hoy a tomar recaudos. Si compren­dés que este es un riesgo, es tu obligación hacérselo saber a los mayores y promover que se hable de esto con los menores. Hay generaciones que depen­den de cómo decidamos hoy nosotros organizar feeds y de quien elegimos ser seguidores.

Si uno en su afán de disfru­tar su estadía en internet, solo se rodea de quienes le dicen lo que uno quiere escuchar y omite las opiniones y posi­ciones diferentes, crea una cámara de eco de la cual la realidad es casi siempre muy distante. Internet se creó para algo diferente, para conectar personas e ideas, con la inten­ción de que sea una comuni­dad heterogénea, no de monó­logos y discursos únicos, entenderlo de este modo es peligroso. No pasa por los hob­bies, pasa que tus intereses pueden empezar a ser inter­pretados como que; ya que ‘Usuario X’ leyó tres noticias sobre el Partido A, la herra­mienta promoverá más conte­nido a favor del Partido A. Y ya que estamos, ocultará infor­mación sobre el Partido B, y si hay suficiente astucia per­versa detrás, presentará con­tenido en contra del Partido B. De ese modo, se expanden las ‘fake news’, de ese modo cre­cen los discursos de odio, de ese modo nos distanciamos y polarizamos.

¿Están los medios al margen de este escenario? No lo creo, ni empresas de comunicación, ni periodistas, ni activistas, nadie, todos somos seres con convic­ciones y construcciones; lo importante es escuchar y bus­car todas, o al menos más voces.

Dice Alejandro Dolina, que “uno siempre tiene que desconfiar de sí mismo”. Este es un momento para mirar las redes y empezar a hacerle caso.

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