Por Eduardo “Pipó” Dios
columnista
Dicen los que lo conocen que el ministro de Salud es un excelente médico en su área.
Probablemente así sea y no somos quién para discutirlo, en todo caso lo dirán su pacientes.
Ahora bien, desde el día que asumió ha demostrado fehacientemente que para ministro no sirve. No solo no sirve, sino que además no se da cuenta que no sirve. O le importa un comino.
Pero creo que Mazzoleni, aparte de pelado, tampoco tiene un solo pelo de tonto, aunque ciertas reacciones cuasiestúpidas me hacen dudar de ello.
Los escándalos por mala administración, corrupción e inoperancia, además de su falta absoluta de empatía hacia la ciudadanía que sufre por todas sus falencias, han dejado en claro que más que por vocación está por voracidad y ambición.
Ya no quedan dudas de que está metido en la rosca que se dedica a devorar los recursos del ministerio a su cargo.
La ciudadanía a través del Parlamento le otorgó un cheque en blanco por más de 500 millones de dólares, a los que apenas pudo le intentó clavar los dientes junto con sus secuaces. Las denuncias de la prensa y acompañamiento de algunos legisladores hicieron que se cayera el negocio, momentáneamente al menos.
A partir de ahí fue un letargo infernal que aún no ha resuelto la inversión de dichos recursos, mientras buscan por dónde meternos nuevamente la mano en los bolsillos.
Mientras, la ciudadanía reclama la falta de medicamentos básicos para un mínimo tratamiento, inexistentes ya no solo en los hospitales públicos, sino que con nula o mínima existencia hasta en los privados y en las farmacias, producto de la falta de pago a los proveedores de dichos insumos; aún contando con el dinero en caja o al menos con la posibilidad de refinanciar dicha deuda, el ministro nos reclama más recursos, solicitando aumento de impuestos.
Si no es capaz por inutilidad, desidia, corrupción, o las 3 cosas, de utilizar el dinero que tiene en la cuenta, por el cual estamos pagando intereses, ¿para qué mierda necesita más dinero y, sobre todo, aumentando impuestos en plena crisis económica mundial?
Hoy el ministro cree que cantando la cancioncilla que le encanta escuchar a Abc Color y los demás medios amigos, que los tenía acostumbrados a las publinotas pagadas, donde lo agasajaban, lisonjeaban y donde lo llamaban “el capitán” y lo candidataban a presidente para el 2023, y hoy no tienen otra que sumarse a las críticas ante las barbaridades que sigue cometiendo, va a conseguir cierto respiro.
Recordémosle al señor ministro que no seremos tan pelados como él, pero tampoco tenemos ningún pelo de tontos. Que su problema no son los medios amigos, que por dos monedas o unas declaraciones oportunistas van a seguir mimándolo, sino el pueblo paraguayo, que más que candidatarlo para presidente en el 2023, lo va mandar a Tacumbú por un buen tiempo.