El empleo de políticas es vital para la buena planeación y ejecución de planes estratégicos y cursos alternativos de acción.
Para que podamos lograr la mayor parte de los objetivos predeterminados es indispensable que contemos con políticas gerenciales y administrativas bien delineadas que se adecuen a la estructura organizacional y segmentos de negocios explotados por la compañía.
Constituyen una parte fundamental de la planeación estratégica que coadyuva al logro de los resultados esperados tanto en lo cualitativo como cuantitativo.
Dan a conocer las intenciones de sus directivos, concernientes a las distintas actividades desarrolladas por la organización, y son decididas en forma proactiva, antes que aparezca la necesidad de llevarlas a cabo.
Es sabido que quien delega autoridad concede el derecho de tomar decisiones y de hacer porque se puedan cumplir en tiempo y forma.
Constituyen también medios orientados a que el que tiene autoridad delegada la aproveche y se perfeccione en aplicarla, dado que es necesario que hagan un uso efectivo del mismo que les permitan realizar su trabajo en forma eficiente y eficaz dentro de un mundo cada vez más competitivo, cambiante y vertiginoso.
Las políticas dentro de las empresas son necesarias para coordinar eficientemente los esfuerzos de un grupo; ayudan a producir acciones armónicas, de tal manera que cada una se adapte al conjunto que va contribuyendo al logro del objetivo final.
Aunque existan diferentes tipos de políticas aplicadas dentro de una compañía, es importante que todas estén razonablemente integradas para que las normas e instrucciones que dan sean uniformes y tiendan a apoyarse entre sí.
La integración ayuda a conseguir que la ejecución del trabajo sea uniforme, ordenada y eficiente. Y sobre todo que se entienda claramente para poder llevarlas a cabo en función a lo planeado previamente.
Deben formularse solo después de prever cuidadosamente todas las contingencias posibles. Las realizadas sin un análisis/evaluación previo resultan con frecuencia poco satisfactorias y de relativa aplicabilidad.
Se recomienda que sean completas y que muestren suficiente flexibilidad para poder emplearla en cualquier situación coyuntural que se presente y que se adecuen a las características intrínsecas de la organización.
Su formulación debería tener prioridad y precedencia, tanto cuando se establece una empresa, como cuando se planean cambios en una ya existente, más aun teniendo en cuenta el extremo dinamismo observado hoy día en los mercados y del cual el nuestro no escapa a ello, pues justamente su estrechez lo hace cada vez “más peleado” y competitivo.
Es una labor constante, debido a que hay cambios en los objetivos y a que las condiciones generales del medio tampoco permanecen constantes. En el monitoreo/seguimiento de los resultados que se van obteniendo radica uno de los principales factores críticos de éxito.
La estabilidad de las mismas es esencial para el éxito de una organización. Al cambiarlas con demasiada frecuencia suele ser muchas veces de consecuencias indeseables.
Es preferible que se los formulen por escrito. Una escrita es concreta, pues los gerentes se ven obligados a pensar a fondo en las normas de acción necesarias para lograr los objetivos y metas institucionales.
Tiende a fomentar un mejor entendimiento y conocimiento de lo que se trata de realizar.
Los objetivos llegan a cada uno de los niveles administrativos de la compañía en términos más familiares y significativos sin necesidad de estar buscando términos “rebuscados”, que en vez de flexibilizarlos podrían agudizarlos.
Si bien las políticas dentro de las empresas marcan el rumbo correcto a seguir, no deberían de ser inflexibles, pues hoy día los jóvenes millenials y de la generación Z lo que aprecian es que se les pueda dar autonomía, posibilidad de participar activamente, de hacer sugerencias y recomendaciones, pues el esquema estructural rígido que teníamos en el siglo XX hoy día ya se han convertido en “historia antigua”.
La política y la economía no son compartimientos estancos. Están íntimamente ligadas. La política es la organización de la sociedad que requiere de recursos para destinarlos a actividades regladas por la Constitución y las leyes.
La economía, por su parte, es la acción humana mediante la cooperación social de la libertad y la propiedad privada. De ella surgen los recursos para que la política asigne las partidas presupuestarias al Estado para que este cumpla con sus funciones.
El Estado como organización jurídica y política debe garantizar la seguridad y la predecibilidad mediante legislaciones que no molesten la creatividad e innovación del sector privado. Fue lamentablemente el socialismo el que desvinculó la política de la economía porque consideró desde sus inicios como teoría social que la economía debía regirse por medidas estatales apelando a la fuerza de la revolución, un error que costó muertes y hambre.
La razón por la que insisto sobre la teoría económica de la libertad relacionada con la Escuela Austríaca de Economía está en que la misma permite comprender mejor la realidad. La economía y la política merecen ser analizadas desde una perspectiva correcta.
En tal sentido, la función empresarial es la fuente de creación y distribución de riqueza, de mejores salarios, empleos y oportunidades para todos, mediante el ahorro, las inversiones, la creatividad y la innovación. La función empresarial provee satisfacción a los consumidores.
Son los consumidores los que deciden qué, cuándo y cuántos bienes y servicios se producirán y se comercializarán. Y los gobiernos mediante su intervención en los mercados deben bajar el costo del intercambio privado, no afectando la competitividad.
Y si la competitividad es la capacidad de una empresa para crear e implementar estrategias para aumentar su cuota de productos y servicios, entonces, esa tarea únicamente lo pueden hacer los individuos y las empresas privadas en el marco del libre mercado.
La economía, sin embargo, está expuesta a los “ruidos” ocasionados por los escenarios políticos nacionales como internacionales.
Los gobiernos deben hacerse a un lado en la economía y hacer lo que deben realizar, esto es, facilitar a las personas su seguridad personal como jurídica. Más allá de estas funciones sobrevienen tormentos para la gente. Las empresas como unidades de capital y trabajo requieren para su formación y sostenibilidad en el tiempo de un Estado garante del orden y la ley, entendido como la preservación de la libertad y la propiedad privada. No hoy otro modo.
Ello no significa dejar de lado la influencia del Estado. El gasto público y el mal gasto afecta a la competitividad empresarial puesto que desvía recursos hacia sectores ineficientes impidiendo a su vez la formación del ahorro y la inversión.
Cuando se interviene la función empresarial mediante más impuestos, deudas, trámites y burocracias asfixiantes se afecta al desarrollo de la nación. El Estado intervencionista es un enemigo para las personas de bien.
(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.
La discusión que enfrenta a Milei con el fútbol argentino: ¿clubes o empresas?
Compartir en redes
Argentina juega un importante partido entre el gobierno que impulsa el ingreso de capitales privados al fútbol local y los clubes deportivos, que rechazan esta idea argumentando que amenaza su rol social comunitario. Pero este modelo es una realidad en Brasil, México y Uruguay. El presidente argentino, Javier Milei, promulgó dos decretos que buscan que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) acepte convertir los clubes en sociedades anónimas deportivas (SAD), pero ambos fueron detenidos en la justicia.
Los impulsores dicen que los clubes se verán beneficiados por el ingreso de capital privado, pero los detractores argumentan que los inversores se llevarán el dinero del fútbol desfinanciando a otras actividades de la institución que dependen de esos ingresos. Mientras Milei afirma que ello permitiría que Argentina tenga una liga local “de muchísima mejor calidad”, el presidente de la AFA, Claudio Tapia, asegura que este “no es el modelo” de fútbol que llevó al país a ganar recientemente dos copas América, en 2021 y 2024, y el Mundial de Catar-2022.
¿Y los rivales?
En el eterno rival de Argentina, Brasil, está permitido este modelo de club. Se llama Sociedades Anónimas del Fútbol (SAF) y fue aprobado por el Congreso en 2021 para facilitar el rescate de instituciones con problemas financieros o impulsar aquellas con las cuentas en orden. Pero en el país del ‘jogo bonito’ los clubes no tienen un vínculo estrecho con los barrios donde surgieron u operan, como sí pasa en la tierra de Lionel Messi y Diego Maradona.
La mayoría de los socios no tienen derechos políticos, reservados para quienes pueden pagar una costosa cuota y acceder a un “título” que, eventualmente, les da derecho a votar. Tras convertirse en SAF, algunos de los equipos siguen en aprietos económicos y no han tenido mejoras deportivas. Pero otros sí, como el Botafogo que, en noviembre de 2024, lidera la liga brasileña y es finalista de la Copa Libertadores, tras años de poco protagonismo y varias visitas a la segunda división.
En su vecino Uruguay, desde 2001 se puede competir en la liga nacional como sociedad anónima. Deportivo Maldonado, con sede muy cerca del famoso balneario Punta del Este, se convirtió en 2009 en la primera SAD registrada en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). El centenario club de la ciudad de Maldonado, a unos 130 km de Montevideo, ascendió en 2019 a primera división y en 2023 clasificó a la segunda fase de la Copa Libertadores. En la vecina San Carlos está el club Atenas, que fue adquirido por una sociedad anónima que llegó a poner al exdelantero de la selección uruguaya y exManchester United Diego Forlán como director técnico.
Pero Forlán duró un semestre y dejó a Atenas envuelto en una pelea con el grupo inversor. Tras dos años de intentos fallidos por ascender de categoría, la sociedad abandonó el club que ahora busca inversores para poder permanecer en el fútbol uruguayo, donde la mitad de los equipos son SAD. Al norte, en México, la mayoría de los equipos son propiedad de empresarios particulares o de grupos de inversores. Desde 2024, el América y el Estadio Azteca cotizan en la Bolsa de Valores mexicana como cualquier otra empresa.
Socios en el buffet de la sede Boedo del club argentino San Lorenzo en Buenos Aires, el 24 de octubre de 2024. Foto: AFP
Valores sociales
El argentino Gabriel Nicosia recuerda que hace 40 años paseaba con su madre frente al club San Lorenzo, que aún frecuenta para ejercitarse y charlar con los del barrio. Ahora teme que si la institución se vende a una empresa como lo promueve el presidente del país, Javier Milei, esa vida comunitaria desaparezca. El debate sobre la incorporación de las sociedades anónimas deportivas (SAD) al fútbol argentino saca chispas entre el gobierno y la mayoría de los clubes, cuyos dirigentes y socios suelen oponerse a la idea.
“Me acuerdo de ir de la mano con mi vieja (madre) y pasar por el club, de caminar por abajo de las tribunas, todas de madera”, rememoró Nicosia, fanático de San Lorenzo “desde siempre”. En la sala de musculación, el contador de 50 años saluda a otros socios que, como él, juegan fútbol, básquet o planifican una kermese mientras los niños practican danza, natación o artes marciales. Muchos padres esperan en la cafetería, decorada con banderas que evocan títulos internacionales y jugadores de la selección de fútbol.
Pero si este club, del que también el papa Francisco es hincha, se convierte en empresa, “podrían cambiar muchas cosas y perderse los valores sociales”, cuenta a la AFP Nicosia, en la sede del barrio de Boedo, en Buenos Aires. En Argentina, los equipos que compiten en fútbol profesional son asociaciones civiles sin fines de lucro controladas por los socios, que pagan una cuota mensual y tienen derechos políticos. Brindan “contención y posibilidades” sociales, como las 300 becas para que jóvenes del barrio marginal vecino disfruten de la piscina, explicó a AFP Martín Cigna, director de San Lorenzo.
Los becados se preparan a un paso de donde entrenan los jugadores del equipo de fútbol profesional, varios de ellos millonarios. A diferencia de otros países de la región, como Brasil, donde los clubes están menos vinculados a las comunidades, en Argentina estas pequeñas entidades, como el humilde Parque en Buenos Aires, proveen de juveniles que luego serán grandes futbolistas a equipos de primera categoría. Este club barrial trabajó con Argentinos Juniors, donde debutó Diego Maradona, y formó a otros campeones del mundo como Sergio Batista y Alexis Mac Allister, o internacionales como el ex Manchester United y Manchester City Carlos Tévez.
Un profesor de natación enseña a los niños en la piscina del estadio Boedo del club argentino San Lorenzo en Buenos Aires, el 24 de octubre de 2024. Foto: AFP
Vieja discusión
En su estatuto, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no permite que un club deportivo con otra forma jurídica, como las SAD, compita en sus ligas. Las SAD pondrían en riesgo actividades que no sean fútbol profesional, ya que “aquello que no da ganancia se va a cerrar, esa es la lógica comercial”, explicó a la AFP Verónica Moreira, especialista en estudios sociales del deporte. La discusión ganó espacio antes de las elecciones que consagraron presidente de Argentina a Milei el año pasado.
“¿A quién carajo le importa quién es el dueño si ganás (...) cinco a cero y sos campeón del mundo? ¿O preferís seguir en esta miseria que tenemos, cada vez, de fútbol de peor calidad?”, había dicho el entonces candidato semanas antes de ser electo en noviembre. En dos decretos, su gobierno intentó forzar a la AFA a aceptar la posibilidad de que los clubes sean manejados por SAD, lo cual fue repudiado por la comunidad futbolística y detenido en la justicia. “No es para nuestro modelo de fútbol”, replicó en agosto el presidente de la AFA, Claudio Tapia, bajo cuya gestión Argentina obtuvo el Mundial de Catar-2022 y dos veces la Copa América, en 2021 y 2024.
Según Moreira, “en las asociaciones civiles lo que se gana se reinvierte en el club”, mientras que un privado “que invierte el dinero, después se quiere llevar esa ganancia”. Pero quienes defienden las SAD no lo ven así. “Esto es a favor de los clubes. Estamos convencidos de que puede ser el camino”, dijo al canal local TN el secretario de Turismo y Deporte, Daniel Scioli. “¿No estaría bueno que se puedan mejorar las instalaciones?”. Antes de Milei hubo intentos de permitirlas: a fines de la década de 1990 y durante el gobierno del derechista Mauricio Macri (2015-2019).
Deficitarios
Algunos dirigentes de clubes son favorables al ingreso de capitales privados, como el presidente del centenario Estudiantes de la Plata, el exManchester United Juan Sebastián Verón, quien afirmó que se prepara “para otro tipo de apertura”. Pero la mayoría se opone, como Cigna, quien explicó que San Lorenzo además de lo deportivo, también facilita asistencia social para la compra de anteojos o plantillas para pies. “Este año vamos a terminar con un déficit de cerca de un millón de dólares y eso se solventa con el resto de los ingresos que tiene el club, mayoritariamente del fútbol profesional. Con las cuotas sociales no alcanza”, señaló el dirigente.
Al otro lado del río Matanza-Riachuelo que divide Buenos Aires de la provincia homónima está el competitivo club Lanús, que cobija más de 30 disciplinas entre deportivas y artísticas, escuelas primaria y secundaria. Sus más de 25.000 socios practican actividades que “serían deficitarias” sin el dinero del fútbol, explicó a la AFP su presidente, Luis Chebel. El directivo también está en contra de la incorporación de las SAD porque los fondos necesarios para mantener esa dinámica “se los llevarían los que ponen el dinero”.
Ariel Báez es también vicepresidente de la Asociación Paraguaya de Asadores, y dijo al respecto que uno de los objetivos de este gremio es dar a conocer afuera la calidad de la carne paraguaya. Foto: Gentileza
Asado Báez, más que un buen corte, una gran experiencia de sabor
Compartir en redes
Se iniciaron en el año 2015 con la intención de cubrir mínimas demandas como un pequeño emprendimiento, sin apuntar a grandes eventos. Vendían asados todos los domingos. Fue con una actividad especial que comenzaron a diversificarse los servicios, y así nació Asado Báez.
Ariel Báez, propietario de la empresa, explicó a La Nación/Nación Media que empezaron a ofrecer un servicio solo de parrilla, qué el iba a los eventos y como luego evolucionó el rubro y comenzó la demanda, aumentaron el paquete de servicio donde ellos mismos llevaban la carne, la ensalada, sopa, mandioca y otras guarniciones.
“Hoy en día Asado Báez ya ofrece una amplia gama de servicios de acuerdo a lo que el cliente necesite, que va desde el servicio de parrilla, hasta alquileres, bebidas, postres, es un paquete gastronómico”, manifestó Ariel Báez a La Nación.
Sobre cómo se posicionan en el mercado, dijo que ellos se mantienen en la preferencia de los consumidores porque ofrecen valor agregado como el buen trato a los clientes, y que buscan llenar las expectativas que tienen ellos en cada evento.
Ariel Báez expresó que ellos se mantienen en la preferencia de los consumidores porque ofrecen valor agregado como el buen trato a los clientes, y que buscan llenar las expectativas que tienen ellos en cada evento. Foto: Gentileza
“Vamos evolucionando año tras año, ayudándole al cliente con los eventos. Entonces, uno está acostumbrado a buscar un servicio de diferentes lugares para cuando haya una actividad especial. Nosotros lo que hacemos es concentrarnos en un solo lugar y abarcar toda la variedad de opciones que tenemos. Entonces, el cliente se concentra en un solo lugar con nosotros. Damos buen trato, atención y sobre todo, somos perseverantes”, expresó.
Ante la cercanía de fechas especiales como las fiestas de Fin de Año y cierre de año en las empresas, comentó que están agendado fechas y que todos los interesados pueden contactar a la marca a través de las redes sociales “Asado Báez” y al número 0991 396-829. Resaltó que cubren demandas en gran parte del país y que se adecuan al bolsillo de los clientes.
Ariel Báez es también vicepresidente de la Asociación Paraguaya de Asadores, y dijo al respecto que uno de los objetivos de este gremio es dar a conocer afuera la calidad de la carne paraguaya. Recordó que hace poco participaron en el Mundial del Asado en Uruguay y que dejaron en alto la producción cárnica paraguaya.
“Actualmente somos más de treinta asesores profesionales. Entonces, el trabajo en equipo también que realizamos dentro de la asociación es importante para el asado paraguayo. Va creciendo el gastrónomo asadero paraguayo hoy día”, afirmó.
El fabricante original del táper se declara en quiebra
Compartir en redes
El fabricante estadounidense de los famosos recipientes de plástico Tupperware pidió la protección de la ley de Quiebras en Estados Unidos, en medio de problemas financieros de larga data y una caída de popularidad de sus legendarios productos. “Desde hace varios años, la situación financiera de la empresa se vio duramente afectada por un entorno macroeconómico difícil”, afirmó Laurie Ann Goldman, la presidenta de la firma que se acogió a la protección del capítulo 11 de la ley de Quiebras de Estados Unidos.
Este mecanismo le permite a una empresa continuar funcionando mientras trata de recuperarse. “Hemos explorado varias opciones estratégicas y hemos estimado” que recurrir a esta ley era “la mejor salida”, explicó la ejecutiva. Esta posibilidad circulaba en la prensa desde hace algunas semanas. La cotización de las acciones del célebre fabricante de recipientes de plástico fue suspendida el martes pasado en Wall Street, luego de que la agencia Bloomberg informara de una posible quiebra. El lunes, las acciones de Tupperware perdieron 57,51 % en una sola jornada.
A mediados de agosto, el grupo explicó que seguía “enfrentando problemas de liquidez importantes” y tenía “dudas sobre su capacidad de continuar con su actividad”. Tupperware lidia desde hace años con una deuda de varios cientos de millones de dólares y ya reestructuró una vez su pasivo, en 2020. Desde 2022, el grupo no publica sus cuentas. En ese año, su facturación cayó a 1.300 millones de dólares, 42 % menos que cinco años antes. En los documentos presentados delante del tribunal de quiebras del estado de Delaware (este) el martes, Tupperware evaluó sus activos entre 500 millones y 1.000 millones de dólares.
Pero su pasivo se ubica entre 1.000 y 10.000 millones de dólares repartidos entre 50.000 y 100.000 acreedores. Al concluir varios acuerdos sobre su deuda en los últimos años, “Tupperware obtuvo algo de tiempo y oxígeno. Lamentablemente, ese tiempo se agotó y la empresa no está en posición de continuar”, destacó Neil Saunders, director de GlobalData.
Creada en 1946, Tupperware se convirtió en un éxito total en Estados Unidos y en muchos otros países gracias a la eficacia de su red de representantes. Aunque al principio estos recipientes de plástico para los alimentos se vendían en los comercios, la empresa lanzó luego una serie de “reuniones Tupperware” a domicilio, entre un representante del grupo y posibles compradores, frecuentemente vecinos.
Tupperware se vio afectado por el comercio en línea, la entrega de comida a domicilio y los recipientes de plástico de un solo uso. También es víctima de la decisión de algunos consumidores de buscar soluciones más amigables con el medioambiente. La empresa intentó adaptarse a los cambios del modelo de consumo y desarrolló las ventas online, así como acuerdos de distribución con tiendas. Pero no logró contener la debacle. “Es difícil imaginar cómo esta marca podría volver a sus días de gloria”, reflexionó Saunders. En 2017, la firma creada por Earl Tupper tenía más de tres millones de representantes en el mundo.