El próximo gobierno a asumir en el 2023 debe tener como uno de sus objetivos primarios llevar adelante reformas estructurales.
Tenemos un Estado obsoleto y desfasado en el tiempo, que amerita una revisión a fondo a fin de “aggiornar” a lo que exige el siglo XXI a todas nuestras instituciones.
Si bien desde el punto de vista macroeconómico seguimos relativamente bien comparado con otros países de la región, no obstante, tenemos que ser cautos, pues nuestro problema primario radica en que nuestra microeconomía, a pesar de ciertos atisbos de movimientos positivos en algunos sectores, otros segmentos de negocios “siguen sin despegar”, lo cual se observa en el ritmo de evolución de empresas que operan en varios rubros a nivel país y que fueron “golpeadas” económica y financieramente por la pandemia sanitaria.
Para ser competitivos no es suficiente solo contar con una buena infraestructura, sino con capital humano que demuestren idoneidad, experiencia, capacidad, y comprobada meritocracia, conocimientos técnicos, preparación académica y sobre todo mucho talento, además de capacidad innovativa y creativa.
El estudio global de competitividad realizado cada año se basamenta en 12 pilares estratégicos, siendo entre ellos los más importantes las obras de infraestructura, calidad educativa a nivel primario, medio y superior, eficiencia del mercado laboral, avances tecnológicos, e innovación...
Se debe poner especial énfasis en lo que atañe a investigación y desarrollo, pues hasta ahora lo que se invierte a nivel país vs el PIB en este rubro es ínfimo, y bien sabemos que se constituye en uno de los principales pilares del crecimiento/desarrollo económico de cualquier país.
Organismos internacionales señalaron que se observa un mejoramiento y expansión geográfica de la calidad de nuestra infraestructura. Dado que no contamos con recursos genuinos para financiarlos con ingresos generados por el fisco nos siguen obligando a recurrir a fuentes externas (sean vía emisión de bonos soberanos y/o de organismos financieros multilaterales), preocupando a nuestra gente pues el nivel global de deuda externa actual es elevado, tornando que nuestro déficit fiscal se mantenga por encima de lo establecido en la Ley de Responsabilidad.
A diario vemos, leemos y escuchamos que mucha gente exige del Estado incrementar sus niveles de inversiones, lo cual implica tener suficientes recursos económicos, y que no los disponemos por lo que no resta otra que seguir recurriendo a financiaciones de mediano y largo plazo, ya sean en el exterior y/o dentro del mercado doméstico (aunque este último en menor proporción), dado que lo que el fisco recauda sigue yendo hasta ahora a la cobertura de gastos rígidos en más del 70% (pago de salarios y otros beneficios a los servidores públicos de los 3 poderes del Estado).
La calidad de nuestra salud pública sigue siendo deficitaria debido a la limitación de recursos financieros destinados para este propósito dentro del PGN.
Lo mismo ocurre con nuestra calidad educativa a nivel primario, medio y superior, la que en función a las últimas evaluaciones realizadas deja mucho que desear por lo que hasta ahora al menos es muy limitado lo que se puede esperar dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Nuestro mercado laboral es aún ineficiente, dada la alta informalidad que se observa en muchos segmentos de negocios, donde miles de funcionarios tan siquiera pueden acceder al salario mínimo legal con una “economía subterránea”, que mueve al año miles de millones de dólares sin aportar nada al fisco.
El sector financiero es uno de los pocos que se salva de las críticas, pues ha venido observando en los últimos años un importante progreso a través de la oferta cada vez más variada de productos y servicios crediticios y no crediticios y un deseo tangible de reinventarse día a día, lo cual es positivo y resaltable.
La sofisticación en materia de negocios ha mejorado, lo cual se patentiza a través de la buena ubicación que tenemos en el comercio exterior de granos y de carne bovina y ahora también con un buen futuro para nuestra industria avícola, que a mediano plazo podría convertirse en la tercera fuerza exportadora a nivel país junto a la porcina.
Está en manos del próximo gobierno poder revertir todas estas anomalías, dentro de un mundo globalizado y mercados que se tornan cada vez más exigentes y competitivos.
Carlos Peris: “Todo proyecto de gobierno necesita sociólogos”
Compartir en redes
Jimmi Peralta
Fotos: Archivo
El Dr. Carlos Peris, en conversación con La Nación, aborda una breve reseña de la historia de la sociología en Paraguay, su situación actual y su proyección. En ese marco, plantea una puesta en valor práctico de esta especialidad de las ciencias humanas, que en el contexto de urgencias para el desarrollo productivo nacional nuevamente corre el riesgo de ser postergada en su desarrollo.
Entre otras tantas cosas, desarrollo de la ciencia sin dudas replica con retraso en Paraguay, algo propio del país cuyas causas pueden ser imputadas a sus condiciones geográficas, económicas, migratorias, políticas, culturales y otras tantas más. En los últimos vagones de ese aletargado tren del conocimiento sistemático y verificable, se encuentran aquellas disciplinas que suelen nombrarse de manera general como humanidades.
Ahí, en ese puñado de ramas académicas resiste la sociología, con todavía una novel facultad en la Universidad Nacional de Asunción, y luego de transitar muchas décadas de menoscabo o cajonear por cuestiones políticas a los libros de Comte, Marx, Durkheim, Weber y otros.
El Dr. Carlos Peris, en conversación con La Nación, aborda una breve reseña de la historia de la sociología en Paraguay, su situación actual y su proyección. En ese marco, plantea una puesta en valor práctico de esta especialidad de las ciencias humanas, que en el contexto de urgencias para el desarrollo productivo nacional nuevamente corre el riesgo de ser postergada en su desarrollo.
–¿Cuáles son los orígenes de la Sociología en Paraguay?
–La Sociología en Paraguay empezó a principios del siglo XX de manera muy lenta y secundaria, surgiendo como una materia más dentro de la formación en Derecho. El desarrollo científico del país era muy incipiente, el acceso universitario restringido y la oferta académica se limitaba principalmente a ciencias jurídicas y de la salud, solo en la Universidad Nacional (hoy Universidad Nacional de Asunción).
Dr. Carlos Peris, sociólogo
–¿Existía por entonces alguna inclinación hacía algún marco teórico?
–Los primeros “manuales de Sociología” fueron elaborados por los profesores que llevaron la cátedra, cronológicamente: Cecilio Báez, Ignacio A. Pane y Justo Pastor Prieto. Estos manuales eran positivistas y entendían a la sociedad como un todo orgánico, siguiendo los lineamientos de Auguste Comte y la escuela francesa. Esta orientación teórica se explica porque la sociedad paraguaya de aquella época estaba muy influenciada por las ideas liberales, fruto de la influencia extranjera que entró luego de la guerra contra la Triple Alianza. En sentido estricto, no se puede hablar de una disciplina científica consolidada en esa etapa. El primer texto propiamente sociológico fue “Migraciones”, de Eligio Ayala, publicado en 1941, aunque escrito en Berna en 1915.
–¿Hasta cuándo se limitó la Sociología solo como una cátedra?
–En la década de 1960 se intentó abrir la carrera de Ciencias Sociales en la Universidad Nacional, pero quedó únicamente en los papeles. Una ciencia crítica como la sociología no era conveniente para el estronismo. Un hito fundamental se estableció en 1964, cuando se fundó el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, cuyo principal responsable fue Domingo Rivarola. Ahí sí ya podemos hablar de una disciplina no académica, pero científica, que se materializaba en trabajos, libros y una revista en los cuales se debatían cuestiones sociológicas. Lo rural, los procesos migratorios y la estructura social eran los principales temas de investigación. Recién en 1972 se fundó la carrera de Sociología en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Sin embargo, esta iniciativa se vio truncada en la década de 1980 cuando la carrera se cerró con la excusa de que se iba a abrir un centro de investigación sociológico. Nunca pasó, y así el intento de una sociología académica volvió a morir. Lo positivo de esta época fue la consolidación de un grupo de personas que ejercían sociología, entre los que se puede citar a Domingo Rivarola, Ramón Fogel, Luis A. Galeano y Tomás Palau como los principales exponentes.
–¿Y qué ocurre con la sociología en el país después de la dictadura?
–La transición democrática marcó un momento de renacimiento para la Sociología paraguaya. En la década de los 90 vuelve la Sociología a la Universidad Católica y, finalmente, en la década de los 2000 se abre la carrera de Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Asunción, concretando así una aspiración que había quedado trunca, décadas atrás. Este resurgimiento respondía a una necesidad urgente: una sociedad que necesitaba más que nunca entenderse a sí misma debido a las profundas transformaciones que estaba experimentando. La democratización, los cambios económicos, los nuevos movimientos sociales y la apertura internacional requerían herramientas analíticas que solo las ciencias sociales podían proporcionar.
–¿Qué otras temáticas de estudio surgen en ese contexto?
–Los temas de investigación sociológica se fueron diversificando considerablemente, alejándose de la concentración casi exclusiva en lo rural que caracterizó las primeras décadas. La agenda sociológica se expandió para abordar las nuevas realidades del país: procesos de urbanización acelerada, transformaciones en el mundo del trabajo, políticas públicas, movimientos sociales, género, juventudes, y fenómenos emergentes como la migración internacional.
–¿Se puede afirmar que en la actualidad la sociología en Paraguay está consolidada en su desarrollo?
–Sí, definitivamente existe una consolidación, aunque todavía con limitaciones importantes. La carrera de Sociología sigue funcionando en la Universidad Católica y, algo más significativo, se desarrolla en la Universidad Nacional de Asunción dentro de la Facultad de Ciencias Sociales. Que esté en una universidad pública con autonomía es algo que la eleva y la consolida significativamente.
También existen gremios profesionales activos. La Sociedad Paraguaya de Sociología, que tengo el honor de presidir, se formalizó el pasado 21 de julio de 2025 mediante el decreto presidencial n.° 4224. Está activa desde el año 2020, ha publicado más de 5 libros, realizó talleres de capacitación a la comunidad profesional y público en general, y pertenece a la Asociación Internacional de Sociología. Además, fue partícipe en la Cámara de Senadores, junto con el otro gremio, de establecer el Día del Sociólogo/a el 30 de enero, en honor a la cátedra de sociología de Cecilio Báez.
–A pesar de sus vaivenes en este siglo, este es un gremio afín a las publicaciones.
–Las revistas emblemáticas siguen activas: la Revista Paraguaya de Sociología y Estudios Paraguayos mantienen vivo el debate académico. Los profesionales continúan formándose: muchos han obtenido doctorados de prestigio y llevan adelante investigación social de punta en el país. Hoy el quehacer sociológico abarca todos los tópicos de la cuestión social: ruralidad, educación, trabajo, desarrollo urbano, políticas sociales, violencia, desigualdades, medioambiente e ilegalismos, reflejando tanto la maduración de la disciplina como la complejización de la sociedad paraguaya contemporánea.
–¿Cuáles son los principales desafíos actuales que enfrenta la sociología paraguaya?
–El principal desafío es la falta de recursos para la investigación. Aquí, sin lugar a dudas, emerge el Conacyt, una institución que, a mi criterio, requiere una mirada más hacia las ciencias sociales. Aún hay muchas autoridades y científicos que menosprecian las ciencias sociales en su conjunto; esta es una triste realidad.
Por otro lado, me gustaría resaltar el papel de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA, que es el lugar por excelencia donde el Estado debe brindar un apoyo sostenido para desarrollar las líneas de investigación sociológicas. La institución ha demostrado su liderazgo en la formación de sociólogos y sociólogas, y el futuro de la disciplina, en gran medida, está ahí. Con respecto a los gremios, creo que enfrentamos el desafío de hacer visible la producción sociológica paraguaya. Tenemos investigadores de calidad, pero sus trabajos circulan poco debido a la falta de recursos para publicaciones y difusión académica. Hay que instalar en el conjunto social la comprensión de por qué se necesitan profesionales de Sociología y por qué es una disciplina fundamental para el desarrollo del país.
–Y del futuro, ¿qué nos podría decir?
–El futuro de la sociología paraguaya debe pasar necesariamente por el fortalecimiento de la universidad pública. La Sociología debe seguir viva en la Universidad Católica, incluso por la propia cuestión social que busca la Iglesia paraguaya, pero es en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA donde debe concentrarse el mayor esfuerzo de desarrollo.
Es fundamental que el Estado comprenda que al Paraguay le conviene desarrollar sociólogos y sociólogas, porque solo así se podrá pensar en un desarrollo sostenible y más justo. Hoy se habla mucho de que el Paraguay necesita más ingenieros, pero ¿de qué sirve la tecnología sin perspectiva social? La tecnología sin comprensión sociológica es, de hecho, causante de grandes desigualdades y desequilibrios.
–¿Y cómo se da ese aporte desde la academia?
–Todo proyecto de gobierno necesita sociólogos que ayuden a entender las intervenciones sociales. Las políticas públicas, los programas de desarrollo, la planificación urbana, la educación, la salud pública, todos estos ámbitos requieren una comprensión profunda de las dinámicas sociales para ser efectivos.
Necesitamos una política de Estado que invierta en investigación social, que cree programas de doctorado, que fortalezca las bibliotecas especializadas y que entienda que la sociología es una carrera fundamental para el desarrollo nacional. Es un mito que no existe salida laboral: cada vez se necesitan más profesionales capaces de analizar, interpretar y proponer soluciones a los complejos desafíos sociales del Paraguay contemporáneo.
El futuro de la sociología paraguaya pasa por una obligación política responsable de apoyar la investigación social dentro de la universidad pública y por su consolidación como herramienta indispensable para construir un país más equitativo y consciente de sus realidades.
Reforma del transporte plantea vías para garantizar el servicio
Compartir en redes
El proyecto de ley de reforma del transporte público presentado por el Poder Ejecutivo contempla diversas modalidades para operar el sistema, de modo que el Estado pueda acudir a la alternativa más adecuada según la necesidad. Así lo explicó el viceministro de Transporte, Emiliano Fernández, al detallar el contenido del documento.
“La ley nos da herramientas para que el Estado pueda llevar adelante la política pública de movilidad para el ciudadano”, señaló Fernández. Agregó que el proyecto establece un modelo basado principalmente en concesiones mediante licitación pública, donde empresas privadas traen sus propios buses y operan el servicio.
ADQUISICIÓN DE FLOTA
Sin embargo, también se prevé la posibilidad de que el Estado pueda adquirir flota, proveerla o incluso operar directamente el servicio, en caso de que no existan oferentes o que se requiera garantizar su funcionamiento. “Lo que hicimos con esto es abrir la ventana de posibilidades para que el Estado pueda tomar las decisiones que mejor sean para el ciudadano”, afirmó el viceministro.
Al mismo tiempo, destacó que el transporte público es un derecho fundamental y un servicio imprescindible, cuya prestación debe estar asegurada por el Estado bajo cualquier escenario. Actualmente, ya se aplica uno de estos mecanismos con la incorporación de buses eléctricos donados por la República de China (Taiwán), cuya flota pertenece al Estado, pero es utilizada por operadores privados mediante licitación.
“El Estado debe tener habilidades jurídicas para hacer estas cosas, por eso la ley prevé distintas maneras de prestar el servicio”, insistió Fernández ante la 650 AM. Durante la presentación del proyecto, el presidente Santiago Peña pidió al Congreso celeridad en el tratamiento de la iniciativa.
“Es un gran paso haber presentado una ley tan necesaria y con tanto impacto, que puede mejorar la vida de las personas”, expresó el viceministro
Gran Hospital del Sur marca un antes y un después para la salud en Itapúa, afirman
Compartir en redes
La habilitación del Gran Hospital del Sur en Encarnación representa “un sueño largamente anhelado” para los itapuenses y marcará un hito en la atención sanitaria de la región, destacó el concejal municipal Andrés Morel, en comunicación con La Nación/Nación Media.
“Argentina nos aguantó por décadas y hoy van a descansar de paraguayos que usaban el sistema de salud, que cada vez también se hacía más difícil para los compatriotas porque ellos están desalentando el uso de su sistema de salud para los extranjeros. Esto llega justo a tiempo a salvar muchas vidas, vamos a tener un antes y un después en esta zona del país”, afirmó.
La obra que fue habilitada ayer viernes por el presidente Santiago Peña, es considerada fundamental tanto por su impacto en el sistema de salud como por su potencial para dinamizar el desarrollo urbano e inmobiliario de la capital departamental.
Morel recordó que la intención de contar con un hospital regional en Itapúa data de 1936, y lamentó que hasta hoy el mismo centro médico de entonces, con serias limitaciones, haya seguido operando.
El concejal Andrés Morel celebró habilitación de Gran Hospital del Sur. Foto: Gentileza
“La salud en Itapúa estuvo postergada por décadas”, afirmó y remarcó que durante mucho tiempo los pobladores debían recurrir a hospitales argentinos para recibir atención, una situación cada vez más insostenible por restricciones en el vecino país y por lo que significa tener que trasladarse con un paciente enfermo.
El edil valoró que el nuevo hospital impulsa la transformación urbana de Encarnación. “Lo que ayer era el patio trasero de la ciudad, hoy se convierte en la fachada”, expresó, resaltando que unas 5.000 personas interactuarán diariamente en el área del hospital. Indicó que ya se están planificando normativas urbanísticas para acompañar ese crecimiento de forma ordenada y con la infraestructura vial correspondiente.
El concejal también elogió la calidad constructiva de la obra, destacando el uso de materiales de primera calidad y su diseño modular, que permite adaptar el hospital a las innovaciones tecnológicas en biomedicina. “No se hizo una obra precaria ni económica; esta es una infraestructura que está a la altura de lo que necesitamos”, puntualizó.
Morel apoyó la política del Gobierno de construir hospitales similares en otras cabeceras departamentales. “Una población enferma no puede ser productiva ni generar desarrollo. Por primera vez se hacen este tipo de inversiones en las regiones, y eso debe replicarse en todo el país”, sostuvo.
La construcción y el consumo son los sectores que lideran los índices de morosidad en el sistema financiero con el 4 % y 5,12 %, respectivamente. Foto: Gentileza
Deuda del sector público con constructoras asciende a USD 150 millones
Compartir en redes
El presidente de la Cámara Paraguaya de la Industria de la Construcción (Capaco), ingeniero José Luis Heisecke, precisó que la deuda del sector público (generada por la exadministración) es de USD 100 millones, pero que la deuda total con intereses incluidos asciende a USD 150 millones.
Esta suma condice con el informe de Indicadores Financieros del Banco Central del Paraguay (BCP) que precisa que la construcción y el consumo son los sectores que lideran los índices de morosidad en el sistema financiero con el 4 % y 5,12 %, respectivamente.
Vale recordar que el gobierno de Santiago Peña saldó una deuda heredada del gobierno de Mario Abdo Benítez de USD 350 millones con las empresas constructoras. Ese atraso produjo una deuda de USD 100 millones en concepto de intereses.
Desde Capaco explican que durante la pandemia este rubro fue fundamental para que la economía no parara demasiado y que se siguiera trabajando. A ello, suman que invirtieron un capital propio que quitaron del sector financiero para poder concluir con muchas obras, y que tales obras hoy están generando riqueza, uniendo ciudades, ríos y puentes, haciendo crecer el producto interno bruto (PIB).
Pagos
Respecto a cuál sería el trato que mantienen con las autoridades, el titular de Capaco explicó que hablan constantemente con el gobierno sobre esta deuda y que existe una posibilidad de que estos intereses sean saldados antes de que termine el 2025.
Acerca de cuáles obras son las que están certificadas y asumidas con compromiso de pago, el expresidente de Capaco, Guillermo Más Duarte, dijo a GEN/Nación Media, meses atrás, que el sector asumió un compromiso de continuar con las obras y que ellas pudieron concluirse con capital del sector financiero. “Eso es lo que nosotros asumimos y es lo que está en los contratos. De hecho, todo esto está en la ley 2.051 (Contrataciones Públicas)”, dijo.