- Por el Hermano Mariosvaldo Florentino
- Capuchino
El tiempo del Adviento es marcadamente un tiempo de preparación para recibir al Señor que viene. Existen tres venidas de Cristo. La primera fue como un niñito en la Gruta de Belén, es el misterio de la encarnación, la última será al final de los tiempos, como el Señor de la historia, pero existe también su venida de cada día, en los hermanos necesitados, en la comunidad cristiana, en su Palabra, en los sacramentos. En este sentido el mensaje de Juan Bautista, que sirvió para preparar a las personas a acoger la presencia de Jesús, nos sirve también para colocarnos en el mismo clima de apertura y conversión, necesarios para poder reconocer a Jesús, que viene cada día y que vendrá en el ultimo día.
Juan insiste sobre el tema de la conversión, y nosotros algunas veces ya meditamos sobre este argumento, pero como nuestra vida es dinámica y a cada día se nos presentan nuevas situaciones, haciéndonos descubrir nuevas tentaciones, este es un tema siempre actual y exigente.
Convertirse es cambiar profundamente. Es tomar otra dirección. Es ver con otros ojos. Es juzgar con otros criterios. Es aprender a amar con todo el corazón... Pero, en general esto sucede en un proceso lento y fatigoso, pues es casi imposible hacerlo de golpe. Perseverar en el camino de la conversión exige tener un espíritu decidido, un firme deseo y una atención constante a los detalles.
Indudablemente la conversión no puede ser un juego de palabras, y mucho menos solamente una buena intención. Ella parte de lo profundo de nuestras vidas, pero llega hasta las realidades más concretas y cotidianas. Por eso, nos dice Juan Bautista: “Muestren frutos dignos de conversión”.
Es interesante que él no solamente nos dice que debemos producir frutos, además que estos frutos deben ser dignos. Sin dudas, estos frutos no pueden ser la maldad, el egoísmo, el rencor, la injusticia... pero no basta eliminar el mal de nuestras vidas, es necesario producir frutos dignos.
Son muchos los que piensan que ser cristianos es simplemente no hacer el mal. Es muy común escuchar a algunas personas que dicen: “Yo no mato, no robo, no cometo adulterio...” creyendo que ya es suficiente para ser cristiano. Claro que evitar estas cosas es bueno, pero hasta una persona con el uso tan solo de la razón, puede descubrir esto, sin necesitar de la fe. Cuando uno se encuentra verdaderamente con Jesús, descubre que ser cristiano es mucho más que esto. Descubre que, no basta evitar el mal, es necesario promover el bien. No basta ser un bautizado, creerse un hijo de Abraham, es necesario vivir en Cristo.
“Muestren frutos dignos de conversión”. ¿Cómo puedo mostrar a los demás que realmente yo soy cristiano? A parte de las cosas que ya hago, ¿qué nueva actitud yo puedo asumir a partir de este Adviento y que revelará mi firme decisión de dar un paso adelante en dirección a Cristo?
Tal vez el propio Juan Bautista nos pueda sugerir un fruto digno de conversión.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te de la paz.
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Vivir y no querer morir en el tiempo de la inmortalidad digital
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
La muerte es parte de la realidad real. La inmortalidad digital es una alternativa posible de la realidad virtual. El “no te mueras nunca” es solo un deseo imposible que contiene tan válidas como respetuosas pretensiones afectivas.
“Sin duda la muerte ha inquietado al hombre de todas las épocas. Hoy en día tiende a verse como un dato objetivo, estanco e indiscutible, y como un hecho biológico e individual, (aunque) esta concepción sin duda está fuertemente vinculada con la medicalización y cientifización de la vida –de la salud y la enfermedad– y por ende de la muerte”, escribió muchos años atrás Marisel Hartfiel, catedrática argentina.
Desde esa perspectiva, agregó que “sin embargo, la representación y las actitudes del hombre ante la muerte –costumbres, mitos, creencias, ritos– han sido muy diferentes en distintas épocas y en distintas sociedades (porque) la muerte es mucho más que una cuestión médico-científica y por todas sus implicancias culturales particulares, debe ser entendida como una construcción social e histórica”.
Después de contextualizar su reflexión, se preguntó y preguntó. “¿Cómo ha sido construida la imagen o representación y las actitudes que hoy tenemos frente a la muerte? y ¿bajo qué mecanismo ha sido posible construir esta imagen como natural e inmutable?”.
Para responder se situó en “dos momentos históricos relevantes” como los que a su juicio son “en el siglo XIX (el) momento en que los médicos comienzan a diagnosticar la muerte y, en el siglo XX, con la introducción de la gran tecnología médica; y la puesta en funcionamiento de las unidades de cuidados intensivos (UTI)”.
Hartfield, especializada en salud, sostiene entonces que “esas rupturas instauran una nueva forma de ver y hablar, una nueva concepción, una nueva mirada sobre la cuestión de la muerte”. Y vuelve con los interrogantes que se hace y nos hace. “¿Cómo se vive la muerte de otros ? ¿Qué imagino de mi propia muerte? ¿Qué ritos, qué costumbres, qué gestos, qué palabras, que actitudes esperables se construyen?”.
MIEDO
Dice Antonio Porchia (1886- 1968) que “casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo”. Así se expresa en “Voces”, su único libro, que contiene una colección de aforismos.
Desde que tuvo 15 años vivió en la Argentina junto con su madre y hermanos. Su padre falleció antes que migraran desde su Italiana tal hacia el sur del sur . Supe de él y de su obra cuando en el cuarto año de colegio secundario en el Instituto San Román, en el Bajo Belgrano, mi pueblo natal en Buenos Aires, unos 1.250 kilómetros al sur de mi querida Asunción, la querida profe de Literatura, Antonia Caputo, nos recomendó leerlo.
Un texto sorprendente que aún me sorprende. Con tapa y contratapa blancas, solo la palabra “Voces”, impresa en negro, era la imagen de la portada. Muchos meses lo tuve conmigo. Lo llevaba a todas partes. Con frecuencia consulté y consulto sus aforismos. Casi nunca sus palabras producen en mí el mismo sentido. De allí que descubro a Porchia una y otra vez. Tengo la certeza de que nunca es el mismo y siempre lo es.
“Mis muertos siguen sufriendo el dolor de la vida en mí”. La muerte atrae. Convive. Está siempre. Habita entre los vivos. Los sobrevuela. Y se impone como destino inevitable. Por ello también preocupa y... ocupa.
“Ay... / si un día para mi mal / viene a buscarme la parca. / Empujad al mar mi barca / con un levante otoñal / y dejad que el temporal / desguace sus alas blancas. / Y a mí enterradme sin duelo / entre la playa y el cielo... / En la ladera de un monte, / más alto que el horizonte. / Quiero tener buena vista. / Mi cuerpo será camino, / le daré verde a los pinos / y amarillo a la genista...”, demanda el Nano (Serrat), desde 1971, cuando tenía 28.
HONORES
La muerte, claramente, no es tema de edades. Gambetearla no es una opción posible. Ni don Alfredo di Stéfano (1926- 2014) pudo hacerlo. Un 7 de julio la Saeta Rubia entró al área con el balón dominado, pero no pudo con ella. Lo durmió en el Santiago Bernabéu. La hinchada enmudeció. Algunos estallaron en llantos. También el Camp Nou calló respetuosamente, en Barcelona.
Casualmente en Madrid cuando aquella jornada, le rendí honores cuando desfilé junto con miles ante su féretro. También en el 12 de la Calle de Tehuán. Allí mismo, en Casa Labra, muy cerca de la Puerta del Sol, levantamos una copa en su honor, cuando caía la tarde de aquel día. Resistir no tiene sentido.
Worldometers.info –en las primeras horas del viernes 22 de agosto– reporta que en este año con la Parca ya dejaron la aldea global poco más de 39,9 millones de vivos y vivas. “Ni el sol ni la muerte pueden mirarse fijamente, dijo François de La Rochefoucauld en el siglo XVII”, dijo alguna vez Fernando de Savater.
La muerte atraviesa culturas, religiones y creencias. Aunque sin acordar públicamente en hacerlo, nutridas multitudes procuran ignorarla, negarla o.… como si fuera posible, olvidarla. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo desconocerla u olvidarla cuando sabemos que está allí, a la vuelta de la esquina?
CAMINO
Construir la inmortalidad – como idea, dogma o práctica– es un camino para muchos y muchas que, con múltiples rituales, intentan quitar a la muerte de la cotidianidad hasta que la evidencia empuja y llega el momento de admitir que no se puede con ella. En esos intentos, hasta los más recientes desarrollos tecnológicos son herramientas aptas para lo que aparece como imposible o... como un deseo que, tal vez, atraviesa la historia de la humanidad.
Berretines, inseguridades, cobardías, incertidumbres. “Debemos tener una vida sana con la muerte”, sostiene la filósofa Raquel Fernández Formoso, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España, al colega Sergio Fanjul de diario El País.
“Hay que asignar valores adecuados a las cosas, lo que es efímero, lo que es permanente”, recomienda. Desde su perspectiva, esa actitud permitirá “entender que mi vida forma parte de esta danza que terminará”, que tendrá un final “que no tengo que verlo (como) una carencia o un error de diseño biológico a corregir”.
Siento que, quizás, nos exhorte a vivir también la muerte. ¿Será así? Suena razonable, ante la inevitabilidad. “Todo concluye al fin nada puede escapar / Todo tiene un final, todo termina / Tengo que comprender no es eterna la vida...”, sostiene Ricardo Soule a través de Voz Dei desde 1972.
¿Qué es lo que no se entiende? ¿Qué impide comprender algo tan simple? Tan común como esperable. Hasta el mismísimo Sol –esa estrella increíble– habrá de morir. Coinciden los astrofísicos que se apagará dentro de 4.000 millones de años. También predicen que en la Tierra será difícil la supervivencia mucho antes.
CERTEZA
Y, ante la vista de quien quiera mirar con los ojos bien abiertos, tener la certeza de que nada de aquel fin probable para la ciencia podrá evitarse, si nos atenemos a los senderos por los que nos conducen los líderes y lideresas por estos tiempos que nunca antes en las últimas ocho décadas se acerca tanto al precipicio y baila una especie de danza macabra en el borde.
¡Joder! Es preciso pensarlo, proyectarlo, decirlo e internalizarlo. No es drama ni es tragedia. “Hay que aprender a vivir y a morir”, sostiene Ana Carrasco Conde (45), premio de ensayo Eugenio Trías en noviembre de 2023. Entrevistada por Joseba Elola para diario El País, añade reflexivamente (tal vez esperanzada) que “una vez que aceptamos que vamos a morir, tenemos que hacer una apuesta por vivir una vida que merezca la pena ser vivida (...) hay que aprender a vivir con intensidad cada momento”.
Adhiero. Hartfield, Porchia, Serrat, Soule, Fernández Formoso.... todos y todas en algún momento piensan (y pienso) la muerte. Aunque, tal vez, la nueva longevidad – como da en llamar Diego Bernardini a la prolongación de la vida activa– hace que ya no sea tan común a cuarentonas y cuarentones haber vivido alguna experiencia familiar o personal que las y los acerque a la experiencia de la muerte a través de múltiples ausencias y de la elaboración de los duelos por aquellas y aquellos que partieron.
No. Porque ese momento tan sustancial como inevitable para los vivos y las vivas también por estos tiempos está atravesado por los desarrollos tecnológicos que, desde alguna forma y lugar, potencian mitos y prácticas sociales. Palabras poco extendidas en su uso y aplicación comienzan a ganar espacio y a ser parte del vocabulario cotidiano en algunas sociedades.
MITO
Criogenización es una de ellas. Aunque debo ser preciso, desde el 15 de diciembre de 1966, cuando falleció Walt Disney –el creador de Donald y Mickey, entre tantos comics– el que supongo debe ser un mito urbano planificado y gestionado como tal, asegura que su cuerpo fue congelado a muy baja temperatura para “resucitarlo” cuando la ciencia médica lo posibilite.
Huelga decir que todavía no ha sucedido. Pero, más acá de aquello, tan perdido en el tiempo para casi todos y todas, la idea de descargar los contenidos de la mente humana en algún dispositivo de memoria externa o en la mismísima compu comienza a ganar terreno.
“ Mind uploading ”, ¿viste? También guardar con esos formatos fotos y videos de papá, mamá, hijos, hijas, amigos, amigas, novios, novias, amantes... ¡Todo! La holografía, sumada a la IA (inteligencia artificial), abren las compuertas de la creatividad para crear ilusiones y monetizarlas. El único límite es la ética. De la construcción social de la muerte que didácticamente proponía Hartfield a la coconstrucción de avatares simbólicos para poner fin a la muerte tal y como la conocemos hasta hoy para ponerla a la venta como más vida y eternidad.
Me suena a bulo, a venta de baratijas, a desmesuras, a ilusiones de pacotilla. “Qué poco rato dura la vida eterna / Por el túnel de tus piernas / Entre Córdoba y Maipú…”, canta Joaquín. Me quedo con él. “La imaginación al poder”, como en el Mayo Francés del 68 que no pude ni quise, ni puedo ni quiero siquiera dejar atrás. No me parece aquello –lo nuevo y reciente, mercado en ciernes– una forma atractiva de existir o de no existir.
Se le puede exigir más a la existencia y, por qué no, hasta a la inexistencia. Siento que la vida ya está demasiado comprometida con la tecnología como para dar un paso más hacia el transhumanismo, esa movida cultural e intelectual transnacional que apunta a una transformación de la condición humana a partir de las prácticas sociales resultantes de la interacción entre la humanidad y la tecnología.
POSANTROPOCENTRISMO
Nada nuevo, tampoco. “Poshumanas”, “transhumanas”, “posantropocentrismo”. Fereidoun M. Esfandiary (1930- 2000), creyente, tal vez defraudado prematuramente al fin por la realidad, en la longevidad indefinida, transitó e indagó en aquellas búsquedas. Era el año de 1960. Sesenta años después , no son pocas ni pocos quienes van más allá para vender la ilusión del para siempre y sin que sea necesaria la resurrección.
“¡Papucho no murió... Papucho no murió / No murióoooo…!”, vocean las hinchadas de los negacionistas de la muerte sustentadas en nubes colmadas de Yottabyte (YB). ¿No murió? La reflexión –cercana a la pesadilla– me deja sin aliento en esta fría noche de viernes sin amigos ni amigas junto conmigo en torno de los leños que crepitan. Afuera, en la intemperie, apenas 4 grados y ventoso. Se recomienda el “quédese aquí, junto al fuego”.
Releo El País. Busco una vez más la palabra escrita con las respuestas de Raquel Fernández Formoso. “Qué perdemos, realmente, cuando perdemos un familiar (o a quien fuere)? No pierdes una fotografía, ni un cuerpo”. Luego sobrevuela el duelo para explicar que en ese tiempo “tenemos que comprender qué es eso que hemos perdido”.
Abrumadora y contundente reflexión. Con una muerte “no has perdido información, como se dice desde la inmortalidad digital”. Didácticamente, la catedrática explica: “Un (eventual) chat de inteligencia artificial (con quien sea que haya muerto) no puede sustituir a alguien que se ha ido”.
INMORTALIDAD DIGITAL
Para que quede caro. La muerte es parte de la realidad real. La inmortalidad digital es una alternativa posible de la realidad virtual. El “no te mueras nunca” es solo un deseo imposible que contiene tan válidas como respetuosas pretensiones afectivas. El miedo a la muerte, sentimiento humano y comprensible, es también una de las fases de los temores que genera la incertidumbre de vivir.
La muerte, como una de las dimensiones de la vida, “es el acontecimiento esencial en la aventura humana”, sostiene Martín Heidegger quien, desde su perspectiva existencialista, también la considera como “un misterio (y) el momento de decir adiós a todo, (porque) es el viaje de irás y no volverás”.
Platón –a quien no son pocas ni pocos los que lo categorizan como reverencial discípulo de Sócrates– dicen que tenía la convicción de que morir era abrir una puerta hacia “un mundo ideal”. Con esa mirada analítica sostenía que “la filosofía es la manera correcta para practicar para la muerte” porque es imposible evadir ese momento.
Tal vez, sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) –el “padre” de Sherlock Holmes– y Harry Houdini (1874- 1926), mago e ilusionista, ambos espiritistas practicantes, hoy hubieran sido potenciales consumidores de los productos que aseguran la inmortalidad digital. ¿Por qué no?.
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“Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lograrán”. Lc 13, 24
- Hno. Mariosvaldo Florentino
- Capuchino
Creo que podremos interpretar bien este versículo del evangelio a partir de las experiencias de los atletas. Todos sabemos cuán difícil es que una persona llegue a ser un atleta olímpico.
Necesita una preparación extraordinaria, una dedicación muy intensa y sobre todo saber hacer muchas renuncias. Sin un gran esfuerzo personal, un espíritu decidido y mucha perseverancia es imposible soñar con el podio.
Ciertamente muchos han deseado tener esta oportunidad, pero sin estar realmente dispuestos a sudar lo suficiente, o a cambiar sus hábitos y costumbres, o aun a perseverar hasta con mal tiempo. Podríamos decir, quien quiere ser un buen atleta, debe estar dispuesto a entrar por la puerta angosta. Esta “puerta angosta” son todas las implicancias de su entrenamiento.
Toda su vida estará marcada por este objetivo: horas y horas de practica (estando dispuesto a repetir muchas veces la misma cosa); una dieta alimentaria muy controlada; y renuncias a muchas diversiones (fiestas, bebidas, ciertos viajes...).
Es necesaria una vida muy disciplinada sin dejarse llevar por el “cuando me dé la gana”. No es suficiente tener buena intención, como tampoco se puede dejar para empezar la preparación más tarde.
La vida cristiana en muchos aspectos puede ser comparada a la vida de un atleta. San Pablo ya nos hizo esta comparación (1Cor 9, 25). También nosotros estamos invitados a entrar por la “puerta angosta”. Así como el atleta tiene toda su vida determinada por su objetivo, también el seguimiento de Cristo, tiene implicancias en todos los sectores de la vida.
Es justamente esto que hace al cristianismo, cuando es vivido intensamente, una “puerta angosta”. Para ser un auténtico cristiano no basta haber sido bautizado, o participar de alguna misa como si fuera un acto social.
El camino de Cristo exige también un gran esfuerzo, perseverancia y muchas renuncias. Debemos estar dispuestos a combatir nuestras malas inclinaciones y nuestros pecados. Y esto es muy exigente. Vencernos a nosotros mismos, es la primera gran batalla de nuestra vida espiritual. Necesitamos estar realmente decididos.
Tener un deseo superficial no es suficiente, pues las seducciones de la “puerta ancha” nos harán caer fácilmente. Pero no bastan las renuncias. Es necesario entrenarse con las mismas acciones de Cristo: la oración, la caridad, el perdón, la disponibilidad, la obediencia, la apertura... Quedarse solamente con las renuncias sin buscar la configuración con Cristo es estéril, no es aun cristianismo. Infelizmente hay personas que piensan que basta no cometer pecados, pero ningún atleta será vencedor solamente por dejar de hacer ciertas cosas, él necesita entrenarse.
¿Pero por qué todo este esfuerzo? ¿Por qué buscar la puerta angosta? El atleta intenta superarse y ganar el reconocimiento de los demás, y por esta gloria, él siente que todo su esfuerzo vale la pena. El cristiano al contrario no piensa en la gloria de este mundo, su acción es respuesta al Amor de Dios.
Es la fe que nos enseña que la verdadera felicidad se encuentra pasando a través de la puerta angosta, pues la puerta ancha conduce a la autodestrucción.
Hoy muchos prefieren la buena vida, los placeres, las comodidades y sin percibir están forjándose la propia ruina. Que Dios nos ayude a caminar en su sendero, sin temer a las dificultades.
El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.
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Hoy se despide el calorcito, desde esta noche se anuncian lluvias con descenso de temperatura
De acuerdo al informe emitido por la Dirección de Meteorología e Hidrología, este sábado 2 de agosto la jornada se presentará cálida al amanecer, con temperaturas que varían entre los 19 °C y los 27°C.
Además, durante la tarde, los valores de temperaturas máximas podrían variar entre 29 °C a 37°C. Los vientos se mantendrían del sector norte con intensidad moderada a fuerte, principalmente sobre la región Occidental.
A partir de la noche aumentaría la probabilidad de lluvias con tormentas eléctricas, donde inicialmente afectarían al centro y sur de la región Oriental.
Estas se presentarían de forma generalizada mañana domingo, afectando a ambas regiones del territorio nacional. Además, lo vientos comenzarían a rotar del sector sur y posteriormente un leve descenso en los valores de la temperatura, según el meteorólogo, Juan Gamarra.
¿Cómo estará el tiempo en Asunción?
Hoy en Asunción, el día estará cálido a caluroso, con cielo parcialmente nublado a nublado, vientos moderados del norte, luego variables, lluvias dispersas con ocasionales tormentas eléctricas, al final de la jornada. La temperatura máxima pronosticada es de 32 °C.
Mañana domingo la jornada se presentará cálida a fresca, con cielo mayormente nublado y vientos del sur, lluvias con ocasionales tormentas eléctricas. La máxima llegaría a los 23 °C.
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Un finde con el clima perfecto: mañanas frescas y tardes calurosas
Para hoy, viernes 11, y durante el fin de semana, persistirán condiciones meteorológicas similares, con cielo parcialmente nublado y un leve aumento de la nubosidad sobre el centro y sur del país, según la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH).
Se espera un ambiente fresco en horas de la mañana y cálido a caluroso por la tarde. Las temperaturas mínimas oscilarán entre 13 y 18 °C en todo el territorio nacional, mientras que las máximas se ubicarían entre 24 y 29 °C en la región Oriental, y entre 30 y 32 °C en la región Occidental.
Pronóstico para la primera semana de vacaciones
Según el pronóstico actual, los días lunes 14 y martes 15 continuarían con mañanas frescas, con temperaturas entre 15 y 18 °C, y tardes cálidas a calurosas, con máximas entre 25 y 33 °C en todo el país.
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Para el miércoles 16, se prevé el ingreso de un débil frente frío sobre el territorio nacional, lo que podría favorecer un aumento de la nubosidad, un leve descenso de las temperaturas y un incremento en la probabilidad de lluvias dispersas, especialmente en el extremo sur del país.
El análisis actual presenta una perspectiva detallada sobre las tendencias observadas. Es fundamental considerar las variables dinámicas que influyen en el panorama general. Es importante tener en cuenta que este pronóstico está sujeto a actualizaciones en los próximos días, señaló la Dirección de Meteorología.