- Por Matias Ordeix
- Socios del Club de Ejecutivos
Días pasados un grupo de empresarios paraguayos hemos compartido con colegas de la región una experiencia mágica. Muchos de nosotros quizá hemos visitado los parques de Orlando, con la familia, y sin duda las experiencias han sido inolvidables. Sin embargo, siempre hemos participado en estos viajes multisensoriales en modo turista. Hoy les comentaré el otro lado de la magia.
Un curso de altísimo nivel se llevó a cabo en Walt Disney World, con speakers de primera, tales como Doug Lipp, Jonatan Loidi y Julián “Gaita” González. La verdad mi expectativa al curso era buena. Volver a estudiar en forma intensiva una semana y conocer la calidad del modelo de atención al cliente de una empresa referente a nivel mundial, como Disney , me atraía. Aunque a esta altura de la vida no es fácil sorprenderme, pero lo lograron. Sin duda, la realidad superó ampliamente mi expectativa.
Primeramente, porque he coincidido con pares empresarios que vivimos y compartimos los mismos problemas, hemos atravesado crisis, nos hemos levantado, pero sobre todo compartimos ese sentir común que, capacitándonos, y luego replicando en nuestras empresas, generamos un efecto dominó que se traduce en eficiencia empresarial. Si las empresas mejoran, nuestros colaboradores están más preparados y son más eficientes. Con ello, se logra colaborar con la mejora social y la mejora del país.
Hemos participado en modo observador. O sea, no fuimos a disfrutar la adrenalina (aunque también hubo tiempo para eso), sino a aprender sobre el legado de Walt. ¿Y qué ese el legado en términos empresariales? Es la construcción de un propósito empresarial constituido principalmente por la familia y que se mantiene en el tiempo durante generaciones. Para generar ese propósito debe haber un soñador, tal como lo fue Walt. El propósito de la mágica Disney es “creamos momentos de felicidad”.
Voy a resumir en un par de párrafos, frases y tips empresariales que prontamente replicaré:
“El servicio de atención al cliente no es un área, sino una actitud”. Es decir, todos los colaboradores estén en el departamento que estén deberán tener una vocación de atención al cliente como prioridad.
“No se puede tener un servicio externo excepcional sin un servicio interno excepcional”: tal como me comporto con mi cliente interno, ellos lo harán en forma similar con el cliente externo.
“Los presupuestos aprietan, pero la creatividad es gratis”: deja que tus colaboradores sean creativos, ofréceles tiempo para ello, escucha sus ideas, es posible que puedan sorprenderte con oportunidades de mejora e innovación.
“No tuvimos la culpa, pero es nuestro problema”: una premisa que debe aplicarse a cada empresa altamente eficiente. Quizá no fue mi error personal/profesional, pero sí es un problema de nuestra empresa y, por tanto, debo ser responsable en darle solución.
¡Cuánto precisamos de capacitación y mejor educación en nuestro querido Paraguay! Qué pobre es lastimosamente el nivel educativo de los jóvenes, incluso saliendo de universidades. Si los empresarios no nos comprometemos a mejorar y a apoyar la educación, el ansiado progreso y desarrollo de nuestra tierra será más lento y lejano.