- Por Felipe Goroso S.
- Columnista político.
La negociación entre el Gobierno y la Cetrapam que apunta a levantar el paro patronal de tres días anunciado por el mayor gremio de empresarios del transporte público está siendo cascoteada por sectores de la oposición y los grupos de medios de comunicación propiedad de Zuccolillo y Vierci.
La operación es muy simple y de triple vía: por un lado, se pretende evitar que el Ejecutivo arribe a un acuerdo porque el escenario ideal para los actores mencionados más arriba es el de miles de paraguayos rebuscándose para poder llegar a sus lugares de trabajo. Un par de tapas y el ánimo de afectar la imagen de la actual administración valen más que el sufrimiento de compatriotas. Por otro lado, un eventual escenario de acuerdo se va a presentar como un nuevo y ya gastado caso de “reculada”. Y en una tercera línea y sobre la cual se está haciendo una elaborada ramificación de la operación es la de enmarcar la discusión y debate públicos presentando a los empresarios del transporte como los villanos de la narrativa. Por tanto, cuando se llegue a un acuerdo o el simple hecho de que el Gobierno dialogue con ellos, los titulares de las noticias sean que esta administración no solo dialoga, sino que, además, acuerda con los malos. Es odioso hacer esta aclaración, pero como estamos en Paraguay no queda otra que hacerla: esta no pretende ser una defensa a los empresarios del transporte, para nada. Tienen quienes los defiendan, pero de ahí a “descubrir” que son los malos como si fuera una novedad es de una hipocresía absoluta. Son los mismos de hace más de treinta años, y cuando estos ya no estén, serán sus hijos y los hijos de sus hijos quienes tomen el control del negocio. Así funciona, nos guste o no.
Ahora bien, en el inicio de este proceso se pudo notar cierta disparidad de tonos en la respuesta del Gobierno. Algunos recurrieron a un tono de confrontación con el gremio, otros optaron por una línea de mesura. Hábilmente, los transportistas detectaron esta falla y cabalgaron sobre ella, el escenario de confrontación es el que sirve a sus objetivos. Los gobiernos son electos para solucionar los problemas de la gente, los escenarios de crisis o confrontación pueden ser útiles a los objetivos de las administraciones siempre y cuando permitan plantear alternativas mejores al electorado. De lo contrario, la confrontación por la confrontación misma solo favorece a quienes apuestan con claridad a la división e inestabilidad que complejizan cualquier gestión.
En estos asuntos, el talento y el olfato son más útiles que los fríos datos. Unificar y mantener una línea discursiva contribuyen a darle uniformidad, orden y contundencia a las respuestas, incluso contemplando y dándole un buen uso a los distintos perfiles de jugadores con los que se cuenta en el menú. Es imprescindible saber de antemano cuál es el partido que juega cada grupo de medios para no caer en las provocaciones o tentación de responder cuando se está en medio de una negociación que tiene como objetivo principal el levantamiento del paro que será un enorme perjuicio para la gente y para la economía del país. Si no se tiene una mejor carta que jugar es preferible la prudencia.
Por eso es vital que la cuestión no se agote en el levantamiento del paro. El objetivo final y principal debe ser lo enmarcado por el propio presidente de la República, Santiago Peña, cuando menciona que se está trabajando en una reforma integral del sistema de transporte público, en el camino se verá si es que la Cetrapam se suma o no. Una reforma que haga efectivo el derecho de los ciudadanos de viajar dignamente, con previsibilidad en las frecuencias, en todos los horarios y con un precio del pasaje que la población perciba como proporcional al servicio que recibe. No hay que ir muy lejos, basta mirar otros modelos donde se llevaron a cabo estas reformas y se han dado pasos en ese sentido. De concretarse, será sin duda un hito de gobierno más que podrá apuntarse a la administración de Peña.