No hay inversión sin ahorro previo. El ahorro permite a las personas, las familias y las empresas invertir elevando de ese modo los salarios reales y los ingresos empresariales.

El ahorro privado es la fuente de financiamiento del desarrollo y del crecimiento del producto interno bruto (PIB). Ahora bien, las inversiones privadas provenientes del extranjero provenientes del ahorro privado formados en otros países deben ser complementarios del ahorro y la inversión local.

Paraguay fue haciendo lo correcto mediante finanzas públicas sanas con la estabilidad monetaria y la sostenibilidad fiscal donde, además, en estos últimos meses los recursos provenientes de los impuestos para el gasto corriente se disponen de un modo más eficiente. Esto está bien y es preciso profundizar.

No obstante, el uso de los recursos provenientes de afuera vía endeudamientos y capital privado extranjero invertido en nuestro territorio son importantes; pero, tienen que ser agregados de lo principal, esto es, del ahorro interno local.

En cuanto se refiere a las políticas públicas, si se desea más ingresos de dinero para el Estado entonces el mejor camino consiste en incentivar el ahorro privado. Para ello, el sistema tributario debe ser todavía más sencillo; por ejemplo, derogando el impuesto a la renta personal (IRP) como así también terminando de una vez por todas con el pago obligatorio al Instituto de Previsión Social (IPS).

El cumplimiento de las obligaciones que tiene el Estado para con la ciudadanía no requiere del IRP ni de la coerción estatal para favorecer el sistema actual del IPS. En el caso del primero (IRP) más bien se necesita que no sea parte de nuestro régimen tributario así como también es preciso reducir hasta derogar en un plazo no mayor de tres años el impuesto a la renta empresarial. Y el caso del segundo (tema IPS) las personas y empresas deben decidir donde dirigir su dinero según sus propios criterios.

El dinero no cae de los árboles. El Estado como aparato coercitivo saca a la gente lo que produce y lo hace mediante el uso de la fuerza. El más poderoso incentivo para el crecimiento del país se inicia en el convencimiento por parte de los contribuyentes de que su dinero serán utilizados por el Estado correctamente y con honradez.

Si así se procede, el incentivo será tan fuerte debido a que la gestión del Gobierno es avalada por la ciudadanía, entonces no solo se promoverá el ahorro interno del cual me referí más arriba, sino que se fomentará la iniciativa, la innovación y el gusto por el trabajo. El ahorro interno es la respuesta sobre cómo vamos hacer crecer todavía más la economía.

(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República.

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