El potencial que tiene nuestro país para convertirse en la “suiza de Sudamérica” es tremendo, nos decía el abogado y analista económico Víctor Pavón. Una economía en constante crecimiento, con aumento en el PIB, tecnología en expansión y una mejora en la productividad, etc. El otro componente crucial es la estabilidad política, además de un gobierno estable capaz de atraer inversiones que fomente la confianza de los ciudadanos y las empresas.
Pero, además de estos componentes se necesitan infraestructura de calidad, educación y capacitación, tecnología, bienestar social, fortalecimiento de las instituciones y posicionamiento internacional.
La receta la tenemos y sabemos de memoria lo que debemos hacer. El problema está en que somos incapaces de tener esta mirada positiva, de levantar la cabeza para proyectarnos como nación, porque nos detenemos en nuestras rencillas domésticas que nos tiene anestesiados fomentados por sectores corruptos a quienes les conviene este sistema.
Y cuando hablamos de sectores corruptos no solamente están los administradores de la cosa pública, sino poderes fácticos como el crimen organizado, políticos oportunistas de todos los sectores, empresarios hambrientos y una prensa mediocre.
Aquí van algunos ejemplos de que nosotros mismos nos boicoteamos diariamente por diferentes razones, motivaciones y frustraciones. El gobierno de Peña puso en marcha el más ambicioso programa social de la era democrática Hambre Cero. Ignorando por completo el beneficio del programa y el resultado obtenido en dos semanas, políticos y medios se desgañitan por tumbarlo.
La licitación para el “Data Center” encarado por el Mitic para fortalecer la tecnología y operatividad de las instituciones públicas es objeto de hostigamiento de empresarios inescrupulosos aliados a dueños de medios corruptos que hicieron sus fortunas esquilmando al Estado.
El anuncio de la renovación del 90 % del mobiliario de las escuelas públicas del país, que demandará una inversión de USD 35 millones y que significarán más de 300 mil nuevos mobiliarios pedagógicos, es bastardeado por los mismos de siempre, sumado a una desinformación o ambición de gremios industriales que quedaron fuera de la licitación por no reunir las especificaciones técnicas y por el elevado precio de sus ofertas.
Hay más ejemplos. Acá ya no se trata de una mirada crítica y contralora que deberíamos tener desde la prensa, la ciudadanía o la oposición. Claro que se debe exigir la transparencia en todos los procesos, pero acá hay una abierta intención de boicotear todo sin importar el beneficio final. Destruir para construir capital político y sepultar a los enemigos políticos sin importar la gente y el perjuicio. El Gobierno debe seguir, con hoja de ruta en mano, respondiendo a las críticas, actuar con transparencia, pero, ignorando a los manipuladores y terroristas de la información. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.