DESDE MI MUNDO
- Por Carlos Mariano Nin
- columnista
- marianonin@gmail.com
Siempre escuchamos hablar de Taiwán como un país amigo, aliado, benefactor, pero, ¿alguna vez te preguntaste cómo es Taiwán?
En medio de una región convulsionada, en Taiwán tienen hoy plena vigencia la democracia y las libertades públicas. En casi 68 años de relaciones, la cooperación taiwanesa generó una serie de circunstancias favorables para nuestro país.
Cientos de misiones técnicas de Taiwán instaladas en Paraguay, capacitaron por años a criadores de peces, cerdos, patos y otros animales, así como a otros rubros de la producción campesina. Visionarios acuerdos del régimen de importación-exportación permitieron que Taiwán sea hoy uno de los principales destinos de la carne vacuna paraguaya y el principal comprador mundial de la carne porcina de nuestro país.
Hoy te voy a contar de esta pequeña parte del mundo que crece a pasos agigantados.
Al llegar, me alojé en el Gran Hotel, en la montaña Yuanshan, un majestuoso edificio construido sobre las ruinas del Gran Santuario de Taiwán, un santuario Shinto durante la ocupación japonesa.
El edificio principal del hotel es uno de los edificios clásicos más altos del mundo, con 87 metros de alto y, durante mucho tiempo, también fue el edificio más alto en Taiwán.
Una joya que desafía al paso del tiempo.
Pero también la historia encierra sus misterios. Tuve el privilegio de conocer los túneles secretos.
Se construyeron en la década de 1970, como parte de una importante renovación del hotel, ante el doble temor de la Guerra Fría y un ataque chino. Su existencia se mantuvo en secreto durante mucho tiempo, incluso para el personal del hotel, pero después de que un incendio destruyera parte del mismo a mediados de los años 90, fueron redescubiertos junto con una curiosa incorporación: un tobogán de 20 metros de largo por el borde de uno de los túneles. La primera actividad me llenó de orgullo.
En una carnicería boutique del centro de Taipéi, el canciller Lin Chia-lung mostró exquisitos platillos que se hacen allá con carne paraguaya. En las heladeras de ese lejano país, nuestra bandera nos hizo emocionar hasta las lágrimas…
Estudiantes paraguayos fueron invitados a compartir la reunión. Fue donde el corazón latió con más fuerza. Taiwán es el lugar con la mayor cantidad de estudiantes paraguayos becados en el mundo. Los números hablan por sí solos: hoy hay cerca de 500 becarios paraguayos en el país asiático.
En Taipéi también se puede revivir la historia.
En el Museo Nacional del Palacio se exponen casi 700 mil piezas desde la era neolítica hasta el periodo moderno. Es uno de los mayores tesoros del mundo y donde se albergan 8 mil años de historia.
Pero el viaje iba a depararme aún más sorpresas.
A través de un entramado de montañas y túneles llegamos a Pinglin. Ante mis ojos, como si se tratase del cuadro pintado por un apasionado artista, aparecieron impresionantes plantaciones de té de una increíble belleza. Allí familias tradicionales elaboran las más ricas variedades de té que como sello de fina calidad se distribuyen al mundo…
Más túneles y autopistas, paisajes asombrosos que nos transportan a un pueblo de fantasía: Jiufen.
Dicen que en estas callecitas se inspiró la aclamada cinta animada El viaje de Chihiro.
Cuentan sus habitantes que a comienzos de la Dinastía Qing, en el siglo XVII, Jiufen estaba habitada por solo nueve familias, y cada vez que llegaba un envío de provisiones o mercancías, este había de ser dividido en nueve partes, una para cada familia. De ahí proviene el nombre de la localidad, Jiufen, que en chino significa “nueve porciones”.
De vuelta a Taipéi y muy cerca del cielo, como un puente con lo divino, se erige la torre 101, un rascacielos que cuenta con 106 plantas (101 por encima del nivel del suelo y 5 subterráneas). En algún momento fue el edificio más alto del globo. La aguja que corona sus 508 metros de altura lo convierte en el undécimo rascacielos más alto del mundo y uno de los rascacielos ecológicos más altos del planeta.
No muy lejos del rascacielos, visitamos La Plaza de la Libertad, probablemente la plaza pública más bella de todo Taipéi. En ella, tres majestuosos edificios se destacan por su bella arquitectura imperial que nos transporta a los tiempos de los grandes apogeos de las dinastías chinas. Su grandiosa arquitectura, incluye el Salón Conmemorativo de Chiang Kai-shek, el Teatro Nacional y el Auditorio Nacional. 240 mil metros cuadrados de belleza única.
Taiwán deslumbra
Todo es parte de un todo para todos. Pero la simpleza de su gente, su amabilidad y hospitalidad son el contraste de un continente frío y a veces inexpresivo. Aquí la gente es muy parecida a la nuestra. Les gusta compartir y decir lo que sienten. Siempre con una sonrisa sincera y acogedora.
Volví con el alma llena y un montón de recuerdos, esos mismos que hoy quise compartir contigo…