- Nancy Rubira
Cada familia es diferente, tiene sus propias fortalezas y debilidades y necesitará unos apoyos diferentes, pero la primera recomendación que le daría a los padres sería la de buscar redes de apoyo. Rodearse de personas con las que abrirse y compartir miedos, emociones y sentimientos es muy liberador.
Otras cuestiones fundamentales serían:
• Cuidarse a sí mismos.
• Buscar ayuda de profesionales, asociaciones específicas.
• Disponer de toda la información precisa para tomar decisiones y planificar el camino a seguir.
Además, es crucial que tengan en cuenta la unidad familiar y los proyectos de vida de todos los miembros de la familia. Con mucha frecuencia, cuando llega un miembro con discapacidad intelectual o del desarrollo a la familia todo gira en torno a él.
Sin embargo, esto no es saludable a largo plazo ni sostenible en el tiempo, pues cada miembro de la familia presentará a lo largo de la vida diferentes momentos “críticos” o puntos de inflexión, en los que necesitará más apoyo o atención que el resto.
Mi consejo para ser más resilientes es mantener sana la autoestima, tener un pensamiento positivo, vivir las dificultades como oportunidades de aprendizaje, ser perseverante y no perder el sentido del humor. También ser flexibles, abrir la mirada y dejar cicatrizar la herida que provoca el diagnóstico. Una vez aceptada la nueva realidad, la familia es capaz de enfrentarse de otra manera a los retos que tiene por delante.
¿Se puede llegar a llevar una vida plena y feliz?
Todas las familias se enfrentan a momentos difíciles independientemente de que su hijo tenga o no una discapacidad. Es cierto que las familias de personas con discapacidad nos enfrentamos además a los problemas y dificultades que trae consigo la condición de nuestro familiar, pero esas dificultades nos han hecho, a mí y a mi familia, tener una actitud más positiva. Dicen que ser feliz es una opción que se elige entre otras muchas, así que elijamos ser felices.
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Comer en compañía mejora el bienestar emocional
El profesor José Antonio López, del departamento de Psicobiología y Metodología en Ciencias del Comportamiento de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha destacado el vínculo entre el estilo de vida, la alimentación y la salud física con las emociones y ha hecho hincapié en la importancia de la socialización durante las comidas, pues comer acompañado se vincula con un mejor bienestar emocional.
“Comprender cómo la socialización influye en nuestra relación con la comida es clave para entender los posibles beneficios de seguir una dieta equilibrada y saludable, así como para ayudar a las personas a alcanzar un bienestar integral”, ha señalado en su ponencia durante las Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica de la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación (SEDCA).
Aludiendo a diversos estudios, López ha recomendado la dieta mediterránea como un modelo de alimentación equilibrada y, más allá, como un estilo de vida. En este sentido, ha apuntado que, además del consumo de productos de temporada y cercanía, también da importancia a la socialización y la práctica de ejercicio físico diario.
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“Una dieta saludable se refleja directamente en nuestro estado de ánimo”, ha explicado el experto, puntualizando además que los desequilibrios nutricionales no solo afectan al humor, sino que pueden derivar en problemas de salud más graves.
Así, el profesor ha insistido en la idea del equilibrio y el bienestar integral y ha reiterado que cada persona debe cultivar “pequeños placeres” en su día a día, como pueden ser practicar un deporte de su agrado o compartir una cerveza y un aperitivo con amigos y familiares.
Respecto al consumo moderado de bebidas fermentadas dentro de una dieta equilibrada, López ha remarcado la importancia de disfrutar de la cerveza en un contexto social y con moderación. En esta línea, ha recordado que las cantidades máximas recomendadas son 200-300 ml al día para mujeres y 400-600 ml al día para hombres adultos sanos.
Fuente: Europa Press.
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Diputado plantea horario escalonado como alternativa al cambio de hora
El diputado colorado Rodrigo Gamarra sostuvo que la solución al problema de los horarios durante el invierno no es cambiar y volver al horario pasado; sino que deben plantearse propuestas que ayuden a mejorar en verdad la calidad de vida de los ciudadanos.
En ese sentido, el legislador propone abrir un debate sincero respecto a un horario escalonado inteligente. Lamentó la propuesta de su colega de volver a establecer el horario diferenciado entre verano e invierno.
Señaló que esas ideas provienen de gente “anticuada” y que muestran a las claras que no se busca mejorar las condiciones de vida.
“No tenemos que mantenernos en un status quo, por comodidad. Al final de cuentas, con el horario antiguo y el actual, si no están dadas las condiciones, la gente sigue teniendo mala calidad de vida”, explicó a La Nación.
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El legislador explicó que para lograr que tanto los alumnos como sus padres puedan tener una mejor calidad de vida es necesario establecer un horario escalonado.
“Ingresarán al aula con la luz del día, dormirán una hora más. Al final de la tarde, tendrán vida social, tanto padres como hijos. Eso se logra con horario escalonado, como lo hicieron en otros países”, mencionó.
Jornal mínimo diurno y nocturno
El legislador señaló que el Ministerio de Educación ya aclaró que las instituciones educativas tienen la potestad de establecer sus horarios como mejor les convenga. El problema es que los padres tienen marcados sus horarios de entrada a las 7 o las 7:30 de la mañana.
“La solución saldrá cuando se estudie y se establezca el horario jornal mínimo, estableciendo que corra a partir de las 8:00 en adelante. Si esto no se establece por ley, las empresas no podrán modificar sus horarios. Al hacer correr los horarios también hay que tener en cuenta el horario nocturno”, explicó.
Insistió que debe apuntarse al debate antes que a volver “a las cavernas, cuando surge un problema” y reiteró que el problema pasa por el horario de los padres, que debe ser posterior al ingreso en las escuelas y los colegios.
“Las empresas privadas, ni públicas, no podrán hacer el cambio si no se adopta el jornal mínimo diurno, distinto al jornal mínimo nocturno, que es el doble. Si cambiamos el inicio del pago del jornal mínimo diurno podremos mejorar. Ahí comenzará a descomprimirse el resto”, explicó.
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La “piedra angular” para prevenir enfermedades cardiovasculares
El estilo de vida y la dieta son la “piedra angular” para prevenir las enfermedades cardiovasculares y reducir sus factores de riesgo, siendo necesarios no solo los avances científicos y tecnológicos, sino que se debe tener como base la intervención individual y comunitaria, tal y como se desprende de un documento presentado ayer jueves por la Sociedad Española de Asteriosclerosis (SEA).
En los últimos seis años se han publicado más de 8.200 trabajos sobre dieta mediterránea, lo que ha permitido “perder el mito” de que solo las dietas bajas en grasa son buenas, tras lo que el presidente de la SEA, Carlos Guijarro, ha resaltado que España cuenta con el “privilegio de la cultura” de la dieta mediterránea, que sí es rica en grasas, y que es el “patrón idóneo” para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
El médico de familia y miembro de la SEA Carlos Pascual ha resaltado que el aceite de oliva virgen extra es la grasa “más saludable” por sus beneficios a nivel cardiovascular, mientras que ha recomendado no usar los aceites de girasol, maíz o soja. Según el texto presentado, es aconsejable consumir cinco raciones al día de frutas y verduras, siendo preferible su variedad y que sean tanto de temporada como de proximidad, de forma que se reduzca su huella de carbono.
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En cuanto a las patatas, deben servirse en platos mixtos con verduras, carnes o pescado hasta tres veces por semana; los cereales refinados, como el pan o el arroz blanco, han tenido controversia por aumentar el índice glucémico, pero, si se combina con otros alimentos, esto no ocurre por producirse una más lenta absorción, por lo que es “absolutamente recomendable” tomarlos acompañados.
Los frutos secos deben consumirse a diario o, al menos, tres veces por semana por una cantidad de 30 gramos o “lo que quepa en tu puño”, aunque siempre crudos y sin sal, pues permiten reducir el riesgo cardiovascular y son una fuente de proteínas y grasas saludables. El consumo de pescados y mariscos, por ser “muy ricos” en ácidos grasos y otros nutrientes, pueden ser consumidos hasta tres veces por semana, siendo recomendable que dos de estas raciones sean pescado azul, y en sustitución a la carne.
La guía también recoge la recomendación de dos raciones diarias de lácteos, tanto desnatados como enteros, y evitando los azúcares añadidos. A pesar de que los zumos de fruta sin azúcares añadidos gozaban de “mala” fama, ahora se ha demostrado que no son nocivos. En cuanto al cacao, es importante fijarse en que tenga una presencia de al menos un 70 por ciento, recomendando hasta 30 gramos diarios del mismo; los especialistas han considerado igualmente beneficioso tomar hasta cinco tazas de café al día, sin azúcar añadido.
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A pesar de las grandes controversias que ha provocado el consumo de huevos en los estudios, cocinarlo con aceite no se relaciona con un mayor riesgo cardiovascular y, si bien la yema tiene mucho colesterol, “no es tan nocivo como se pensaba”, y se trata de una fuente de proteína y de otros nutrientes de “primera calidad”. Legumbres como las alubias, los garbanzos o las lentejas, que son alimentos tradicionales en la cocina española, aportan beneficios a la salud cardiovascular si se consumen entre dos y tres veces por semana.
En el caso de las carnes, estas pueden consumirse hasta cuatro veces por semana, aunque han recalcado que es preferible la carne blanca a la roja, y retirando “toda la grasa que se pueda”. Además, han desaconsejado el consumo de embutidos y otros productos ultraprocesados. Del mismo modo, las nuevas carnes vegetales siguen siendo alimentos procesados, por lo que no están recomendados y “de momento no están considerados saludables”.
Esta recomendación se relaciona con la sal, que es uno de los alimentos que más influyen de forma negativa en la salud cardiovascular, razón por la que han aconsejado limitar su uso a cinco gramos diarios, además de promover alternativas como el zumo de limón, hierbas aromáticas, especias o ajo.
Si bien han desaconsejado el consumo de las bebidas alcohólicas por ser perjudiciales, sí han señalado que bebidas fermentadas como la cerveza o el vino son los menos dañinos para el organismo, siempre en consumo moderado y recalcando que el mejor consumo “es cero”.
El documento también deja “malparadas” a las bebidas azucaradas, pues incrementan el riesgo de obesidad, diabetes y de las enfermedades cardiovasculares; sustituir estas bebidas por aquellas con cero azúcar en favor de edulcorantes tampoco es beneficioso, destacando que también aumentan el riesgo de diabetes y de enfermedades cardiovasculares.
Huella de carbono
Por su parte, el investigador emérito IDIBAPS Emilio Ros ha reseñado que “seguir una dieta vegetariana o de base vegetariana, como la mediterránea, puede reducir la huella de carbono en un 10 por ciento”, además de permitir alimentar “a mucha más gente” con las mismas superficies de cultivo. Ros ha citado un estudio de ‘Lancet’ que coloca a España como el país con mayor protección de esperanza de vida para 2040, algo que ha relacionado con el seguimiento de la dieta mediterránea.
Según el mismo texto, el factor dietético con mayor responsabilidad de fallecimiento por cualquier causa a nivel mundial es la ingesta excesiva de sal (tres millones), seguida de la baja ingesta de cereales integrales (tres millones), la baja ingesta de fruta (2,5 millones), una dieta baja en frutos secos y semillas (2 millones), una dieta baja en verduras (1,5 millones) y un bajo consumo de pescado (1,5 millones).
Por último, ha aseverado que la Inteligencia Artificial puede “revolucionar” las ciencias de la nutrición, y es que el desarrollo de aplicaciones de reconocimiento visual podría detectar de forma “inmediata, precisa y completa” de todos los alimentos y nutrientes de la dieta, incluso en platos combinados.
Fuente: Europa Press.
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El dato que muchos desconocen: qué pasa con la grasa cuando se adelgaza
Una de las consecuencias más evidentes de perder peso en la báscula es la reducción de grasa corporal. Pero ¿qué ocurre exactamente con esa grasa? ¿A dónde va? ¿Se transforma en energía? ¿Se elimina por el sudor o la orina? Aunque existen muchos mitos al respecto, la ciencia lo tiene claro: gran parte de la grasa que perdemos la acabamos exhalando al respirar.
La bióloga y divulgadora en redes sociales Mafer (@virtualdiva en TikTok) ha explicado este proceso en un vídeo con tono claro y didáctico. Y aunque parezca sorprendente, su explicación tiene todo el respaldo de la bioquímica: cuando perdemos grasa, la mayor parte se transforma en dióxido de carbono (CO2) que eliminamos a través de los pulmones.
En condiciones normales, el cuerpo utiliza la glucosa como principal fuente de energía. Pero cuando entramos en déficit calórico -es decir, cuando consumimos menos calorías de las que gastamos-, el organismo empieza a tirar de sus reservas. Y esas reservas, explica Mafer, son principalmente grasa acumulada en el tejido adiposo.
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Ahí es donde comienza el cambio metabólico: las moléculas de grasa (triglicéridos) se descomponen en componentes más simples, como glicerol y ácidos grasos, que viajan por la sangre hasta las células que necesitan energía. Es entonces cuando se inicia un proceso complejo de reacciones químicas conocido como betaoxidación, que culmina en la producción de tres cosas:
CO* (dióxido de carbono), que se elimina al respirar
H*O (agua), que se elimina por la orina, el sudor o incluso la respiración
ATP, la molécula energética que permite que el cuerpo funcione
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¿Por qué creemos que sudamos la grasa?
Mafer pone un ejemplo muy gráfico: una sola molécula de grasa con 16 átomos de carbono puede generar hasta 106 moléculas de ATP, 16 de CO* y 46 de agua. Es decir, la grasa no “desaparece” ni se convierte en músculo, sino que se transforma en energía y subproductos que el cuerpo elimina.
El dióxido de carbono, que se genera como parte del proceso, pasa a la sangre, llega a los pulmones y se expulsa al exhalar. Así que, cuando haces ejercicio o estás en déficit calórico, una parte de la grasa que pierdes literalmente la estás “respirando” fuera de tu cuerpo.
Uno de los mitos más extendidos es que la grasa se pierde a través del sudor, cuando en realidad el sudor solo refleja la pérdida de agua para regular la temperatura corporal. Aunque parte del agua generada al metabolizar la grasa sí puede salir por el sudor, la verdadera vía mayoritaria es la respiración, como explica un estudio publicado en 2014 en la revista médica The British Medical Journal, por los investigadores Ruben Meerman y Andrew Brown, que calcularon que más del 80% de la grasa perdida se exhala en forma de dióxido de carbono.
Fuente: Europa Press.