• Por Toni Roberto
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  • Fotos: Gentileza

Este domingo, Toni Roberto realiza una arqueología urbana a partir de la magnífica restauración exterior de una mansión ubicada en una emblemática esquina del sur de la antigua Asunción.

Los recuerdos van y vienen. La vieja esquina de Parapití y Tte. Fariña renueva antiguas memorias del pasado de un palacete asunceno que no pasó desapercibido desde antes de la mitad del siglo anterior. La publicación del último domingo que fue el artículo más leído según las mediciones, generó en varios lectores diferentes reacciones, como fue el caso de María de la Paz Rivarola, cuya ascendencia vivió en esa legendaria esquina a principios del siglo XX.

A partir de ahí pensé convocar de nuevo a José Enrique Sequera Netto y a Gilda Urbieta, que realizó un minucioso trabajo de puesta en valor de la residencia. La amena charla con ambos fue un encuentro entre lo romántico y lo técnico. Las palabras desde el corazón de J.E. Sequera exaltaban la condición de técnica de G. Urbieta y los datos técnicos de Urbieta maravillaban a Sequera Netto.

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La matrona Aurora de Netto y sus hijos. Mansión Netto. Asunción, 1958

LOS PRIMEROS REGISTROS

Los primeros registros del predio de la Mansión Netto se remontan a 1903, a la finca 302 del distrito de San Roque, que pertenecía al señor Jesús Ferreira. Luego del fallecimiento de este, fue otorgada por sucesión a favor de sus hijos José Luis y Ángel Ernesto Ferreira. Treinta años después, en el año 1935, adquiere la propiedad don Eliseo Da Rosa y este a su vez en 1942 vende la residencia original a don Oscar S. Netto. Del año de la construcción no se tienen fechas exactas y tampoco sobre quién la diseñó, pero por el tipo de materiales es indefectiblemente de antes de 1940, según el análisis de Gilda Urbieta.

1950

Cuando se casó la única hija de S. Netto, en 1950, decidió agregar un ala al lado izquierdo de la mansión, hacia la calle Parapití. Cuenta Sequera Netto que al volver su prima Nori Netto de su luna de miel, la ampliación ya estaba avanzada y fue toda una sorpresa. Ahí vivió ella con sus cuatro hijos, alcanzando así cuatro generaciones en la residencia; la abuela, el propio don Oscar, su señora, Chichí; su hija, marido y sus cuatro hijos.

En los años 20 aproximadamente, Asunción crecía hacia el sur y los barrios aledaños al antiguo centro iban tomando forma. La geografía privilegiada de la zona, por su altura, de lo que se conoce como barrio San Roque y barrio Gral. Díaz, empezaba a crecer con casas italianizantes de distinta envergadura, muchas de ellas con techos-terrazas, que les daba una vista privilegiada hacia el río y al antiguo centro de la ciudad, teniendo en cuenta que no existían construcciones en altura.

En la misma época que creemos se construyó la mansión de los Netto, se erigía a apenas dos cuadras el popular castillo Norrone, que como decíamos en el artículo “Los inquilinos del castillo encantado asunceno”, el señor Gebhardt de Norrone buscó el lugar más privilegiado de la zona enclavando estratégicamente la casa en el centro de la propiedad, a la que en los años 70 se le comió una porción para la ampliación de la avenida Rodríguez de Francia.

Recepción en el Palacete Netto. Asunción, 1980

LOS FOTÓGRAFOS DE LA CASA NETTO

La inmensa cantidad de fotografías de la colección Netto, que atesora hasta hoy José E. Sequera, fueron tomadas muchas de ellas por su madre, María Aurora Netto, quien había comprado una cámara para un viaje a la Argentina; por una antigua casa de fotos y por su tío Gabriel S. Netto, también fotógrafo aficionado de la época. Gracias a ello el archivo no solo permite conocer la vida social de la residencia, sino toda una forma de desenvolvimiento de la sociedad de clase media alta de aquellos años y que da toda una posibilidad de realizar una “arqueología urbana asuncena” desde la última década de la primera mitad del siglo XX hasta principios de los años 90.

Familia Netto. Asunción, s.f.

EL NATIVO OSCAR SÁNCHEZ Y LA MANSIÓN

La historia continúa y es inagotable. En un momento nos sorprende José Enrique cuando nos habla de un nativo que habitaba una de las estancias de don Oscar S. Netto, bautizado como Oscar Netto Sánchez, que luego fue traído a Asunción viviendo en la mansión llevando el mismo estilo de vida de la familia y que fuera enterrado en el panteón familiar de los Netto.

Dora y Aurora Netto con Lilí Lezcano y hna. Mansión Netto. Asunción, 1943
Almuerzo de domingo en uno de los comedores del Palacete Netto. Asunción, 1942

Por otro lado, la decisión de las autoridades de la Sindicatura General de Quiebras, encabezada por Álvaro Quevedo Lailla, de poner en valor dicha casa patrimonial es un ejemplo para que otras autoridades tomen conciencia del valor de estas casonas, la mayoría enclavadas en el centro histórico de Asunción. El siguiente paso, nos cuenta Gilda Urbieta, es la restauración de su interior y la idea es construir otro bloque para las oficinas, dejando el espacio de esta bella casa para actos protocolares y otro tipo de actividades relacionadas con el quehacer artístico.

Un patrimonio no es solo una cantidad de ladrillos y su arquitectura, sino es también la historia de quienes fueron albergados por ella. Eso podemos comprobar en la magnífica restauración exterior de esta emblemática esquina del sur de la antigua Asunción que fue el motor de las dos sucesivas publicaciones de estos “Cuadernos de barrio”.

Bodas de oro del matrimonio Netto - Fernández. Diario HOY. Asunción, 1980
Etiquetas: #mansión#Netto

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