Tras los terribles perjuicios que generó el contrabando en distintos rubros de la industria nacional, comenzaron a verse algunas señales del combate al ingreso ilegal; sin embargo, esta lucha será larga, por tanto, el Gobierno debe persistir en sus estrategias. Las acciones en estos dos primeros meses de la administración estatal generan esperanzas de que el boicot proveniente del comercio en negro no jugará con arco libre, así como ocurrió en el periodo anterior.
Los industriales golpeados habían pedido, de entrada a este gobierno que lleva dos meses en el poder, tolerancia cero al ingreso ilegal de productos y mercaderías.
A través de un trabajo encabezado por la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) se han impulsado controles más estrictos en los puestos aduaneros y están teniendo algunos resultados positivos. Sin embargo, estas acciones son el comienzo y llevará un proceso, puesto que una práctica tan arraigada tiene a disposición todo un esquema desleal a los intereses del Estado que facilita el comercio en negro.
Rubros como el de aceite, combustible, cárnico, frutihortícola, avícola, domisanitarios, electrónica, hasta cerámico y de la construcción se manifestaron en numerosas ocasiones contra el flagelo que acogota la producción y la industria nacional.
El contrabando fue una batalla perdida durante el gobierno anterior, señalaban desde la Asociación de Propietarios y Operarios de Estaciones de Servicios y Afines (Apesa) al término del mandato de Abdo Benítez. No es para menos el descargo del sector considerando que se arrastraba alrededor de 100 millones de litros por mes de ingreso en negro de combustible, lo que estimaba 40 a 50 mil millones de guaraníes mensuales fuera de las arcas del fisco.
La venta ilegal de aceites en las calles que pareciera insignificante y hasta se suele justificar con el problema social de que la gente busca generar ingresos para el día a día o que es una forma más económica de abastecimiento mueve millones en conjunto y expande este insumo en calles, avenidas y comercios. El último relevamiento que había realizado la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) con base en los datos brindados por las industrias asociadas, estadísticas de la Dirección de Aduanas (DNA) y otras informaciones de mercado, el mercado informal de aceites y grasas vegetales generaría una facturación anual estimada de USD 168 millones en contra del sector.
Y así las pérdidas son cuantiosas en diversos rubros a consecuencia del comercio informal. De ahí que el Gobierno debe fortalecer los controles y aplicar las medidas necesarias en el objetivo de disminuir el flagelo.
Hace 15 días se anunció a través de la (DNIT) mejores resultados en las recaudaciones y atribuyeron esto a las medidas aplicadas contra la subvaloración de los productos y el alto nivel de contrabando.
De hecho, como parte de los procedimientos, se han difundido en estos dos meses varias incautaciones de toneladas de azúcar de contrabando, también de celulares, medicamentos y desde los sectores correspondientes confirmaron la disminución del ingreso ilegal de frutihortícolas, etc.
Desde la (DNIT) reiteran que los controles seguirán rigurosos en los puestos aduaneros de todas las fronteras. Este es el camino, indudablemente, instalar trincheras que no dejen penetrar al mercado local productos e insumos en negro.
En la medida de que el Gobierno cumpla su rol fiscalizador y de garante de la economía formal se irá disminuyendo el comercio en negro que contamina el mercado. La pelea no será fácil, pero las medidas son impostergables y a las autoridades no debe temblarles el pulso para erradicar este flagelo que lastimosamente tiene detrás a propios funcionarios deshonestos con la misión que les encomendó el Estado.
Se está demostrando acciones en la lucha contra el contrabando, la ciudadanía espera que estas sean persistentes y que no cedan ante ninguna presión ni crisis que pudiera orquestarse desde grupos involucrados