El Gobierno nacional está pro­fundamente comprometido en mejorar cualitativamente la salud y la educación de los para­guayos, en especial de los sectores menos favorecidos que dependen fuertemente del Estado debido a sus carencias. En cuanta ocasión se presenta el presidente de la República, Santiago Peña, y demás auto­ridades hacen hincapié en ese tema, como una obsesión, que permitirá que millones de personas puedan hacer que su vida y sus posibilidades de progreso tengan un mejo­ramiento.

Esta administración gubernamental ya no soporta que los paraguayos sigan con las carencias de antes, menos los niños y per­sonas más débiles que requieren el auxi­lio del Estado para dar pasos firmes en su condición de existencia. No se puede tole­rar que los escolares continúen mal ali­mentados ni que los pobres sigan con sus requerimientos básicos de vida sin poder satisfacerlos mínimamente. Tampoco se va a aceptar la situación de miles de niños que no tienen pupitres ni muebles básicos en las aulas de las escuelas públicas, situa­ción que se ha heredado de la administra­ción gubernamental anterior.

Y para eso las autoridades nacionales se han propuesto con firmeza cambiar todo lo que se pueda para reducir las brechas que existen entre los pobres y los que están mejor. En ese campo, el programa Ham­bre Cero en las Escuelas es fundamental, pues acabará con la desnutrición infantil crónica de los niños que van a las escuelas públicas. Eso ya está en marcha en todas las instituciones estatales del país y miles de niños ya están comiendo mejor para tener una vida digna.

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En el campo de la salud, con los recien­tes programas encarados por el minis­terio del ramo ya sea con nuevas instala­ciones hospitalarias, más equipamientos para las atenciones, con servicios médi­cos de mayor calidad, se aguarda asegurar el bienestar sanitario de gran cantidad de personas que no tienen seguros médicos del IPS ni de instituciones privadas.

Las obras de infraestructura en las ins­tituciones escolares y la adquisición del mobiliario que requieren los niños son parte del programa de acción del Gobierno. Nadie desconoce que gran can­tidad de las escuelas públicas no tienen todos los pupitres que se requieren ni las sillas en buen estado que necesitan los menores. Y esa es otra tarea encarada con decisión.

El propio presidente Santiago Peña explicó la idea que tiene el Gobierno: “Con Ham­bre Cero quisimos que los niños de las familias más humildes tengan las mismas oportunidades en cuanto a alimentación escolar (…). Lo mismo con los pupitres, ¿por qué los que van a un colegio privado tienen que tener pupitres ergonómicos, cómodos, que les ayudan con la postura y los de escuelas públicas no?”. Resaltó que se han solicitado los mejores mobiliarios en el plazo más rápido posible. “Y en pocas semanas más los niños van a recibir los mejores pupitres”, aseguró.

También se refirió a la discusión que están abriendo algunos políticos oposi­tores y ciertos medios periodísticos con­trarios al gobierno. “Se ha dado un gran debate sobre todo esto, sobre la industria nacional y la importación (de pupitres); yo quiero decirles que acá la prioridad son los niños, y en muy pocas semanas más los niños van a empezar a recibir los mejores, los mejores pupitres del Paraguay; inclu­sive mejor que lo que tienen los colegios privados”, precisó el mandatario.

Agregó que no va a descansar hasta que los niños del Paraguay reciban la mejor alimentación, la infraestructura más ade­cuada y los docentes más capaces para renovar las condiciones de aprendizaje.

“El Paraguay está cambiando, debemos entender que es un camino largo, difícil, pero que es el camino correcto para que los niños puedan tener un futuro mejor”, aseveró.

Con el esfuerzo y el trabajo que se encara desde la conducción pública, los secto­res más sensibles de la población nacional necesariamente van a conseguir mejo­res niveles. La máxima autoridad pública tiene la sana obsesión de que cada para­guayo o paraguaya debe estar mejor en todo, para lo cual está desplegando varios programas, con más recursos económicos, nuevos enfoques políticos y la voluntad firme de que todos tienen que estar mejor.

La filosofía del trabajo constante para hacer un Paraguay mejor en que las per­sonas puedan superar sus problemas para poder llegar a niveles de vida dignos debe ser apoyada para que se alcancen tan nobles objetivos.

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