Recientemente arribaron al país las primeras unidades de los buses eléctricos enviados desde la República de China (Taiwán) como donación. Y, si se logran articular los planes industriales y comerciales que acompañan a ese hecho, en el futuro Paraguay podría convertirse en un fuerte proveedor de ese tipo de vehículos a los países de la región. Por consiguiente, las unidades de colectivos que llegaron no son una simple importación más de las tantas que hace el país, sino que puede ser el comienzo de una etapa industrial de gran nivel para nuestra nación.
El domingo 16 de marzo llegaron al puerto de Villeta los 20 primeros buses de los 30 previstos que el Gobierno de Taiwán está obsequiando a nuestro país como parte de su relación política y comercial. Las 10 unidades restantes llegarán junto con el equipamiento técnico de los 8 cargadores que se requieren con el próximo embarque que se haga desde la lejana república amiga. Estas máquinas fueron fabricadas por la empresa taiwanesa Master Bus, que tiene un proyecto interesante para nuestro país.
Se estima que estos colectivos movidos a electricidad harán un cambio profundo en el sistema de transporte público de nuestro país, pues no tienen emisiones de gases contaminantes como los movidos por petróleo, y están construidos con técnicas especiales y elementos apropiados que permitirán brindar un servicio más cómodo a los pasajeros.
En una primera etapa los buses chinos se pondrán a punto tecnológicamente y se les agregarán los elementos requeridos para su puesta en marcha. Se aguardará la llegada de los cargadores eléctricos correspondientes y otros equipos similares para su utilización en las calles de nuestro país. Como señaló la ministra de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Claudia Centurión, la llegada de estos buses al país marca un hito de modernización que no tiene retroceso.
El ingreso de los buses eléctricos chinos constituye también una oportunidad para el comienzo de un proceso industrial de gran trascendencia en nuestro país. Según los anuncios realizados, la empresa taiwanesa Master Bus tiene en sus planes instalar una planta industrial en nuestro país para el ensamblaje de los colectivos eléctricos. Esto para atender los requerimientos del Paraguay y, sobre todo, con miras a su comercialización a los países de la región sudamericana. Si los vehículos que se ensamblen en nuestro país pueden tener facilidades arancelarias por ser miembro del Mercosur y de otra índole para ingresar a naciones como Brasil y Argentina, que juntos son un mercado de 262 millones de habitantes, la apuesta taiwanesa será un gran éxito comercial. Si a esto se agregan los demás países de Sudamérica, será un excelente negocio para Paraguay. Asunción y el Área Metropolitana utilizan alrededor de 1.500 unidades de buses de más de 80 empresas.
En principio, la industria que se instale necesitará contratar directamente a alrededor de 500 trabajadores, y se estima que ocasionará 2.500 empleos indirectos. La capacidad de ensamblaje inicial de la fábrica será de 500 unidades por año, cantidad que puede aumentar de acuerdo con la demanda que haya en el país y el exterior.
Una de las personas más autorizadas para hablar del proyecto industrial es el embajador taiwanés en nuestro país, José Chih- Cheng Han, quien explicó a la prensa que la empresa Master está haciendo gestiones para alquilar un sitio en el parque industrial de Taiwán para instalar su fábrica. Esa institución está en Minga Guazú, distrito del Alto Paraná, que queda a 300 kilómetros al este de Asunción.
De acuerdo con los estudios realizados sobre el tema, nuestro país tiene un potencial inigualable para convertirse en el país líder en movilidad eléctrica en la región. Lo que podrá concretarse con los proyectos anunciados por la empresa taiwanesa especializada en la fabricación de vehículos movidos a energía eléctrica.
Como se ha señalado acertadamente en las páginas de nuestro diario, “la movilidad eléctrica no es solo una alternativa, es el camino inevitable hacia un futuro mejor”. Por ello tiene que contar con el apoyo no solo de los inversionistas chinos, sino también con el acompañamiento de las empresas del país y la sociedad paraguaya, que será la más beneficiada por esa transformación técnica con fuerte impacto económico y social. Si todo ocurre como está programado, estamos dando inicio a una etapa relevante en la vida del Paraguay.