El Gobierno se esmeró en la trans­parencia del proceso de entrega becas de estudio, coordinó accio­nes interinstitucionales, aumentó la cantidad de beneficiarios y con ello generó 6.796 nuevas oportunidades para jóvenes entusiastas, soñadores que constituyen un enorme potencial para el desarrollo del país. Este es el camino que amerita continuar, fijando el norte en las posibilidades que pueda crear para la gente, principalmente a los jóvenes que son la mayor fortaleza de cualquier Estado.

Como hace mucho no ocurría, el concurso de becas de estudio que postula anualmente a miles de jóvenes de todo el país, en esta edición no fue blanco de cuestionamientos ni denuncias que tornen sospechosa la con­vocatoria.

La transparencia con la que el Gobierno blindó la competencia es digna de resal­tarse, debe sentar un precedente que las cosas pueden salir bien si se organizan bien y que ninguna iniciativa posterior vuelva a viciarse con malas mañas.

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Este año, el presidente de la República dis­puso unificar todas las becas que otorgaban las binacionales Itaipú y Yacyretá, el Minis­terio de Educación y Ciencias y la Secretaría Nacional de la Juventud.

El nuevo sistema de concesión de becas pro­dujo cruce de controles y transparencia en la gestión, puesto que se tuvo que socializar varios trámites. También significó unifica­ción de criterios y requisitos que pudieran generar confusiones, entre otras cosas.

Sin duda, la temática aplicada fue eficiente, principalmente por la confianza que volvió a recuperar esta iniciativa gubernamental de acceso a becas de estudio que en los últi­mos años era tildada de ser politizada. Sin embargo, vale resaltar un diferencial que se destacó al permitir que las 5.000 becas pre­vistas tuvieran que subir 6.796 por el nivel de rendimiento que lograron los jóvenes postulantes.

Ese diferencial que mejoró exponencial­mente los logros del programa becas es el cursillo de ingreso gratuito implementado y confirma que todo es posible si hay buena gestión.

No se demandó más presupuestos ni costos para dar la oportunidad a una mayor canti­dad de estudiantes, lo máximo que requirió el Estado es tiempo para preparar a los com­petidores. Esta estrategia que se desarro­lló en la Secretaría Nacional de la Juventud (SNJ) para los jóvenes, hizo que más del 50 % de los alumnos que pasaron por ese cur­sillo aprobaran las pruebas y hoy son felices beneficiarios.

Este tipo de tareas que bajen a tierra y ayu­den a la gente son imprescindibles si quere­mos construir un país con mayores opor­tunidades. Es un paso importantísimo, se pudo superar la cantidad de favorecidos y reditúa a favor del país porque es facilitar la formación de más personas y el conoci­miento es clave en un proceso de desarrollo.

Los obnubilados por sus ambiciones políti­cas, capaz no dimensionen y continúen en el esquema de machar programas sociales, pese a que son fundamentales para brin­dar mayores oportunidades para la gente. Sin embargo, además de la emoción de ver a tantos jóvenes en una etapa de superación, estamos rompiendo barreras, disminu­yendo brechas que históricamente nos han frenado, como es la dificultad para muchos compatriotas de acceder a estudios univer­sitarios, una realidad silenciosa que cercena miles de futuros en nuestro país.

Había 5.000 plazas, los excelentes resulta­dos a las pruebas se impusieron y se entre­garon 6.796 becas. De estas, 1.000 fueron directamente direccionadas a 22 munici­pios que tienen los índices de pobreza más altos en el Paraguay y 100 a estudiantes que salieron con medalla de oro de la secunda­ria.

El Gobierno no solo se ocupó de prepa­rar a los jóvenes postulantes, sino también hizo una distribución en la que consideró el índice de pobreza, una variable fundamen­tal en el proceso de mejoramiento de la cali­dad de vida. Estos mecanismos de inclusión, de principio social son elementales no solo en el proceso de sensibilización del Estado, sino de ampliar oportunidades que lleguen a los relegados, un paso importante en la equidad de derechos.

Se obtuvo un logro interesante, se res­guardó las garantías para los postulantes de las becas del Gobierno, no se puede retroce­der, hay que avanzar hacia este rumbo. Está demostrado que, con gestión responsable, se puede y eso compromete a seguir generando mayor cantidad de oportunidades para los jóvenes estudiantes, que equivalen a un valioso capital del Estado.

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