Uno de los acontecimientos de relevancia de estos días es la inauguración del Gran Hospital del Sur programada para este viernes 25 de julio en la ciudad de Encarnación. No es una obra edilicia pública cualquiera, una institución esta­tal más que se libra al uso de la gente, sino un centro médico de gran nivel en que se asistirá a la salud de más de un millón de personas del sur del país, alrededor del 17 % de la población paraguaya.

El centro sanitario no será un hospital más, sino una institución que prestará atención de calidad, con los mejores equi­pamientos técnicos, con la participación de los especialistas del más alto nivel de la medicina y un sistema asistencial de gran calidad humana. Un hospital es un lugar para atender a las personas con problemas de salud que necesitan res­tañar sus heridas, calmar sus dolores, conseguir diagnósticos de su situación sanitaria y recuperarse de los daños que tiene para alcanzar su bienestar. Es sobre todo un lugar sagrado donde se opera el milagro de transformar una persona enferma en un ser humano lleno de salud y con ganas de vivir.

La buena salud no es solo la ausencia de afecciones o de enfermedades, sino sobre todo un estado de bienestar físico, mental y social. Por lo cual tiene una gran trascen­dencia en la sociedad.

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Por todo ello la habilitación del Gran Hos­pital del Sur es un acontecimiento público de extraordinaria importancia que hay que calibrar en toda su dimensión. Por­que su puesta en marcha es para cubrir los requerimientos más delicados de nuestra gente en una amplia zona donde no siem­pre ha habido ni existen suficientes hospi­tales ni centros de salud bien equipados y con buenos especialistas de las distintas afecciones. Es un aporte social que ayu­dará sobre todo a las personas pobres y de clase media que no tienen recursos mone­tarios para hacerse atender en institucio­nes privadas, que constituyen la mayor parte de la población del país.

Es una apuesta del Gobierno que ha tomado en serio el mandato de la Consti­tución Nacional, que señala que el Estado tiene que proteger y promover la salud como derecho fundamental de la persona y en interés de la comunidad. El presi­dente Santiago Peña se refirió a dicho cen­tro asistencial destacando que será el hos­pital más grande en el departamento de Itapúa. Por lo que consideró que “el viernes será un día histórico no solo para el depar­tamento, sino para todo el Paraguay”.

El nosocomio está ubicado en una zona denominada Arroyo Porã, del distrito de Encarnación. La superficie del terreno tiene más de 40.000 metros cuadrados que fue donado por la familia encarna­cena de apellido Hrisuk para la construc­ción de ese local sanitario.

Está compuesto por siete bloques que tendrán un total de 232 camas hospitala­rias, divididas en 160 camas de interna­ción general y 72 para terapia intensiva. Habrá 13 quirófanos, además de servicios de imágenes, laboratorios, atención onco­lógica y áreas de soporte, como morgue, farmacia, helipuerto y sistemas autóno­mos de agua y energía. Las instalaciones tienen la capacidad física de atender a 4.000 personas por día.

Se tiene previsto contratar 2.000 fun­cionarios, de los cuales 1.500 serán pro­fesionales de blanco. La idea es hacer que el nosocomio ofrezca la mejor aten­ción a la gente desde que se lo ponga a disposición del público.

La salud es uno de los principales dere­chos que tiene la persona humana y debe hacerse realidad en todos y en cada uno de los individuos, sin distinción de raza, capacidad económica, nacionalidad, sexo, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición.

Para que se cumpla de manera adecuada ese derecho de las personas es que el Gobierno está realizando inversiones y enfatizando en la política de que la gente tiene que estar mejor. Lo que se puede lograr solamente ofreciendo cada vez más y mejores servicios, con oportunidades a todo tipo de personas, sin importar su con­dición política o económica.

Por ello está trabajando fuertemente en la creación de nuevos hospitales públicos en los más diversos puntos de la geografía, como el de Encarnación. Que constituye una inversión de extraordinaria impor­tancia social y política, porque para un país nada hay más valioso que la vida y el bienestar de su gente

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