El dibujante y comunicador del Grupo Nación, Toni Roberto, con más de 30 años de experiencia en el arte, este año se consagró como la imagen de la Noche de las Galerías 2021. Lo logró con su concepto “El arte une la noche y el día”, que está plasmado en un dibujo que recrea lo que buscaban los organizadores del encuentro.
“Hicimos muchísimas pruebas y tiene una pequeña historia de lo que es “El arte une la noche y el día”, que busca mostrar el concepto de que La Noche de Galerías ya no es solo por las noches”, dijo muy contento en contacto con La Nación.
Afirmó que teniendo en cuenta la pandemia del COVID-19, que vino un poco a cambiar todos los encuentros y entre ellos a la noche de las galerías, que el año pasado fue en formato virtual, por lo que ya no solo se puede hacer de noche. “Dejó de ser de noche, ahora es de día y noche”, apuntó.
Destacó que se presentó ante la Asociación de Galerías de Arte del Paraguay (Asgapa) para presentar el concepto y que este fue muy apreciado, por lo que fue elegido para ser plasmado. “El concepto tiene el mismo valor que el dibujo terminado”, refirió.
Toni apuntó que más allá del tiempo que dure hacer el dibujo o la obra, lo más importante siempre será el concepto y lo que pensás antes de hacer. “El pensamiento toma protagonismo más allá del hecho estético consumado o el cuadro terminado, ja’e chupe”, manifestó.
En otro momento, destacó que este año se convirtió en la cara del encuentro, pero que él no participará del proyecto. “Este año no expongo como artista. Este año soy la comunicación del encuentro. La figura es mi concepto”.
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Mensaje para los jóvenes artistas
Por último, indicó que cuando hace algo meramente estético, “yo le digo a los jóvenes artistas que lo estético solo no sirve de nada si no hay un concepto claro hacia dónde ir. Saber hacia dónde ir, pensar y después hacer. Eso se logra con el paso del tiempo y el tiempo hace que madure la obra”, concluyó.
Desde la fecha, el concepto de Toni es la carta de invitación y la imagen visible de la Noche de Galerías, que se desarrollará desde el 16 al 30 de setiembre en 14 galerías asociadas al Asgapa. “Será la séptima edición y este año con indicaciones del Ministerio de Salud volverá a ser presencial”, comentó con nuestro medio Lilian Ojeda, presidenta de Asgapa.
Explicó que este año se volverá en horario más flexible para evitar cualquier tipo de aglomeración, pero que el día 16 de septiembre como apertura estarán de 15:00 a 21:00, en simultáneo. “También estaremos presentes en las plataformas virtuales y desarrollaremos conversatorios formativos”, detalló.
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Premio Asgapa
Desde la asociación buscan nuevas voces para la crítica de arte, por lo que lanzaron un concurso. Los participantes deberán elegir como objeto de análisis, comentario o reseña crítica una de las muestras inauguradas y habilitadas del 16 al 30 de septiembre de 2021, en el marco de Noche de Galerías 2021.
La fecha límite de entrega de los textos será el viernes 8 de octubre hasta las 20:00. Para postular también hay que llenar un formulario que estará disponible a partir de la apertura de Noche de Galerías. Las consultas sobre el concurso podrán ser dirigidas al correo asociaciongaleriaspy@gmail.com.
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Alejandra Mastro expone “El paisaje es el del yo”
- Fotos: Cristóbal Núñez
La artista visual argentina Alejandra Mastro, quien reside actualmente en Guatemala, se encuentra en Asunción, donde vivió por muchos años, con motivo de la exposición de sus creaciones más recientes.
Denominada “El paisaje es el del yo”, la colección de obras es un proyecto colaborativo entre la artista y K/Espacio de Arte y Naturaleza, la galería de Fernando Moure, quien hace precisamente de curador de la interesante exhibición artística que estará abierta a la visita del público hasta el próximo jueves 14 de noviembre. El local está ubicado en Santa Rosa 586 casi avenida España.
Antes, el martes 12 de noviembre, a las 19:30, habrá una última visita guiada, una excepcional ocasión para hacer un recorrido detallado y minucioso por la colección de Mastro, que reúne un centenar de piezas realizadas recientemente y comentadas por la propia artista y el curador.
“Esta exposición fue gestada a lo largo de dos años de proceso conceptual y formal. Las imágenes fotográficas que la conforman han sido tomadas en espacios naturales de Alemania, Guatemala y la Patagonia, y producidas todas en 2024″, explica Moure.
“El punto crucial de esta investigación visual plantea una tendencia óptica a percibir otras formas asentadas en el follaje, el suelo y el aire, así como vincular aspectos entre naturaleza y sociedad”, añade.
En dicha ocasión también se realizará el finissage, o fin de la exposición, culminando así las cinco semanas de permanencia de la muestra en K/Espacio de Arte y Naturaleza con diversas actividades.
Durante este tiempo, Alejandra Mastro ha recibido la visita y el acompañamiento de importantes figuras de las artes visuales de nuestro medio, referentes de la cultura y la sociedad asuncena que no se perdieron la oportunidad para apreciar las últimas creaciones de la destacada artista argentina.
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Virgen de los Milagros: una mística historia inspiró las esculturas gigantes de Ricardo Núñez
Por Valentina Jara.
Tres esculturas gigantes de la Virgen de los Milagros de Caacupé acompañarán este año la peregrinación del 8 de diciembre. Una imagen de 12 metros estará en la rotonda de la Villa Serrana, cuya habilitación está prevista el 28 de noviembre; otra de 10 metros se apreciará en el Tupãsy Ykua, y la de 8 metros irá a Tobatí. Son creaciones del artista cordillerano Ricardo Núñez, quien compartió con el diario La Nación/Nación Media sobre la experiencia mística que influyó en este proceso creativo, así como su sueño de crear un futuro ícono de 50 metros para honrar la veneración mariana.
“Estuve en la compañía Rosado de Tobatí un tiempo trabajando y los vecinos comentaban que siempre había avistamientos de una Virgen o novia. Con el señor para el que trabajaba estuvimos hablando y le queríamos hacer un panteoncito o un lugar de oratoria, algo chiquitito”, comentó el artista a LN sobre sus intenciones de plasmar la leyenda del pueblo en una escultura.
Sin embargo, aún no sabía que estaba a un paso de vivir la experiencia que lo inspiraría a desarrollar su gran proyecto: “Un día fui de pesca a Arroyos y Esteros y, al pasar por Tobatí, vi esa imagen cerca del arroyo, y parecía traer algo como una cantarilla o cántaro en sus manos. No me asusté, al día siguiente fui junto al señor y le dije que había que hacer algo”.
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El artista expresó que, luego del encuentro, se dispuso a hacer una escultura de lo que observó en el terreno donde estaba trabajando. “Es un lugar donde siempre hay turistas, fui y busqué una piedra para colocar la imagen arriba de ella. Empezamos la construcción y, desde hacer el rostro, fue impactante. Fue mi primera escultura y se hizo conocida gracias al renombre de mis anteriores trabajos”, comentó a La Nación.
Ricardo Núñez, destacado pintor y artista plástico que reside en la compañía Hugua Guazú, de la localidad de Caraguatay (Cordillera), se encuentra trabajando en diferentes proyectos de esculturas. Su obra está caracterizada por la apreciación a la cultura y las raíces nacionales, aunque estas creaciones gigantes, junto con el arte, suponen un acto de servicio y adoración a la Virgen de Caacupé.
“Un milagro vuelto realidad”
Luego de cumplir con una creación en honor a la visión que había vivido en Tobatí, esa obra empujó su visibilidad y le abrió las puertas para el proyecto de las vírgenes gigantes: “Era una escultura chiquita nomás, pero le quitaron una foto y llegó a manos de las autoridades locales, no sé cómo. En un evento, el gobernador (de Cordillera) se me acercó, me preguntó si era el famoso artista plástico y luego me comentó que quería realizar un proyecto conmigo para Caacupé”, relató Núñez sobre su primera conversación con el gobernador Denis Lichi, quien lo impulsó a materializar su gran obra.
Además, Núñez afirmó que siempre quiso hacer una imagen de la Virgen de Caacupé, por lo que enseguida comentó a Lichi su idea, quien la aprobó de inmediato para luego pasar a la fase de trabajo. Actualmente, por pedido de las autoridades del departamento de Cordillera y la Diócesis de Caacupé, él y su equipo se encuentran realizando varias esculturas de la Virgen a ser instaladas en los alrededores del departamento.
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La figura, a ser inaugurada el 28 de noviembre, ha sido hecha enteramente de cemento, lo que según sus colegas artistas representaría un desafío. Sorprendentemente, para Núñez no representó un problema y, en sus palabras, es “un milagro vuelto realidad”. El escultor destacó la participación de sus compañeros de trabajo: “Parece mentira, justo me tocó el mejor pintor, el mejor arquitecto, los mejores en todo”. También resaltó y valoró el impacto que generó su arte, que fue una revolución a lo largo del país, brindándole aún más oportunidades.
Por último, reveló que tiene como objetivo retratar el rostro de la virgen mariana más grande del mundo, superando la imagen construida en Catamarca (Argentina), y aseguró que el Paraguay tiene mucho para mostrar y dar a través del arte, la fe y la cultura religiosa. El monumento a la Virgen del Valle, de 52,42 metros de altura (equivalente a un edificio de más de 10 pisos), fue inaugurado el 2 de setiembre pasado, en cercanías de la localidad turística de El Rodeo.
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Un castillo del “Gaudí brasileño” emerge en la segunda mayor favela de Sao Paulo
Una loma de Paraisópolis, la segunda mayor favela de Sao Paulo, es el pedestal de la obra de Estevão Silva da Conceição: un pintoresco castillo de geometría irregular que le ha valido a su creador el apodo del “Gaudí brasileño”. La obra de este antiguo jardinero y albañil, de 67 años, construida a lo largo de cuatro décadas en lo que fue su casa, se alza en medio de una empinada cuadra donde se destaca sin grandes esfuerzos gracias a baldosas coloridas y quebradas, platos de cerámica y piedras marrones instaladas en la fachada.
El “Castelinho”, como lo llaman en la zona, se ha convertido en una atracción turística del empobrecido barrio por su parecido con el Park Güell, una de las creaciones insignia del arquitecto catalán Antoni Gaudí (1852-1926) en Barcelona. Pero este brasileño de bigote canoso y hablar pausado, nacido en Santo Estevão, en Bahia (nordeste), no había oído hablar del genio español cuando puso en marcha su creación. “Hice un trabajo parecido al de Gaudí, sin copiarlo. Hago lo que me sale de la cabeza”, dice a la AFP. “No estudié nada y pude hacer una obra de arte (...) Hoy, me siento un artista”.
La semejanza del “Castelinho” con los diseños de Gaudí fue descubierta por un estudiante a principios de siglo. El cineasta brasileño Sergio Oksman se interesó en la historia y grabó el documental “Gaudí en la favela” (2002), por el cual Silva viajó en 2001 a Barcelona a conocer la obra del célebre artista catalán. Tras la publicación del filme, el castillo se convirtió en un sitio de visita para locales y extranjeros en Paraisópolis, de más de 100.000 habitantes. La entrada cuesta el equivalente a cinco dólares.
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“Me pareció increíble cómo un espacio tan pequeño fue creciendo y creciendo”, opina Celly Monteiro Mendes, una visitante llegada desde Manaos, en la Amazonía brasileña. Desde una sala con aires de cueva, esta pianista de 24 años observa asombrada los detalles que hay en cada rincón de la fortaleza, levantada en un predio de sesenta metros cuadrados y de cuatro pisos, con pasajes casi laberínticos y techos bajos erigidos a partir de conocimientos empíricos.
El “Gaudí brasileño” llegó a Sao Paulo en 1977 en busca de un futuro mejor. Desde entonces trabajó en jardinería, albañilería y vigilancia. En 1985, compró el terreno donde se levanta el castillo, también conocido como la Casa de Piedra, y dio rienda suelta a su imaginación. “Quería tener un jardín, algo diferente. No pensé que se iba a convertir en una obra de arte conocida mundialmente ni parecida a la obra de Gaudí, de lo contrario la habría hecho más alta. La hice para mí, y luego se convirtió en un punto turístico”, explica.
Paisaje desigual
Al principio, plantó un rosal y construyó una estructura de hierro para sostenerlo, la cual sirvió de base para la calahorra, pero las plantas crecían muy rápido y dejaban muchas hojas que recoger. Optó entonces por arrancar el matorral y cubrir el hierro con concreto. Añadió piedras en la superficie, para “refrescar el ambiente”, y un plato roto que tenía a mano. Los objetos quebrados o de segunda se convirtieron en su sello.
Un sinfín de azulejos, conchas, canicas, botellas y monedas dan relieve a las paredes interiores, decoradas con juguetes de plástico, carritos de metal, tazas, bandejas, animales de lata, carcasas de celulares y teléfonos viejos comprados en bazares o regalados por los visitantes. A medida que se trepan escaleras estrechas aparecen plantas y se escuchan pájaros cantando. La vista desde la azotea da cuenta de la desigualdad de Sao Paulo: la favela en primer plano; un poco más lejos, imponentes edificios blancos del barrio acomodado de Morumbi.
“Llevo 39 años haciendo esto. He sudado aquí. Así que hay que decir que es el trabajo de mi vida”, afirma Silva, ahora pensionado. “No sé si voy a finalizarlo antes de morir; solo Dios lo sabe”, sostiene antes de explicar que le queda terminar la terraza. De lo contrario, su obra quedará inacabada como la basílica de la Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona, en construcción desde hace más de 140 años.
Fuente: AFP.
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Ocho olvidados del arte paraguayo
El comunicador cultural y artista visual Toni Roberto es esta vez el protagonista de “Ellos saben”. Gran conocedor del arte, la arquitectura y las historias urbanas, en esta ocasión nos invita a rescatar del olvido a ocho artistas plásticos del siglo XX que a su parecer son figuras clave del arte paraguayo, pero que con el pasar del tiempo han ido perdiendo visibilidad o no han sido valorizados en su justa dimensión.
“Este es un tema poco tratado. No siempre lo más popular debe ser lo preferido. Son mis artistas favoritos del siglo XX, no tan conocidos y que deberían estar en las colecciones de muchos paraguayos que creen que el arte se limita a cinco o seis nombres, que tenerlos en la pared es un símbolo de estatus”, considera Toni Roberto.
Refiere que con la llegada de los vientos modernos del arte a mediados del siglo anterior se empezó a construir un nuevo lenguaje en el arte paraguayo. “Con ello nacieron artistas que por las circunstancias de la vida a pesar de componer una obra contundente no llegaron a cotizaciones importantes de sus obras, por ello muchos debieron dejar por el camino y dedicarse a distintos rubros, a la publicidad gráfica o a la enseñanza de arte en las escuelas y colegios”, señala.
Recuerda que después llegó la generación de oro del dibujo paraguayo de los años 70, grandes nombres, muy ligados a la intelectualidad de aquella productiva década del arte. “Así aparecieron artistas que hoy, muchos de ellos están casi olvidados y otros no, como Joel Filártiga, Gabriel Brizuela, Julio González, Mabel Valdovinos, Nicodemus Espinosa, Nelson Martinessi, Luis A. Boh y hasta un poco conocido Ricardo Migliorisi, dibujante del que muchos andan detrás de alguna colorida pintura comercial de su última época, no teniendo idea que también existió el otro Migliorisi”, apunta.
Cuenta que debido al boom de Itaipú, donde una nueva clase accedió a la posibilidad de coleccionar arte que, con la premisa de que se debía priorizar la durabilidad antes que la calidad estética de la obra, fueron desplazados por la mentalidad de que el arte era solo poseer un óleo sobre tela. “Así, muchos de los exponentes de esa década terminaron haciendo lo que aquella nueva burguesía demandaba: una obra demasiado comercial, logrando notoriedad en ciertas divisiones de las artes visuales, pero fueron poco conocidos en otras disciplinas como el dibujo, que en muchos casos lograron importantes resultados estéticos”, entiende el artista visual.
“Hace poco me decía un artista croquisero, ‘primero voy a hacer un dibujo y después la obra’, sin tener idea de que el dibujo puede ser autónomo a la pintura, es un problema de educación, es muy complejo, es muy difícil porque se trata de “deconstruir” un esquema instalado en la educación artística, que hoy sufre los mismos avatares de educación en general y que además no ayuda al análisis genuino hasta el de un pensamiento social crítico”, lamenta el comunicador.
Pero, volviendo a aquellos años 50, 60 y 70, “debo confesar mi preferencia total por algunos artistas que, perteneciendo a un mundo popular, llegaron a expresar a nivel visual los más altos estándares de virtuosismo en sus obras, alejados de los caprichos del mercado, sumados al complicado análisis artístico dominante. La selección de los ocho artistas no reconocidos por el mercado me fue muy difícil. Ahora yo creo que son estos una sencilla preferencia personal que no desmerita otras elecciones”, aclara.
“Debo confesar mi preferencia total por algunos artistas que, perteneciendo a un mundo popular, llegaron a expresar a nivel visual los más altos estándares de virtuosismo en sus obras, alejados de los caprichos del mercado”.
“Por las circunstancias de la vida a pesar de componer una obra contundente no llegaron a cotizaciones importantes de sus obras, por ello muchos debieron dejar por el camino y dedicarse a distintos rubros”.
JENARO MORALES
¿En qué estilo podemos ubicar a Jenaro Morales? ¿Naif? Sí. Morales, capiateño de alma y nacimiento, realiza una obra que refleja su mundo suburbano, habitando en una compañía de Capiatá donde hasta hoy, en su pequeña granja, su mundo rural es retratado con mucha autenticidad: sus gallinas, vacas, la capilla familiar donde hasta hoy enseña catecismo.
Junto a Ysanne Gayet figura en la selección Presencia del Arte Naif en América Central y Latina. “Prèseence de L’ Art Naïf en Amérique centrale et latine”, siendo un orgullo para los paraguayos. Sin embargo, hasta hoy, su obra no es conocida por la media de los ciudadanos, como se merece.
FABIOLA ADAM
Una gran exponente del arte guaireño, Fabiola Cabrera de Adam vive en Asunción desde hace muchas décadas. “Una de mis artistas preferidas poco visualizadas en el mundo del comercio del arte”, resalta Toni. Cautiva y fascina con su mirada de los mitos y leyendas del Paraguay, temas tratados con mucha altura, llevando aquellas historias al campo de las artes visuales con gran maestría. Estudió desde 1965 con el brasileño Lívio Abramo, luego con Olga Blinder y Edith Jiménez.
JACINTO RIVERO
Jacinto Rivero, grabador de alta talla que a través de las décadas consolidó una obra sencilla, austera pero contundente con la simple gubia y la madera, haciendo un importante aporte de valor plástico. De él ya me referí en un artículo publicado en este mismo diario hace unos meses denominado “Jacinto Rivero, el artista de Cateura”. El artista jamás apartado de su realidad urbana y suburbana al mismo tiempo fue formulando a través de décadas su fidelidad referencial, que lo convierte junto a otros elegidos míos en pioneros del arte social paraguayo.
MARGARITA SÁNCHEZ MINELLA
Con la misma emoción y en el mismo camino, Margarita Sánchez Minella, una niña del Bañado Sur de Asunción a la que el maestro Lívio Abramo conoció en la calle Palma, en situación casi de calle, un día de los años 60 realizó un concurso de arte de niños lustrabotas del centro. En ese lugar se presentó una niña que quería participar con los varones, era la que luego se convertiría en figura fundamental del arte moderno paraguayo.
Con el tiempo logró hacer una importante obra gráfica muy emparentada con su realidad social en la que se desenvolvió dignamente toda su vida, fiel a su realidad. Margarita podía vender sus cajas de caramelos al mismo tiempo que sus obras de arte, una dignidad incomparable.
GENARA MEDINA INSFRÁN
Si uno googlea, el nombre de Genara Medina Insfrán no encontraría en ningún caso. Genara era una mujer muy particular, se paseaba por las calles de Asunción con un aire de misterio siempre con ropa oscura y anteojos grandes. Decía que vivía en Trinidad en una casa que era de los López, vivía casi en situación de calle. A principios de los 80 ya era una mujer de avanzada edad y siempre fue protegida del maestro Livio Abramo. Aprendió a grabar y realizó una rica obra gráfica, a tal punto que fue seleccionada por el maestro Abramo para participar de la legendaria carpeta Tagra realizada a mediados de los años 70.
Su delicado grabado estaba adornado con frutas exóticas con un detallado entorno realizado con gran preciosura, a pesar de lo complicado que era manejar esa manera de hacer arte trabajando sobre la madera. Dentro de todos los artistas de esta selección el caso de Genara Medina Insfrán es el más enigmático y poco conocido, pues por su situación de vida su obra se fue perdiendo, tal vez yendo de un lugar a otro, tan misteriosa que un día ya no volvió. Es un caso casi de rescate antropológico, que debe ser estudiado más adelante en el arte paraguayo.
MABEL VALDOVINOS
Nacida en Sáenz Peña, Chaco argentino, pero residente desde muy joven en Asunción, donde formó un hogar paraguayo, participó de los más importantes talleres de arte de los años 70. Siempre en la punta de la investigación sobre la línea, sorprendió con su arte óptico generativo, denominado mundialmente Op Art.
“Desde muy chico conocí el trabajo de Mabel Valdovinos que miraba maravillado en el viejo Correo Semanal”, cuenta Toni. “Su obra influyó enormemente en mí y en otros coetáneos, asegurándonos la posibilidad de poder retomar el dibujo que fuera marginado en los años 80″, dice.
Mabel reside desde hace dos décadas en su ciudad natal, pero muy ligada a Asunción por sus hijos y nietos, estando siempre fuerte con sus más de 80 años.
RICARDO YUSTMAN
Por el camino aparecen grandes dibujantes, entre ellos Ricardo Yustman, dueño de una obra de profundo contenido de la reflexión sobre la humanidad, que impresiona y se puede comprobar en un dramático dibujo que se encuentra en un libro ya agotado, que fuera editado por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil en el año 2000.
Yustman por las circunstancias de la vida se refugió en el mundo de la publicidad, siendo uno de los directores de la agencia publicitaria que fundara con su amigo Dani Nasta en el año 1968.
CONCEPCIÓN LÓPEZ AQUINO
Representa una mirada fresca de lo auténticamente paraguayo. Mujer sencilla de vida urbana austera. Empezó en los talleres de Lívio Abramo en 1968, representó su entorno de plantas y flores del Paraguay con gran maestría, dominando la rigidez que representa enfrentarse con la dura madera a la hora de grabar, transformando sus piezas en sonoros poemas visuales que llegan a su más alto grado con la aparición en la escena de su obra de aves, que me transporta a “Canto de mi selva” de Herminio Giménez. Formó parte de la selección Tagra realizada por el maestro Lívio Abramo a mediados de los 70, pero poco y nada se sabe de ella que hoy contaría con 74 años.