Anthony Madu pasó de hacer piruetas en las calles polvorientas de Lagos, en Nigeria, a bailar en una prestigiosa escuela de danza británica, después de que un video suyo se hiciera viral, una historia extraordinaria retratada por un documental de la plataforma Disney+.

La película abrió el Festival Internacional de Cine de Santa Barbara en Estados Unidos en febrero y cuenta el recorrido del adolescente nigeriano, descubierto por la Elmhurst Ballet School de Birmingham después de que publicara en las redes sociales en 2020 un video donde aparece haciendo piruetas en una barriada de Lagos.

Después, el muchacho, que es apodado el “Billy Elliot nigeriano” en referencia al filme de 2000 en el que un niño británico de la clase obrera se apasiona por el ballet clásico, saltó a la fama y fue saludado por la reina consorte Camila cuando visitó su escuela el año pasado.

El documentalista nigeriano Joel Kachi Benson y el estadounidese Matthew Ogens filmaron al joven bailarín de 14 años durante todo un año, entre 2021 y 2022, desde su salida de Nigeria hacia el Reino Unido.

Benson obtuvo en 2019 una recompensa en la Mostra de Venecia por su película “Hijas de Chibok”, basada en la historia de las jóvenes secuestradas por el grupo yihadista Boko Haram en Nigeria en 2014. Ogens es el autor del documental “Audible” fue nominado a los Oscars en 2022.

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"Madu" es un documental dirigido por Matthew Ogens y Joel Kachi Benson. Foto: Gentileza

Tránsfuga

En la película de 1 hora 40 minutos, el aspirante a bailarín estrella, que creció en el barrio pobre de Ajangbadi, oeste de Lagos, pasa por todas las etapas del relato iniciático clásico. El sueño hasta entonces impensable de volverse bailarín estrella profesional está al alcance de la mano, pero el joven es invadido de las angustias propias de los tránsfugas.

Experimentó el miedo a no integrarse, los inicios solitarios en un país desconocido y tan diferente al suyo, las dificultades de adaptación y luego poco a poco la plenitud y la impresión de haber logrado su lugar. Después experimentó ciertos choques con su propia familia, con la que la brecha cultural aumenta a veces.

“Tú me hablas como un blanco”, le dijo su madre al otro lado del teléfono al constatar su cambio de acento luego de unos meses en Reino Unido. “Necesito un psicólogo, no un profeta”, dice el adolescente furioso a su madre cuando ella le propone llevarlo a la iglesia cuando estaba de vacaciones unas semanas en Lagos.

“Es una película sobre la aceptación y el sentimiento de pertenencia”, dice a la AFP el correalizador Joel Kachi Benson, quien espera que esta historia, “que es un verdadero milagro”, pueda “inspirar a los niños en Nigeria y África”. “No tengan miedo a soñar, sus aspiraciones son legítimas, no deje que nadie le diga que es imposible”, señala Benson.

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Multinacionales del entretenimiento

Benson sabe de lo que habla. Para él también la “success story” está en camino. La coproducción Disney le “abrió muchas puertas” sonríe el realizador que aun está impresionado por el presupuesto (cuya suma no fue comunicada) que le fue otorgado a un filme documental, género poco popular en Nigeria pese a la próspera producción cinematográfica local de Nollywood.

Desde hace unos años, la industria creativa nigeriana atrae a las multinacionales del entretenimiento, ya sea marcas musicales ávidas de contratar a las mega-stars del Afrobeats o las plataformas de streaming, seducidas por el dinamismo de Nollywood, segundo productor de filmes en el mundo con cerca de 2.500 filmes anuales, justo detrás de la industria india de Bollywood, cuyos grandes éxitos están en Netflix y Amazon Prime.

Disney+ sacó el mes pasado “Iwájú”, una serie animada de ciencia-ficción que se desarrolla en un Lagos futurista y co-producido con un estudio africano. Según un estudio de la empresa británica Digital TV Research, publicado en febrero de 2024, África subsahariana contará con 16 millones de suscripciones de pago a plataformas digitales de video a la demanda (VOD) de aquí a 2029, frente 7 millones a fines de 2023.

Fuente: AFP.

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