Por David Sánchez, desde Tallin (Estonia), X: @tegustamuchoelc (*).
En el marco del Festival de Cine PÖFF en Tallin, tuvimos la oportunidad de hablar con Boris Guts, director de “Deaf Lovers”. Su nueva película explora la compleja relación entre Sonya, una joven ucraniana, y Danya, un chico ruso, quienes intentan construir un futuro juntos en Estambul mientras lidian con los ecos de la guerra y sus propias contradicciones internas.
Boris nos compartió que la inspiración para “Deaf Lovers” vino de dos experiencias muy personales. “Una de mis mejores amigas, ucraniana, estaba casada con un ruso. Eran una familia hermosa con dos hijos, pero en abril de 2022, tras el inicio de la guerra, se divorciaron. Fue doloroso ver cómo el conflicto político destruyó algo tan íntimo. Quise salvar su relación, pero no pude”, confesó el director.
Además, la película nació del impacto emocional que tuvo en él una canción turca de duelo que escuchaba cada semana en Estambul, su refugio tras huir de Rusia. “Esa melodía simboliza las vidas perdidas y la incapacidad de escuchar al otro, un tema central de la película”, añadió.
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Un proyecto internacional
La película, que no muestra directamente la guerra, pero la hace resonar en el fondo, fue un desafío logístico y emocional. “Tuvimos un equipo internacional: luces de Georgia y Armenia, sonido de Ucrania, actores de Rusia, todo hecho en Turquía. Fue un esfuerzo colectivo en medio de muchas dificultades”, explicó Guts. A pesar de su nacionalidad rusa, tanto él como su equipo enfrentaron críticas y amenazas. “Recibí mensajes como ‘quémate en el infierno’ solo por hacer esta película. Pero “Deaf Lovers” no toma partido; es un grito por la empatía y el diálogo”, expresó.
Estambul: ciudad de gatos y contrastes
La elección de Estambul como escenario no fue casual. “Es una ciudad de muchas capas, donde Oriente y Occidente se encuentran, un reflejo de los personajes. También está llena de gatos; ellos son espontáneos, como la vida misma, y eso aporta una naturalidad especial al filme”, comentó Guts. Esta autenticidad fue clave en escenas memorables, como aquella en la que un gato se roba el protagonismo en un momento crucial.
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Controversia y valentía
Estrenar en Tallin fue un acto de valentía, dado que “Deaf Lovers” enfrentó la oposición de varios sectores, incluido el Ministerio de Cultura de Ucrania. “El equipo del festival defendió la película con firmeza, algo que agradezco profundamente. La censura nunca es la respuesta”, declaró el cineasta. Sobre la recepción, Guts fue claro: “No hago películas para ser amado u odiado, sino para decir lo que no puedo callar. La reacción del público no es mi responsabilidad”.
Mirando hacia adelante
Finalmente, al preguntarle sobre sus próximos proyectos, Guts prefirió no dar detalles, aunque aseguró que no estará relacionado con la guerra. “Prefiero que el futuro hable por sí mismo”, dijo con una sonrisa. Mientras tanto, “Deaf Lovers” sigue abriendo conversaciones en festivales internacionales, demostrando que incluso en los tiempos más oscuros, el arte puede tender puentes entre lo aparentemente irreconciliable.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.
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El enorme valor de la entrevista
- Ricardo Rivas
- Periodista
- Twitter: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Quien entrevista construye sus preguntas con lo que “el pueblo quiere saber”. Quien es entrevistado construye sus respuestas solo con lo que cree que el pueblo tiene que saber y lo que personalmente quiere que se sepa en defensa propia.
El subte quedó atrás. La estación Catedral, también. Ya en la superficie, la recova del Cabildo, a lo largo de 133 metros –lo que miden las cuadras en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción– me cubre del sol instalado justo encima de la Casa Rosada.
El verano aprieta. La notebook pesa. Elijo la vereda de la izquierda de la calle Bolívar. Sé que disfrutaré de la sombra hasta la esquina de Alsina. En el veredón del Colegio Nacional de Buenos Aires, algunos pibes y pibas dan vueltas con pocas ganas de que pronto se retome el ciclo lectivo. Es casi el mediodía. En el campanario de la iglesia de San Ignacio –allí desde 1675– las campanas dejaron de tañer un par de minutos atrás.
Viro a la izquierda. Entrecierro los ojos. La calzada brilla. Los rayos frontales del sol lastiman mis pupilas. Apuro el paso. Cruzo. Entrar en el café La Puerto Rico –condecorado como “bar notable” en esta ciudad– en el 416 de Alsina desde 1925 aunque en 1887 el español Gumersindo Cabedo lo fundara sobre la calle Perú, no muy lejos– se valora como salvífico.
E. Ballester (70) y Carlos Q. (66), periodistas, escritores, académicos, cineasta el primero, poeta el segundo, ambos profesores de periodismo de gran nivel pero, por sobre todo, entrañables amigos-hermanos desde varias décadas, ya están allí.
LA ENTREVISTA
Café con leche, medialunas, teléfonos inteligentes, botellitas con agua y una tablet se amontonan sobre la mesa. Agrego mi notebook entre abrazos y regaños porque llegué demorado. “Para no desperdiciar un minuto – dice Carlos– queremos que sepas que el tema de hoy es ‘la entrevista’”. Pienso en silencio. Ordeno “lo mismo” que toman mis amigos.
“¿La entrevista?”, pregunto y añado: “¡Más que tema, palabra clave en la Argentina por estos días…!”. Risas. En cada inicio de año académico nos reunimos aquí para actualizarnos y preparar los contenidos que compartiremos con las y los estudiantes de periodismo en pocos días más.
Carlos Q. –en tono de advertencia– “por si acaso quieren grabar o tomar nota”, explica que “la entrevista se halla en la base de todo el quehacer periodístico y dialógico”. Lo escuchamos con atención.
“La inmensa mayoría de las historias que obtenemos y contamos tienen, han tenido y, seguramente, tendrán como base el encuentro, el diálogo en estado puro entre el periodista y el entrevistado. En ella el periodista se hace y debe hacerse a un lado para dejar que ese otro u otra tome la palabra en su lugar (porque) no se trata de una mera traslación mecánica y lineal de lo conversado, sino de un encuentro pactado que tiene sus climas, sus clímax y su dramaturgia... Para que quede claro. Se suele entrevistar y dar la palabra a alguien relevante por la razón que fuere –transitoria, casual o permanente– y por su experiencia sentimos o sabemos que tiene algo para decir y en ese contexto es el tiempo de escuchar. La entrevista – insiste– es la posible solución de un gran rompecabezas que emergerá del diálogo entre el periodista y su fuente”.
UN GRANDIOSO
El inicio de la tarde avanza. Dejo caer entre nosotros el nombre de Jesús Quintero (1940-2022). Era andaluz. Recuerdo, en tono de evocación que nació en San Juan del Puerto, Huelva, y murió a los 82 en Ubrique, Cádiz, cuando se quedó sin aire y, seguramente, partió cargado de preguntas que no pudo hacer.
“Creo que nació periodista”, me atrevo a decir. Descolló en la radio, pero fue también grandioso en la tele. Detallista, reflexivo, estudioso de todo y de sí mismo, construyó con sus convicciones y estilo de trabajo un verdadero paradigma periodístico y profesional imposible de obviar para aquellos y aquellas que en este oficio de contar historias – esencia del periodismo– quieren (queremos) entrevistar y deciden (decidimos) hacerlo.
Jesús –quien bien se había apropiado y ganado los apodos de el Loco de la Colina primero y, el Perro Verde, después– encuadraba perfectamente en esas dos cuasi bastardas categorizaciones creadas por quienes incomprendían que para hacer la radio y/o hacer la tele, por decirlo de alguna forma comprensible, él potenciaba esos silencios que creaba cuando entrevistaba y que (lo sabía) angustiaban –o acojonaban, como se suele decir en España– a quienes se sentían gente experta en esos medios en los que muchos y muchas profesionales creen que todo en ellos debe ser ruido, vértigo y movimiento permanente.
Me escuchan con atención. Leo en un apunte: “El silencio siempre ha sido el mejor aliado de quien nada sería sin su voz”, describió alguna vez Jesús Melgar, biógrafo de Quintero y su productor por años. Profunda definición, aunque insuficiente, tal vez.
Por ello quiero quedarme con un decir de Andrea Quintero, su hija periodista que junto con su hermana Lola, el 3 de octubre de 2023, homenajearon a su padre en el primer aniversario de su partida con la publicación de “Memoria del silencio. El mundo desde la colina”, un libro imperdible que, con el tiempo, será de lectura obligatoria para periodistas o para quienes quieran serlo.
AXIOMA
“Hay un viejo axioma en la comunicación que dice que, si un grifo está continuamente corriendo, solo reparamos en él cuando deja de echar agua”. Asegura Andrea que es palabra de Jesús. Carlos Q. y E. Ballester asienten.
Gestualmente, descubro que coinciden con la joven que va más allá y revela que aquel grande decía: “Yo vengo a parar el grifo para empezar desde el silencio y reclamo su complicidad para descubrir de nuevo el valor de la palabra (porque) a través del silencio, busco el sonido natural, la respiración del mundo”.
José Saramago, Paulo Coelho, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Antonio Gala, Arturo Pérez-Reverte, el subcomandante Marcos, el exjefe de Gobierno de España (1982- 1996) Felipe González, Diego Armando Maradona, Dolores Ibáurruri –La Pasionaria– Joaquín Sabina, Baltasar Garzón Real… y hasta a una pareja cuando emparejada hacía el amor fueron algunas de sus más de 6.000 entrevistas.
Pido más café. “¡Jesús vivió y trabajó por algunos años en la Argentina desde 1989!”, apuntó Ballester. “Aquí entrevistó en la cárcel de Sierra Chica a Carlos Eduardo Robledo Puch (73), el Ángel de la Muerte, asesino serial, condenado a perpetua desde el 27 de noviembre de 1980″, precisó. “¡Lo conocí y traté, aunque por poco tiempo, a Jesús!”, enfatizó. “Era un grande del periodismo… y un maestro que cultivaba la amistad, la humildad y la ironía como valores”.
PALABRAS FUERTES
Hacemos un descanso. Leemos los diarios digitales. Compartimos pareceres. Digo para todos. “El que salva a su patria no viola ninguna ley”, dicen que dijo Napoleón Bonaparte. Así lo consigna un tal J.L. Gaudy jeune en “Maximés et pensées de Napoléon”, en 1838. ¿Lo habrá dicho realmente? No faltan quienes aseguran que Gaudy jeunes era un seudónimo de Honoré de Balzac (1799-1850), enorme novelista francés.
Alberto Cañas de Pablos, doctor en historia cum laude por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), es uno de ellos. Pero… ¿habrá dicho aquello Napoleón? ¿Por qué no? Era un hombre de pensamientos que expresaba con palabras fuertes.
De hecho, debo decirlo, en junio de 2024, a bordo de un vuelo de Air France con el que dejé atrás París, vi y oí a “Le petit caporal” –interpretado por Joaquin Phoenix– pronunciar esas diez palabras en un fragmento de la película que pretende ser su biografía. Interesante, por cierto.
Especialmente, porque aquella frase también se asegura que fue dicha por Anders Behring Breivik, un terrorista noruego que en 2011 asesinó en Oslo a 77 personas y por ello fue condenado a cumplir 21 años de prisión desde el 24 de agosto de 2012. La información oficial de entonces dice que se trata de un “terrorista noruego de extrema derecha” que hizo circular a través de medios electrónicos una “Declaración europea de independencia” en la que se opone al islam, al “feminismo” por inducir al “suicidio cultural europeo”, al “marxismo cultural” y propone “expulsar a todos los musulmanes” del territorio de la UE.
¡Joder! La sorpresa invadió el triálogo. “¿Napoleón… Breivik?”, preguntó Carlos. Ballester interrumpe. Lee la pantalla de su móvil. “Quien salva a su país no viola ninguna ley”, dijo esta misma mañana Donald Trump –47.º presidente de los Estados Unidos– en la red Truth Social, de su propiedad.
DESAFÍO
“Nada nuevo”, apunto. En “El desafío: Frost – Nixon”, queda claro que una frase (¿deseo?) muy parecida dijo Richard Milhous Nixon (1913-1994), 37.º ocupante de la Casa Blanca entre el 20 de enero de 1969 y el 9 de agosto de 1974, cuando renunció para evitar un juicio político con el que sería destituido, durante una entrevista
televisiva que tres años después Nixon –quien había sido representante (1947-1950), senador (1950-1953) y vicepresidente (1953-1961)– concedió al periodista británico David Paradine Frost (1939- 2013) para explicar su abortada presidencia.
Se reunieron en treinta oportunidades. La entrevista, como formato periodístico inevitable y enriquecedor, vuelve a nuestra reunión de trabajo. “Fue en 1977″, apunto. Hoy comprendo que Frost, en diálogo sin concesiones, fue por “la solución de un gran rompecabezas” que desplegó entre él y Nixon porque era necesario saber qué pasó. Y se supo. Quedó muy claro.
En esa instancia dialógica el exmandatario admitió sin admitir, pero lamentó “haber decepcionado al pueblo norteamericano”. Pese a ello, se mantuvo firme. “When the president does it, that means that it is not illegal” (Cuando lo hace el presidente, eso significa que no es ilegal), dijo visiblemente abrumado ante las cámaras. Tensión y dramatismo.
¡Ese es el valor de la entrevista como herramienta periodística! Todo lo que intenten sus protagonistas fuera de ese espacio dialógico será parte de otro momento. Es inalterable. Para quienes en su momento observamos, tanto las históricas grabaciones del 77 como las imágenes recreadas por y para el cine de aquel suceso en 2008, Richard Nixon, quien cuando asumió juró “solemnemente” que habría de ejercer “fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos” y que pondría “toda mi capacidad para preservar, proteger y defender la Constitución” de ese país, incumplió.
TESTIMONIOS
Enriquece al observador de aquellos testimonios –reales y recreados– ver una y otra vez aquellas imágenes y compararlas. En la vida real, inmediatamente después que Nixon enfatizara en que “…it is not illegal”, Frost –el verdadero– pregunta: “… by definition?”. Derrumbado, sin mirar a su entrevistador, Nixon solo dice “really”. En la ficción cinematográfica, Frost –como quien desea abrir una opción para que su interlocutor se corrija– pregunta: “I’m sorry?”. La réplica es la misma.
Entrevistar no es sencillo. Ser entrevistado, tampoco. No son solo dos personas que conversan sobre la nada misma. Quien entrevista, algunas veces, construye sus preguntas con lo que, como se decía antes –muy atrás en la historia– “el pueblo quiere saber”. Quien es entrevistado construye sus respuestas solo con lo que cree que el pueblo tiene que saber y lo que personalmente quiere que se sepa en defensa propia.
La información –como necesidad y como carencia– es lo que consolida el derecho humano que asegura el acceso a ella. Quien entrevista –de buena fe– sabe que es portavoz de los que no tienen voz ni forma posible y segura de llegar hasta quien quieren que responda. Enorme compromiso ético para el periodismo. Las y los entrevistados lo saben.
Quizás por esa razón y con ese fundamento decía Jesús Quintero: “Quiero que el entrevistado me cuente sus cosas. No voy a acosarlo, ni chuparlo, ni vencerlo. Nunca uso la estocada. Si ha de morir se matará solo y con sus propias palabras. No me creo nada esa moda del reportaje agresivo. Si te pones contra el entrevistado, lo pierdes. Si llegas arrogante, también. Si llegas muy humilde, te derrota. Hay que decirle sin palabras ‘tú eres quien eres… pero yo no soy un tonto”.
RECREACIÓN
Cuarenta y ocho años pasaron desde el Frost – Nixon, la historia real en 1977. Diecisiete, desde la recreación para el cine y la tele. David Paradine Frost –el conductor de “Hello, good evening and welcome” (“Hola, buenas noches y bienvenido”)– continuó con sus entrevistas. También se supo que pagó a Richard Nixon el 20 % de los ingresos que tuvo por aquella producción más que devino en histórica.
Entre 1993 y 2005, para la BBC condujo “Breakfast with Frost”, en la mañana de los domingos. “Frost over the world”, entre 2006 y 2012, en All Jazeera English, donde ese mismo año dirigió y condujo “The Frost interview”.
Nunca dejó de preguntar lo que creyó que tenía que preguntar. Cuando tuvo en frente a William Jefferson “Bill” Clinton (79), 42.º presidente norteamericano, quien en 1998 fue absuelto por el Senado que lo sometió a juicio político acusado de cometer “perjurio” y “obstrucción de la justicia” para ocultar una relación con la pasante Monica Lewinsky, entonces de 24 años, entre noviembre de 1995 y marzo de 1997, con encuentros en el propio Salón Oval de la Casa Blanca, también fue a fondo.
Mirándolo fijamente le preguntó si acaso alguna vez la había amado. ¿Lo habrá sorprendido? “No, and I don’t think that was it, or that she felt that way. But I appreciated her very much” (“No y no creo que se tratara de eso, ni que ella sintiera eso. Pero la apreciaba mucho”), respondió Bill.
Richard Nixon está sepultado junto con Pat –su esposa– en la Biblioteca y Museo Presidencial que lleva su nombre, en California. Frost descansa en Poets’ Corner (Rincón de los poetas), como se denomina tradicionalmente a una sección de la nave transversal sur de la abadía de Westminster, junto con otros grandes dramaturgos, escritores, periodistas y poetas.
CRUELDAD SOCIAL
Dejamos La Puerto Rico. Pasaron muchas horas de trabajo, recuerdos, acuerdos y desacuerdos. También compartimos un desayuno tardío, algunos bocadillos y una picada con cerveza a modo de after office. Anochece. La nocturnidad avanza. La desesperanza y la crueldad sociales quedan al descubierto.
Niños, niñas, hombres, mujeres, personas jóvenes, ancianas –con sus vidas al hombro– buscan y rebuscan en las bolsas de residuos algo para comer. Otros con el pulgar y el índice tocándose imploran por “¡una moneda, loco!”. Varios parecen zombies. Algunas esquinas solitarias de la otrora elegante avenida de Mayo se tensionan.
Veo que una pequeña manada muy urbana de roedores espantados porque descubren que humanas y humanos compiten con ellos en cada pote de basura corren y buscan refugiarse en las alcantarillas. Vi lo mismo en París, Londres, Nueva York, Madrid y Roma. Nos alejamos del bien común.
“Las distancias apartan las ciudades / Las ciudades destruyen las costumbres…”, me dice Concha Buika desde el interior de una muy oscura whiskería prostibularia.
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“Cónclave” triunfó en los BAFTA de cara a los Óscar
- Londres, Reino Unido. AFP.
“Cónclave”, una producción británica-estadounidense de suspense sobre el proceso de elección de un papa, salió este domingo en Londres como triunfadora de los premios BAFTA británicos, con cuatro galardones, incluido el de mejor película, a dos semanas de los Óscar.
El filme dirigido por el alemán Edward Berger, que llegaba a los premios con doce nominaciones, se impuso en la categoría de mejor película, en la ceremonia en el Royal Festival Hall londinense, a “The brutalist”, “Un perfecto desconocido”, “Anora” y “Emilia Pérez”.
“Cónclave” se llevó además los premios de mejor película británica, mejor guion adaptado y mejor montaje. Berger recordó al recibir el premio que la película tuvo un proceso de siete años y rindió homenaje al “maravilloso guion” del británico Peter Straughan y al actor principal Ralph Fiennes.
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“The brutalist”, la otra triunfadora”
“The brutalist”, que acudía a los premios británicos con nueve nominaciones, fue la otra gran triunfadora de la noche, al llevarse también cuatro premios, entre ellos mejor director y mejor actor, para los estadounidenses Brady Corbet y Adrien Brody, respectivamente.
“The brutalist”, una epopeya de tres horas sobre un arquitecto que sobrevivió al Holocausto y busca cumplir el sueño americano, sumó también los premios de mejor banda sonora original y mejor fotografía.
Por su parte, la producción franco-belga “Emilia Pérez”, que llegaba a los BAFTA con once nominaciones, y pareció perder opciones tras diversas controversias, entre ellas unos tuits xenófobos de su protagonista, la española Karla Sofía Gascón, nominada a mejor actriz, logró al final dos premios.
La cinta dirigida por el francés Jacques Audiard, que trata sobre un narcotraficante mexicano que decide cambiar de género, ganó los premios a mejor actriz de reparto, que se llevó la estadounidense de origen dominicano Zoe Saldaña y a la mejor película de habla no inglesa, superando a la cinta brasileña “Aún estoy aquí”.
“Emilia Pérez” dejó sin premio al largometraje brasileño dirigido por Walter Salles, que opta a tres estatuillas en los Óscar del 2 de marzo y que narra la historia del diputado Rubens Paiva, asesinado durante la dictadura en 1971.
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Dos premios para “Emilia Pérez”
El director de “Emilia Pérez”, el francés Jacques Audiard, cuya película ha sido nominada en trece categorías de los Óscar y que ha sido criticada por su retrato de México, señaló al recibir el premio de mejor película de habla no inglesa, que le gustaría “dar las gracias a los maravillosos talentos” que intervienen en el filme, nombrando a su “querida Zoe” Saldaña y a Selena Gómez.
También nombró a la actriz española Karla Sofía Gascón, que no asistió a la ceremonia en medio de la controversia por sus tuits xenófobos que escribió en el pasado. Por su parte, Saldaña, de 46 años, que se llevó el premio de mejor actriz de reparto por su interpretación de la abogada Rita en “Emilia Pérez”, afirmó que el personaje “se convirtió en especial” para ella. Saldaña añadió que el hecho de que la película fuese en español, su primera lengua, le permitió “conectar mi cultura con mi arte. Fue significativo para mí”.
La actriz dedicó el premio a su sobrino trans, quien fue la principal “razón” por la que aceptó participar en la película, agregando que apoyará “siempre a la comunidad LGBTQ”. Por su parte, la estadounidense Mikey Madison, ganó el galardón de mejor actriz por su papel de una “stripper” en “Anora”, un ‘thriller’ del director Sean Baker. La actriz superó entre otras a la gran favorita, la estadounidense Demi Moore (La sustancia) y a la española Karla Sofía Gascón (Emilia Pérez).
El premio al mejor actor de reparto fue para Kieran Culkin por su papel en “Un dolor real”, sobre unos primos judíos estadounidenses que viajan a Polonia en honor a su abuela. La ceremonia no contó con la presencia este año del príncipe Guillermo, presidente de honor de los BAFTA, y de su esposa Catalina, anunció el Palacio de Kensington. Timothée Chalamet, Adrien Brody, Ralph Fiennes, Demi Moore y la brasileña Fernanda Torres estaban entre las estrellas presentes en la velada.
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Tom Cruise se queda sin aliento en “Misión imposible 8”
Tom Cruise volverá a conseguir lo imposible en “Misión imposible: Sentencia final”, cuyo estreno está previsto en mayo próximo. Y aunque no está del todo claro si la octava entrega de la franquicia será o no la última aventura de Ethan Hunt, lo que sí es seguro es que el personaje se enfrentará en ella a toda suerte de arriesgados retos... unas peligrosas escenas de acción que Cruise es famoso por acometer él mismo, sin recurrir a especialistas.
Así, un vídeo detrás de las cámaras lanzado recientemente por Paramount Pictures muestra cómo el intérprete se prepara antes de grabar una toma de enorme complejidad y riesgo. El vídeo comienza con un primer plano de Cruise, que parece estar controlando la respiración mientras a su alrededor el equipo se prepara para la escena. “¿Estamos listos? Listos para la acción. Esta toma es arriesgada”, advierte una voz, que además recomienda al intérprete que, en caso, de ver “algo raro”, grite inmediatamente “corten”.
“Prefiero que seas precavido y pares toda la película a que alguien resulte herido”, le dicen a Cruise que, embutido en un traje de buzo aparece luego es una sala que poco a poco se va llenando de agua, sin duda la escena del submarino que ya se ha visto en algún adelanto.
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En consonancia con el vídeo, precisamente hace escasos días el actor revelaba en una entrevista concedida a Empire que había tenido que “aprender a respirar”, si bien aparentemente refiriéndose a otra escena del filme. “Cuando sacas la cara, yendo a más de 120 o 130 millas por hora, no recibes oxígeno”, expresó, confesando que en ocasiones se había “desmayado” y era “incapaz de volver a la cabina”.
Por otro lado, en la misma entrevista, el director de la cinta, Christopher McQuarrie, aseguró que la película incluía escenas de acción que harían que a la audiencia le “explotase el cerebro”, como una con un torbellino submarino. El cineasta se refirió además a un momento en el rodaje cuyo recuerdo aún le provocaba ganas de “vomitar pensando en la tensión” sufrida. “Fue intenso”, dijo el realizador.
Fuente: Europa Press.
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Con un estreno paraguayo, la Berlinale abre su edición 75.ª
El realizador mexicano Michel Franco, su colega estadounidense Todd Haynes y la actriz escocesa Tilda Swinton figuran entre las estrellas de la 75.ª Berlinale, que empieza este jueves en una Alemania inmersa en una campaña electoral intensa e incierta. Esta edición del festival incluye el estreno de la película paraguaya “Bajo las banderas, el sol” de Juanjo Pereira.
La coproducción con Argentina, Estados Unidos, Francia y Alemania presenta imágenes inéditas y olvidadas obtenidas de archivos extranjeros sobre la dictadura de 35 años de Alfredo Stroessner. La cinta de 90 minutos debutará en la sección Panorama Dokumente, el lunes 17 de febrero, a las 12:30, en el Stage Bluemax Theater de Berlín. Tendrá otras cuatro funciones los días 18, 19, 21 y 22 de febrero, con presencia del joven cineasta paraguayo.
Juanjo Pereira también será parte de la mesa redonda sobre “Tiempos difíciles, cine y censura. El cine iberoamericano ante esta tesitura”, que organiza el Programa Ibermedia, el martes 18 de febrero, a las 10.00, en la sala Simón Bolívar del Instituto Ibero-Americano en Berlín, con Anna Muylaert (Brasil), María Elena Wood (Chile), Fernando Eimbcke (México) y Blanmi Núñez (México); moderará Violeta Medina (Chile-España).
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Clima político intenso
El primer gran festival cinematográfico del año suele tener un acto inaugural de consenso, pero el año pasado causó polémica cuando los organizadores dudaron si invitar o no a representes electos del partido Alternativa para Alemania (AfD), de extrema derecha.
Un año más tarde, ese partido apunta a un resultado récord en las elecciones anticipadas del 23 de febrero, en vísperas de la entrega del Oso de Oro, máximo premio del festival. ¿Podrá la Berlinale mantenerse al margen de ese clima tenso, pese a ser considerado un festival progresista y una caja de resonancia del acontecer político del momento?
Las declaraciones de las figuras invitadas a Berlín serán analizadas con lupa, sobre todo las de los actores y cineastas alemanas, como Tom Tykwer, realizador de la cinta inaugural, “The Light” (La Luz). El film aborda la llegada de una inmigrante siria contratada como ama de llaves de una familia berlinesa, lo que la lleva a “un viaje a lo desconocido”.
El realizador de 59 años, conocido por la película “Corre Lola, corre”, comentó que su nueva obra ocurre en una época contemporánea en que “la democracia vuelve a ser cuestionada” por fuerzas políticas que aspiran a “excluir y marginar”. La noche inaugural tendrá la entrega de un Oso de Oro honorífico a Tilda Swinton por su trayectoria actoral, que incluye la última obra del español Pedro Almodóvar, “La habitación de al lado”.
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19 obras en competencia
Los miembros del jurado entrarán de lleno a su misión el viernes, con la proyección de las primeras cintas en competencia. Presidido por Todd Haynes (“Dark Waters”, “Carol”) y con el argentino Rodrigo Moreno entre sus miembros, deberá escoger a la ganadora del Oso de Oro entre 19 largometrajes.
En la competencia figura el mexicano Michel Franco con “Dreams”, el brasileño Gabriel Mascaro con “O último azul” y el argentino Iván Fund con “El mensaje”. La producción de Franco es un drama protagonizado por Jessica Chastain e Isaac Hernández sobre un joven bailarín de ballet mexicano que cruza la frontera para triunfar en Estados Unidos.
También estarán pugnando por el máximo galardón el estadounidense Richard Linklater y el surcoreano Hong Sang-Soo. La Berlinale suele atraer menos atención que los festivales de Venecia o Cannes, pero este año la ciudad alemana intentó darle más vida con una nueva directora, Tricia Tuttle, a la que robaron del Festival de Londres.
Para darle brillo a la alfombra roja, Tuttle alineó a un buen número de estrellas, como Timothée Chalamet, Jessica Chastain, Marion Cotillard, Ethan Hawke o Robert Pattinson. Este último protagoniza, fuera de competencia, “Mickey 17″, que marca el regreso al cine del director surcoreano Bong Joon-Ho desde su triunfal “Parásitos”. Su nueva obra es una comedia de ciencia ficción que resuena con los tiempos actuales, al burlarse de un multimillonario que recuerda a Elon Musk, jefe de Tesla y SpaceX, cercano al presidente estadounidense Donald Trump y simpatizante del AfD alemán.
Con información de AFP.