La novela histórica “Hernandarias”, de Irina Ráfols, se presenta el sábado 8 de marzo, a las 18:00, en el Centro Cultural El Lector, ubicado en avenida San Martín casi Austria, con acceso gratuito. La obra será presentada por Luz Saldívar y Javier Viveros. La novela de aventuras, intrigas políticas, humor y romance, se ambienta en el año 1609, en escenarios de Asunción, San Ignacio Guazú, la Banda Oriental, y Buenos Aires, entre otros.
Esta es la primera parte de una saga, centrada en el gobernador, conquistador y explorador Hernando Arias de Saavedra, criollo asunceno, relevante en el virreinato del Río de la Plata y Paraguay, por la demarcación de tierras, la protección de los nativos por encima de los españoles, y por combatir sin tregua al crimen organizado.
La sinopsis de “Hernandarias” refiere que, mientras el explorador del título busca afanosamente ordenar el nuevo mundo, se interponen hordas nativas, los bandeirantes y la banda mafiosa más célebre de toda la América española. Es un criollo asunceno que cobra poder, visto con recelo por los encomenderos y con aprecio por los jesuitas.
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La misión de San Ignacio Guazú se levanta. Un nativo guaicurú se resiste a ser evangelizado. La yerba mate es prohibida por diabólica. Todos tienen una visión del nuevo mundo. La lucha encarnizada es por ver cuál de todas las visiones se levanta sobre las otras. Para eso será necesario someterlas o destruirlas.
Irina Ráfols es uruguaya, radicada en Paraguay desde hace más de treinta años. Es escritora y profesora de literatura. Obras publicadas: “Esperando en un Café” (cuentos, 2004), “Desde el insomnio” (poemas, 2005), “Abulio, el inútil” (novela, 2005), “Alcaesto, historia de un aprendiz de alquimia” (novela, 2009), “El Hombre Víbora” (novela, 2013), “Cuadros parlantes” (cuentos, 2015), “Palabra al borde” (poemas, 2019), “Cuentos para vivirlos” (cuentos con guías didácticas, 2022), “Encuentros cercanos” (cuentos, 2024).
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Hace 16 años, una joven reclamaba la paternidad de un presidente y exobispo
El 8 de abril del 2009 saltaba uno de los mayores escándalos en la investidura presidencial, que involucraba a una joven mujer y un presidente de la República. El nombre de Viviana Carrillo, una mujer de 26 años, aparecía en los medios causando revuelo con una demanda de filiación contra el entonces mandatario Fernando Lugo (2008-2013), un exobispo que llegó al poder con la alianza encabezada por la concertación de Frente Guasu.
La sorpresa en ese momento no se dio justamente por tratarse de la máxima autoridad nacional, sino porque Lugo fue un sacerdote y la relación se habría dado en medio de su voto de castidad. El 8 de abril del 2009, abogados de la joven impusieron una demanda por filiación en favor de su hijo, que en ese entonces tenía tan solo 2 años, ante el juzgado de la Niñez y Adolescencia de Encarnación.
Posteriormente, Carrillo había retirado la demanda argumentando que no autorizó a sus abogados a realizar tal acción, y tomó conocimiento de ello a través de los medios de comunicación. “Fui sorprendida en mi buena fe cuando el miércoles 8 de abril del corriente año he tomado conocimiento, a través de los medios de prensa, que los abogados Walter Acosta y Claudio Kostinchok, en forma unilateral, resolvieron iniciar la presente acción sin mi expreso consentimiento”, declaró a la prensa.
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Lugo admite paternidad
El revuelo se dio días antes de que Fernando Lugo cumpliera un año como inquilino del Palacio de López y, pese a que la joven retiró la demanda días después, el escándalo ya se había instalado y el mandatario no tuvo otra opción que admitir públicamente que mantuvo una relación con esta joven y que sí compartían un hijo.
En una conferencia habitual desde la Presidencia, un lunes de pascua, el 13 de abril del 2009, Lugo admitía la relación ante todo el pueblo paraguayo y la atención internacional. “Aquí y ahora, ante mi pueblo, ante mi conciencia y en homenaje ante toda la gente que ha depositado su confianza en mí persona, manifiesto con la más absoluta honestidad, transparencia y sentido del deber. Es cierto que hubo una relación con Viviana Carrillo”, fueron sus palabras.
“Ante ello, asumo todas las responsabilidades que pudieran derribar de tal hecho, reconociendo la paternidad del niño y atendiendo al interés superior a la privacidad del niño, que las altas responsabilidades que al mismo tiempo me impone el ejercicio de la presidencia, no formularé más declaraciones sobre el tema”, expresaba.
Aparecen otros hijos
La aparición de Carrillo fue la antesala de otras demandas de paternidad contra el jefe de Estado. Con el mismo reclamo, aparecía Benigna Leguizamón, quien aseguraba que Fernando Lugo era el padre uno de sus hijos. Sin embargo, al no lograr que el presidente asumiera la paternidad impuso una demanda de filiación, se realizó una prueba de ADN por orden de un juzgado, que tuvo el resultado negativo. Pese a este resultado, Leguizamón por mucho tiempo insistió en su versión.
Luego, apareció Hortensia Morán, una docente que afirmaba que mantuvo una relación con Lugo durante la campaña electoral presidencial en el año 2008. Como una historia repetida, la misma también recurrió a la justicia, y realizada una prueba de ADN, el resultado también fue que Lugo no era el padre.
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James Ellroy, ícono de la novela negra, lanza “Los seductores”
- Lyon, Francia. AFP.
El mundo de hoy no le interesa. A sus 77 años, James Ellroy sigue volviendo a Los Ángeles de su infancia, una ciudad violenta, corrupta y sórdida, y se considera el “mejor escritor de novela negra” del mundo. El maestro estadounidense, conocido por su arte de la provocación, participa en el festival literario Quais du Polar, en Lyon, en el sureste de Francia, y confiesa en una entrevista con AFP que es “obsesivo”.
Sus ideas fijas siguen siendo el sexo, los policías y delincuentes corruptos, las intrigas políticas, los excesos de alcohol y drogas, los tabloides y, por supuesto, los asesinatos. En “La Dalia Negra”, “L.A. Confidential” o “El Gran Desierto” retrata un país turbio, en un estilo que dice haber inventado, mezcla de jerga de los barrios bajos y frases cortas y sincopadas.
“Es el lenguaje de la injuria”, dice el autor que desmonta mitos estadounidenses como el de los hermanos Kennedy o Marilyn Monroe, a la cual maltrata en su última obra, “Los seductores”. “Era estúpida, hueca, pretenciosa en extremo y con la profundidad de una tortilla. No soy susceptible a su encanto, la desprecio como actriz y me importa un bledo su estatus supuestamente legendario”, dice, afirmando haberla puesto en el centro de su obra “porque es reconocible”. “Y necesitaba una mujer muerta”.
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“Perro demoníaco”
Los libros de Ellroy, cuya madre fue asesinada en 1958 en Los Ángeles, un crimen nunca resuelto, suelen girar en torno a un personaje femenino desaparecido. Aunque jura que “no tiene nada que ver” con su infancia y que “lo superé hace mucho tiempo”, ese asesinato es el hecho fundacional de su obra.
Tras la muerte de la madre, cuando tenía 10 años, quedó al cuidado de su padre, un hombre permisivo que le dejaba hacer lo que quería. El joven Ellroy se fue desviando poco a poco y pasó diez años en la calle, viviendo de pequeños robos y de drogas.
Los problemas de salud le llevaron a cambiar de vida y cuando tenía unos treinta años se puso a trabajar de ‘caddie’ llevando palos de golf y a escribir sus obsesiones. Medio siglo después, aún no se ha librado de ellas: “Quiero transmitir mis obsesiones a los lectores, quiero que lean mis libros de manera obsesiva”, dice el autor apodado “el perro demoníaco” de la literatura.
Sin teléfono móvil
Durante un año “escribo a mano (...) en letras mayúsculas, escribo las grandes líneas y eso me da un esquema”, y cuando llega la hora de redactar, “puedo improvisar porque sé a dónde voy”. Algunos de sus personajes fueron reales, pero “invento, trenzo y divago” porque “odio la investigación”, admite.
Pero más que la investigación, detesta que le hablen de política y del Estados Unidos actual, de su presidente y de las nuevas estrellas de internet que podrían convertirse en increíbles novelas negras. “El mundo actual no me interesa”, afirma. “No utilizo computadora, ya no tengo teléfono móvil”, asegura este hombre alto, seco y calvo, de figura frágil, que levanta la voz si una pregunta le molesta.
Afincado en Denver, Colorado, prepara su próximo libro, ambientado en 1962. No le gustar leer periódicos ni literatura contemporánea. “Sólo leo ‘thrillers’ estadounidenses y novelas populares”, en busca de “buenas tramas y personajes fuertes”. “Soy el mejor escritor de novela negra que ha existido, nadie es tan bueno ni tan profundo como yo. Pero puede ser que un día alguien me supere”, concluye.
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Exposición de arte “Posdata” en Texo
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José Ariel Ramírez presentó el “Libro Negro de la Guarania”
El compositor y director de orquesta José Ariel Ramírez presentó “El Libro Negro de la Guarania”, el viernes pasado, en la Casa Bicentenario de las Artes Visuales. Se trata de un álbum con doce partituras gráficas de guaranias de su autoría, y en la oportunidad interpretó la obra “Oráculo”, convirtiéndose también en un estreno musical.
El “Libro Negro de la Guarania” no está escrito de manera tradicional, sino que utiliza partituras gráficas. Se trata de una representación visual de la música, donde Ramírez recurre a tres elementos para la escritura musical, estos son: trazos blancos sobre fondo negro -de ahí el nombre del álbum-, caracteres de texto y figuras geométricas.
“Estos tres elementos hacen a la partitura y son mapas que deben ser traducidos”, explicó el compositor. De esta manera, la obra gráfica pasa a integrar la muestra “Ver a Flores y su guarania”. José Asunción Flores, las artes visuales y el cine expuesta en la Casa de las Artes Visuales, con un conjunto de sus partituras impresas y usadas como obras gráficas.
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Estas composiciones tienen “la particularidad de que suenan distinto a una guarania tradicional, pero que, al mismo tiempo, son un homenaje a su creador, ya que se explora dentro de ellas los elementos más importantes de la guarania, que son la sincopa, la melodía, el contrapunto, la textura, el timbre, pero, llevándolas más allá de una guarania tradicional”, explicó el autor.
Sobre la exposición de sus partituras en la muestra, Ramírez señala que “en este caso, el disparador del sonido es una partitura gráfica, es lo visual. Me interesa que la guarania nueva tome el camino hacia lo interdisciplinario, que sea visual, sonora, táctil, en algún momento alguien escribirá una partitura utilizando otro elemento que no sea el papel, por este motivo, la Casa Bicentenario de las Artes Visuales me parece el lugar idóneo para la presentación y exposición de las mismas”.
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Visualidad de lo sonoro
El compositor explica que “el sonido tiene muchas maneras de traducirse o de trasladarse a la escritura y que una partitura puede ser cualquier grafía con indicadores de cómo producir sonidos, por tanto, la partitura gráfica es una guía para que los intérpretes puedan transmitir el sonido y aporten desde sus propias subjetividades; se trata de una partitura abierta, con posibilidad de múltiples interpretaciones”.
Respecto a “Oráculo”, una guarania para cuarteto de voces y electrónica, comentó: “Lo que busco es tratar de explorar sonoramente todos los aspectos que hacen a la guarania, pero con un lenguaje actual. Así como en la muestra ‘Ver a flores y su guarania’ está la partitura de ‘Jejui’, la primera guarania, donde se la puede apreciar como a una pintura, así también quiero que mi música se vea y que suene con elementos más desarrollados y actuales”.
Sobre José Ariel Ramírez
Las guaranias de José Ariel Ramírez son composiciones desarrolladas desde un lenguaje personal que utiliza una técnica mixta, con sonidos de la electrónica, la electroacústica y la acústica. Las doce piezas del “Libro Negro de la Guarania” tienen también la particularidad que están escritas para distintos timbres, explica el compositor, y agrega que “así como en la guarania tradicional hay arpas, guitarras, requintos, voces, acá también se cuenta con este tipo de instrumentación, pero se agregan otros que no son tradicionales, como la electrónica o el coro”.
Así, el “Libro Negro de la Guarania” hace referencia tanto a la forma en que están escritas estas composiciones, en unas partituras gráficas donde trazos blancos contrastan sobre un fondo negro, pero, también, alude a nuevas formas de componer guaranias, con elementos no tradicionales y explorando nuevas sonoridades, diversificando de esta manera el universo sonoro de la guarania; como lo señalaba José Asunción Flores, quién había expresado que la guarania es un ancho camino por recorrer.
Sobre la diversidad, Ramírez reflexiona en los siguientes términos “la sociedad que es rica culturalmente, musicalmente, en este caso, es aquella que tiene variedad de expresiones. A mí me interesa que en el país se escriban no solamente polcas y guaranias, me interesan que se compongan otros tipos de lenguajes, cuando más expresiones hay, más enriquecedor se vuelve la cultural e incluso las formas tradicionales”.
“Ahora está muy de moda funcionar; por ejemplo, una guarania se interpreta a la manera del jazz, y esto es muy enriquecedor; así como en el mismo caso de Flores, cuando se orquestó sus guaranias sinfónicas en un lenguaje ruso, esto fue maravilloso. ¿Qué sucede si se utilizan otros elementos más actuales, como la electrónica, o lo visual e incluso objetos que no están pensados como instrumentos tradicionales? Entonces, considero que a la guarania todavía le queda mucho por desarrollar”, concluyó.