Con “Ayvu - Memoria oral en cuentos”, la autora Laura Inés Ferreira Melgarejo, de conocida trayectoria como narradora oral de cuentos, se presenta ahora en el mundo de la literatura escrita, presentando a sus seguidores y al público en general, un libro con los relatos que fueron concebidos oralmente y narrados en diversos escenarios nacionales e internacionales.
El libro consta de ocho relatos e incluye una guía didáctica para docentes o interesados e interesadas en trabajar la memoria oral en grupos de jóvenes y/o adultos. La publicación fue presentada por la Editorial El Lector en su sede en Asunción, el jueves 3 de abril, mes en que se celebra el Día Internacional del Libro.
Lea más: Homenaje a Florentín Giménez con la zarzuela “Sombrero piri”
Mario Rubén Álvarez, en el prólogo, menciona: “Afortunadamente, Laura se descalza y se adentra en las aguas para entregarnos parte del yvu de su alma. Deja atrás la obstinada tradición de la oralidad. Sus recuerdos de la infancia, sus personajes y amigos entrañables, se yerguen a partir de lo que le tocó vivir —y, a ratos, padecer— o de episodios que marcaron a fuego el derrotero que escogió para deambular en este valle de alegrías, pero también de lágrimas, contracaras inherentes a la condición humana ineludible”.
Contar historias es un ritual que viene desde tiempos inmemoriales, según menciona la autora. Nuestros abuelos y abuelas crecieron y fueron educados a través de las historias y memorias orales familiares. Cuando emprendí el camino de la narración oral hurgué en mi memoria los relatos familiares que hacen a mi historia, y emergió una necesidad imperiosa de narrar los saberes de mis abuelas y abuelos. Así surgieron varios de los cuentos que forman parte de mi repertorio.
Continúa diciendo Laura Ferreira: “Con el transcurrir del tiempo, esos relatos orales fueron buscando la tinta y papel. Hoy, se presenta en este libro. Espero que estas historias siembren en los corazones de los lectores esa semilla de revitalizar la narración de historias a través de la memoria oral personal, familiar y colectiva. Nuestro ser oral de paraguayos se verá fortalecido. Paraguay es un país de semilla oral y eso debe enorgullecernos y debemos seguir cuidando esta semilla”.
Como editorial, El Lector, apuesta a la difusión y promoción de la lectura a través de posibilitar a los paraguayos y paraguayas el acceso a nuevas e innovadoras propuestas y con ese espíritu de invitar al lector a revitalizar la memoria oral, se publica “AYVU”, un libro que aspira a ser un aporte a la memoria y una forma de honrar a la oralidad paraguaya.
Dejanos tu comentario
Augusto dos Santos presenta su libro sobre asesoramiento de comunicación política en Corrientes
El periodista Augusto dos Santos hará la presentación de su libro: “Hay un mito en la nevera”, enfocando la asesoría de comunicación política en medio de la diversidad. Será en el marco de la XV Feria del Libro Corrientes 2025. El evento se desarrollará este martes a las 20:00 en el salón auditorio Ceferino Miranda, ubicado en el quinto piso de la Galería Colón, en la ciudad de Corrientes, Argentina.
El acto de lanzamiento contará con la participación de invitados especiales y se convertirá en una ocasión imperdible para que estudiantes y docentes conozcan a uno de los comunicadores políticos más influyentes de Paraguay y autor de la obra literaria.
Será una oportunidad única para descubrir de cerca su mirada sobre la comunicación como “alma de los procesos”, la importancia de la diversidad y los desafíos del mundo actual.“La comunicación no puede ser solo un apéndice, tiene que estar en el corazón de cada proyecto”, recuerda el autor en cada página del libro que fue lanzado en el país el 10 de octubre del año pasado, de la mano de la editorial Arandura.
Se trata de un relato de situaciones apasionantes de las asesorías comunicacionales en medio de la complejidad política.
Te puede interesar: Se despide el “veranillo”: llegan lluvias y descenso de temperatura
Dos Santos se desempeña ahora como asesor externo de la Presidencia de la República. Así también ocupó el cargo de director periodístico de Nación Media y en la actualidad ejerce labores de asesoría externa en el Gobierno.
El especialista había ejercido la función de ministro-director de Comunicaciones durante el mandato del presidente Fernando Lugo, quien en su gobierno había impulsado la creación de la Secretaría de Información y Comunicación (Sicom), el 27 de agosto del 2008. La mencionada institución tenía como misión central desarrollar estrategias comunicacionales que vinculen al Estado y la comunidad en la construcción de una comunicación eficaz.
Dejanos tu comentario
Un centenar de mediadores incentivarán la lectura a nivel país
El Curso de Mediadores de Lectura “Leamos Juntos”, culminó exitosamente con de más de 100 participantes, el martes 8 de julio, en la Biblioteca Nacional, en Asunción, en el marco del programa “Un libro, una esperanza: dotación y dinamización de espacios de lectura”, una iniciativa de la Fundación en Alianza con el apoyo del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna).
El evento celebró el compromiso, la creatividad y la vocación de servicio de los participantes que se han formado como mediadores de lectura para incentivar el amor por los libros en niños de distintas comunidades de todo el país. Así también, el curso impartido y mentoreado por la escritora y docente Verónica Abente, ha logrado no solo capacitar a mediadores, sino sembrar vínculos, imaginación y habilidades lectoras en niños del país.
Lea más: UNAE inauguró la Estantería Ucraniana en biblioteca encarnacena
Como parte del cierre, también se anunció la dotación de unos nuevos espacios de lectura infantil otorgados a los mejores proyectos de implementación del curso, a ser entregados en las siguientes semanas en diferentes departamentos del país, gracias al apoyo de empresas comprometidas con el fomento de la lectura y el desarrollo integral de la infancia.
El acto contó con la presencia del viceministro de la Niñez y la Adolescencia, Juan Marcelo Fernández, autoridades de la Biblioteca Nacional, representantes de la Fundación en Alianza y aliados del sector privado. Al finalizar, se compartió una merienda con todos los asistentes en el hermoso patio de la Biblioteca Nacional, en un ambiente distendido de intercambio y de celebración.
Lea también: El MuCi propone ciencia y diversión en vacaciones
Dejanos tu comentario
UNAE inauguró la Estantería Ucraniana en biblioteca encarnacena
En un acto emotivo realizado en la Biblioteca Central “Nila López” de la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE), se habilitó recientemente la Estantería Ucraniana, convirtiendo a la Universidad Autónoma de Encarnación en la primera institución de educación superior en Paraguay en sumarse a este programa internacional impulsado por la Oficina de la Primera Dama de Ucrania, Olena Zelenska.
El acto contó con la presencia del embajador de Ucrania en la República Argentina y concurrente en Paraguay, Yurii Klymenko y su esposa Tatiana Klymenko; la rectora de la UNAE, Dra. Nadia Czeraniuk, autoridades académicas, representantes de la comunidad de descendientes ucranianos e invitados especiales.
Lea más: “Amaranta y Parlamplín” sube en festival de teatro infantil
Czeraniuk destacó, en el acto, la importancia de este espacio abierto a toda la comunidad y reafirmó el compromiso de la universidad con la promoción de la lectura y el fortalecimiento de la identidad cultural. El embajador, por su parte, resaltó que la UNAE se convierte así en la primera universidad paraguaya en formar parte de este proyecto que ya está presente en 57 bibliotecas del mundo, incluyendo instituciones tan emblemáticas como la Biblioteca de la Unesco en París, la Biblioteca Pública de Nueva York, la Biblioteca Nacional de España y la Biblioteca Nacional de Polonia, entre otras.
El acto culminó con la apertura simbólica de la estantería y un recorrido por los libros disponibles, seguido de un cálido encuentro para compartir café y dulces de tradición ucraniana, como símbolo de amistad y hospitalidad. La Biblioteca Nila López de la UNAE está abierta al público de lunes a viernes, en horario de 7:30 a 11:30 y de 15:00 a 21:30, y los sábados de 8:00 a 12:00.
Lea también: Estrenarán el show teatral “Don Gato y su pandilla”
Dejanos tu comentario
“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.