Semanas atrás, el pequeño José Ezequiel Vázquez Cáceres se había hecho viral debido a la publicación en redes sociales de una superproducción fotográfica precumple, en la que lucía lookeado como el mariscal Francisco Solano López.
Josecito, quien también es conocido como Mariscalito luego de que interpretó al personaje del mariscal López, hoy está cumpliendo 6 años y lo celebró como un auténtico héroe. Con una fiesta patriótica ambientada con los colores rojo, blanco y azul, que tuvo lugar en la ciudad de Valenzuela, departamento de Cordillera.
Durante el evento, el cumpleañero lució una vestimenta idéntica a Solano López, y para la ocasión le pidió a sus padres un caballo blanco, con el cual llegó montando a su celebración. Una vez allí, realizó un emotivo discurso.
Luego, tanto él como sus invitados fueron sorprendidos con la llegada del exfutbolista Salvador Cabañas, conocido como El Mariscal, quien fue invitado por el padrino del Mariscalito, Juan Carlos Ozorio Admen. Josecito se emocionó con el regalo y compartió con el ídolo de multitudes.
Pasión por la lectura
Desde muy pequeño, José Ezequiel sorprendió a sus padres debido a su comportamiento y curiosidad por todo, convirtiéndose en un niño autodidacta que tiene como pasatiempo favorito la lectura.
Recuerdan que después de haber conocido la realidad de la festividad del Día del Niño en nuestro país, dijo: “Cómo será que podemos festejar el Día del Niño en un día que fue muy triste para la historia del Paraguay”.
Además, tras conocer un poco acerca de la historia paraguaya, desarrolló una gran curiosidad hacia el origen de la Guerra Grande o Guerra de la Triple Alianza. Por ello, sus padres le dieron a conocer sobre el tema, con lecturas de referencias y videos donde recreaban aquel momento en el que el Francisco Solano López entregaba su vida por la patria.
Todo aquello había hecho que Josecito se emocione hasta las lágrimas. “Desde el día que supo (agosto 2020) sobre la existencia de una guerra en Paraguay, no paró más. A nosotros nos asustaba en ocasiones por todo lo que nos llegaba a contar, sobre el lugar de muerte del mariscal. La forma en que falleció, el nombre de su caballo, hasta el lugar de su deceso”, destacó su madre.
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Desde aquel entonces y sin dudar le dijo a sus padres: “Yo quiero mi cumpleaños número seis en Valenzuela, vestido de Mariscal López, con mi caballo Bronco”. Mariscalito anhela conocer el lugar donde falleció el Mariscal López, el río Aquidabán, y la zona boscosa donde lo emboscaron. Además, quiere visitar el lugar de su tumba en el Panteón de los Héroes y el Palacio de López.
Al igual que la lectura, Josecito realiza otras actividades como ejecutar la guitarra y estudiar en un conservatorio de música. También asiste a una escuela de fútbol, donde lleva a cabo sus prácticas y destrezas físicas.
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Inician recapado de avda. Mariscal López
Los trabajos de recapado en zonas críticas de la avenida Mariscal López iniciaron ayer lunes, pero la intervención en áreas principales se hará entre diciembre y enero, de acuerdo con el plan del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). Se reparará un tramo de seis kilómetros, desde Madame Lynch hasta el cruce Yberá, en las inmediaciones del Hospital de Clínicas, en San Lorenzo. Paralelamente, se están interviniendo las calles alternativas.
Las obras de mejoramiento se harán en varias etapas para evitar obstaculizar el tránsito vehicular, ya que durante los trabajos se habilitará solo media calzada. En esta primera fase solo se hará el recapado de la vía en los puntos más deteriorados.
“Es un trabajo integral donde va a haber una reconstrucción total de la avenida Mariscal López entre Calle Última y el arroyo San Lorenzo. Los trabajos que estamos haciendo ahora son tres trabajos simultáneos, ahora estamos haciendo un recapado para dejar transitable el 100 % del tramo”, explicó el ingeniero René Peralbo, director de Vialidad del MOPC al programa “Arriba hoy”, del canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
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Héroes paraguayos: 11 figuras clave en tiempos de guerra
Paraguay, un país de héroes que enfrentó dos grandes guerras en un lapso de 60 años, una de ellas considerada la más cruenta de la historia sudamericana. En esta nueva entrega de Ellos Saben, recopilamos 11 héroes paraguayos de las guerras de la Triple Alianza (1864-1870) y del Chaco (1932-1935) desde la visión del historiador Fabián Chamorro.
La nómina de Fabián está compuesta por Francisco Solano López; Elizardo Aquino; José María Bruguez; Bernardino Caballero; José Eduvigis Díaz; José Félix Estigarribia; Eugenio Alejandrino Garay; José Bozzano Baglietto; Rafael Franco; María Victoria Candia y Andrés Barbero.
Chamorro cita a tres estrategas de la guerra de la Triple Alianza, Elizardo Aquino, quien nació en Luque en 1825. El 30 de abril de 1854, siendo teniente, fue nombrado comandante de la unidad militar de la Fundición de Ybycui. Era capitán cuando se inició la contienda. Comandando el Batallón Nº 36 fue destinado al frente y apoyó a la Escuadra Paraguaya en la batalla naval de Riachuelo el 11 de junio de 1865.
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Siendo coronel y jefe del Estado Mayor de la fortaleza de Humaitá, recibió la orden de cavar unas trincheras cerca a las avanzadas aliadas próximas a los bosques del Sauce; ahí se combatió cuerpo a cuerpo desde el 16 de julio hasta el 18 de julio de 1866 para mantener las posiciones paraguayas. Aquino, en una de las tantas cargas paraguayas para reconquistar las trincheras, y sin medir el riesgo, fue en busca del enemigo recibiendo un balazo en el estomago. Tres días después, en Paso Pucu, segundos después de morir, fue despedido por el Mariscal con un vigoroso: ¡Viva el general Aquino!
El segundo es el general José María Bruguez, artillero, “un hombre muy bien formado a pesar de salir muy poco de Paraguay. Fue un excelente estratega y murió ajusticiado durante los procesos de San Fernando, en junio del año 1868″, refiere Fabián. Y el tercero es Bernardino Caballero, “el estratega que le quedó a López para tratar de parar el aluvión aliado desde mediados de 1868. Caballero aprendió el arte de la guerra en el campo de batalla”, agrega.
A ellos suma los nombres de José Eduvigis Díaz, “por lo que representa para la memoria del Paraguay” y de Francisco Solano López, que para él “es el personaje histórico más importante del Paraguay hasta hoy en día”, asegura.
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En la guerra del Chaco, el primer héroe es el mariscal José Félix Estigarribia, quien tuvo “una visión estratégica diferente, con la guerra en movimiento, con el traslado masivo de hombres y logística en varias direcciones para sus famosos ‘corralitos’”. De acuerdo a Fabián, Estigarribia “no dejó de pensar un solo día en cómo destruir en una sola batalla a todo el Ejército boliviano y si bien no lo pudo hacer, en diferentes batallas fue tomando divisiones enteras del Ejército boliviano”.
El segundo es Eugenio Alejandrino Garay, “un hombre que ya estaba jubilado y prácticamente anciano se convirtió en patrono de la infantería paraguaya”, cuenta y agrega que “después de caminar más de 60 kilómetros con un ejército que no tenía prácticamente agua, salió detrás del Ejército boliviano y logró una victoria fundamental en Yrendagué”.
El tercero es José Bozzano Baglietto, que fue el gran organizador de la retaguardia, también el padre de los cañoneros “Paraguay” y “Humaitá”. El cuarto es “Rafael Franco, que fue un oficial valiente y decidido.
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Por último, rescató la figura de una mujer, María Victoria Candia, que fue la jefa de enfermeras de Paraguay durante la guerra del Chaco”, comenta.
“María Victoria se fue a Inglaterra sin hablar inglés, entró a una escuela de enfermería durísima, militar, donde la maltrataron y sufrió de todo, pero igual prevaleció. Gracias a sus méritos académicos pudo irse a Francia y a Estados Unidos. Cuando Paraguay la necesitó vino y se encargó del entrenamiento de las mujeres. Cuando la guerra llegó se fue servir en el frente. Es una mujer olvidada que merece el reconocimiento por lo que hizo”, reseña.
El héroe civil, para Fabián, es el médico Andrés Barbero, que sirvió a Paraguay en la pandemia de 1918, en la guerra del Chaco y que incluso después de muerto sigue aportando al país al dejarle toda su fortuna. Además, fue el padre de la Cruz Roja Paraguaya. “La Sociedad Científica del Paraguay y la Academia Paraguaya de la Historia funcionan gracias a los recursos que él dejó ya hace más de 70 años”, remarca.
“Él sigue aportando a Paraguay a través de la ciencia, a través de la historia y para mí es fundamental recordar a este gran hombre”, concluye.
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Francisco Solano López ¿fue hijo biológico de don Carlos A. López?
Como en toda historia existen voces dispares sobre algunos hechos, La Nación busca dilucidar qué es mito y qué es realidad desde una voz cualificada, como lo es la de un historiador. En este artículo, el debate se centra en el año de nacimiento del mariscal López y en la posibilidad de que su progenitor no sea el que la historia cuenta.
Se trata del tercer artículo de la serie Mito o Realidad, que tiene como protagonista al investigador histórico José Luis Martínez, quien expuso su visión sobre el año de nacimiento de Francisco Solano López y el porqué podría no ser el hijo biológico de Don Carlos Antonio.
El pasado 24 de julio fue nuevamente conmemorado el natalicio del mariscal Francisco Solano López, sobre cuyo padre biológico se debate hace años; existe una fuerte versión de que no era hijo biológico de don Carlos A. López. Esto se basa en que el año oficial de su nacimiento, 1827 al día de hoy, no sería el verdadero.
Francisco Solano habría nacido en 1826, dando cabida a la versión de que sería hijo biológico de Lázaro Rojas de Aranda, padrastro de Juana Paula Carrillo, madre biológica de López (h). A Lázaro la historia le atribuye ser padrino de Francisco, sin que existan pruebas de ello.
La historia de cómo se fijó el año de 1827 nos dice que en 1977, durante el gobierno del general Alfredo Stroessner, las autoridades del Congreso Nacional, a la vista de los debates sobre la fecha cierta del nacimiento, solicitaron a la Academia Paraguaya de Historia que defina el asunto. La Academia respondió el 23 de mayo de ese año informando al Congreso las conclusiones verbales de dos de sus miembros, Marco Antonio Laconich y Víctor Ayala Queirolo, quienes establecieron –indubitablemente- el 24 de julio de 1827 como la fecha de nacimiento.
Ayala Queirolo argumentó que la fecha fue citada en un artículo de El Centinela de 1867 (año 1, N° 14, 24 de julio de 1867), que se editaba al cuidado del propio Mariscal en plena Guerra Guasu; mientras que Laconich afirmó que dado que los padres de Solano López contrajeron matrimonio el 22 de julio de 1826, el mariscal –por deducción- no podía haber nacido sino al año siguiente, en 1827.
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Así, la eventual castidad de doña Juana Pabla Carrillo al contraer matrimonio y un artículo mandado publicar por el propio Solano López son las pruebas de la fecha oficial del nacimiento del mariscal de Acero en 1827 (ver APH, Publicaciones, vol. 16 pág. 192/5). Sin embargo, y no pudiendo ofrecer una prueba documental de lo que se le solicitó, La Academia aclaró convenientemente que no existía la documentación que indicase la fecha real del nacimiento, “posiblemente haya desaparecido, por lo menos hasta la fecha no se ha encontrado” (Sic).
Se refirió a la “Fé de Bautismo” que debía aparecer en el libro de registro de la Parroquia de San Roque, donde se bautizaban los niños nacidos en Trinidad durante el cierre de la Parroquia de los Recoletos por disposición del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. El libro desaparecido corresponde al período 1815-1870 (Curia Metropolitana – archivista Aldo Oviedo).
Tampoco aparecen las fechas de nacimiento de Venancio e Inocencia López Carrillo, hermanos de López, sin embargo, algunos historiadores y hasta genealogistas les dan fecha de nacimiento a ambos. Lo cierto es que tampoco tienen a la vista sus respectivas “Fé de Bautismo”, por lo que se colige que las mismas se hallarían en el libro de registro desaparecido de la Parroquia de San Roque.
Los dos últimos hermanos, Mónica Rafaela y Benigno, sí cuentan con su “Fé de Bautismo” en la re-erigida Parroquia de la Recoleta en 1829; la primera nació el 23 de noviembre de 1830 y el segundo se bautizó el 25 de mayo de 1834, sin indicar la fecha de nacimiento, que se considera ocurrió unos días antes.
Hijo bastardo
También existen versiones de que Francisco Solano López es el supuesto hijo bastardo de Carlos Antonio López. Se menciona la desaparición del libro completo de bautismos de la Iglesia de San Roque (donde se bautizaban los niños de Trinidad hasta 1829, como fue el caso de Solano López y sus hermanos Venancio e Inocencia) como indicio de que no se habría querido mostrar el verdadero año del nacimiento de López.
Los libros de bautismos de los años 1826 y 1827 de las otras parroquias, La Encarnación y Catedral, permanecen intactos y en buen estado en la Curia Metropolitana, pero no figura Francisco Solano. Curiosamente, el libro de registro de bautismos de la Parroquia de la Catedral, a cuya jurisdicción pertenecía Juana Pabla Carrillo, exhibe para el 24 de Julio de 1827 dos bautismos a nombre de Francisco Solano Mieres y Francisca Solana Riquelme, pero ninguna referencia a Francisco Solano López.
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De las primeras consideraciones históricas sobre el asunto tenemos las anotaciones del historiador y diplomático argentino Dr. Estanislao Zeballos, quien en su segunda visita al Paraguay en 1888, en el apartado “Varias noticias recogidas en la Asunción”, escribió: Todas las personas con las que he hablado de López, haciendo yo notar la diferencia de sus rasgos fisionómicos, diferentes de los de su padre Don Carlos Antonio, están conformes en asegurar que no es hijo de este, sino de un señor Rojas.” (Sic) (La Guerra del Paraguay en primera persona – Testimonios inéditos - Comp. Liliana Brezzo –Ed. Tiempos de Historia, Asunción, 2015).
Zeballos, incluso, desliza que López (h) sería hermano del coronel (Juan Alberto?) Meza, de notable parecido.
Otra prueba
Los festejos del centenario del natalicio de López, en 1926, con un O’Leary de presidente de comisión de festejos, es otra prueba de que el año 1826 era considerado en firme. De hecho, O’Leary así lo afirma en su grandiosa obra reivindicatoria del mariscal, en el capítulo II de “El Mariscal Solano López” (1920).
“Nació el héroe de Cerro Corá el 24 de julio de 1826 en el seno de una familia extraordinaria” (Sic). En su respuesta de 1977 al Congreso Nacional, la Academia Paraguaya de la Historia manifestó que esto fue “un error de O’Leary” (Sic), cuando éste ya había fallecido (1969).
Dos cálculos
Un primer cálculo es el que nos obliga a hacer el ya citado Juan E. O´Leary en aquel capítulo II, cuando respecto de la muerte del dictador Francia dice: “Ocurría esto en 1840. Tenía entonces catorce años Francisco Solano López” (Sic) (p. 15). El Dr. Francia falleció el 20 de septiembre de 1840 y habiendo nacido Francisco Solano un 24 de julio, no pudo haber sido –por imperio de este cálculo- sino en 1826.
Un segundo cálculo, con base netamente histórica, nos dice que en octubre de 1856 don Carlos A. López redujo la edad mínima para ser presidente, de 45 años pasó a 30 años, para ajustarla a la edad que habría cumplido Francisco Solano en julio de ese mismo año. Esto no sería factible si hubiera nacido en 1827, porque recién tendría 29 años. Aunque esto no es determinante, es un indicio del pensamiento estratégico de don Carlos.
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Lo expuesto nos permite llegar a la conclusión de que Francisco Solano López no podría haber nacido en 1827, lo único que queda por saber es si Lázaro Rojas es su verdadero padre y esto no hay forma de probarlo, más que con los dimes y diretes de la época. Aunque, cuando vemos la foto del supuesto hijo de éste, el Coronel Meza, bastante parecido a Francisco Solano, quedan pocas dudas. Oficialmente, se seguirá considerando a López como el primogénito de don Carlos, sin que su “Fé de Bautismo” haya sido exhibida.
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Mito o realidad: los tesoros enterrados de la guerra contra la Triple Alianza
A más de 153 años del término de la Guerra de la Triple Alianza, la persistencia por la búsqueda de tesoros continúa en Paraguay. Parte importante de la ciudadanía se encuentra con el convencimiento pleno de la existencia de tales tesoros y no escatima recursos ni esfuerzos en la búsqueda de estos valores, muchas veces, poniendo en riesgo su vida.
Este artículo de Mito o Realidad busca dilucidar la existencia o no de tales tesoros desde la perspectiva del historiador Claudio Velázquez Llano, miembro de la Asociación Cultural Mandu’arã, quien realizó una investigación al respecto y la ponemos a disposición de nuestros lectores.
Elisa Lynch y el tesoro secreto
Con posterioridad a la Guerra de la Triple Alianza, en numerosas ocasiones se insinuó que Lynch tenía conocimiento de un importante tesoro enterrado en Paraguay. Aparentemente se trataba del tesoro con pertenencias de Francisco Solano López. En una ocasión, Lynch informó a emisarios paraguayos en París, en 1874, que podía hacer revelaciones acerca de dinero que pertenece al Estado y del que nadie sabía. Higinio Uriarte, que llegó a ser presidente de Paraguay, llegó a sostener “ella debe conocer algunos entierros [de tesoros] realizados por López”.
Todas estas intrigas despertaron el interés del presidente Juan Bautista Gill, quien mantuvo correspondencia con la misma y la invitó a Paraguay según dos misivas fechadas el 23 de marzo de 1874 y el 11 de julio de 1874. Pero, de acuerdo a Lillis y Fanning (2010), los amigos de Elisa le insistían que no viaje a Paraguay porque las cartas de Gill son “una trampa para tomar el control de su persona y forzarle bajo tortura a revelar sitios de entierros de dinero y joyas que, según afirmaba la prensa, conocía íntegramente”.
A Gill le importaba el supuesto tesoro y a Elisa recuperar algunas de sus propiedades confiscadas por el Estado al término de la Guerra. Finalmente, en octubre de 1875, Elisa volvió a Paraguay pero no logró recuperar ninguna propiedad, ni Gill logró saber del supuesto tesoro.
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Tesoros de otro tipo: vinos
En abril de 1869, ya con Asunción ocupada por los aliados, se reporta la existencia de un supuesto tesoro enterrado de abundantes joyas en Trinidad. Un informe de la fecha refiere que se “ordenó que fuese un oficial acompañado de escolta al lugar indicado para, en caso de que hallaren los valores, sean recogidos de aquella repartición una vez cumplida la misión”. Agrega que se encontró “un depósito pequeño de vinos, que fue destinado para los hospitales”.
Otra situación reportada, pero en Piribebuy, refiere que tras la batalla del 12 de agosto de 1869, cuando allanaron la casa donde provisoriamente residió Lynch, se encontraron con una “habitación llena de artículos ricos, porcelanas, camas doradas y un piano en buen estado”. También se hizo una excavación en el patio de la vivienda en búsqueda de otro tesoro y nuevamente hallaron una “gran cantidad de vinos delicados y licores”. Estos hallazgos reportados indican que, en algunas familias pudientes, era común tener lo que se conocía como cavas: los depósitos donde se guardaban vinos.
Recientemente, en trabajos de mantenimiento realizados en el Palacio de López, se halló una bóveda cerrada, que posiblemente fue cerrada entre fines de los siglos XIX y XX. Se trataría de un sitio para depósito de bebidas.
Julián Nicanor Godoy
Al hablar de supuestos tesoros durante la Guerra de la Triple Alianza, es imposible no traer a colación la vida del teniente coronel Julián Nicanor Godoy, narrada por el historiador Alberto del Pino Menck.
Godoy se destacó por participar activamente en los enfrentamientos de la Guerra de la Triple Alianza y por haberse adjudicado “la misión de dirigir el enterramiento de valores y elementos diversos en la zona central cordillerana, en los escasos meses en que se mantuvieran inactivas las operaciones bélicas en 1869. Al parecer, Godoy tuvo actuaciones sigilosas nunca suficientemente aclaradas, en la zona de San José de los Arroyos”, refiere Del Pino.
Él sobrevivió a la guerra y se radicó en Areguá, donde pasó una vida opulenta. Aparentemente, contaba con una fortuna importante cuyo origen el lector sabrá interpretar.
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Chaperón y sus cargamentos
El cónsul italiano Lorenzo Chaperón sacó en el buque Confidenza joyas de familias italianas y paraguayas, que nunca volvieron a saber de estas. Incluso, se menciona que como consecuencia de esto Chaperón terminó asesinado años después en Buenos Aires, Argentina.
Sistemáticos saqueos de Asunción
El primer día de 1869 llegaron a Asunción aproximadamente 1.700 hombres que se dedicaron a saquear la ciudad. Algunas casas contaban con lujosos muebles y artículos de decoración, objetos de arte, pianos, además de vajillas y ropas de fina calidad.
Diferentes fuentes hablan de un saqueo total de parte de los brasileños. Los argentinos se instalaron inicialmente en Santísima Trinidad y su jefe, Emilio Mitre, no pretendía formar parte de los saqueos, que se realizaban incluso durante la noche. Ni el Cementerio de la Recoleta pudo salvarse, las tumbas eran saqueadas en búsqueda de uniformes, amuletos y hasta dientes de oro.
La gran cantidad de saqueos testimoniados dan la pauta de que no hubo tiempo suficiente para planificar el ocultamiento de pertenencias. Es posible que alguno haya podido hacerlo, pero en situaciones de mucha dificultad.
Carrozas de tesoros hacia Amambay
Un fragmento del periódico El Jornal do Commercio de Río de Janeiro, de setiembre de 1869, hace alusión a que “un oficial del regimiento San Martín encontró unas botas de López bordadas en oro, con chapas de metal y diseños de mucho gusto y riqueza. La silla toda decorada, freno, estribos de oro macizo, con sus iniciales”. Más que tesoros, se trataban de artículos de propiedad personal de Francisco Solano López.
El historiador Juan E. O’leary, en su obra cumbre “El Libro de los Héroes”, narra el testimonio del combatiente José María Romero, quien formó parte de la 5ta División al mando del coronel Juan Bautista Delvalle. Esta supuestamente transportaba armas y municiones con la orden de ocultarse y resguardar la carga del enemigo.
Luego de la muerte de Francisco Solano López, el 1 de marzo de 1870, los brasileños tomaron conocimiento de su ubicación y los ejecutaron, salvo al entonces capitán Miguel Alfaro. “Escapó con vida el entonces capitán, después coronel, Miguel Alfaro, quien con un rico reloj de oro sobornó al sargento que lo custodiaba, huyendo en la grupa de su caballo”. ¿De dónde obtuvo el reloj de oro? Una de las respuestas podría ser que lo extrajo del cargamento que transportaba, que no era de armas, sino de valores. Romero también logró escapar con vida y volvió a San Lorenzo.
De sepulturero a buscador de tesoros
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Francisco Lino Cabriza fue el encargado de enterrar al Mariscal en Cerro Corá. No fue Elisa Lynch en medio de una tormenta, sino este oficial paraguayo que tenía la particularidad de ser bueno cavando.
En la postguerra, y dada su fama, el poderoso Juan B. Gill lo mandó a buscar tesoros en propiedades ajenas. Es así que llegó a la propiedad de Eduardo Aramburu, quien se encontraba preso y de quien se decía tenía una importante cantidad de dinero que le habían mandado de Europa. En todo momento se pensó que esas ganancias estaban en Paraguay, pero nunca llegaron a confirmarse.
Pagos con especias o mercaderías
En el periodo colonial y parte del independiente, la moneda no era muy frecuente de circulación. No había una tradición monetaria afianzada y los pagos generalmente se hacían con especias o se recurría al trueque de mercaderías.
Durante la larga dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia, Paraguay estuvo cerrado al comercio exterior, consecuentemente esto produjo una escasa circulación de oro y el recurrente uso del trueque para adquirir valores. Es cierto que Carlos Antonio López abrió Paraguay al mundo y aumentó notoriamente el comercio, pero aun así es difícil que en tan breve tiempo haya aumentado en demasía la circulación de monedas. Incluso, se menciona que a los británicos venidos de Europa a trabajar en Paraguay se les pagaba con yerba mate en ocasiones.
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Estos hechos deben ser tenidos en cuenta al momento de analizar la posibilidad de la existencia de tesoros ocultos de la Guerra de la Triple Alianza. A decir del historiador Luis Verón, Paraguay no era precisamente un país rico y donde abundaba el capital. A lo mucho, algunas familias de clase media para arriba contaban con valores consistentes en joyas de plata, jarras y utensilios valiosos. Pero no en cantidad importante como para constituir un tesoro de alto valor.
Las apresuradas órdenes de evacuación y el seguimiento no permitían a los pobladores enterrar debidamente sus pertenencias y menos contar con mapas de ubicación.
Plata yvyguy
La plata yvyguy o enterrada es una leyenda alimentada fuertemente desde la Guerra de la Triple Alianza y que vincula tesoros enterrados con actividades sobrenaturales. Según la leyenda, la presencia de estos tesoros se hace manifiesta a través de llamas que aparecen repentinamente ante los que están llamados a desenterrarlo.
Otra versión apunta a la aparición de un perro blanco, de pelo corto y sin cabeza, que es señal indiscutible de la existencia de un tesoro. Esta creencia perdura hasta hoy y personas que acrecentan su capital repentinamente lo explican con el hallazgo de plata yvyguy.
Desde principios del siglo XX, era frecuente encontrar publicaciones en diarios locales sobre personas que decían tener conocimiento de sitios de probable ubicación de tesoros. Incluso, había un trámite que debía hacerse ante el Ministerio del Interior previo a la excavación en busca de tesoros existentes en Paraguay.
Interrogando al Pasado
En octubre del 2021, se publicó una colección de 8 libros denominada “Interrogando al Pasado”, que trae entre sus anexos un supuesto mapa de la Quinta de Santísima Trinidad, donde se ubica la Casa Carrillo y unas bóvedas que aparentemente contienen tesoros, según su descripción.
“Boveda I y II. Tesoros de la Nación y de las antiguas reducciones. Aquel de buen corazón y con amor a la patria lo encontrará. Dios lo guarde”, dice el mapa, que forma parte de la colección y cuya autenticidad es cuestionada por la Academia de Historia del Paraguay.
“Proveniente de una o diversas fuentes de falsificación, pero con dos o tres destinatarios distintos, se ha producido y se sigue produciendo casi por encargo, para satisfacer vanidades de personas o familias, dando a personajes históricos conocidos rasgos y honores que jamás tuvieron, narrando situaciones y conversaciones imposibles, así como inventando de la nada otros personajes e historias, a total placer del consumidor final, que paga en efectivo por todo esto”, reza la Asociación sobre la publicación.
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Conclusiones
Al poco tiempo de terminar la guerra, hubo varias personas (muchas vinculadas al gobierno) interesadas en ubicar los supuestos tesoros enterrados. Durante la última fase de la contienda, entre los cargamentos transportados se llevaban objetos de valor, pero las dificultades mismas del tránsito y el hostigamiento constante de los invasores hicieron que parte de ellos se pierdan y que no se encuentre una fuente que los tenga inventariados.
Otra parte fue enterrada en algunos parajes del camino, el caso del teniente coronel Nicanor Godoy nos da la pauta de esto. Una parte del cargamento aparentemente llegó hasta Cerro Corá, con la división del coronel Delvalle, que fue saqueada el 03 de marzo de 1870.
Es difícil creer que el supuesto cargamento enterrado durante el tránsito haya permanecido enterrado durante mucho tiempo. Al término de la guerra, parte de los sobrevivientes habrán hecho el mayor esfuerzo en ubicarlos, por las condiciones económicas mismas de los sobrevivientes.
La sociedad paraguaya no era de mucho capital, tampoco de excesiva moneda circulante. Esto descarta las posibilidades de grandes y numerosos tesoros enterrados por el país. Los que poseían capital y cargamentos de valores estaban vinculados al gobierno. Algunos reportes de batallas desarrolladas en mayo de 1869 citan a mujeres que llevaban sus escasas pertenencias con ellas y no mencionan que las enterraran.
La posibilidad de planificar y organizar entierros de valores en sitios apropiados y registrarlos en mapas era escasa, primero por el dinamismo y movimientos constantes de la Guerra en sus últimas fases. Por otro lado, el Gobierno desarrollaba un férreo control de todos sus ciudadanos. Esto también descarta la posibilidad de que los ciudadanos puedan hacer grandes excavaciones enterrando gran cantidad de valores.
La creencia de que estos tesoros son posibles de encontrar a partir de grandes excavaciones es muy poco probable. También se debe tener en cuenta que parte de los cargamentos de valores fueron sacados del país. Para esto, los propietarios se valieron de diplomáticos y comerciantes.
La clandestinidad e irresponsabilidad con la cual se recurre frecuentemente a la búsqueda de valores es grande. El Estado, a través de la Secretaría Nacional de Cultura, debe desarrollar campañas de concienciación y aplicar sanciones ejemplares a quienes atenten contra el patrimonio. Si este flagelo persiste, llegará un momento en el que un patrimonio cultural (no precisamente vinculado al oro) sea afectado de manera irreversible.
(*) La imagen principal corresponde a un archivo gentileza de la historiadora Ana Barreto.