El adiós a un amor único entre una enfermera y un militar
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Por RocíoGómez, corresponsal en Itapúa.
La historia de amor de “Nina” y “Betin” pareciera sacada de una novela romántica, en la que solo la muerte los separó, después de casi 60 años de casados. Cuando se conocieron, ella tenía 18 años y él 24, y fue mediante una llamada equivocada que realizó el joven militar. Fue en el año 1964 que comenzó la historia de amor de Nidia “Nina” Beatriz Maidana y Adalberto “Betin” Almirón. Después de dos meses de hablarse por teléfono, él le invitó al cine, se casaron, tuvieron cuatro hijos, y, recientemente, en el Día de San Valentín, la muerte los separó.
“Nina” recuerda que su historia de su amor comenzó en Encarnación, cuando un joven militar llama a la línea baja de su casa. Era Adalberto “Betin” Almirón, un militar recién egresado de la Escuela de Suboficiales Armeros de Materiales Bélicos, trasladado a Encarnación, donde no tenía conocidos.
La primera conversación rememora de esta manera:
(“Betin”) – ¿ZP5?
(“Nina”) – No, señor, usted discó mal el número.
(B) – ¿Con qué familia estoy hablando?
(N) – Maidana.
(B) – ¿Y vos quién sos?.
(N) – Yo soy Nidia, pero me dicen “Nina”.
(B) – Ah, mirá, a mí me trasladaron recién a la Caballería de acá y no tengo amigos. ¿Vos no querés ser mi amiga? ¿No se va a enojar tu novio?.
(N) – No hay problema, yo no tengo novio.
(B) – ¿Te puedo llamar para conversar de vez en cuando?
(N) – Sí, claro.
Nina y Betin bailando, y junto a sus hijos. Foto: Gentileza.
“Y para qué le dije que sí,” cuenta entre risas Nina, “me llamaba día de por medio casi por dos meses hasta que me invitó al cine a ver “La Pavorosa Casa de los Usher”. Fue todo un tema para pedir permiso a mis papás, fui acompañada por una amiga y, al fin, nos conocimos. Después de la función cinematográfica aprovechó para llevarnos a casa y, de paso, conoció dónde vivía y a partir de ahí aparecía cada domingo para tomar tereré, así nos conocimos”, cuenta “Nina”.
El sentimiento de amor era mutuo, a los dos meses de visitarla, el joven militar pidió la mano de la joven. “Al comienzo, papá no quiso aceptar, pero Adalberto me dijo que él se encargaría de todo. Yo no tenía idea de que iba a ponerle un plazo a mi papá, y a los dos días ya estábamos contrayendo nupcias”, cuenta Nidia con un brillo en los ojos.
Agrega que a los pocos días de casados el joven matrimonio fue trasladado a Pilar, donde vivieron por 7 años. “La vida del militar es triste, tenés que ir arrastrando tus cosas de un lado a otro”. Tuvieron 4 hijos, de ellos, uno de ellos siguió los pasos de su padre y se convirtió en médico de combate de las Fuerzas Especiales.
“Vivimos 59 años de casados, y solo la muerte nos separó”, indica acongojada. “Nuestros hijos nos decían: ‘como hacen mamá, ¡ustedes nunca se pelean!’. Hemos vivido situaciones difíciles, pero con diálogo todo solucionábamos. Si yo fallaba, mi esposo me sentaba en el regazo, conversábamos por horas, y siempre terminábamos con un abrazo y la frase: ‘borrón y cuenta nueva’’'.
Entre las tantas anécdotas que tiene, “Nina” cuenta que la pareja siempre funcionó como un equipo, por ejemplo, “si yo estaba en la cocina cocinando, él daba el toque de celebración, venía silbando alguna canción y me invitada como todo galán a un baile rápido; si yo lavaba los platos, él los secaba; si yo barría, él tiraba la basura. Fue un verdadero compañero, un excelente hombre. En el cuartel nunca puso un dedo sobre el soldado, porque decía que el soldado está para servir a la patria y no a su superior”.
Juntos sortearon muchos escollos, pero sin perder nunca el diálogo y la paciencia. “Hoy día los matrimonios no duran más, porque no hay más conversación entre los esposos. El amor es sacrificio, es empeño, es dolor inclusive, pero al amor no se tiene que soltar nunca”, señala.
La pareja siempre compartió con alegría y optimismo la vida. Foto: Gentileza.
Recuerda también que los pequeños detalles alimentaron el amor en la pareja. “Cuando éramos recién casados, y por muchos años, cada día ‘Betin’ me traía una flor silvestre, me ponía en el pelo y me decía que era la mujer más hermosa del mundo. Cuando llegaba el Día de los Enamorados, buscaba la flor más exótica y llamativa para traerme. Y aun con su partida, le seguiré amando”, menciona.
Adalberto falleció en la madrugada del lunes 13 de febrero por un cáncer. “Hoy me quedo sola, están mis hijos, pero no es lo mismo; le voy a extrañar demasiado”, dice con la voz cortada, pero añade que le escribió muchos poemas, y para esta publicación comparte lo que le dedicó cuando cumplieron 50 años de casados:
“Como amantes”
Enredaste tus manos en mi pelo, jugando con ellos enlazados en tus dedos, mis manos acariciaron tu pecho palpitante y tu boca sobre la mía, suavemente se posaba, abrazados los dos, quemándonos en la llama del amor, sentimos que nos envolvía la pasión, tu cuerpo sudoroso hacia cimbrear mi cintura en armonioso y suave compás,
Y el amor explotó, como un volcán, con furia, con fuerza, quemándonos a los dos, locura de amor que parecía no tener fin, ansiedad desmedida por ser feliz, más que esposos éramos amantes, amantes de antaño, amantes de hoy, amantes que todavía encienden la mecha de amor, que sin importar los años, vivimos llenos de pasión, y allí desnudos nuestros cuerpos todavía hambrientos nos sorprendió la aurora, nos miramos a los ojos y juramos como antes como siempre hasta la muerte como amantes.
Integrante del EPP fue abatido tras enfrentarse con la FTC en Canindeyú
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El ministro de Defensa Nacional, Óscar González, confirmó ayer domingo que un integrante del grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) fue abatido tras un enfrentamiento con la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) en el departamento de Canindeyú.
La confrontación con los criminales se desató en la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú, aproximadamente a las 11:30. González indicó que la persona abatida es del sexo masculino.
Los organismos de seguridad aguardaban la constitución del Ministerio Público en la zona, prevista para este lunes 14 de julio, con la finalidad de determinar la identidad del fallecido mediante el Sistema Automatizado de Identificación (ASIS).
“Se aguarda a la Fiscalía para el levantamiento del cuerpo y todas las evidencias. No se puede aún determinar su edad. El enfrentamiento se concretó en un campamento del EPP“, dijo el titular de Defensa en una entrevista con el diario La Nación/Nación Media.
Con relación al militar Aníbal Alonso Frutos, quien resultó herido de bala en el enfrentamiento, el último reporte médico refiere que su evolución es favorable y se mantiene bajo estricta observación. El uniformado, internado en terapia intensiva en el Hospital Militar de Asunción tras una primera atención en Curuguaty, recibió dos disparos, en la zona del tórax y el pie.
“El personal se encuentra estable, fuera de peligro. El impacto recibido en el tórax es el que revistió de mayor gravedad, con herida de entrada anterior y salida en la región posterior. Esta herida produjo un sangrado en la cavidad del tórax, el cual se denomina como hemoneumotórax, el cual fue estabilizado en el Hospital Distrital de Curuguaty”, indicó el doctor Darío Fretes.
Antecedentes
En mayo pasado, la FTC confirmó que el grupo criminal EPP migró al departamento de Canindeyú en busca de refugio, al verse obligados a dejar sus guaridas en las zonas Amambay y Concepción, tras la pérdida de su líder Osvaldo Villalba.
La información fue confirmada mediante las evidencias encontradas tras el ataque a la subcomisaría n.º 10 de la colonia Ybyrarovana, el pasado 3 de mayo.
Militar fue herido en enfrentamiento en reserva Mbaracayú
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Un personal militar de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) resultó herido tras ser baleado en un enfrentamiento con un grupo criminal que ocurrió este domingo en la reserva de Mbaracayú, en la zona norte del país, y fue trasladado por vía aérea hasta el Hospital de Curuguaty, según un reporte del C9N. El Comando de Operaciones de Defensa Interna (CODI) confirmó esta tarde, a través de un comunicado que la operación estaba en curso.
“Hoy, alrededor de las 11:30 h, efectivos de las Fuerzas Especiales del Comando de Operaciones de Defensa Interna (CODI) se enfrentaron a un grupo armado en la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú, departamento de Canindeyú”, manifiesta el comunicado publicado oficialmente en redes sociales.
El uniformado herido, identificado como Aníbal Alfonso Frutos, posteriormente fue remitido por vía aérea al Hospital Militar ubicado en Asunción para recibir atención especializada.
Según las informaciones preliminares de inteligencia, el enfrentamiento se desató con presuntos miembros del grupo criminal autodenominado Ejercito del Pueblo Paraguayo (EPP). No se descarta que el grupo terrorista hayan registrado bajas en sus filas. El ministro de Defensa Nacional, el general retirado Óscar González, está dirigiéndose por aire a la zona para ampliar detalles del operativo.
De acuerdo al informe policial, el enfrentamiento entre el organismo de seguridad y los criminales se registró en el sitio conocido como Guyra Kejha, entre las colonias Triunfo y Brítez Cué, en la jurisdicción del distrito de Yby Pytã.
En mayo pasado, la FTC confirmó que el grupo criminal migró al departamento de Canindeyú en busca de refugio, al verse obligados a dejar sus guaridas en las zonas Amambay y Concepción, tras la pérdida de su líder Osvaldo Villalba.
La información fue confirmada mediante las evidencias encontradas tras el ataque a la subcomisaría n.º 10 de la colonia Ybyrarovana, el pasado 3 de mayo.
“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
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En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.
Múltiples celebraciones por los 40 años del Live Aid
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Hoy 13 de julio se cumplen 40 años del icónico festival Live Aid (1985), donde las más grandes estrellas del rock del momento se presentaron en un festival solidario para ayudar a países africanos que atravesaban una crisis humanitaria. Algunas de las bandas que se presentaron aquella vez y cadenas internacionales difundirán durante la jornada materiales conmemorativos para festejar el aniversario.
Fotos: Gentileza
Como celebración del alcance icónico y el espíritu solidario del género, desde 1986 cada 13 de julio se celebra el Día Mundial del Rock en conmemoración del gran concierto Live Aid, que tuvo lugar en 1985 de manera simultánea en Londres y Filadelfia, con la presencia de los más grandes representantes del género en ese entonces.
La icónica cita planteó como objetivo la recaudación de fondos benéficos para Somalia y Etiopía, países africanos que se encontraban en ese momento en una gran crisis alimentaria.
Aquel evento, del cual se cumplen 40 años y que fuera impulsado por el músico y activista irlandés Bob Geldof, marcó a una generación y juntó en el escenario, entre EE. UU. e Inglaterra, a grupos como Queen, U2, The Beach Boys, Dire Straits, Reo Speedwagon, Black Sabbath, Led Zeppelin, Judas Priest, The Who e intérpretes como Mick Jagger, Tina Turner, George Michael, Bryan Adams, Kenny Loggins, Eric Clapton, Sting, Phil Collins, David Gilmour, David Bowie, Elton John, Bob Dylan, Paul McCartney, entre otros.
MASIVIDAD
El Live Aid arrancó al mediodía en el estadio de Wembley, Inglaterra, con 74.000 espectadores y en el JFK, de Estados Unidos, con 99.000 asistentes. El evento se transmitió a más de 150 países y se estima que lo siguieron a través de la pantalla 1,9 millones de personas, logrando una recaudación solidaria de 150 millones de libras, gracias a la presencia de más de 70 artistas y bandas en escena.
El rock se encontraba posiblemente en su mejor momento de difusión. A un par de décadas de su surgimiento y posterior afianzamiento, los 80 era un momento de expansión y masividad incomparable, con un avance tecnológico y de libertades en el mundo que hacían de este género la forma de expresión del momento.
El Live Aid surgió en un momento de apogeo del rock y el pop, y permitió marcar un hito en los libros de la historia cultural, capitalizando el alcance que los medios de comunicación, y en particular la televisión, tenían en ese momento.
En el estadio de Wembley, en Inglaterra, estuvieron presentes unos 74.000 espectadores, en tanto que en el JFK, de Estados Unidos, unos 99.000 asistentes
POR EL ANIVERSARIO
Uno de los inolvidables momentos estuvo a cargo de la banda inglesa Queen, que con un show de poco más de 20 minutos sobre el atardecer nublado de Londres abrió el show con la interpretación de “Bohemian rhapsody”, con Freddie Mercury marcando la melodía en un piano vertical negro de costado al público para concluir posteriormente con “We are the champions”.
La legendaria banda, integrada actualmente por Brian May y Roger Taylor, publicó en la última semana una invitación a sus fanáticos en la red social X, diciendo “¿Listos para cantar con Freddie?”, indicando que este 13 de julio realizarán una transmisión a través de Youtube, a la misma hora que se inició aquel show de hace 40 años, 18:41.
Además, otros anuncios en el marco de la celebración de las cuatro décadas del evento son la publicación de un álbum con el elenco del show que lleva el nombre “Just for one day – The live aid musical”. Este material buscar recrear a través de la música el espíritu solidario y empático que marcó una época del rock. Por su parte, la cadena BBC publicará una serie documental del detrás de escena del festival, que lleva el nombre “Live Aid at 40”, que contará con tres episodios, bajo la dirección de Thomas Pollard. En tanto, algunos canales y radios internacionales realizarán trasmisiones especiales del concierto de hace 40 años.
ROCK SOLIDARIO
El Live Aid marcó un hito en su alcance en tiempos en los que los proyectos musicales se embanderaban con consignas solidarias y posicionamientos sociales y/o políticos.
Antes de ese festival, Bob Geldof y Midge Ure habían ya grabado “Do they know it’s Christmas”, con el mismo objetivo y con la colaboración de Bono, Sting, George Michael, Phil Collins, Simon Le Bon, Andy Taylor y Nick Rhodes, entre otros. En ese mismo marco, Michael Jackson y Lionel Richie, con producción de Quincy Jones, grabaron en 1985 “We are the world”, con el supergrupo denominado USA for Africa, al que se sumaron Tina Turner, Bob Dylan, Paul Simon, Stevie Wonder, Cyndi Lauper y muchos más.
Otros eventos que dieron continuidad a la actividad solidaria y colaborativa de artistas del rock y del pop fueron Live 8 (2005), Afrika Rising (2010), 46664, Global Citizen, entre otros.