Se suele creer que el sentido del oído está relacionado con los sonidos, sin embargo el silencio no es un sonido, sino la ausencia del mismo. Según un estudio, lo que conocemos por silencio sí se puede escuchar, pero se determinó que es posible con ilusiones auditivas que revelan cómo los momentos de silencio distorsionan la percepción del tiempo.
Psicólogos y filósofos de la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos investigaron los misterios del silencio. Para llegar a los datos correctos, sometieron a miles de participantes a una serie de ilusiones auditivas basadas en el silencio y, aunque podría ser difícil de creer, el resultado es un hecho científico correctamente avalado por las experiencias estudiadas.
Los expertos llegaron a la conclusión de que el silencio tiene exactamente los mismos resultados que sus homólogas basadas en el sonido, es decir, que el estudio científico sugiere que las personas escuchan el silencio igual que los sonidos. La diferencia en esto es que no somos conscientes de que estamos escuchando el silencio, como lo hacemos cuando hay ruido.
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El misterio del silencio
Después de esta investigación, ya confirmada por la ciencia, otros expertos se preguntaron si el cerebro trata los silencios como lo hace con los sonidos. Para ser más específicos respecto al tema, se ocuparon de analizar si con los silencios se obtienen las mismas ilusiones que con los sonidos, ya puede ser una prueba de que, después de todo, literalmente el silencio se escucha.
Sobre esa ilusión, los especialistas sustituyeron los sonidos por momentos de silencio a través de una prueba que denominaron como “uno-silencio-es-más”, pero los resultados fueron los mismos. Las personas pensaban que un momento largo de silencio era más largo que dos momentos cortos de silencio, además otras ilusiones de silencio dieron los mismos resultados que las ilusiones sonoras.
Para la investigación, los especialistas hicieron escuchar a los participantes el bullicio de restaurantes, mercados y estaciones de tren con mucho movimiento, luego escucharon períodos de esas pistas de audio en los que todo el sonido se detenía bruscamente, creando breves silencios. Según los profesionales, la idea no era simplemente que estos silencios hicieran que las personas experimentaran ilusiones, se trataba de que las mismas ilusiones que los científicos pensaban que solo podían provocarse con sonidos funcionaban igual de bien cuando los sonidos se sustituían por silencios.
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Clínica Placera: un libro que narra la experiencia de psicoanalizar al aire libre
El psiquiatra Agustín Barúa Caffarena hizo durante años la experiencia de conversar con pacientes en las plazas de Asunción. Volcó sus aprendizajes en “Clínica Placera, ¿nos sentamos acá?” que se presentó días atrás en la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría.
- Por Jorge Zárate
- Jorge.zarate@nacionmedia.com.py
“A mí me parece que la clínica placera aporta un permiso de explorar otras formas de trabajar en salud mental en el contexto asunceno”, entiende el autor. “En Asunción, que solemos ser tan reprimidos emocionalmente, usamos los bancos para llorar, para gritarnos y desgritarnos, para besarnos, para saber estar solos. Entonces, ahí apareció la posibilidad de usar el banco de plaza como un dispositivo de acompañamiento de salud mental”, cuenta de la génesis del inusual procedimiento.
El libro, que tuvo presentaciones en Argentina, Cuba y Paraguay, permite según la mirada del psiquiatra Agustín Barúa Caffarena “que se pueda probar nuevas cosas y se pueda dialogar con las necesidades contemporáneas. A veces creo que nos quedamos muy tiesos en el mundo profesional esperando que la gente se amolde a nosotros y no dialogando con las necesidades de nuestra sociedad. Me parece que es el gran aporte”, apunta.
Aquí su diálogo con Nacion Media:
–¿Qué sensaciones te provoca que la experiencia de la Clínica Placera llegue al libro?
–Son sensaciones complejas. Por un lado, es gratificante porque el libro a mí me satisface como producto estético, pero también como producto reflexivo y de memoria histórica. Me parece que también la tarea de estos 7 años de plaza fue bastante específica y tenía su soledad también dentro de su espacio público y colectivo.
También me da un poco de tristeza y eso lo dije cuando lo presenté en Camsat, que es una organización territorial del bañado Tacumbú, me dio tristeza y enojo.
–¿Por qué?
–Porque me recordó que yo no quería trabajar con las capas medias asuncenas inicialmente, yo quería trabajar con los sectores populares, en este caso bañadenses, ¿no? Pero el golpe de estado al gobierno de Fernando Lugo interrumpió ese proceso y al presentar el libro en el Bañado me recordó esa pérdida.
–Comenzaste en 2015 en bancos de plazas de Asunción. ¿Cuál fue el disparador de tu actividad?
–Y fue ese junio de 2012, cuando sucede el golpe, yo trabajaba desde la Universidad Nacional de Asunción y desde el Ministerio de Salud en los territorios bañadenses acompañando 15 equipos de Atención Primaria en Salud. Era mi jornada laboral plena de lunes a viernes, iba a los bañados todos los días y cuando sucedió el golpe, lo viví como un manotazo, un arrebato gigante, me impactó emocionalmente.
Me pasó que coincidió con una relación de pareja en Montevideo, donde fui y estuve 3 años haciendo diferentes cosas en un contexto de políticas públicas muy creativas: ahí sí se hicieron, por ejemplo, las leyes progresistas de identidad de género, de regularización de la marihuana y de despenalización del aborto. Y en ese contexto volví en 2015 y me dije: quiero seguir trabajando las cosas que creo…
–Te dio como un impulso esa vivencia…
–Y cuando volví, no pude entrar a mis nichos laborales habituales, habían cambiado muchas cosas así que subalquilé un consultorio. Era la primera vez que iba a hacer psiquiatría clínica privada y me morí de la angustia. Viví con mucha extrañeza las baldosas, la pared sin humedad, ese tapizado de sofá combinado con la cortina, el split. Yo venía de trabajar en los patios de las villas con chanchos, bebés, ropa secándose, goteando, en algo que llamamos Clinitaria hasta el 2012.
Me dije: “A mí me gusta conversar con la gente”, así que me vinieron a la mente los bancos de plaza que tienen una cuestión maravillosa que son espacios de intimidad pública.
–Sostenés que es posible tratar la salud mental fuera del manicomio. ¿Qué avances ves en torno a esta tendencia?
–El manicomio no es necesariamente un lugar, un “adentro”. Puede recrearse en los “afueras”, por una concepción manicomiana de la salud mental, tener una posición autoritaria, llenar de psicofármacos a la gente; ordenar internaciones compulsivas en el hospital psiquiátrico, querer imponerse a las otras profesiones, no dar como válido el saber de la gente.
Me parece importante discutir ese dentro y fuera, hay mucha manicomialidad fuera del hospital psiquiátrico. Creo que estamos muy retrasados con políticas públicas. La Ley de Salud Mental permitió avances todavía muy incipientes, creo que la mirada manicomial sigue siendo la dominante en el territorio, la salud mental se disocia de la salud y esta más aún de los derechos. Entonces si no tenemos esa politización de la salud mental, somos parte del problema, reducimos el problema a diagnósticos, psicofármacos, sin contexto, sin historia, sin derecho, sin cultura, sin territorio, sin diálogo, ¿no?
–¿Cómo ves la salud mental en el país?
–Si bien creo que hay mucha gente en el Estado que quiere hacer bien las cosas, hay una crisis institucional, los desfinanciamientos, los prebendarismos, los autoritarismos, los conservadurismos, las precarizaciones, los abandonos siguen siendo la tónica dominante en muchos campos de derechos constitucionales que no se concretan.
No hay salud mental sin salud, no hay salud sin derecho, y tenemos una crisis de derechos gigantesca en Paraguay. Nos entretenemos con los efectos, no con las causas, entonces vemos una reacción de una persona que mata a sus abuelos; el uso complicado de cocaína fumable de crack llamada chespi y su presencia en las calles; las conductas suicidas, etc. Si no tratamos las causas los efectos van a seguir.
Cuesta mucho avanzar en preguntas honestas, sobre todo en un país tan desigual y tan aterrorizador porque cuando uno comienza a preguntarse estas cosas necesariamente necesita valor. No podemos construir ese argumentar sin un cierto coraje para conversar las cosas que estamos evitando como sociedad.
SOBRE EL AUTOR
Agustín Barúa Caffarena (1971) es médico por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Psiquiatra de Atención Primaria de Salud por el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y tiene una maestría en Antropología Social por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.
Terapeuta. Psicodramatista por GRUPA (Grupo Psicodrama Asunción). Certificado en Prácticas Colaborativas y Dialógicas por el Houston Galveston Institute y The Taos Institute.
Investigador en Salud Mental Comunitaria por la Universidad Nacional de Pilar.
Autor de los libros “Clinitaria: andando, de a chiquito, con la gente. Acompañamientos clínicos en salud mental desde sensibilidades comunitarias” (2011), “Ejedesencuadrá: del encierro hacia el vy’a. Transgresiones para una salud mental sin manicomios” (2020) y “¿Nos sentamos acá? Clínica placera” (2025)
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Sonidos del Paraguay emocionan en la Expo Osaka 2025: el arpa como puente cultural
En el corazón de la Expo Osaka 2025, los acordes de arpas paraguayas resonaron con fuerza y emoción, llevando consigo un mensaje de hermandad entre Paraguay y Japón. La interpretación del tema oficial del evento, “Kono Hoshi no Tsuzuki wo”, a cargo del arpista paraguayo Enrique Carrera y su esposa, la reconocida arpista japonesa Arisa Matsuki, se convirtió en un símbolo sonoro de unidad entre dos culturas separadas por el océano, pero unidas por la música.
La presentación, que combinó instrumentos tradicionales de ambos países, cautivó al público nipón. Las arpas paraguayas se fusionaron con el violín de Shiori Abe y la percusión de Kanno Yoshiya, en una puesta que destacó la riqueza musical y emocional de ambas tradiciones. “Escuchar una canción japonesa sonar en arpa paraguaya fue un honor enorme”, expresó Carrera en contacto con el Grupo Nación. La iniciativa surgió a partir de una colaboración entre la Embajada Paraguaya en Japón y los organizadores de la Expo.
La participación de los artistas no solo emocionó al público, sino que reafirmó los lazos culturales entre ambos países. No es casualidad que el arpa paraguaya despierte tanto interés en Japón. “Les gusta mucho el sonido porque es nítido y claro, muy parecido al koto”, señaló Carrera. A esto se suma el atractivo del ñandutí, el tradicional encaje paraguayo que también forma parte de la muestra cultural paraguaya en la Expo.
Pero la conexión no termina ahí. Carrera y Matsuki, quienes lideran la academia de arpas “Sonrisa” en Japón —con más de 150 alumnos—, anunciaron una próxima gira a Paraguay. “En agosto vamos a visitar el país con 24 alumnos y daremos un concierto en el Teatro Municipal de Asunción. Para ellos, Paraguay es ‘Arpalandia’”, contó entre risas el arpista.
La presencia artística paraguaya en un evento de escala global como la Expo Osaka demuestra el poder de la cultura como lenguaje universal. En tiempos donde las diferencias parecen dividir, la música volvió a unir.
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Diputado fustiga nepotismo de Prieto: “Es fácil ser líder con la plata del pueblo”
El diputado Rubén Rubin repudió el silencio cómplice de los partidos y movimientos opositores ante los casos de nepotismo que salpican al intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto. El líder de Yo Creo tiene a cuatro de sus primos metidos en la municipalidad sin concurso.
“Hace un año atrás pegábamos el grito por el nepotismo, prefiero quedarme solo antes que caer en la incoherencia de la oposición. Es muy fácil ser buen líder con la plata del pueblo. El nepotismo es una práctica nefasta que no tiene color", dijo Rubin durante la sesión ordinaria de la Cámara Baja.
El cuestionamiento del legislador surgió durante la entrada oficial del requerimiento de intervención realizado por la Contraloría General de la República a la administración de Prieto. En una entrevista televisiva el líder de Yo Creo admitió haber incurrido en hechos de nepotismo en su administración.
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En la lista de los familiares de Prieto que ingresaron a la comuna esteña figuran: Martín Vallejo Ferreira, auxiliar en la Dirección Planta Asfáltica; Carlos Raúl Vallejo Balbuena, herrero en Obras Municipales; Maribel Alonso Vallejos, jefa de Impuesto Inmobiliario; Sergio David Prieto Figueredo, fiscal de obras particulares.
“Si llegas a una situación de poder y le contratas a tus familiares, después cuando seas presidente cómo manejarás Itaipú o Yacyretá. Acá nosotros tenemos que colocar primero a la patria y después a los partidos. Yo quiero saber qué pasa en la Municipalidad de Ciudad del Este y si no aguanta una auditoría no puede ser candidato a presidente“, remarcó Rubin.
Antecedentes
El 19 de mayo miembros de la Contraloría Ciudadana de Ciudad del Este denunciaron a Prieto ante el Ministerio Público por violar la normativa que prohíbe la contratación de personas con vínculos de parentesco y por tráfico de influencias.
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¿Una selfi para precisar el tratamiento del cáncer?
- Washington, Estados Unidos. AFP.
Los médicos suelen empezar sus exámenes con la “prueba ocular”, un juicio rápido sobre si el paciente parece mayor o menor de su edad, que puede influir en decisiones médicas. Este diagnóstico intuitivo podría mejorarse pronto con inteligencia artificial (IA).
Un algoritmo de aprendizaje profundo figuró ayer jueves en la revista The Lancet Digital Health: FaceAge, que convierte un simple primer plano fotográfico en un número que refleja con mayor precisión la edad biológica de una persona, en lugar de la fecha de nacimiento en su historial médico. Entrenado con decenas de miles de fotografías, determinó que los pacientes con cáncer eran, en promedio, cinco años mayores biológicamente que sus compañeros sanos.
Los autores del estudio afirman que esto podría ayudar a los médicos a decidir quién puede tolerar con seguridad tratamientos severos y a quién le iría mejor con uno más suave. “Nuestra hipótesis es que FaceAge puede ser usado como un biomarcador en la atención oncológica para medir la edad biológica del paciente y ayudar al doctor a tomar estas difíciles decisiones”, dijo Raymond Mak, coautor del estudio y oncólogo de Mass Brigham Health, un sistema de salud de Boston afiliado a Harvard.
En el caso hipotético de dos pacientes, uno que a sus 75 años es ágil y presenta una edad biológica de 65, y otro más frágil, de 60 años, pero cuya edad biológica sube a 70, una radioterapia agresiva puede ser más apropiada para el primero, pero riesgosa para el segundo. La misma lógica puede aplicarse en decisiones relacionadas con operaciones de corazón, reemplazo de caderas o cuidados paliativos.
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Mayor precisión
Cada vez hay más evidencia de que los humanos envejecen a ritmos diferentes, según su genética, estrés, ejercicio y hábitos, como fumar o tomar alcohol. Aunque costosas pruebas genéticas pueden revelar cómo se degrada el ADN con el tiempo, FaceAge promete adentrarse al organismo con tan solo una selfi.
El modelo se entrenó con 58.851 retratos de adultos presumiblemente sanos por encima de 60 años, extraídos de bases de datos públicas. Se probó luego en 6.196 pacientes que recibían tratamiento en Estados Unidos y Países Bajos con fotos tomadas antes de su radioterapia. Pacientes con tumores malignos parecían en promedio 4,79 años mayores biológicamente que sus edades cronológicas.
Entre los pacientes con cáncer, una puntuación más alta en FaceAge predecía una peor supervivencia, incluso después de introducir edad, sexo y tipo de tumor. Las chances caían dramáticamente para quienes su edad biológica pasaba de 85. FaceAge determina los signos de envejecimiento diferente a cómo en general lo hacen las personas. Por ejemplo, las canas y la calvicie importan menos que los cambios sutiles en la musculatura facial.
Se les pidió a seis doctores examinar fotografías de los rostros de pacientes con cáncer terminal y determinar cuáles de ellos perecerían en los seis meses siguientes. Con la información de FaceAge en mano, sus predicciones mejoraron notablemente. El modelo además afirmó un meme ya famoso en internet, cuando estimó que la edad biológica del jovial actor estadounidense Paul Rudd era de 43 años en una foto tomada cuando tenía 50.
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Sesgos y dilemas éticos
Las herramientas de IA han sido objeto de escrutinio por no prestar suficiente atención a personas no blancas. Mak dijo que comprobaciones preliminares no revelaron sesgos raciales significativos en las predicciones de FaceAge; no obstante, el grupo entrena un modelo de segunda generación con 20.000 pacientes.
También ponen a prueba cómo factores como maquillaje, cirugías estéticas y la variación en la iluminación pueden engañar al sistema. Debates éticos saltan a la vista: una IA que puede leer la edad biológica a partir de un selfi puede ser una ayuda para médicos, pero también una tentación para las aseguradoras de vida o empresas que buscan medir el riesgo.
Saber que el cuerpo es biológicamente mayor de lo que se pensaba puede motivar cambios positivos en la salud o sembrar ansiedad, otro dilema sobre la mesa. Los investigadores tienen previsto abrir un portal FaceAge de acceso público donde las personas puedan subir sus retratos para participar en un estudio de investigación para validar el algoritmo. Las versiones comerciales para médicos le seguirán, pero solo después de más validación.