Como producto natural, la miel posee numerosas propiedades que van más allá de su característico sabor dulce. Puede ofrecer múltiples beneficios al organismo como, por ejemplo, servir de una excelente fuente de energía y contribuir a controlar los niveles de azúcar en la sangre.
Producida por las abejas en sus panales, esta dulce sustancia se destaca por la capacidad para controlar los niveles de azúcar en la sangre debido a que contiene fructosa, un tipo de hidrato de carbono que también se encuentra en algunas frutas. La fructosa se almacena principalmente en el hígado y, desde allí, regula los niveles de glucosa que el cuerpo necesita.
Este producto alimenticio puede ser una excelente fuente de energía para realizar deportes de larga duración debido a sus azúcares de rápida absorción como la glucosa y la fructosa. Esta energía, combinada con otros factores, puede mejorar el rendimiento deportivo.
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La miel es rica en antioxidantes y, en algunos casos, contiene una alta concentración de elementos como flavonoides, fenoles, enzimas y ácidos orgánicos, que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, además de reducir los niveles de triglicéridos y colesterol malo en la sangre.
La miel está compuesta principalmente por azúcar, así como por una mezcla de aminoácidos, vitaminas, minerales, hierro, zinc y antioxidantes. Además de usarse como edulcorante natural, se usa como antiinflamatorio, antioxidante y agente antibiótico.
A pesar de sus múltiples beneficios, la miel puede no ser adecuada para todos, principalmente para personas con diabetes o sobrepeso debido a que tiene un alto índice glucémico y puede tener un efecto similar al azúcar en los niveles de glucemia. Antes de introducirlo a la dieta, es recomendable consultarlo con un nutricionista.
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