Los perros tienen sentidos más desarrollados que los seres humanos, especialmente el olfato, que en los canes es sumamente sensible a los estímulos del ambiente. De ahí que, para cuidar de manera correcta a estas mascotas, es importante poder conocer los olores que les molestan o les pueden generar algún tipo de disgusto.
Atendiendo a la sensibilidad de su olfato, los olores cítricos tienden a disgustar a los perros, ya sea por las frutas o en aromas de otros productos, según revelaron estudios veterinarios, replicados por la prensa internacional. Incluso, los cítricos pueden provocar irritaciones en las vías respiratorias de los canes.
Al igual que los cítricos, los canes odian el olor del alcohol antiséptico. Se aconseja evitar utilizar este líquido cerca de estos peluditos para cuidar no solo su olfato, sino también su piel. El líquido antiséptico suele ocasionar irritaciones cutáneas en las mascotas. Lo mismo sucede con los productos de limpieza, que pueden resultar sumamente invasivos para los perros.
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El olor de la naftalina es uno de los más peligrosos y molestos para los perros, pero el problema no solo es el aroma que desprenden, sino que también la ingesta puede generar daños severos en ellos. Se trata de un producto común para eliminar insectos, por lo que es fundamental mantenerlo alejado de las mascotas.
El olfato de los perros está entre 10.000 y 100.000 veces más desarrollado que el de los seres humanos. Los receptores olfativos que pueden llegar a tener son más 300 millones Por este motivo, cuidarlos de los olores que consideran desagradables hace al bienestar de estos peluditos.
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¿Qué pasa si no se lava el arroz antes de cocinarlo?
¿Hay que lavar el arroz antes de cocinarlo? Es una pregunta que ha generado todo tipo de respuestas en foros, cocinas y redes sociales. Con el ánimo de resolver la duda, la ingeniera de alimentos Mariana Zapién, divulgadora en redes, ha compartido en su cuenta de Instagram una explicación clara, científica y accesible, desmontando mitos y aportando datos clave que han generado miles de interacciones.
Zapién asegura que sí, lavar el arroz puede tener beneficios, y no solo por higiene. En su vídeo, explica que este gesto ayuda a eliminar polvo, algo de almidón y metales pesados como el arsénico, un elemento que el arroz puede acumular durante su cultivo en campos inundados.
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El arsénico en el arroz
“Debido a las condiciones de cultivo, el grano puede absorber y acumular parte de este metal”, explica Zapién. Aunque el arsénico está presente de forma natural en el suelo y el agua, también puede llegar por actividad humana, como la minería o el uso de pesticidas.
Pero, ¿es peligroso? La ingeniera responde con datos tranquilizadores: la concentración promedio de arsénico en el arroz es de unas 93 partes por billón, lo que significa que una persona tendría que consumir más de medio kilo de arroz al día durante más de cuatro años para sufrir efectos adversos para la salud.
Además, destaca que lavarlo entre tres y cinco veces puede reducir la cantidad de arsénico hasta en un 30 %, y que combinar el lavado con una cocción en abundante agua podría llevar esa reducción hasta el 40 %-45 %.
Estas afirmaciones coinciden con los resultados del estudio científico “Arsenic Bioaccessibility in Rice” (Foods, 2024), y elaborado por un equipo de investigadores liderado por Di Zhao, del College of Resources and Environmental Sciences de la Nanjing Agricultural University (China). El estudio analiza cómo diferentes métodos de preparación doméstica afectan a la absorción del arsénico en el organismo humano.
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¿Hay que lavar el arroz o no?
Zapién lo resume con sencillez: “Si quieres un arroz más suelto y limpio, sí, lávalo. Pero si prefieres que quede más pegajoso, no es necesario”. Aclara que no hay una única respuesta válida, y que la decisión depende del resultado culinario que se desee: “No te va a pasar absolutamente nada. Es cuestión de preferencia”.
Más allá de los riesgos percibidos, Mariana apuesta por informar sin alarmar. En su mensaje deja claro que el arroz no es un alimento peligroso, y que un consumo razonable, dentro de una dieta equilibrada, no supone ningún problema para la salud.
Qué dicen otros estudios
Aunque el tema pueda parecer anecdótico, el debate sobre el arsénico en el arroz ha sido ampliamente estudiado por la comunidad científica. La revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó en 2022 otro trabajo clave, liderado por Syfullah Shahriar, del Global Centre for Environmental Remediation de la University of Newcastle (Australia), que respalda la utilidad de prácticas como el lavado y la cocción con abundante agua para reducir la exposición a metales pesados, especialmente en poblaciones de alto consumo.
Estos estudios destacan que la cantidad de arsénico puede variar según la variedad de arroz, el país de origen y las condiciones de cultivo, pero coinciden en que los niveles están, en general, por debajo de los umbrales considerados peligrosos por organismos internacionales.
Fuente: Europa Press.
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Regar las plantas una vez a la semana, ¿es suficiente?
Regar las plantas una vez por semana, siempre en el mismo día y a la misma hora, puede parecer una rutina inocente e incluso responsable. Sin embargo, este hábito tan extendido es, según los expertos, uno de los errores más frecuentes y dañinos en el cuidado doméstico de las plantas. Lo que muchas personas consideran una pauta estable, en realidad puede estar perjudicando gravemente a sus macetas sin que se den cuenta.
Así lo advierte Álvaro Pedrera, creador de contenido especializado en jardinería y conocido en redes sociales como @ypikue. En uno de sus vídeos más recientes, Pedrera alerta de que regar “por sistema” puede provocar síntomas visibles como hojas amarillas o raíces podridas, especialmente en cambios de estación o tras trasplantes.
Según explica este divulgador, uno de los principales problemas es aplicar un mismo criterio de riego a todas las plantas por igual. La necesidad de agua varía no solo en función de la especie, sino también de otros factores como: la cantidad de luz que recibe, el tipo de maceta, el sustrato utilizado, la temperatura y humedad ambiente, la época del año.
Por eso, una pauta de riego semanal puede funcionar durante un tiempo y volverse perjudicial en determinadas condiciones, incluso para plantas que parecían sanas.
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El verdadero problema
El error, según Pedrera, está en regar por inercia, sin observar si la planta realmente lo necesita. “Tú vas a tu calendario y piensas: hoy es día de regar. Y lo haces sin más. Ahí empieza el problema”, explica. El exceso de agua, acumulado sin control, puede saturar el sustrato, impedir que las raíces respiren y terminar dañando la planta.
Este tipo de riego automático puede no mostrar consecuencias inmediatas, pero sí en situaciones de estrés, como un cambio de estación, un traslado o un trasplante. Los síntomas suelen llegar más tarde, en forma de hojas decaídas, tonos amarillentos o raíces blandas por pudrición.
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Cuándo toca regar
La recomendación más extendida entre expertos es comprobar el estado del sustrato antes de regar. Introducir un dedo en la tierra para comprobar si está seca o húmeda sigue siendo uno de los métodos más eficaces. Si el sustrato aún conserva humedad, conviene esperar unos días más.
También se recomienda observar el comportamiento de la planta: si las hojas pierden firmeza, si la tierra se despega de la maceta o si el peso del tiesto se ha reducido, puede ser momento de hidratarla. Adaptar el riego al tipo de planta y a su entorno es clave para evitar daños innecesarios. Cambiar la mentalidad de “regar porque toca” por “regar cuando lo necesita” puede marcar la diferencia entre una planta que sobrevive y otra que prospera.
Fuente: Europa Press.
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El chocolate con manchas blancas, ¿todavía es comestible?
El chocolate es uno de los alimentos más apreciados por su sabor, su textura cremosa y su aporte de antioxidantes y minerales beneficiosos para el organismo. Sin embargo, cuando permanece almacenado durante mucho tiempo, pueden aparecer en su superficie unas manchas blanquecinas que generan ciertas dudas sobre su estado: ¿se ha estropeado?, ¿es seguro comerlo o debería desecharse inmediatamente?
Según los expertos de Cocoa Supply North America, compañía especializada en producción y distribución de cacao, esta capa blanquecina, conocida como floración, está causada principalmente a dos motivos: la manteca de cacao y el azúcar. Ambos fenómenos se deben a condiciones de almacenamiento inadecuadas, pero cada uno presenta características distintas.
Cuando la capa blanca está causada por la manteca de cacao, se debe generalmente a cambios bruscos de temperatura o un almacenamiento prolongado en condiciones cálidas. En estos casos, la manteca sube a la superficie, formando una capa blanquecina que altera la textura crujiente original. Aunque visualmente puede parecer desagradable, este problema es puramente estético y no afecta al sabor.
Por otro lado, cuando la floración está causada por el azúcar, la humedad entra en contacto con los granos de azúcar de la superficie, disolviéndolos y haciendo que se vuelvan a cristalizar posteriormente. Esto genera una capa granulada y blanquecina en la superficie del chocolate. Al igual que en el caso anterior, no se ve comprometido su sabor, pero sí puede modificar ligeramente la textura.
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¿Es seguro de comer?
Sí, es totalmente seguro. Cocoa Supply aclara que el chocolate con floración de manteca o azúcar no supone ningún riesgo para la salud. Aunque las tabletas pierden atractivo visual y textura, pueden consumirse sin problema alguno. Para prevenir la formación de estas capas antiestéticas, es importante seguir algunas recomendaciones básicas durante el almacenamiento:
Temperatura constante: conservar el chocolate siempre a una temperatura estable entre 15 y 18 grados, evitando fluctuaciones bruscas que puedan alterar su estructura interna.
Reducir la humedad: guardar el chocolate en lugares secos, ya que ambientes con humedad excesiva pueden favorecer la formación de cristales de azúcar en la superficie.
Sellado hermético: conservar siempre el chocolate debidamente cerrado o envuelto, evitando la exposición directa al aire que facilita la absorción de humedad y olores externos.
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¿Qué hacer si ya tiene floración?
Si el chocolate presenta estas manchas blancas y deseas restaurar sus propiedades originales, basta con fundirlo suavemente y realizar nuevamente un templado adecuado. El templado consiste en calentar el chocolate a una temperatura concreta para luego enfriarlo lentamente, permitiendo así que recupere su textura crujiente y brillante.
Este proceso restituye tanto el aspecto como la textura originales, por lo que el chocolate volverá a estar listo para su consumo con las mejores características organolépticas intactas.
Fuente: Europa Press.
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Iniciar la marcha con el motor en frío es una mala idea
El coche es, para muchas personas, un medio de transporte imprescindible para realizar sus desplazamientos diarios, desde acudir al trabajo hasta llevar a los niños al colegio o simplemente salir de compras. Sin embargo, sin saberlo, muchos conductores cometen habitualmente un error aparentemente inofensivo que podría derivar en una avería de motor cuya reparación podría llegar a costar hasta 5.000 euros.
Según explica el taller mecánico @auto.carrascosa en su cuenta de TikTok, arrancar el coche en frío y comenzar inmediatamente la marcha es un error habitual que podría reducir considerablemente la vida útil del motor. La clave del problema está en que, al hacerlo, el motor no cuenta con la lubricación suficiente, aumentando así el riesgo de sufrir daños internos.
Al encender el motor, el aceite aún no ha llegado de manera uniforme a todas las piezas del motor. Si se acelera demasiado rápido en este momento, componentes clave como la piel, el cigüeñal y los pistones comienzan a trabajar sin la protección necesaria, lo que genera fricción. Esta fricción puede causar sobrecalentamiento y, con el tiempo, un desgaste prematuro de las piezas más caras del motor.
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Lo que muchos conductores ignoran es que este tipo de desgaste puede dar lugar a reparaciones costosas. Los daños provocados por la aceleración sin la lubricación adecuada pueden requerir reparaciones que van “desde los 2.000 hasta los 5.000 euros”, explican en el vídeo.
La solución es sorprendentemente sencilla: esperar entre 30 y 40 segundos tras encender el motor antes de empezar a acelerar, permitiendo que el aceite circule correctamente y proteja todas las partes del motor.
Este pequeño cambio en la rutina diaria puede ser clave para evitar daños costosos a largo plazo y mantener el buen funcionamiento del motor por más tiempo. Así que, la próxima vez que arranques el coche, recuerda tomarte unos segundos antes de empezar a acelerar y asegurar la salud de tu motor.
Fuente: Europa Press.
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