Este lunes se recuerda el Día Mundial de la Siesta: un hábito que puede tener numerosos beneficios para la salud, siempre y cuando no se extienda por un largo periodo de tiempo. Sepa cuánto debe durar el descanso después del mediodía para que impacte positivamente en el bienestar del organismo.
Tomar una siesta puede ser fundamental para restaurar la energía y mejorar la concentración. Según la Fundación Española del Corazón, este breve descanso durante el día puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 37%, al aliviar el estrés y disminuir la presión arterial.
La siesta también influye positivamente en el estado de ánimo, incrementando la receptividad de emociones positivas y fomentando sensaciones de bienestar gracias al aumento de serotonina. Se demostró igualmente que este breve descanso durante el día no solo compensa la falta de sueño, sino que también ofrece cierta protección contra la neurodegeneración.
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Lejos de lo que se cree, las siestas no deben extenderse en su duración para impactar positivamente en la salud. El descanso durante el día debe extenderse únicamente 26 minutos para que sea “perfecto”. Así puede favorecer en un 34% el rendimiento y en un 54% el estado de alerta. En cualquiera de los casos, la mejor duración de la siesta es de unos 20 minutos y no más de 30 minutos.
Despertarse de un sueño profundo no solo puede provocar aturdimiento y empeorar la somnolencia, sino también influir en la aparición de ciertas patologías de salud como la diabetes tipo 2. De ahí que es recomendable no excederse con el tiempo de descanso tras el mediodía.
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