El hábito de tomar café es casi una tradición y son muchas las personas que arrancan su día con una taza para ganar energía. La bebida puede aportar numerosos beneficios para el organismo, especialmente en lo que refiere a la salud cognitiva. La gran pregunta siempre es: ¿cuál es la mejor manera de tomarlo, puro o con leche? Todo depende de las porciones.
El café es una bebida conocida por su capacidad para estimular la concentración y aumentar los niveles de energía, además de otros cientos de beneficios como la disminución del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Frente al dilema de cuál de sus formas de consumirlo es más saludable, si puro o con leche, según estudios nutricionales, las dos modalidades tienen sus pros y sus contras.
Cuando se lo consume en estado puro, no aporta calorías y tiene mayor poder estimulante dado que la cafeína se encuentra más concentrada. Si se opta por esta opción, lo mejor es no excederse de los límites. La recomendación estipulada es consumir de 300 a 400 miligramos diarios o el equivalente a entre tres a cuatro tazas.
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En cambio, al combinar la bebida con leche se apacigua el efecto de la cafeína, pero se obtienen otros beneficios como el aporte calcio, mineral que fortalece el sistema óseo y potencia el funcionamiento de los músculos, los nervios y la circulación sanguínea. Además, cuando los polifenoles (antioxidantes) presentes en el café se combinan con la leche, se forman compuestos con potente efecto antiinflamatorio general.
Todo parece indicar que siempre es preferible optar por las versiones más orgánicas y puras del café. Más allá de la leche, siempre es mejor evitar agregar exceso de azúcar, crema batida y diferentes saborizantes a la bebida, atendiendo que estos “extras” son fuente de calorías y grasas saturadas y podrían contrarrestar cualquier beneficio para la salud.
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