Adam Bareiro aten­dió a los medios de prensa tras la acti­vidad matinal del sábado en el Centro de Alto Rendi­miento de Ypané y destacó que “Colombia es una muy buena selección, pero no por eso vamos a quitarnos méri­tos. Tenemos que empezar a hacernos fuertes de local”, puntualizó el delantero del San Lorenzo de Almagro, Argentina.

Sobre la falta de gol que sigue afectando la campaña del seleccionado albirrojo, res­pondió que “si queremos mar­car, debemos estar serenos y tranquilos. Se está haciendo un buen trabajo. A la gente le decimos que siga apoyando, que confíe en nosotros. Se hizo un cambio total con nuevo cuerpo técnico”.

Los jugadores del plantel seleccionado fueron liberados ayer por unas horas para com­partir con sus familias luego del entrenamiento matinal. La agenda marca para este domingo entrenamiento a puertas cerradas en el esta­dio Defensores del Chaco, a partir de las 18:00.

Considerando que el martes es el partido ante Colombia en dicho escenario, se presume que en la ocasión el entrenador Daniel Garnero va a probar el equipo inicialista.

El defensor Juan Cáceres puede arrancar en sustitución del suspendido Robert Rojas, mientras que Adam Bareiro es opción para reaparecer tras cumplir la suspensión de un partido.

Tampoco se descartan otras variantes, incluso el liberteño Iván Ramírez, convocado a última hora, puede reaparecer en el once con funciones específicas para neutralizar el juego del rival.

El defensor de Colombia Daniel Muñoz, titular en la victoria por 2-1 sobre Brasil en Barranquilla, se refirió al juego con Paraguay. “El grupo está más fuerte, hay calidad para sumar tres puntos”. El lateral se refirió al envión anímico tras el triunfo sobre Brasil, pero sobre Paraguay advirtió: “Debemos ser cautelosos. Los partidos de visitante son duros y ellos querrán romper la racha, saldrán a buscar el partido. De local todas las selecciones quieren marcar y salir a ganar. Hay que contrarrestar los ataques de ellos”.

Daniel Muñoz se mantendrá como lateral derecho y la defensa tendrá un cambio obligado, ya que Davinson Sánchez está sus­pendido por acumulación de tarjetas. Carlos Cuesta se perfila como el acompañante de Jhon Lucumí en la zaga.

Desde la Dirección de Vigilancia de la Salud del Ministe­rio de Salud resaltaron que a nivel país aún se está a tiempo de frenar una epidemia de dengue y que todo depende de la ciudadanía, que solo se necesita eliminar criaderos del mosquito transmisor. Clasificaron a la enfermedad en dos etapas, con o sin signos de alarmas (clásico) y grave.

La directora de Vigilan­cia, doctora María Águeda Cabello Sarubbi, en entre­vista con La Nación/Nación Media explicó que a nivel país aún se reportan pocos casos de dengue y que aún se está a tiempo para frenar una posi­ble epidemia en las próximas semanas. Aseguró que todo depende de la ciudadanía que junto a las autoridades de sus ciudades pueden evitar la propagación del mosquito.

“Para mí lo más importante es que la gente entienda que esta­mos en lo que sería el periodo interepidémico, esto quiere decir que estamos a punto de empezar el periodo epidémico, tiempo en que es muy impor­tante la movilización de lim­pieza. En este sentido es la de eliminar los criaderos, pode­mos tener vacunas, pero nada va a ser tan efectivo como la eliminación de criaderos”, apuntó Cabello en nuestro medio. Afirmó que se trata de una tarea de todos y que la idea es realizar la acciones desde ahora, en forma conjunta con las autoridades comunales. “Tenemos que eliminar criade­ros en nuestras casas, trabajar en nuestros barrios, los Gobier­nos locales deben trabajar en sus municipios, en el proceso de reducir los criaderos. Otras de las medidas son mejorando la recolección de basuras en las calles céntricas, parques y luga­res públicos”, confirmó.

La directora expresó que en las últimas dos semanas se vio un pequeño aumento de casos e internados, pero que este número aún no es alar­mante. “Estamos observando un pequeño incremento de casos y una mayor disper­sión del dengue en todos los departamentos a excepción de Ñeembucú, Guairá y Boque­rón, que no tienen casos de dengue. En los demás puntos ya esta circulando”, aseguró.

Agregó que los lugares que reportan más casos de enfermedad son Asunción, el departamento Central y Villa Hayes.

La doctora María Águeda Cabello indicó que los cuatro cero tipos de dengue (DEN 1, 2, 3 y 4) pueden provocar las diferentes clasificaciones de la enfermedad que son el dengue: con o sin signo de alarma (clásico) y el grave. “No podemos decir que el DEN 3 es más severo o no, pero ya se registraron casos en 2006 y 2007. Con el DEN 2 tuvimos una epidemia con mayor cantidad de falleci­dos y de casos graves, en 2013″, relató. Afirmó que el 2019 y 2020 se tuvo la epide­mia de dengue más grande registrada a nivel país, pero con pocos casos fatales.

“En ese año se registró la epide­mia más grande de la histo­ria, pero no se llegó ni al 50 % de fallecidos registrados en 2013. No podemos decir cómo será esta epidemia y todo depende de la suscep­tibilidad de la población”, remarcó. Aclaró que no existe el dengue hemorrágico y que este no está catalogado como clasificación de la enferme­dad. “Desde el 2009 dejó de clasificarse al dengue como hemorrágico. No hablamos más del dengue hemorrágico porque no es la única pre­sentación grave y lamenta­mos que haya reaparecido el tema”, puntualizó en LN.

DESDE MI MUNDO

• Por Carlos Mariano Nin
• Columnista

Estábamos al final del siglo XX y ya entonces los científicos advertían que la mano del hombre en el medioambiente estaba deteriorando rápidamente el planeta.

Las imágenes que transmitían los medios del mundo eran las grandes sequías en África, mares y arroyos contaminados, incendios forestales y criminal deforestación. La extinción de especies se expandía a un ritmo tan vertiginoso como peligroso.

En octubre de 2016 el Fondo Mundial para la Naturaleza revelaba que entre 1970 y el 2016 se había registrado una disminución general de 58 por ciento en el número de peces, mamíferos, aves y reptiles alrededor del mundo. Lo que en pocas palabras se traducía en que la fauna se estaba desvaneciendo a un ritmo de 2 por ciento al año. Pero todo empeoró.

Paraguay siempre se sintió como un paraíso en un mundo en caos. Los problemas estaban afuera y las catástrofes solo en la TV. Pero con el tiempo nos dimos cuenta de que la ambición nos integró a ese lejano mundo en descomposición.

“Paraguay es el que más ha deforestado en América desde 1990 hasta el 2015, según un informe de la FAO”. A nuestros días el promedio de deforestación es de 577 hectáreas al día.

Quizás no tenga mucha relación, pero el calor de los últimos años se vuelve insoportable y las tormentas son cada vez más dañinas. Creo que la devastación de los últimos huracanes en Estados Unidos y Centroamérica debería llamarnos aún más la atención.

La mayoría de los 10 desastres naturales más costosos de los últimos 50 años ocurrieron después del 2005 y fueron huracanes. De hecho, las pérdidas económicas causadas por fenómenos incontrolables aumentaron de 175.400 millones de dólares en la década de 1970 a 1,38 billones de dólares en la década de 2010. Y fueron creciendo sin parar hasta hoy.

Sí, me vas a decir que nosotros no tenemos huracanes, pero es un poco más de lo que se viene advirtiendo. Huracanes siempre existieron, pero no con la potencia destructora con la que castigan al mundo. Es sin dudas una llamada de atención sobre la situación global de los efectos del cambio climático.

No estamos dimensionando el problema, pero el impacto de las heridas a la naturaleza seguirá golpeando con fuerza. No solo en la economía, lo hará en nuestra forma de vivir para sobrevivir... entonces, que Dios nos ampare.

Nuestra sociedad se encuen­tra estancada en muchos niveles a consecuencia de su falta de educación ade­cuada cuyas deficitarias razones deviene de la debacle educativa del tiempo de la dictadura y más tarde de las carencias constantes ya en los tiempos de la transición.

Ningún cambio será inmediato. Si un gobierno hace bien los exámenes apenas estará sembrando con una expectativa de cosecha que puede demorar toda una generación. No existe en educación ningún método para acelerar procesos sin el riesgo que la superficialidad vuelva a signi­ficar caer en fórmulas deficitarias.

Lo más importante que puede hacer el gobierno entrante es dejar tes­timonio sobre que empezó a cami­nar el camino del cambio en materia educativa. Esa misión ya no puede demorar porque está postergando un rango de mayor calidad formativa y académica que, asociado a otros fac­tores como el bono demográfico, la macroeconomía y las oportunidades de crecimiento, pueden ser socios de una misma causa: un Paraguay mejor y diferente.

La gestión de Peña en materia edu­cativa, por ello, no debe solo cumplir con un buen trabajo en el alcance de las metas ordinarias, sino tiene el inexcusable mandato de ser extraor­dinario. Tiene cierta ventaja el nuevo liderazgo que es técnico y es el perfil que se necesita en este tiempo.

También es muy importante, en este orden, la determinación de que puede brindar el propio presidente en acompañar al nuevo ministro un perfil técnico siempre se encuentra acosado por el fantasma de la mala política. Peña debe ser inflexible en el camino.

Otra prioridad en la materia es la atención a la paupérrima situación de las escuelas y colegios en términos de infraestructura cuya existencia y persistencia como problema habla a las claras de una abierta falta de sen­tido humanitario. Exponer a niños y jóvenes a " escuelas que se caen” es una historia negra que requiere ser superada.

Afortunadamente existen planes nuevos al respecto de una mejor racionalización, por ejemplo, sacar del ámbito de la educación la tarea de construir establecimientos y cen­trarlas como tarea de Obras Públicas.

Se estima que existen unos 6 mil establecimientos en situación defici­taria. La tarea no puede demorar.

Hay mucho que esperar de las auto­ridades del Congreso de la República en el acompañamiento a estas tareas, es fundamental, es una oportunidad de la clase política de dejar constan­cia sobre que educación y política no son cuerda separada como la historia se ha obstinado en demostrar.

Lo más importante que puede hacer el gobierno entrante es dejar testimonio sobre que empezó a caminar el camino del cambio en materia educativa.

Otra prioridad en la materia es la atención a la paupérrima situación de las escuelas y colegios en términos de infraestructura cuya existencia y persistencia como problema habla a las claras de una abierta falta de sentido humanitario.