Era obligación para ambos ganar. Sus posiciones en la tabla y las necesidades propias de uno y otro equipo hacían pre­sagiar un partido abierto y hasta de muchos goles, pero nada de eso ocurrió.

Cerro Porteño y Sportivo Luqueño cerraron un agrio empate sin goles, que no bene­fició a ninguno de los dos.

Para el Ciclón es definitiva­mente una despedida de la lucha por el título. Si al final de la fecha pasada, con la derrota ante Libertad, su propio téc­nico reconocía que la distan­cia de 12 puntos era impor­tante, ahora a 14 lo es mucho más y solo le queda pelear por los puntos que le permitan llegar lo más alto posible. Una realidad penosa para uno de los grandes de nuestro fútbol.

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Para el Auriazul todo partido que no termine en victoria, también es un retroceso, por­que permanece en las últimas posiciones y con el promedio complicado.

Yendo al trámite del partido, hubo una diferencia marcada a favor del Ciclón en el pri­mer tiempo. Lo intentó bas­tante, pero se encontró con una sólida defensa auriazul, comandada por su capitán Pablo Aguilar, para repeler las acciones de peligro. Le faltó claridad al equipo de Diego Martínez, por lo que jugado­res como Jonatan Torres no pudieron recibir pelotas lim­pias de cara al gol.

En contrapartida, a Luqueño le costó llegar con jugadas elaboradas al arco de Alexis Martín Arias y solo se limitó a algunos remates de Federico Santander que no generaron mucho peligro.

La temática no cam­bió mucho en el segundo tiempo, pese a los cambios ofensivos que metió Cerro y también Luqueño, que se arriesgó un poco más, pero no lo suficiente como para merecer algo mejor. Al final, la igualdad representa un castigo para ambos y un retroceso para sus objetivos en el torneo.

Etiquetas: #Cerro#Luqueño

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