Roque Luis Santa Cruz habla de todo en esta charla con Augusto Dos Santos para el programa Expresso del canal GEN. El actual delantero del club Olimpia hace un repaso por su vida, sus éxitos, sus logros, sus miedos y de cómo hace para tener casi 25 años de carrera expuesta ante los ojos del mundo y seguir mostrándose como un vecino más del barrio. Dice que todavía no ha decidido a qué dedicarse después de dejar el fútbol, pero que le gusta la idea de algún puesto desde donde pueda gerenciar.

  • Fotos Cristóbal Núñez

–ADS: Nosotros necesitamos saber qué va a pasar con nuestros ído­los cuando, en el caso del futbolista, dejen de jugar al fútbol. ¿A qué te vas a dedicar? ¿Seguro que no te vas a dedicar a la canción (sobre Ich Roque)?

–Eso fue debut y despedida.

–ADS: ¿Cuál es la historia de esta canción?

–Estando en Alemania, Meh­met Scholl (compañero de equipo de Roque en el Bayern) era muy amigo de esta banda que estaba surgiendo en ese momento y me dice, como me vieron salir con mi guitarra del aeropuerto, si me gustaba mucho la música y le dije que sí, entonces me comenta que hay nuevo grupo que quiere hacer algo conmigo. En ese momento como yo todavía no hablaba mucho alemán pero le dije que sí, que me gus­taba la idea, y después como en alemán “Ich Roque” es como “yo hago rock y tam­bién soy Roque” suena bien para el juego de palabra, y después pasó también que estos chicos también se hicie­ron muy famosos en lo que es Suiza, Austria y Alemania, y al final terminaron haciendo un video (la banda se llama Sportfreunde Stiller).

–ADS: Roque, fuiste un alumno muy aplicado en el colegio y sabés que el punto más cercano entre, digo la distancia más cer­cana entre dos puntos es una línea recta. Si un punto fuera el talento y otro punto era el éxito, sin embargo, en el fútbol no funciona tanto así, por­que no es tan línea recta, es esfuerzo, fracaso, volver a levantarse; contale un poco, fundamentalmente a la gente más nueva, cómo es esa línea.

–Bueno, al final, hacemos mucha analogía con lo que es la vida en general, no. Que más allá de que sea absolu­tamente cierta esa afirma­ción matemática pero en la vida no siempre se traduce con tanta sencillez entre los comienzos y llegar a alcan­zar el éxito que otra vez hay que saber definirlo, porque uno puede definir el éxito de diferentes maneras, pero a nivel de lo que es para noso­tros los futbolistas que es lle­gar a debutar, de asentarse en primera, de ser transferido, de conseguir algo realmente es un camino muy difícil, hay muchos baches, hay dificulta­des y uno permanentemente y a través de estos inconve­nientes va haciéndose mejor persona o profesional, va fortaleciendo su espíritu y el que fracasa en ese proceso de encontrar el equilibrio per­severando es el que al final no llega.

–ADS: El fútbol no es sola­mente –y esto no lo digo con irreverencia para las nue­vas generaciones– que uno se pone un peinado furioso y entra a la cancha a jugar. Es mucho más que eso, hay mucho más detrás, ¿no?

–¿Lo del peinado no dijiste mirándome verdad? (risas) no yo siempre comparto y siempre me gustó la frase de Mohamed Alí cuando decía que una victoria se consigue mucho antes de que empiece la pelea. Uno tiene que estar en el gimnasio, muchas horas de práctica, que toma mucho más tiempo antes de llegar a la pelea. Para nosotros tam­bién es así. Los noventa minu­tos que puede llegar a durar un partido es una mínima parte de lo que en realidad nosotros estamos pensando, entrenando, practicando, mejorando y guarda mucha relación con un esfuerzo que no se ve, que no se puede cuantificar tampoco y mucho menos para la gente que no nos ve entrenar, ni la parte privada, como siempre les digo a mis hijos yo, descan­sando estamos entrenando nosotros, porque es la parte más importante dentro de nuestro sistema de entrena­miento.

–ADS: Gente como vos que empezó muy pronto con tanta notoriedad Roque, no sé si tiene esa claridad, pero recurro a tu criterio que siempre fue muy importante, ¿en qué momento de tu vida vos dijiste “esto es consa­gratorio” te hizo un click y dijiste “el fútbol es mi vida”?

–Mirá, más allá de que el sueño haya estado presente desde mi infancia y de que lo haya perseguido y haya perseverado, en mi familia, la educación estaba siempre en primer lugar. Siempre fue el fútbol el plan b por así decir, porque lo fundamental edu­carnos, pensar en poder reci­birnos, de ser profesionales en algo que nos permita subsistir y el fútbol que sea un compa­ñero, pero el momento en que más allá que yo haya debutado en Primera o que haya empe­zado a jugar ya regularmente creo que el momento que hace un antes y un después son los goles que le hago a Vélez, a Chilavert, en esos partidos de la selección Sub 20 y fueron algunos partidos o momentos que verdaderamente fueron muy especiales en mi carrera, porque fueron meteóricos en mi carrera.

–ADS: Pero en contrapar­tida Roque, hay carre­ras meteóricas que duran cinco años. ¿Cómo es ser exitoso durante 25 años? ¿Qué hay que tener de plus para que eso suceda?

–Hay que tener una moral muy fuerte. Hay que saber el contexto donde uno está parado. Reconocer los momentos. Saber que verda­deramente el fútbol y más aún en el extranjero es una gue­rra de todos los días. Es gente que se ríe contigo pero que por dentro te está queriendo sacar un sitio, es pelear por un sitio con tus compañeros, es saber que más allá de todo lo que uno se pueda reír, de todo lo que uno pueda sufrir en pos de conseguir un objetivo, cada uno trabaja por mantener su lugar.

–ADS: Es una competencia en estado puro.

–Es una competencia sana y real y creo que se da en todos los ámbitos también. Pero uno no puede descuidarse en ningún momento. Uno hace un buen partido y al día siguiente ya estás pensando en el otro partido y este es el condicionante para que pue­das estar en el siguiente.

–ADS: Es muy curioso por­que se habla mucho de esto, esa doble competencia que ustedes llevan. Contra el adversario y no digo con­tra, sino en relación a ser competente para estar en el siguiente juego.

–Con los años yo creo que uno asimila mucho mejor. Cuando uno es joven lo ve menos claro y también creo que aquí en el ambiente en el que noso­tros vivimos somos mucho más amigos en el sentido de hacerles llegar a los jóvenes mucho más tranquilo que en el extranjero donde tiene que competir y no le importa si tenés 16 o 17 años, la edad no es un parámetro. Y entonces rápidamente ellos te hacen saber y los sudamericanos que estaban en ese momento así me lo hicieron saber, era llegar y tenés que hacer dife­rencia. Aparte los extranje­ros cuando estamos en tie­rras lejanas somos medidos con una vara distinta, para ganarte tu sitio tenés que demostrar que sos mejor. Entonces el día a día es difícil.

–ADS: ¿Cuánto te ayudó esa fantástica experien­cia de Alemania?

–A mí, bueno yo me voy sin haber alcanzado una madu­rez…

–ADS: ¿Cuántos años tenías?

–Tenía 17 años… y básica­mente una parte muy impor­tante de mi formación perso­nal la terminé completando allí, porque fueron ocho años los que estuve en Alemania con gente que tiene una cul­tura de trabajo muy sublime para ellos, tanto la puntuali­dad como el trabajo, como el día a día, forman parte de su idiosincrasia y es razón tam­bién de que sea gente tan exi­tosa y en lo que se desenvuel­ven lo hacen de esa manera. Y yo creo que asumí mucho de ellos.

–ADS: No pudiste comen­zar mejor en una cultura que te ayudó en un creci­miento posterior.

–Sí, yo creo que tiene mucha influenza en todo y cómo me manejé después en el día a día trabajando. Yo los veo a todos y hasta ahora lo sigo viendo a mis compañeros y amigos como competencia más allá de que yo empujo para que todos lleguemos a un objetivo, pero el abdominal de menos que hacen y el abdominal demás que yo hago, termina haciendo una diferencia.

–ADS: ¿Cómo te manejabas con el idioma y la cultura?

–Y en ese momento había sabido del país para algunos torneos internacionales pero siempre tuve la curiosidad de querer aprender, de querer saber más de otras culturas, de cómo vive la otra gente y ni qué decir de las ganas de aprender el idioma, para poder defenderme porque en un vestuario en donde vos entrás y todos se ríen, querés entender qué pasa. ¿Se están riendo de mí?

–ADS: El vestuario es una asamblea.

–Y sí, y formar parte del grupo es por el idioma, por el arraigo cultural y, aparte, si ellos se dan cuenta de que querés formar parte, que querés aprender el idioma, hace que también te tomen un cariño diferente.

–ADS: Es cierto que en la misma Alemania, por tu apetencia de conocer más idiomas, pero fundamen­talmente por tu gusto por las pastas, ¿aprendiste ita­liano?

–Sí.

–ADS: Porque te ibas a un restaurante italiano.

–Vivía muy cerca, vivía solo y la realidad es que yo no coci­naba nada y la experiencia culinaria que tuve viviendo solo no fue tan grata, así que, la comida alemana es distinta y al comenzar a mí me costó asimilar la cultura culinaria de ellos, pero la comida italiana es más pare­cida a la nuestra, entonces vivía yendo todos los días al mismo italiano, almuer­zo-cena, almuerzo-cena, y eran todos italianos de todas partes y entonces aprendí pri­mero italiano antes de hablar alemán.

–ADS: En tu vida tuviste algún par de técnicos que marcaron tu performance para siempre ¿Querés citar uno o dos y por qué?

–Bueno, yo siempre tengo que nombrarlo a Luis Cubilla por haber sido el que me dio el arranque en una época en donde no era tendencia que jueguen jugadores tan jóve­nes con él.

–ADS: ¿Recordás lo que te dijo Cubilla la primera vez respecto a lanzarte a la Primera?

–Recuerdo perfectamente.

ADS: ¿Cómo fue ese día?

–Se fue a verme en un partido que era la sub 15, la primera categoría de la formativa, y me invitó para entrenar y me dijo “mirá si aquí las cosas no van bien, volvés a tu catego­ría y aquí no pasó nada”. Así de seco, dejando en claro de que lo más factible sea de que vuelva a entrenar en mi cate­goría a que siga en Primera. Pero él se tomó un poco de su tiempo en hablar conmigo, en hacerme entrenar, aparte de toda la trayectoria que tenía, que ya tenía, habiendo ganado todo como entrena­dor y como jugador, todos sus consejos para mí fueron muy valiosos, marcaron lo que fue ese comienzo. Y luego claro que uno ya comienza a mirar a otros jugadores para bus­car retratarse que tenían el mismo oficio, yo lo hice siem­pre con Raúl Vicente Ama­rilla.

Entonces Luis sería uno, luego Ottmar Hitzfeld, mi entrenador en el Bayern durante ocho años. Le tengo un cariño muy especial por­que cuando fui, el Bayern no jugaba a lo que juega hoy. Yo no era un punta punta, jugaba casi de carrilero de ambos lados, tenía que ver también con que no tenía la contex­tura física que tengo hoy, era más delgado, tenía más reco­rrido, entonces el aprender a jugar en todas las posicio­nes de ataque, de jugar en el medio, y que lo hagas de bue­nas ganas para aprender y la verdad que es una experien­cia que lo viví con él dentro del Bayern. Y por suerte tuve grandes entrenadores a los que uno va sacando cosas para su crecimiento, como el “Tata” Martino (selección nacional), Pellegrini en mi estancia en el Málaga, mismo también aquí, haber llegado en el Olimpia y haberlo tenido a Dani Garnero como entre­nador y tener esta etapa tan exitosa con un concepto de fútbol muy importante, ver­daderamente es muy grato y al final vas aprendiendo y sacando cositas.

–ADS: ¿Te divierte ver cómo el fútbol fue cam­biando en todos estos años?

–Hay ciertos aspectos, ver lo de Panenka fue en una época muy distinta, hay que tener mucho coraje para hacerlo y ahora muchos jugadores se animan. Por ejemplo, el estilo de patear un penal como el que tiene Ale Silva, de ir des­pacito, despacito, mirando al arquero… y yo realmente tuve una relación muy dura con los penales.

–ADS: ¿Cuál es tu relación con el arquero en un penal? ¿Cómo es ese duelo?

–Verdaderamente el diálogo no es con el arquero, el diálogo que muchas veces te termina descolocando es el interno que uno lleva. Normalmente, desde esa posición y en una situación de juego yo creo que de diez pelotas que uno recibe en el entrenamiento, nueve mete. Pero cuando la pelota está parada, ese recorrido, y hay un diálogo interno … abajo, arriba, la otra vez fallé, la otra vez metí, y existe ese diálogo verdad, y después otra vez te vas y te mira el arquero, te marca acá, allá, entonces, yo creo que el penal como todo es práctica, hay gente que lo patea mejor que otro. Yo por ejemplo nunca fui de esperar a que se tire el arquero, de pegarle lo más fuerte posible, que se termine ese momento de tensión lo más rápido posi­ble. Es un momento difícil y como vos decís, no es sola­mente un penal, no es que te levantás de tomar un refresco y pateás. Y viene después de 90 minutos de tensión, de cansancio.

–ADS: Es decir, el penal es la práctica y el partido es la vida real.

–Claro, ese momento vos estás con el gemelo que se te está acalambrando, con la cabeza pensando a mil…

–ADS: Con el tipo que te está retando ahí afuera.

–Con miles de personas que se van a poner mal si fallás, pensás en mi señora me dijo esto, mi hijo no quiere luego que patee.

–ADS: ¿Todo eso pasa por la cabeza en un penal?

–En un segundo, todo a la vez. Entonces no es muy sencillo.

–ADS: Sos uno de los per­sonajes más icónicos en un club con muchísimas figuras icónicas ¿Qué es el Olimpia para vos?

–El Olimpia es mi casa. Es el lugar donde me inicié y aprendí a amarlo desde muy chiquito y a defenderlo tam­bién. Realmente la alegría que tengo de ir a entrenar todos los días al club del cual soy fanático es verdaderamente un lujo. Porque es el tipo de sensaciones que uno necesita para prolongar su carrera y que entrenar todos los días ahí sea un placer, trabajar por algo que uno lo hace o lo haría incluso gratis. Real­mente para mí poder tener en este momento de mi vida el tipo de, no solamente de des­pliegue que estoy teniendo ahora, sino de vivencias a nivel éxito, a nivel de entre­namiento, para mí significa mucho.

–ADS: A mí me gustó mucho una entrevista, creo que en Málaga, cuando te pregun­taban en los grandes equi­pos que pudiste estar o podías estar, y al final de la charla dijiste que tu mejor lugar en la vida fue la selec­ción paraguaya ¿Eso es así?

–De hecho que una de las anécdotas que siempre comento es que mi sueño de niño giraba en torno a un chico vistiendo la camiseta de la selección paraguaya, que es el momento cumbre, verdad, que yo personalmente en tér­minos de satisfacción, de ir a un equipo para estar bien, porque tenía que estar en la selección y es un día tras día también porque más allá de que hay tres a cuatro partidos al año, es ir a tu equipo pen­sando y preparándote todo el tiempo para sobresalir, para que tu desempeño se escu­che y haga eco en la selección. Entonces es un desafío nuevo, uno siempre juega para el afi­cionado, para lo que significa la Albirroja para nosotros los que somos muy fanático del fútbol. Y creo que a lo largo de mi carrera lo he defendido muchas veces y creo que no hay partidos más lindos que el que lo hace uno por la selec­ción.

–ADS: La gente te ve famoso, pero humilde tam­bién al mismo tiempo. ¿Eso es espontáneo o lo cons­truís?

–Yo soy muy así. Me presento para la gente también como soy. Creo que es imposible crear un personaje durante tanto tiempo y sustentarlo tampoco.

–ADS: Pero debe ser difí­cil administrar la fama, en Paraguay o en Nueva York o en cualquier parte del mundo.

–Yo creo que es más difícil siempre para la gente que te rodea, es la gente que sufre.

–ADS: O sea, Roque no puede ir a sentarse en un restaurante a cenar con la garantía que va a estar tranquilo toda la noche.

–Lo que pasa es que a mí no me molesta, normalmente tengo la paciencia y la cor­tesía, al final me doy cuenta de que las personas quieren también tener ese contacto, hacer una foto, comentarte algo y, como te decía, para mí se me hizo un poco más nor­mal y tengo la paciencia, pero al final son los que están com­partiendo contigo y son ellos los que terminan cansándose un poco de las interrupcio­nes, de no tener esa privaci­dad, y darle continuidad a ese momento que se crea, no.

–ADS: ¿Y en tu casa tam­bién hay una especie de asamblea, con tus chicos que ya están creciendo, por ejemplo, para analizar tus partidos? ¿Alguien ya te criticó, por ejemplo, por algún partido?

–Total, yo creo que no hay peor crítico que los chicos. Porque ellos no tienen filtro. Antes de saludarte ya te dicen “cómo fallaste este y cómo fallaste lo otro”.

–ADS: ¿Cómo ves la dis­tancia, que en estos años, Europa como que se nos fue muy lejos con respecto a Sudamérica?

–Bueno, ellos hacen un uso de la tecnología en cada momento que le es posible aplicar y eso hace que ellos sean mejores atletas. Ante­riormente, incluso en mi época de Alemania, se decía que lo habilidoso era de los sudamericanos y lo de fuerza, velocidad, empuje y disci­plina era de los europeos. Y creo que hoy en día ellos con la mucha disponibili­dad de entrar y ver en la red que sea, cómo juegan, cómo los chicos practican en Sud­américa, hizo que ellos ten­gan las mismas capacidades. Muchos chicos muy talento­sos que crecen haciendo bici­cletas, jueguitos, que antes era muy de sudamericano, ahora lo asimilan y le agre­gan a lo que ya tienen como disciplina y trabajo. Y todo eso sin tener en cuenta todo lo que nos sacan de ventaja en cuanto a infraestructura.

–ADS: Pero en materia fut­bolística se menciona el tema de la velocidad como un tema.

–A ver, más allá de que en los últimos tiempos ganaron más los europeos, yo creo que el factor climático también es un condicionante para noso­tros. Vemos un partido de Inglaterra y nos decimos que tiene una velocidad distinta, pero obedece mucho a facto­res climáticos como jugar a doce grados, en el campo cor­tito, bien mojado, y uno de por sí tiene una predisposición a correr diferente. Aquí a cua­renta grados es difícil.

–ADS: Y el arbitraje tam­bién tiene que ver.

–Todo tiene que ver. Al final el fútbol es un producto que la gente debe comprar y el show que da el fútbol tiene que gus­tar. Es como ver una película, por más que sea muy buena, si te ponen publicidad cada dos segundo, te vas. Si en un partido se corta, si se corta, si se corta, termina perdiendo mucho de lo que podía ser.

–ADS: El tema VAR ¿qué opinión te merece?

–Es útil porque disminuye la posibilidad de equivocación de los árbitros, pero la veloci­dad termina siendo un deter­minante al final. Creo que todos aprendimos del VAR en estos tiempos y al final lo que todos queremos ver es que el réfere, principal, siga siendo el que siga tomando las dis­posiciones, porque más allá del VAR, sigue siendo una cuestión de la percepción que tenga el árbitro princi­pal sobre esa jugada y mismo que ellos puedan tomar esa decisión consultando el VAR puede ser positivo.

–ADS: ¿Cuál es la diferen­cia entre el árbitro suda­mericano y el europeo?

–Todos tienen sus particula­ridades, ¿no? En Alemania se puede hablar. Los ingle­ses son mucho más efusivos, los árbitros tienen un voca­bulario ligado al fútbol muy intenso. Y ellos saben que es parte de la idiosincrasia de ellos y no se lo toman tan personal cuando un jugador de repente se pasa, más que reconoce el momento, la ten­sión, se puede conversar con ellos. En España por ejemplo son de buscar el respeto, de que si le hablás le hables bien, cosa que también es muy pro­pia de cualquier ser humano que hace su trabajo, más allá de las equivocaciones, que el diálogo sea con respeto. Aquí también dentro de todo es la misma consigna, todos los árbitros buscan lo mismo y quieren pasar desapercibidos mientras se pueda, el fútbol sigue siendo fútbol.

–ADS: Si conducís y te quedás en una canchita de barrio y ves un pibe de la edad que tenías y lo ves bien y bajás la ventanilla, te vio, se acerca, te pidió autó­grafo y te animás a darle tres consejos, fundamen­talmente sobre qué errores no tendría que cometer un futbolista, ¿cuáles serían?

–Fundamentalmente creo que hoy, los más propensos a cometer errores son los padres que los jóvenes que juegan.

–ADS: ¿Cómo es eso?

–Y muchas veces la presión que los padres ejercen con­tra los chicos termina siendo contraproducente, termina quitándole a ellos las ganas de jugar, termina aprisionándo­les, y no sintiéndose liberados de explotar todo su potencial.

–ADS: El síndrome de tener un hijo famoso.

–No solamente eso. Muchos padres también lo ven como la solución a todos sus pro­blemas, otros simplemente quieren que lleguen, otros le ponen un peso muy grande sobre el talento que tienen los hijos y terminan cortando lo que uno necesita para llegar.

–ADS: ¿Qué más se nece­sita para llegar, Roque?

–Hay un dicho que dice 10% talento y 90% sudor. Y en el fútbol no hay nada más real. Se aplica. Siempre.

–ADS: ¿Viste en tu vida muchos talentosos que no han llegado por falta de sudor?

–Todos los días, todos los días se ven.

–ADS: Imagino que te da un poco de pena.

–Y mirá que vivimos en un mundo muy dinámico. No hay mucho tiempo de quedarte a tener pena por alguien. Uno le mira, y bueno, el fútbol es momento, no le espera a nadie, igual que hoy por hoy, uno tiene posibilidades y ter­mina pensando que la juven­tud le va a durar para siem­pre, pero en verdad que hay jóvenes de abajo que todos los días están buscando ocupar ese sitio que uno a lo mejor no está cuidando. Y en el fútbol uno tiene que mejorar todos los días.

–ADS: Dame tres figuras que te parecen impres­cindibles citar porque te marcaron en la vida en tu puesto.

–El riesgo de nombrar gente siempre puede generar algo de olvidar a otro que quería nombrar. En mis comienzos con Luis Cubilla, con Mauro Caballero, uno de los más importantes sin duda para mí fue José Cardozo, porque fue mi compañero de habitación mucho tiempo en la selección y en esa época estaba en Ale­mania y él era el héroe que hoy sigue siendo en Toluca y en todo México.

–ADS: Alguno de ellos como que te adoptaron digamos y te retaban dentro de la cancha, para que mejores, ¡claro!

–Mirá, yo vengo de una fami­lia, mi papá era policía y era muy exigente con nosotros. Y también creo que siempre fui bastante bueno para leer las situaciones y de minimizar los riesgos de que te puedan retar. Y cuando uno ve que te esforzás al máximo, que le preguntás, si es hacia acá, hacia allá, cómo es, entonces el riesgo es menor y si bien no quedás exento de eso, pero se reducen las posibilidades. Pero yo encontré en Satur­nino una mentalidad muy fuerte, una persona que se entrenaba todos los días para ser el mejor.

–ADS: Si hicieras un asado y tenés que invitar a seis personas que te divirtie­ron mucho en tu vida fut­bolística, ¿quiénes serían?

–Les conservaría siempre a un grupo de amigos con los que crecimos en la época de la selección, tenemos una camada muy linda de la época de Sudáfrica, con Justo (Villar), con (Carlos) Bonet, Rambert Vera, con (Jona­than) Santana, con Paulo Da Silva, y de nuevo corro el riesgo de no nombrar a alguien, con Richard Ortiz, con Rodrigo Rojas, en reali­dad yo no los cambiaría por­que los momentos que uno vive, tantas batallas en las que hemos estado juntos, capaz que indiscutiblemente tene­mos que tenerlo con nosotros a “Tany” Struway.

–ADS: No te podés olvidar de él, que fue el hombre que más se indignó en un momento de la vida… en esa anécdota…

–(risas) Imposible que falte al asado. “Tany” es un espectá­culo, es una persona supera­legre. También de los que han tenido mucha influencia en mi comienzo como profesio­nal. Yo tenía 21 años cuando empecé a entrenar con ellos, con los Gamarra, con los Ayala, con los Cardozo, fue un momento de mi carrera en donde yo tuve la bendición de contar con mucha gente exitosa de quienes aprender.

–ADS: Roque, ¿por qué hay pocos jugadores paragua­yos en Europa, en relación a Uruguay, nomás, sin citar a Brasil y Argentina?

–Creo que tiene mucho que ver con la forma en que se han equiparado las pagas en los países de Sudamérica y de América de Norte, por decir la MLS y México. Anterior­mente había una diferencia en ir a Europa y jugar en Suda­mérica y creo que hoy por hoy esa diferencia se hizo menor e incluso ir a jugar México, tal vez para muchos jugado­res es más satisfactorio eco­nómicamente hablando que ir a Europa. Entonces pasa mucho por esas decisiones y lo que se habla con el repre­sentante. Porque al final no solamente vende al jugador sino también algo que a él le conviene y uno no siem­pre puede juzgar y menos en desconocimiento, si eso era lo mejor para la carrera del jugador. Pero yo estoy con­vencido de que hay muchísi­mos jugadores que por poten­cial podrían estar jugando allá, pero que son inducidos a tomar decisiones que para mí se inclinan muy rápidamente por llenar lo económico que lo futbolístico.

–ADS: ¿Alguna vez te pusiste a pensar que si no eras futbolista qué ibas a ser?

–Vos sabés que esa pregunta me hice muchas veces y es un callejón sin salida, por­que prácticamente no tenía otras opciones, vamos a decir.

–ADS: En el colegio pen­saste ser qué, aparte de pensar en el fútbol.

–Yo siempre tuve, siempre tengo mucha afinidad con los niños, podría ser pedia­tra, me hubiese gustado serlo. Me gustaba también el Derecho, tenía, tengo un tío y parte de la familia estaba en la docencia. Pero como a los 15 años empecé a jugar en primera.

–ADS: Y ya ocupó todos tus espacios.

–Y dejé de preocuparme por esas cosas que seguramente me hubiesen tenido muy metido en otra cosa, buscando llenar ese vacío que normal­mente para todos los jóvenes es necesario, que es estudiar.

–ADS: Y tu futuro. Se habla del empresario, del polí­tico, del vicepresidente. ¿Qué vas a hacer después de dejar el fútbol?

–Y esa pregunta que tenía que hacerme a los 17 años me hago a los 39 años… o sea que sigo, salvando la diferencia, claro, viendo cuáles son las opciones que se van presen­tando. De qué manera tam­bién poder utilizar todo lo que he aprendido a lo largo de mi carrera, que sea para prove­cho de la gente que quiero y también de lo que yo hago. Al final el fútbol te hace embaja­dor hasta sin quererlo y uno aprende a llevar la bandera del país también a su manera y tratar de enaltecer, de que Paraguay sea motivo de bue­nos comentarios, así que vamos a ver.

–ADS: Candidato ya podés porque eludís muy bien la pregunta.

–(risas) Y creo que la faceta empresarial la voy a tomar de todas maneras, pero no creo tampoco que termine ahí mi carrera. –ADS: Tenés una fundación y estás traba­jando con ella, ¿no?

–La fundación es una labor dura, es un tema que lo había­mos comenzado para devol­ver un poco a la sociedad de lo mucho que a mí me ha dado la vida, así que gracias a la labor de mi familia especialmente hemos podido llegar a mucha gente, a muchos chicos, y tam­bién obviamente hay inten­ción de que eso pueda conti­nuar posfútbol ayudando y siendo útil.

–ADS: A propósito de ser útil, últimamente estás con la bandera muy linda de Orcam, hablanos de lo que sentís con esa expe­riencia.

–Y mirá, tuvimos dos expe­riencias en realidad. Por un lado la teoría, el conoci­miento de lo que es este arte­facto en su alcance y la otra es lo que es la experiencia, lo más personal que hemos vivido y verdaderamente ha sido una sensación, ha cau­sado una sensación a no sólo a nivel tecnológico, sino que ha causado un impacto en todos los que estuvimos en el pro­ceso, lo que ha pasado con Mili, la primera niña que reci­bió ese artefacto, en poder ver la reacción y el cambio en su vida, y lo que representa para todo su entorno es verdadera­mente mágico y ha marcado una parte muy importante en nuestras vidas haber presen­ciado esa posibilidad que se le abre con este aparato.

–ADS: Gerenciar procesos deportivos, ser técnico, una estrella del periodismo deportivo… algo así.

–Vos sabés que nunca, si bien me encanta toda la teoría alrededor del fútbol, del por­qué así, de cómo llegar, cómo salir, nunca me planteé y defi­nitivamente no va a ser lo mío entrenar. Sí me interesa y le encuentro mucha pasión a lo que es el gerenciamiento, la parte más de dirección téc­nica, de lo que es dentro de una institución en general. Estoy haciendo, tengo idea de participar de algunos cur­sos para el gerenciamiento deportivo y de manera de hacer un poco de escuela en Europa con todos los equipos donde pude jugar para poder replicar acá. Pero todo esto sigue siendo solamente algu­nas opciones una vez que ter­mine de jugar.

–ADS: Cómo es el Roque adentro de la casa… ¿qué te gusta hacer?

–Y a ver, yo soy muy de mis hijos. Hay un tiempo que valoro mucho que es el tiempo que pueda compartir con ellos. Dentro de las muchas bendiciones que uno puede tener y de lo que a mí me dio el fútbol una de ellas es poder disponer el tiempo para ver­los crecer, y esa es una de las cosas que no se negocian o que yo no negocio. Me gusta estar en casa, compartir con la familia, cenar; y sí, dentro de esos momentos el vino es titular indiscutible en casa.

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