Por Jorge Zárate, jorge.zarate@gruponacion.com.py - Fotos: AFP
Desde que se desatara la primera revolución industrial, la Tierra tiene 1,1 grados más de calor según el último informe de Naciones Unidas. Lo más triste, el calentamiento estaría entre 2,4 y 2,7 grados para el 2030 de seguir en la senda de la liberación descontrolada de gases de efecto invernadero. La cumbre climática que acaba de concluir no pudo avanzar mucho más allá de compromisos que aparecen difíciles de cumplir en torno al uso de los combustibles fósiles, la deforestación, la emisión de metano, reducir los plásticos de un solo uso, etc.
Como pudimos experimentar en esta parte del mundo en el presente año, las sequías serán cada vez más graves, habrá un mayor aumento del nivel del mar y esto determinará una extinción importante de especies. Inundaciones, olas de calor, huracanes e incendios forestales aparecen también en el menú si las cosas siguen como están.
Por ello, el borrador del acuerdo discutido en Glasgow, Reino Unido, sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 26, pretende revisar las emisiones en el 2022 a fin de ir monitoreando que la temperatura global no aumente 2 grados más a fines del 2030.
Para ello es fundamental que caigan en un 45% las emisiones, un objetivo más que difícil de alcanzar.
El presidente de la COP26, Alok Sharma, y el equipo de trabajo buscaron durante dos semanas hacer firmar a los países un compromiso: deben presentar durante 2022 planes de recorte de emisiones para los que se debe abandonar el uso de carbón cuanto antes y dejar de subsidiar las energías fósiles.
De acuerdo al texto que se trabaja, las Naciones Unidas (ONU) realizarán evaluaciones anuales de los efectos que tienen los planes de recorte de emisiones de cada país. Pero no es fácil un consenso sobre el particular, más para países petroleros como Arabia Saudí, por citar al opositor más férreo de la pretensión. La ONG Global Witness reveló que al menos 503 personas con vínculos con la industria de combustibles fósiles estuvieron acreditadas en la cumbre haciendo lobby en contra.
Esto sabiendo, para todos es claro, que no se llegará a cumplir el Acuerdo de París y que, al contrario, las emisiones llegarán a ser en el 2030 hasta un 13,7% superiores a las de 2010.
También se insiste en el compromiso de los países desarrollados de aportar 100 mil millones de euros anuales, aunque en realidad deberían haberlo hecho a partir del 2020, para ayudar a las naciones con menos recursos a recortar emisiones.
Siendo optimistas se espera que aporten dicha suma recién en el 2023, por lo que se pidió la aceleración del proceso teniendo en cuenta acciones tanto para la mitigación como para la adaptación al cambio climático, es decir, que den dinero para que los países estén preparados para enfrentar cataclismos que ocurren cada vez más reiteradamente en todas partes del mundo, inundaciones, terremotos, sequías interminables, etc.
EMISIONES EN VENTA
Los negociadores de los casi 200 países seguirán discutiendo sobre el polémico artículo 6 del Acuerdo de París.
Allí se prevé que cada país tenga admitida cierta cantidad de unidades de emisiones de gases tóxicos. También que las mismas tengan un valor, por lo que los países que no alcancen a emitir lo que tienen autorizado pueden “vender” su cuota a los industrializados.
Existen ideas para comercializar esas “unidades de emisiones”, por lo que será un tema que seguirá dando mucho que hablar en los próximos años.
Brasil juega fuerte en este punto. Con sus 479 delegados, el mayor equipo oficial de negociadores, dejó en claro que la conservación del Amazonas debería reportarle una buena fuente de financiación por su capacidad de absorber el dióxido de carbono (CO2).
La Unión Europea tiene en marcha un mercado de derechos de emisiones comunitario todavía débil, pero que se estima tendrá cierta preeminencia en el tiempo. Por ello quieren cuidar sus reglas y evitar las especulaciones que puedan hacer los “magos” de las finanzas.
Tatiana Nuño, portavoz de Greenpeace, la ONG ecologista, lo resumió así: “Se están interpretando las emisiones netas como el camino a largo plazo donde la tecnología nos permita seguir quemando combustibles fósiles apostando por herramientas de captura de CO2... Es algo que nos preocupa muchísimo”, dijo.
Javier Andaluz, observador de Ecologistas en Acción en la COP26, consideró que el texto tiene una carencia importante: “Cualquier acuerdo debe partir de la idea de que debemos abandonar la quema de petróleo, gas y carbón”, se quejó.
Del otro lado del mostrador se ubica por ejemplo Australia, cuyo ministro de Recursos, Keith Pitt, anunció que su país seguirá quemando y produciendo carbón durante las próximas décadas.
AVANCE
Más de 130 líderes mundiales prometieron detener la deforestación para 2030 en lo que se considera el primer gran acuerdo de la COP26. Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, calificó de “histórico” este nuevo compromiso.
Paraguay fue signatario, al igual que Brasil, donde grandes partes de la selva amazónica son taladas día a día. De hecho, se talaron 877 km2 en octubre pasado, un nivel sin precedentes, según reportó el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de ese país, citado por la agencia France Presse.
Canadá, China, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia aparecen como los principales firmantes. También lo hicieron Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Para lograrlo se comprometieron en aportar fondos públicos y privados por valor de US$ 19.200 millones.
METANO
El metano es uno de los gases de efecto invernadero que más contribuye al cambio climático y es responsable de un tercio del calentamiento actual de la Tierra. Por ello, Argentina, Chile y México firmaron el compromiso al igual que decenas de países que se sumaron a la iniciativa de EEUU0 y la Unión Europea (UE) que busca reducir las emisiones de este gas en al menos un 30% para el 2030 en comparación con los niveles del 2020.
Paraguay y Venezuela fueron los únicos países de América del Sur en no firmar dicho acuerdo.
Explicó Ariel Oviedo, ministro del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) de nuestro país en su discurso ante la cumbre: “Es nuestro deber como Estados asegurar el bienestar integral de nuestras poblaciones, especialmente de las más vulnerables… Eso implica hacer frente a los efectos del cambio climático, orientando esfuerzos concretos y eficaces de adaptación y mitigación sin afectar la seguridad alimentaria, pues de esto depende el desarrollo de nuestras sociedades”.
Fue notoria la falta de participación de organizaciones campesinas, indígenas y ecologistas en la representación paraguaya, que sí contó con el concurso de voceros de los gremios de la producción. La Cancillería explicó en un comunicado que fueron los que podían pagarse el viaje.
La postura de dichos sectores fue resumida así: “Somos responsables de un ínfimo porcentaje de las emisiones a nivel mundial, específicamente el 0,09%. Trabajamos con agricultura de siembra directa, ganadería con pasturas naturales. Cumplimos normativas para la conservación de bosques y la protección de los cauces hídricos. Llevamos adelante varios proyectos de integración y conservación de las culturas de nuestros hermanos indígenas. Producimos energía eléctrica limpia y renovable. Ponemos a disposición del mundo los servicios ambientales de millones de hectáreas de bosques paraguayos que sirven de sumidero de toneladas de carbono producidas por otras naciones”.
China, Rusia e India, tres de los principales emisores de metano en el mundo, se abstuvieron de adherirse al plan.
Un 40% de las emisiones de metano provienen de fuentes naturales como los humedales, pero la mayor parte lo hace de actividades como la agricultura, la producción de ganado y arroz, el uso de gas natural y los vertederos de basura. Algunos vinculan el aumento de las emisiones de metano registradas desde el 2008 al uso de la fracturación hidráulica (fracking) en la extracción de petróleo, método usado en algunas partes de EEUU y en Argentina, por dar ejemplos.
CARBÓN
Más de 40 países se comprometieron a acelerar la transición energética y reducir el uso del carbón, el mayor contribuyente al cambio climático. Suena difícil de cumplir, ya que un 37% de la electricidad mundial se produjo con carbón en el 2019, un dato contundente.
“El fin del carbón está a la vista”, aseguró el ministro británico de Energía y Negocios, Kwasi Kwarteng.
El optimismo se centra en que grandes consumidores de carbón como Alemania, Canadá, Chile, Corea del Sur, Polonia, Ucrania y Vietnam respaldaron el acuerdo. Sin embargo, Australia, India, China y EEUU no lo firmaron.
DESIGUALDAD
Las cosas aparecen medianamente bien en los papeles, pero vale recordar que el 1% más rico del planeta lanza más dióxido de carbono (CO2) que el 50% más pobre
De acuerdo a un cálculo de la ONG Oxfam Intermón, los más ricos deberían reducir su consumo un 97% para que los compromisos sean equilibrados.
Jacobo Ocharan, responsable global de Justicia Climática de Oxfam, recordó que los “superyates” emiten 7.000 toneladas al año de CO2. Si a ello se suman los aviones privados, el turismo espacial, las cosas se complican. Por ello, dijo, se deben subir los impuestos al lujo, o incluso restringir el uso de estos vehículos suntuarios, propuso.
El 10% más acaudalado de la población mundial emite casi la mitad de todos los gases de efecto invernadero (un 48% del total de gases, que será el 49% en el 2030). Enfrente, el 50% más pobre del planeta, en el 2015, fue responsable del 7% de las emisiones, que serán un 9% dentro de nueve años.
TIBURONES VENENOSOS EN EL TÁMESIS DE LONDRES
Una buena noticia para el medioambiente: el famoso río Támesis de Londres, declarado “biológicamente muerto” hace 64 años, en 1957, alberga actualmente 115 especies de peces y fauna, desde caballitos de mar, anguilas, focas y tiburones, reveló un reciente “chequeo” del río.
En concreto, el Támesis, de 346 kilómetros de longitud, hospeda ahora tres tipos de tiburones: el topo (Galeorhinus galeus), el sabueso estrellado (Mustelus asterias) y la mielga (Squalus acanthias), un tiburón delgado de unos 60 centímetros que se encuentra en aguas profundas y está cubierto de espinas venenosas, según la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL).
Este veneno puede causar molestias extremas e hinchazón en los seres humanos. Es uno de los pocos peces venenosos que se encuentran en aguas del Reino Unido, junto con la raya y el pez weever, según reportó el Evening Standard.
NO MÁS AUTOS A NAFTA Y GASOIL
Más de 30 naciones, regiones, empresas y fabricantes de autos se comprometen a eliminar progresivamente los motores de combustión para el 2040 a fin de limitar las emisiones de gases con efecto invernadero. Sin embargo, sin voluntad política para consolidar la cadena de producción de autos eléctricos y reducir precios, ese anuncio podría quedar en letra muerta, advirtieron los especialistas.
Gabriel Jiménez, director de la revista Autobild de España dijo que era importante observar la totalidad de la producción porque “si se quema carbón para generar la electricidad de dichos vehículos, pues estamos cometiendo un fraude”, advirtió. Recordó que la electricidad descarbonizada solo viene de “energías renovables en todo el ciclo, desde el momento en el que empieza a fabricarse el coche, las baterías, que luego haya un plan de reciclaje de las piezas cuando el coche esté fuera de uso. Tendría que venir por electricidad generada por fuentes renovables como la eólica, molinos de vientos o placas solares”.
Firmaron Volvo, Ford, General Motors, Mercedes Benz, Jaguar, Land Rover y al hablar de países podemos citar a India, Canadá, Polonia o Chile, que representan en total el 15% del mercado mundial de automóviles. Empresas como Uber, Ikea o Iberdrola lo hicieron también.
Sin embargo, Toyota y Volkswagen, los dos mayores fabricantes, no lo hicieron, así como tampoco China, Estados Unidos ni Alemania.
Greta Thunberg: “Es un fracaso”
“¿Cuánto llevará a los políticos despertar? La cumbre del clima se ha convertido en un festival de dos semanas para lavar su conciencia, donde todo sigue igual y todo es blablablá”, dijo Greta Thunberg ante los miles de manifestantes que esperaban su discurso en George Square. “Las voces de las futuras generaciones están siendo ignoradas con sus falsas promesas”, agregó para resumir contundente: “No es un secreto que la COP26 es un fracaso”.
Antes de la intervención de Thunberg, miles de manifestantes, a través de una convocatoria de la plataforma Fridays for Future, han pedido en las calles más acción y menos palabras a los gobiernos que negociaban en la COP26.
Al grito de “El pueblo unido jamás será vencido” y “¿Qué queremos? Justicia climática; ¿Cuándo la queremos? Ya” han marchado numerosas jóvenes de pueblos indígenas del Amazonas, de Latinoamérica, de Asia y de distintos países africanos, que han encabezado la comitiva de esta protesta.
PAPA LAMENTÓ NO PODER ASISTIR
El papa Francisco dijo que “esperaba poder participar en el encuentro de la COP26 en Glasgow y pasar un tiempo, aunque fuera breve, con vosotros”. Lo representó el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
Francisco había invitado a rezar por los frutos de la COP26 “para que el grito de la Tierra y el grito de los pobres sean escuchados; para que este encuentro dé respuestas efectivas que ofrezcan una esperanza concreta a las generaciones futuras”.
En su carta a los católicos escoceses, el Papa advirtió que “el tiempo se agota; no se puede desaprovechar esta oportunidad, no tengamos que hacer frente al juicio de Dios por haber fallado en nuestra misión de ser fieles administradores del mundo que se ha confiado a nuestro cuidado”.