Por Arturo Peña, arturo.pena@nacionmedia.com - Fotos: gentileza/archivo
De jovencito se recibió de radiotécnico y trabajaba arreglando aparatos que por entonces funcionaban con sistemas a válvula. A sus 64 años, el Prof. Dr. Benjamín Barán Cegla está inmerso hoy en el mundo de la tecnología de punta y es uno de los científicos paraguayos más destacados. “Vi una evolución increíble en estos 50 años de estar acompañando el avance de la tecnología y estoy maravillado”, señala el hombre de ciencia, quien fue nombrado recientemente para recibir el título de doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Asunción, en reconocimiento a su trayectoria.
“Mientras hacía la secundaria me recibí de radiotécnico en la Escuela Edison y mi trabajo de fin de curso fue armar una radio, que cuando eso era a válvula, ni siquiera se usaban transistores. La televisión también era a válvula y poco a poco los transistores las fueron reemplazando, así como los circuitos integra- dos fueron dejando atrás a los transistores”, recuerda hoy, a sus 64 años, el Prof. Dr. Benjamín Barán Cegla, uno de los científicos más respetados del país, quien gracias a sus investigaciones y sus diversos trabajos en el campo de la tecnología también ha llevado su nombre y el del Para- guay a trascender fronteras.
“Vi una evolución increíble en estos 50 años de estar acompañando los avances de la tecnología y lo que puedo decir es que estoy realmente maravillado. Creo que prácticamente ninguna otra área de la ciencia tuvo tantos y tan grandes cambios como el de la tecnología de punta, en la que me estoy desempeñando. Tengo trabajos científicos publicados recientemente en el área de circuitos cuánticos y computación cuántica”, explica Barán.
Hace poco, el investigador y docente recibió con sorpresa una noticia que lo llenó de orgullo: le fue otorgado el título de doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). La resolución del Consejo Directivo se fundamenta así: “En mérito de ser figura de alto relieve intelectual, científico y haber prestado eminentes servicios a la Universidad Nacional de Asunción”.
“Ya tengo un honoris causa por la Universidad Nacional del Este, pero este (el de la UNA) es muy especial por aquello que uno escucha tanto de que ‘nadie es profeta en su tierra’. A la universidad llegué siendo un jovencito lleno de ilusiones, ingresé a la facultad en el año 1977, ya sí es que estuve primero como alumno, luego ayudante de cátedra, profesor titular y después ya con mi doctorado a cuestas impulsé la primera maestría científica en el área de computación y tecnología de punta. Eso llevó a abrir luego el primer doctorado, hace ya una década más o menos. Viví tantas cosas en estos 45 años vinculado a la UNA, así que estoy muy feliz con todo esto”, agregó el científico, cuyo extenso currículum incluye también haber recibido el Premio Nacional de Ciencias en dos oportunidades.
Al remontarse a sus inicios en la ciencia, Barán recuerda que hacer investigación en tecnología de punta cuando prácticamente nadie escribía artículos científicos en revistas de primer nivel desde Paraguay “era casi una locura; más de un decano me dijo ‘vos sos una especie de Quijote que venís acá a pelear contra los molinos de viento’. Pero algo quedó de todo eso –señala con orgullo de docente veterano– y hoy en día ya tenemos doctorados en el Paraguay; si miramos al PRONII (Programa Nacional de Incentivo a los Investiga- dores) somos ya un número importante de investigado- res, incluso en estas áreas de tecnología de punta”.
OTRO NIVEL
La creación de las maestrías y doctorados en universidades tanto nacionales como privadas ha colaborado, según la visión de Barán, a elevar el nivel de nuestros profesionales e investigadores, lo que a la larga traerá beneficios visibles a la sociedad paraguaya. “Los trabajos científicos realizados en Paraguay están creciendo de una forma vertiginosa. Y esa meritocracia –de la formación de alto nivel– está empezando a permear en muchas empresas priva- das, en muchas instituciones públicas, lo cual a mí me alienta con mucho opti- mismo. Ahora hay una nueva generación con oportunidades muy diferentes. Yo tuve que salir del país durante 10 años para volverme investigador. Hoy mis alumnos no necesitan pagar el alto precio del desarraigo para tener un doctorado, para realizar publicaciones científicas de buen nivel o para ocupar cargos de relevancia en la estructura científica nacional. Eso sí, el proceso es lento, demasiado lento quizás”, reflexiona.
Otro aspecto positivo que destaca es la labor que está realizando Becal con las becas Carlos Antonio López, que están permitiendo la formación de profesionales de alto nivel que regresan al país con maestrías y doctorados.
CIENCIA DE DATOS
Aunque ya jubilado de la UNA hace unos años, Barán tomó otro desafío, animado por sus pares. Asumió el Decanato de la Facultad de Informática de la Universidad Comunera. “Empezamos con un sueño nuevo de hacer una universidad diferente, innovadora. Iniciamos tareas en el área de data science, ciencia de datos, análisis de datos. Hasta ese momento creo que formal- mente ninguna universidad estaba haciéndolo en el Paraguay. Hicimos el primer workshop de ciencia de datos del país, reabrimos la carrera de Análisis de Sistemas con énfasis en ciencia de datos y ahora estamos con el sueño de iniciar una maestría en Ciencia de Datos y, por qué no, de aquí a un tiempo un doctorado”, explica Barán.
El científico se encuentra muy enfocado en difundir ciencia de datos en nuestro medio, según confiesa. “Creo que es un área muy importante para generar conocimiento. Las técnicas de inteligencia artificial ya están acá, las tenemos en nuestro celular, la tenemos en el uso de muchos de los servicios cotidianos”, afirma, y espera que así como deja un legado importante en la UNA con la maestría y el doctorado en Ciencias de la Computación y en Ingeniería de Sistemas, “pueda hacer algo parecido en ciencia de datos en la Universidad Comunera”.
EL FUTURO
La tecnología es también una carrera de velocidad a nivel mundial en la que no apostar, no invertir, puede tener costos negativos en un futuro próximo. Sin embargo, en la visión de Barán, con una mirada de décadas de evolución en este campo, nuestro país no está ya tan rezagado con relación a otros de la región, ya que la misma globalización permite un acceso más fácil al conocimiento. “Tengo alumnos que trabajan en forma remota desde el Paraguay para empresas en Europa, en Estados Unidos. Como todo está globalizado, el conocimiento se ha globalizado. Las diferencias ya no son abismales e independientemente de que nuestro sis- tema educativo sea fantástico o mediocre, la persona que quiere progresar tiene un montón de recursos disponibles en internet. En mi época de universitario, para poder hacer investigación necesitabas acceder a libros que no había en Paraguay, teníamos que pedir a otros investigadores que nos envíen de otros países y eso te llegaba por currier en meses. Eso hoy cambió absolutamente. Por un lado esto hace que el conocimiento se encuentre hoy mucho más al alcance, pero por otro lado hace que la competencia sea mucho más global”, afirma el científico.
A pesar de los desafíos por delante, Barán es por sobre todo optimista y piensa que una de las claves es repensarnos como país. “Internet es un excelente ejemplo que ahora con la pandemia quedó evidenciado. Se notó la diferencia entre los chicos que tenían internet que pudieron seguir estudiando, mientras que a los que no tenían les causó serias dificultades en su progreso educativo. Hicieron lo que pudieron, pero claramente no fue lo mismo. Hay que entender que no darle un acceso adecuado de internet a nuestro pueblo es hacerle perder ventajas competitivas. A lo mejor es más barato darle acceso de internet a la gente para que pueda trabajar y pagar sus impuestos, en vez de ahorrar ese costo como país”, afirma.
En ese mismo razonamiento que apunta hacia pensar en lo que falta sin dejar de valorar lo que ya se hizo, Barán cree que “se hicieron cosas, pero ciertamente no todo lo que podríamos hacer. Ciertamente no estamos haciendo un uso pleno del conocimiento científico que muchos profesionales paraguayos tienen para poder colaborar. No es ver- dad ese derrotismo de ‘está todo mal’. Estamos en un punto medio, que cierta- mente no es suficiente para todo lo que necesitamos, pero estamos avanzando en algunas mejoras. Creo que tenemos que mirar con optimismo el futuro, nuestro país comienza a tener profesionales que buscan las oportunidades para demostrar lo que saben”.
SU TRAYECTORIA
Benjamín Barán Cegla es doctor en Ingeniería de Sistemas y Computación (Universidad Federal de Río de Janeiro, 1993), máster en Ingeniería Eléctrica (Northeastern University, Estados Unidos, 1987), Ingeniero electrónico (Universidad Nacional de Asunción, 1983), con amplia experiencia científica y académica en universidades de tres continentes; tiene publicados centenares de artículos científicos y técnicos, habiendo sido galardonado con premios y reconocimientos como el Honor al Mérito Latinoamericano en Informática 2013, el Premio Panamericano en Computación Científica 2012, el Premio Nacional de Ciencias del Paraguay (1996 y 2018), el premio Andrés Barbero de la Sociedad Científica del Paraguay (1982), entre otros, recibiendo un doctorado honoris causa por la Universidad Nacional del Este y próximamente el mismo título por la Universidad Nacional de Asunción. Es miembro de la Comisión Científica Honoraria del Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores del Conacyt. A la fecha se desempeña como presidente de la Consultora Barán y Asociados y colabora con los grupos de investigación da varias universidades naciona- les como la UNA y la UNE, además de ser profesor titular de la Universidad Católica y decano de la Facultad de Informática de la Universidad Comunera. Sus principales áreas de investigación son: optimización multiobjetivo, algoritmos bioinspirados, redes de comunicaciones, aplicaciones tanto a la industria, la logística como a la ingeniería y, recientemente, computación cuántica.