Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com - Fotos: gentileza
Hoy Toni Roberto recorre los recuerdos de las viejas comisiones vecinales que hoy reviven y tienen fundamental importancia a la hora de defender los derechos de los vecinos de Asunción. Para ello recorre varios archivos, entre ellos el del Dr. Bataglia Doldán, quien en 1976 reflotó una vieja ordenanza de 1959 promoviendo el trabajo de las comisiones vecinales asuncenas.
Un ciego auto con vidrio polarizado, una alta muralla prometiendo en vano llegar al cielo, los recuerdos del Dr. Bataglia Doldán y una comisión vecinal que trata de sobrevivir a la especulación inmobiliaria y a los negocios que quieren instalarse en lo que alguna vez fuera el Loteamiento Manorá, iniciado allá por 1968, y la frase “este barrio está de moda”, que dijo uno de los visitantes deseosos de transformar la tranquilidad de los vecinos en una pesadilla, me llevaron este domingo a hurgar en la historia de las comisiones barriales de Asunción, que empezaran tímidamente a finales de los años 50 y que fueran revitalizadas en 1976 por el entonces concejal de Asunción Vicente Bataglia Doldán.
Es así que en una publicación de 1976 se reaviva una resolución municipal sobre las “comisiones vecinales” del lejano año de 1959 que decía: “Se establecen las bases legales para el funcionamiento de las comisiones vecinales y a la resolución número 88 del mismo año, por la que se reglamenta el funcionamiento y organización de las mismas”.
EL MODERNO PUENTE DE SENADOR LONG Y ANDRADE
Con base en esto fueron reconocidas tres comisiones barriales, la del barrio Santa Lucía, la del barrio Stroessner (hoy barrio San Pablo) y otra de Villa Morra, que en ese momento tenían objetivos específicos. En el caso de esta última, la construcción del puente de las calles Senador Long y Andrade, que ayudó en aquellos mediados de los años 70 a unir dos zonas de ese legendario barrio creado a finales del siglo XIX por el Dottore Morra.
Así, con bombos y platillos después de un arduo trabajo de la comisión presidida por el vecino José Agustín Pérez se inaugura en agosto de 1977 el “moderno” puente por el que hoy pasamos raudamente sin conocer su historia y por donde siguen corriendo las aguas del auténtico arroyo Mburicaó, que recorre paralelo de este a oeste a la avenida Mariscal López.
Minutos antes de aquella memorable ceremonia se descubrió el monolito en homenaje al senador Long, amigo de la causa paraguaya en la Guerra del Chaco y que tuviera posteriormente un triste final. Al acto de inauguración asistieron el intendente de Asunción, Gral. Pereira Ruiz Díaz; el presidente de la Junta Municipal, González Rioboó, y concejales, entre ellos el Dr. Bataglia Doldán y el Arq. Oviedo Calabrese, además Everett Ellis Briggs, representante de la Embajada americana, quien agradeció el homenaje a tan ilustre ciudadano, amigo del Paraguay.
De esa manera, en una Asunción que estaba creciendo ya más hacia el este se fomentaban las comisiones barriales, que hoy debido a la agitada vida y a la inseguridad en que vivimos son fundamentales para hacer ciudadanía, porque los murallones “no pueden alcanzar el cielo” y el “yo no me meto” es inviable para la salud mental de cualquier persona.
El barrio, la charla, el compartir con el vecino, más allá de las diferencias, valen más que mil consultas psicológicas.