• Por Jimmi Peralta
  • Fotos: Jorge Jara / Gentileza

En 120 años de registro no se vivió situación similar. El río Paraguay sufre en la actualidad la bajante más pronunciada de su marcación histórica y es un problema que muchas veces no se logra dimensionar en toda su complejidad. En este diálogo con La Nación/Nación Media, Julián Báez, director regional de América de la Organización Meteorológica Mundial, aporta conocimiento técnico sobre la situación del río Paraguay y el contexto climático que lo aqueja.

Entre otros inconvenientes que acarrea esta situación, se destaca el problema de la navegabilidad. Gran parte de lo que Paraguay compra y vende al mundo se desplaza a través de este río y los inconvenientes en el transporte fluvial hoy afectan tanto a la competitividad de la exportación, así como el costo de las importaciones, como es el caso de los combustibles, lo que repercute nuevamente en el precio final de gran parte de los bienes de consumo.

–¿Cómo le afecta la presente sequía al río Paraguay?

–La sequía es la principal razón de la extrema bajante del río Paraguay. La principal fuente de agua que modula el río es el Pantanal. Por tanto, cuatro años seguidos de lluvias por debajo de la media en esa región repercutieron directamente en el caudal medio del río. Por otro lado, las lluvias en la cuenca media del río Paraguay, entre el río Apa y el Pilcomayo, contribuyen significativamente en mantener los caudales adecuados al sur de Concepción. Asimismo, cuando estas lluvias se dan en exceso son la razón de las inundaciones en Asunción y al sur de esta localidad.

Julián Báez, director regional de América de la Organización Meteorológica Mundial

CARACTERÍSTICAS

–¿Qué características tiene el río en su estructura y cómo estas le ayudan o perjudican en esta situación?

–El río Paraguay es un río de llanura con muy baja pendiente y con extensas planicies de inundación. Su naciente al norte se localiza a unos 300 metros sobre el nivel del mar. De acuerdo a varios autores, el río se divide en cuatro zonas: zona 1: región del Pantanal, zona 2, desde el Pantanal hasta el río Apa; zona 3, desde el Apa hasta el río Pilcomayo, y zona 4, del Pilcomayo hasta la confluencia con el río Paraná. El régimen hidrológico del río Paraguay se caracteriza por un caudal medio del orden de 3.000 a 4.000 m3/s (metro cúbico por segundo) con máximos de 12.000 m3/s y mínimos de 800 m3/s. Al ser un río de régimen natural (sin mayores intervenciones), las únicas variables que afectan su comportamiento son el volumen e intensidad de la precipitación y el cambio de uso del suelo en la cuenca. El río Paraguay tiene una geomorfología compuesta de llanuras aluviales extensas y el cauce tiene muchos meandros. Estos, sumados a la gran diferencia de caudal del río Paraná (mucho mayor que el Paraguay), mantiene el canal con agua durante la época sin lluvias. Igualmente, las surgentes de agua subterránea contribuyen a este proceso.

–¿Qué condiciones climáticas e hídricas en la región colaboran para que se agrave su bajante?

–En este momento la principal condición climática que contribuye con la bajante del río Paraguay es la disminución de la precipitación en el Pantanal. La sequía en la cuenca del Amazonas también afecta debido al escaso transporte de humedad de esa región hacia la nuestra (a través de los ríos voladores o ríos atmosféricos). La falta de buenas lluvias entre abril y mayo en la cuenca media del río, así como el descenso de caudales del río Paraná también contribuyeron con el rápido descenso de niveles.

DÉFICIT DE RECARGA

–¿Podría explicarnos cuál es el contexto climático en el que se desarrolla la presente sequía?

–El ciclo normal del río Paraguay en Asunción muestra ascenso de niveles (mayor caudal) en mayo y junio, asociado a la recarga proveniente del Pantanal (a su vez asociado a las lluvias de verano en esa región). El tiempo de traslado de la onda de crecida desde la naciente del río Paraguay hasta su confluencia es de más de seis meses. Por lo tanto, las lluvias de otoño y primavera contribuyen con los caudales medios y mantener el ciclo conocido del régimen hidrológico del río Paraguay. En el contexto actual, el principal forzante es la prolongada sequía en el Pantanal (cuatro años consecutivos) sumado a los incendios forestales en la misma zona. Otro elemento importante es que El Niño 2023-2024 no tuvo ninguna incidencia en las precipitaciones en la cuenca media del río Paraguay, con lo cual no hubo ningún tipo de recarga de agua en el canal. Por último, la sequía en la cuenca del Paraná contribuye a la disminución del caudal de este río y, por tanto, no se produce ningún efecto de remanso que pueda retener el caudal del río Paraguay en su confluencia, acelerando el descenso de los caudales y niveles.

Vista aérea desde donde se observan las embarcaciones en la zona costera del río Paraguay. Foto: Jorge Jara

–¿Cuáles serían los comportamientos esperados y en qué actualmente no se cumplen esas estimaciones?

–Actualmente tenemos un escenario de probable establecimiento de La Niña, componente del fenómeno oceánico-atmosférico conocido como El Niño Oscilación Sur (ENOS), muy determinante en el clima local. De confirmarse el escenario de La Niña, las lluvias de primavera y verano, especialmente en la región Oriental de Paraguay y bajo Chaco, serían deficitarias. No obstante, La Niña suele coincidir con el aumento de los caudales en el Pilcomayo. La Niña no tiene un efecto directo en la cuenca del Pantanal, por lo que otras variables inciden en ese sector. Con La Niña, se tiene un escenario de más lluvias en el noreste de Brasil y con ello se podría esperar una recuperación de la cuenca del Amazonas. De ocurrir esto, tendríamos mayor flujo de humedad hacia nuestra región que podría contribuir con mayor volumen de lluvias.

–¿Qué problemas acarrea la bajante y cuáles podrían ser más severos o permanentes?

–Los problemas asociados con la bajante del nivel del río están vinculados a los distintos usos del agua. Lo más relevante es la disminución del agua para consumo humano, especialmente para la capital. El agua para preservar la población ictícola puede ser importante igualmente. Sin dudas, el uso para la navegabilidad es el de mayor impacto debido a lo que representa para la economía de un país mediterráneo como Paraguay.

–¿Cómo afecta el cambio de uso de suelo al comportamiento de los cauces hídricos?

–Esto tiene incidencia directa en el ciclo hidrológico, dado que la zona deforestada retendrá menos la humedad del suelo y aumentará la escorrentía. Es decir, con una lluvia intensa, el impacto se verá muy rápido aguas abajo, con el aumento de la escorrentía y caudal aportante al río Paraguay. Esta situación se vivió en mayo de 2019 y febrero de 2023. Hay estudios que demuestran que la deforestación se asocia con una disminución de la humedad del suelo y, si bien faltan más estudios, puede ser un elemento que suma a la sequía.

DRAGADO

–¿En qué ayuda el dragado y cuál podría ser su desventaja?

–El dragado, que consiste en quitar arena del fondo del lecho, sirve para aumentar la profundidad del río y con ello el calado de las embarcaciones que utilizan el río. La bajante ha forzado a muchas de estas barcazas a quedarse en el puerto de Pilar por la imposibilidad de continuar viaje hacia el norte. El dragado resuelve el problema de la navegabilidad, pero no existen estudios recientes que midan o simulen el impacto de los dragados en la velocidad de las aguas y con ello el descenso más acelerado del nivel del río. La ventaja es que el dragado no se realiza en todo el canal del río de manera continua, sino solamente en los tramos más necesarios, con lo que se puede asumir que el impacto del dragado debiera ser poco significativo en el conjunto. Sin embargo, en la zona de dragado aumentará el caudal porque habrá más agua en movimiento para suplir el fondo del lecho.

–¿Qué otros peligros se proyectan como posibles en este contexto?

–El dragado solo posiblemente no represente ningún peligro. Sin embargo, la modificación de las rocas de fondo o cualquier otra alteración del fondo del lecho puede tener efectos irreversibles. Cualquier acción que implique modificar la geomorfología del río debiera estudiarse muy bien primero y establecer medidas de mitigación que garanticen la continuidad del río como lo conocemos. Cualquier solución debe garantizar la permanencia de un caudal mínimo que permita la navegabilidad, pero también los distintos usos del agua, para consumo, para la producción ictícola, etc.

–¿Cómo incide la acción humana?

–El ser humano en los últimos 150 años ha aumentado en cantidad y actividad económica. Más cantidad implica mayor producción de alimentos y esta producción de alimentos mayor necesidad de campos agrícolas a costa de bosques. La actividad económica se asocia a la producción de energía y esta al consumo de combustibles fósiles, que finalmente emiten gases de efecto invernadero. Está demostrado con datos medidos que estos gases de efecto invernadero han aumentado significativamente en los últimos años. Este aumento de gases de efecto invernadero está causando un desequilibrio energético y, por ende, el planeta cuenta con más energía. El efecto inmediato es el aumento de eventos hidrometeorológicos extremos, es decir, inundaciones y sequías más severas. Las medidas para volver atrás se denominan medidas de mitigación, que consiste en la reducción de los gases de efecto invernadero que generamos. Para ello, habrá que cambiar los hábitos de consumo, la producción de energía eléctrica, parar la deforestación y promover la reforestación, entre otras. Por otro lado, si decidimos adaptarnos, debemos implementar las medidas de adaptación al cambio climático, tales como los sistemas de alerta temprana o las construcciones sostenibles y soluciones basadas en naturaleza.

Embarcaciones antiguas encallan en la costa del río Paraguay. Foto: Jorge Jara


Dejanos tu comentario