El director de cine de animación español Coke Riobóo estuvo brindando talleres en nuestro país sobre las técnicas y las posibilidades que ofrece este formato audiovisual para la comunicación y la educación sobre temas sensibles en un lenguaje más amable y ameno. Músico, compositor y animador, dirigió películas y comerciales y ganó un premio Goya, máximo galardón del cine español.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza / Christian Núñez
El director de cine de animación español Coke Riobóo desarrolló en las dos primeras semanas de este mes un importante taller de la técnica del stop motion con singular éxito en el Centro Cultural de España Juan de Salazar (CCEJS) de Asunción.
“La animación foto a foto para hacer mover objetos inanimados puede reflejar inquietudes políticas, personales y sociales, y es un medio extraordinario para tratar temas comprometidos y espinosos con una variedad de técnicas”, definió el autor de “El viaje de Said”, corto ganador del Premio Goya en 2006.
En dicho taller ofreció un panorama de las herramientas tecnológicas y softwares profesionales existentes para la creación de piezas animadas, cómo crear los personajes, cómo crear los decorados con materiales variados y dio indicaciones para planificar un cortometraje y una introducción sobre posproducción.
Aquí su diálogo con La Nación/Nación Media:
–¿Cómo se dio tu proceso para usar la animación como medio de expresión?
–Empecé en el mundo de la animación por pura casualidad, trabajaba de músico profesional hasta el año 2000 y en el verano se suspendió una gira que iba a hacer con una banda y quedé en casa varado sin nada que hacer.
Así empecé a hacer pruebas con una camarita chiquita de vídeo. Y a partir de ahí, después de tres meses haciendo pruebas, realicé un primer cortometraje muy amateur, muy casero, que ganó muchísimos premios y, bueno, pues decidí que era una vía interesante para poderme expresar artísticamente porque daba salida también al gusto que siempre he tenido por el modelaje, por la pintura, por el dibujo... Y también la posibilidad de contar historias de una manera más profunda, real y exacta. Entonces, gracias a eso empecé a trabajar. Hice varias cositas muy amateurs hasta “El viaje de Said”, con el que gané el premio Goya. Y a raíz de ahí, pues ya la cosa fue rodada y empezaron a ofrecerme trabajos y a poderme mantener un poco como animador y como director en la industria.
CONCIENCIA CRÍTICA
–En un mundo tan audiovisual, la gente en mayoría consume memes y videos cortos de las plataformas sociales. ¿Cuán importante es educarse en la construcción del relato visual?
–Pues creo que es importantísimo. Acá no sé cómo estará, pero allá en España todos los chavales tienen tablets, tienen teléfonos, pero no se da educación visual, alfabetización visual en la escuela. En parte yo creo que puede ser también un poco por mantener a la gente en la ignorancia porque la incultura hace a las personas más maleables, más manejables. Creo que es superimportante crear un espíritu crítico y crear una conciencia crítica de las nuevas generaciones a través del audiovisual. Y que ellos también sepan leer entre líneas la información visual que les entra constantemente. Es muy complicado porque lo que se consume suele tener muy poca calidad y ser muy inmediato. Entonces, luego cuesta mucho poder ver una peli de autor, películas que tengan ritmos diferentes a las de Marvel o las pelis de acción donde hay un cambio de plano cada dos segundos.
–¿Qué importancia te parece que puede tener este lenguaje a nivel social?
–Formarse audiovisualmente es fundamental y, a nivel social, por supuesto, hay que reivindicar la herramienta audiovisual, en mi caso la animación, como medio también para denunciar ciertas situaciones sociales, económicas y políticas, de una manera amable, de una manera divertida o de una manera distinta, a lo que sería el expresarlo en medios de comunicación, ya sea en periódicos, telediarios y esto.
CRISIS MIGRATORIA
–Vemos en “El viaje de Said” una reflexión sobre las migraciones. ¿Qué repercusiones recibiste?
–En principio me permitió dedicarme a la animación.
Es una historia que, a pesar de no ser marroquí, conté muy de cerca porque llevaba muchísimos años viajando a Marruecos. Cuando empecé a idearla en 2000 y a realizarla en 2005 el problema de la migración estaba muy fuerte, pero sobre todo era gente que migraba de Argelia y de Marruecos, del norte de África hacia España por el estrecho de Gibraltar. Todos querían cruzar, jugarse la vida y algunos de ellos murieron en el intento. Entonces, esta situación me marcó muchísimo y decidí que tenía que hablar de alguna manera de este problema, pero no podía denunciarlo o hablar de ello de una manera muy directa.
–¿Cuáles son las fuentes que tomaste para esta animación?
–A través de un cuento casi infantil, un poco inspirado en el relato de Pinocho, de Carlo Collodi, traté de contar esta historia de una manera suavizada, con un toque de humor, negro a veces, un tanto también crudo y fuerte. Tristemente, este problema no solo no desapareció, sino que ha ido creciendo y es aprovechado por ciertos sectores de la política más ultra para cargar las culpas de la economía y de la falta de trabajo en la migración, cosa que no es para nada así. Es muy triste aprovecharse de personas con esta necesidad para hacer política de esta manera tan ruin y tan baja.
–Tuviste buenas devoluciones...
–Sí, por suerte. Estoy muy orgulloso porque desde el principio se estuvo proyectando en festivales sobre la migración, en eventos de oenegés y ahora mismo en España es una película que se utiliza en casi todas las escuelas públicas como material didáctico para hablar sobre estos temas: la xenofobia, el racismo, el miedo al otro, el miedo al de afuera. Es un material que compró el Ministerio de Cultura y, por supuesto, lo doné a Cruz Roja, a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y a todos los que trabajan con migrantes. Siempre que me piden proyectarlo en algún tipo de evento de concienciación pues tienen licencia libre para usarlo.
SINCRONÍA MUSICAL
–¿Qué rol juega tu oficio de músico en tus producciones y en el cine en general?
–La música es el arma secreta y para mí juega un rol superimportante. Cuando creo mis historias, a veces parto desde la música hacia la animación y otras veces parto desde la animación a la música. Para crear “El ruido del mundo” adapté un sistema que ya estaba bastante inventado, que es animar con partitura, darle una equivalencia a los fotogramas y a las corcheas y a las semicorcheas para poder encontrar la sincronía perfecta con los fotogramas. Esto me permitió poder afinar muchísimo y animar de una manera muy musical. Para mí es superimportante, compongo la música de todos mis cortometrajes, es casi un 30 o un 40 % del resultado final de una película.
–Vimos que también hiciste videos educativos a partir del cine de animación. ¿Te interesa particularmente este rol?
–¡Muchísimo! Llevo años trabajando como profesor de animación. Desde los inicios de mi carrera tuve la oportunidad de ser maestro en la escuela oficial de cine de la Comunidad de Madrid. Y a partir de ahí también he seguido desarrollando muchos cursos por todo el mundo. He estado en varios países africanos, en Asia y, por supuesto, acá en Latinoamérica. Y casi todos de mano de la Agencia de Cooperación Española, del programa Acerca y de otras modalidades de cooperación.
–¿Qué posibilidades te parece que brinda este formato?
–Creo que es darle una oportunidad a gente que no sabe cómo funciona esta técnica que se adapta muy bien a las posibilidades de cada persona. A gente que a lo mejor no sabe dibujar bien o no sabe modelar bien les permite hacer animación con objetos, con comida, con personas, con cualquier cosa que pueda ser susceptible de ser fotografiada. Y entonces te permite abrir una puerta, una herramienta de expresión muy potente para la gente. Y sé que allá donde voy plantamos alguna semillita y luego, a lo largo de los años, veo cómo esa semilla va creciendo. Y estoy en contacto con muchos de los alumnos que he tenido a lo largo de estos 20 años trabajando con este tipo de talleres y de cursos. Y para mí es un orgullo ver que hay gente que va evolucionando y va consiguiendo unas películas y un nivel creativo muy potente.
IMAGINARIOS
–¿Qué nos podés contar de la rica experiencia de haber impartido talleres en diferentes lugares de España y Latinoamérica?
–Para mí es fascinante el poder viajar alrededor del mundo y me ayuda también a ver un poco distintas maneras de crear, de pensar el imaginario común de cada lugar, en las tradiciones, la cultura oral que hay en ciertos sitios donde no hay tanta influencia de los mass media y de las grandes corporaciones o del manga y el animé japonés. Entonces ves sitios donde esa influencia no es tan fuerte y ves unas creaciones y maneras de armar las historias muy bonitas. Yo aprendo muchísimo con estas experiencias. A veces diría que más que mis propios alumnos. Lo que ellos me pueden ofrecer para ver una variedad tan amplia en haber estado en países tan distintos como Mozambique, Guinea Ecuatorial, Etiopía, Egipto, Jordania, Irán, Turquía. Luego, en Latinoamérica estuve en Cuba, Venezuela, México, por supuesto acá. Es mi primera vez en Paraguay y para mí fue una experiencia fascinante y superenriquecedora.
–¿Cómo ves al Paraguay y su cine?, ¿encontraste algo particular en estos días que te gustaría destacar en torno a nuestras posibilidades?
–He visto poco cine en Paraguay, pero he estado escuchando bastante música folclórica, de fusión, fui al Festival Mundial de Arpa. He visto la película “Siete cajas”, pero cuando regrese a España buscaré la música y el cine que me recomendaron para ver. En lo que hace a los alumnos que he tenido en el taller, les veo con muchas ganas y mucha pasión. Es verdad que hay un poco de falta de conocimiento acerca de esta técnica, pero sí que algunos ya conocían y que tienen una destreza especial.
–¿Qué esperás como principal resultado de tu visita a nuestro país?
–Yo espero que acá también sirva para poder abrir una puerta y que empiece a despegar un poco más la animación paraguaya en la técnica de stop motion, aunque por supuesto ya había ejemplos. Creo que hay mucho talento acá y hay que explotarlo más. Sobre todo estaría bien que el cine y en concreto el cine de animación tuviesen más ayudas para poder realizar estas películas, porque son procesos muy largos que requieren de un poquito de esfuerzo y de ayuda monetaria para poder realizarlos.