- Toni Roberto
Este domingo, Toni Roberto celebra el aniversario de la vieja Scuola Italiana Dante Alighieri, que aglutinó a aquellas damas que allá por 1890 soñaron y lucharon por la reconstrucción de un Paraguay devastado.
Eran las 19:30 en punto. Las luces estaban encendidas. De repente, empieza el espectáculo. Desde el palco veo la sala con una variopinta concurrencia, exalumnos de varias generaciones. Cada uno de ellos representando a tantas historias de muchos abuelos que llegaron al Paraguay en grandes oleadas de inmigrantes a L’America, como decían en Tito Potenza, el pequeño viejo pueblo donde nació mi padre en la Basilicata.
FOLLIERO, LA ORQUESTA Y UN ALLEGRO AFFETUOSO
Cada instante del repleto añejo Teatro Municipal contaba una historia, acompañando a cada pieza musical. Ante el perfecto silencio de la platea, de fondo el “Concierto para piano en la menor, Opus 54″, de Robert Schumann. La primera parte, allegro affetuoso, interpretado magistralmente por el eximio maestro Massimo Folliero (1973) con la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional.
Esto aumentaba la imaginación de los inicios, cuando en 1895 nace la Scuola Dante Alighieri, que fuera creada por la Societá Italiana di Mutuo Soccorso y la Societá Femminile di Beneficenza Margherita di Savoia, cuya elegante fachada podemos admirar hasta hoy sobre la calle Estrella entre 15 de Agosto y 14 de Mayo.
VIEJOS APELLIDOS Y UN “INTERMEZZO ANDANTINO GRAZIOSO”
El extendido pero brillante concierto con los integrantes de la Orquesta, con su impecable uniforme de gala, sigue. El maestro y el imponente gran piano suena con el intermezzo andantino grazioso y en mi mente las generaciones de hijos, nietos y bisnietos de italianos de tantas décadas desde finales del siglo XIX.
Los apellidos vienen y van de mi mente y algún viejo retrato de Da Ponte o Alborno se me representa en el recuerdo. Ballarino, Bota, Corina, Movia, Speciale, Caggiano, Cassanello, Calabrese, Lacognata, Ré, Annichiarico, Inglese, Sforza, Monjagata, Di Tore, Di Paola, Bruno, Sachero, Diana van sumando a mi caja de memoria a otros apellidos de origen italiano como Scavone, Costanzo, Oddone, Baccheta, Altieri o Pusineri.
ALLEGRO VIVACE Y DE RIGUROSO VESTIDO NEGRO
Mientras suena allegro vivace, la última parte de esta pieza de Schumann, en la presentación la elegante presidenta de la Societá Dante Alighieri, Viviana Ruggero, de riguroso negro, representa a aquellas damas que allá por 1890 soñaron y lucharon por la reconstrucción de un Paraguay devastado.
Con anhelo miles de italianos bajaron de los barcos en el antiguo puerto de Asunción, en oleadas de inmigrantes desde la penúltima década del siglo XIX hasta aquellos últimos que llegaron por agua hasta bien entrada la década del 50 del siglo XX y cuya ascendencia se estima alrededor del 40 % en la población paraguaya.
“AIRES PARAGUAYOS E ITALIANOS”
Al final, la segunda parte del concierto con piezas de “Aires paraguayos e italianos”, parafraseando al gran músico paraguayo Aristóbulo “Nonón” Domínguez, por la sinfónica de la Policía Nacional, dirigida por el maestro Barreto.
Las bases de esta agrupación fueran sentadas por los italianos Pellegrini y Salvatore Déntice, que acogiera a José Asunción Flores, de ascendencia itálica paterna de apellido Volta Cornaglia, creador de la guarania.
En un palco, el embajador de Italia Marcello Fondi y su comitiva; en otros asientos se encontraban las elegantes Lía Bonifazi, María Stella Volpe, Margarita Morselli, Higinia Giosa, Esther González Palumbo, entre otras, damas que nos recuerdan y nos hacen mirar el pasado de estos gloriosos 130 años de la vieja Scuola Italiana Dante Alighieri, que sigue, desde 1929, en aquella antigua casa patrimonial en Alberdi y Humaitá que contiene hasta hoy todos estos recuerdos y viejas emociones.