• Jimmi Peralta
  • Fotos: Gentileza

El antropólogo Marcelo Bogado presentó hace unos días su libro “Los antiguos y los nuevos. Pasado y presente del pueblo nivaĉle”, un trabajo con el que busca otorgar al lector una visión general del pasado y el presente de esta nación chaqueña.

Esta nación que ancestralmente habitó el suelo chaqueño, a pesar de haber perdido gran parte de su territorio, de haber sufrido ataques y haber visto secársele su río Pilcomayo, tiene un presente, una forma de ser y una identidad.

“Los antiguos y los nuevos” es un material divulgativo que permite conocer a los nivaĉles y con ello también aportar a la coexistencia pacífica en la diversidad cultural en el país.

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En este diálogo con La Nación/Nación Media, el autor habla sobre el propósito de su trabajo, que realiza una historiografía cultural del pasado y una descripción de las comunidades en la actualidad.

–¿Al llamado de qué necesidad sale al paso “Los antiguos y los nuevos”?

–El libro tiene como objetivo hacer conocer, a la población no indígena, uno de los pueblos indígenas que habita hoy en día Paraguay y Argentina. Partimos de la base de que no solo existe un desconocimiento sobre los pueblos indígenas, sino también prejuicios, positivos y negativos, con la imagen del “buen salvaje” o del “mal salvaje”, así como que son personas ancladas en el pasado y que si incorporan elementos del mundo moderno dejarían de ser indígenas. El libro busca desmitificar este tipo de ideas preconcebidas y mostrar la evolución histórica de la sociedad nivaĉle, poniendo el énfasis en que, si bien los nivaĉles mantienen aspectos de la cultura de sus antepasados, son una sociedad contemporánea, del siglo XXI, como todas las que pueblan el mundo.

VALOR TESTIMONIAL

–¿Qué aportes brinda el material que podrían ser aprovechados por los propios nivaĉles?

–A pesar de que los nivaĉles conocen perfectamente su propia historia, el libro también se propone servir como un libro de consulta para los estudiantes nivaĉles, ya que cuenta con testimonios en primera persona que relatan la manera como se dio el cambio que conoció su pueblo en poco más de cien años. Entre los testimonios, hay episodios muy traumáticos y fuertes, como las masacres que sufrieron por parte del Ejército argentino, los enfrentamientos con los soldados bolivianos o lo que representó la guerra del Chaco para los nivaĉles. Es importante que los niños y adolescentes conozcan estos temas.

–El nombre del libro hace alusión a una transformación, a un cambio. ¿Cómo se compatibiliza esto con la idea de una identidad unitaria?

–Los términos “antiguos” y “nuevos”, que se encuentran en el título del libro, son usados por los propios nivačles para referirse al cambio que se dio en su sociedad en las últimas generaciones, llamándoles “antiguos” a sus antepasados y “nuevos” a ellos mismos: las nuevas generaciones. Por lo general, cuando usan estos términos dicen que “los antiguos” hacían las cosas de cierta manera y que hoy en día “los nuevos” las hacen de otra forma distinta. Esto abarca todos los aspectos de la vida. Es decir, los antiguos son, por definición, distintos a los nuevos.

Sin embargo, a grandes rasgos, hay cosas que cambiaron por completo y otras que se mantienen en el presente, pero de una manera diferente. Por ejemplo, en el pasado existía una complementariedad en la economía de diferentes prácticas, como la cacería, la recolección y la agricultura. Hoy en día, si bien se practican estas mismas actividades, se necesita dinero para comprar ciertas cosas, para lo cual se vende parte de la producción agrícola, en las comunidades que tienen chacras, y en otras se recurre al trabajo fuera de las comunidades, en estancias o en otro tipo de trabajos en el ámbito urbano, como la albañilería. Entonces, en algo los nuevos son parecidos a los antiguos, pero en otras cosas son distintos. Y a pesar de estos cambios, existe una idea de continuidad que da sustento a la identidad, pues a pesar de que los antiguos sean distintos a los nuevos, ambos son nivačles.

La portada del libro

CAMBIO VS. PERMANENCIA

–¿Cómo aborda el libro la disputa entre las posturas revivalistas y las que propugnan el cambio en estas sociedades?

–El libro busca mostrar las cosas como son en la sociedad nivaĉle actual. Se menciona que hay prácticas culturales que la mayoría de los jóvenes no están aprendiendo, como cantos y danzas tradicionales o el tejido con fibras de caraguatá y que esto no es del agrado de muchos ancianos, que buscan que los jóvenes aprendan de ellos, pero no encuentran el interés de sus nietos. Sobre esto son los propios nivaĉles quienes deberán decidir si hacen algo o no al respecto. Esta es una realidad actual que se da no solo entre los nivaĉles, sino en todos los pueblos indígenas y también en los no indígenas de todo el mundo. Sin embargo, hay otros aspectos de la cultura nivačle, como la lengua, que están muy vivos hasta hoy en día. Esto se ve, por ejemplo, en que los propios nivaĉles crearon la Academia de la Lengua nivačle, algo único entre los pueblos indígenas del Paraguay. Esto demuestra la preocupación que tienen en estandarizar la escritura de su idioma para que los chicos aprendan una grafía estándar y de que se mantenga viva su lengua materna.

–¿Cómo las limitaciones en el acceso al territorio afectan el modo de ser de esa cultura?

–La extensión aproximada del territorio nivaĉle a fines del siglo XIX era de 3.500.000 hectáreas, tanto en Argentina como en Paraguay. Hoy en día, en el Paraguay los nivaĉles cuentan con unas 140.000 hectáreas de tierras tituladas y en la Argentina no cuentan con tierras. Obviamente, la forma de vida tradicional, en la que se daba un aprovechamiento de los bienes naturales de manera estacional, quedándose unos meses en un sitio para moverse luego a otros lugares, hoy en día es impracticable. Sin embargo, se realizan las mismas actividades que en el pasado, aunque algunas con menor peso, con lo cual hay una continuidad de la cultura tradicional en algunos aspectos.

–¿Qué problema pensás que representa el desconocimiento que se tiene sobre la diversidad cultural indígena?

–Pienso que, en general, el desconocimiento de un grupo humano por parte de una población mayoritaria es el caldo de cultivo para no respetarlo. En este sentido, este libro se propone aportar su granito de arena para que los indígenas sean más conocidos y respetados por parte de los miembros de la sociedad nacional, que en su mayoría desconocen la historia indí gena y también su presente.

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