- Toni Roberto
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Este domingo, Toni Roberto rinde un homenaje a la lucha de pertenencia barrial de los vecinos de una histórica y centenaria zona de la ciudad de Asunción que rodea a la parroquia del mismo nombre.
En 1976 se realizó el reordenamiento de las divisiones de los barrios de Asunción. El Cristo Rey, que en aquel entonces era un barrio imaginario y cuyos vecinos querían que se lo declare con sus límites desde la calle Alberdi hasta Colón y de Ygatimí hasta la avenida Quinta, de un plumazo pasó a pertenecer al barrio Tacumbú.
En aquellos tiempos duros, nadie se atrevió a discutir, menos teniendo en cuenta que unos meses antes, a principios de ese año, se perpetró la cruenta intervención militar al Colegio Cristo Rey y a la parroquia, de donde provenía esa denominación natural de barrio y que tenían hasta un Club de Domadoras del Barrio Cristo Rey.
Todo esto lo rememoré a partir de la declaración del nuevo barrio San José de Asunción después de una larga lucha de los antiguos vecinos de la zona, que naturalmente se sentían pertenecientes a ese enclave asunceno a partir de la instalación de los sacerdotes bayoneses a principios del siglo XX, en la que fuera la casa de Rosa Peña de González y su esposo, el presidente Juan G. González.
CAMINAR POR EL “NUEVO VIEJO BARRIO”
Caminar por las calles del nuevo viejo barrio San José me trae imborrables recuerdos desde mi adolescencia, sumados a la prodigiosa memoria de María Deidamia Aponte, Ana Grimaldo y Ricardo Livieres. Ellos me van guiando por sus calles de longevos chivatos, testigos de viejas historias, una de las más impactantes el asesinato del expresidente Eligio Ayala y todo lo que conllevó aquel magnicidio en una casa de una de sus arterias.
RECUERDOS DE SUS HABITANTES
La memoria de este barrio asunceno está en plena construcción. Analizar su historia es hablar de viejas quintas y sus primeras casas en su trazado urbano. Pasearse por sus calles nos traen muchos apellidos de las antiguas familias, los Codas, los Livieres, Ortiz Carrón, los Peña Machaín, los Vargas Peña, Tita Rodríguez de Berkemeyer y su hermana.
En su límite oeste sobre Brasil, la casa de las hermanas Álvarez, la de los Fernández Guanes, de los Sotomayor, de Juan E. O’Leary y su familia. En el límite sur con el barrio San Roque, el inolvidable profesor Hugo Ferreira Gubetich o los Montero de Vargas; sobre España el Dr. Vallejo, los Hamuy, un extranjero célebre, el maestro brasileño Lívio Abramo; una de las casas de la modernidad asuncena diseñada a finales de los años 50, denominada Villa Verónica, donde residiera la literata Beatriz Rodríguez Alcalá de González Oddone, la casa Brun Vierci, después adquirida por los Guanes Gondra y, por supuesto, la mansión de Rigoberto Caballero, diseñada por Tomás Romero Pereira en los años 20, que luego fuera habitada por Remigio Bazán y su familia.
Además, recordar la zona comercial que rodeaba al Mercado 2, donde se ubicaba la despensa de los Módica y las populares empanadas de los Scura, así como sus innumerables centros culturales y colegios.
Por mi parte, recuerdo una casa sobre la calle Boquerón, donde a mediados de los años 70 fue el inicio del Taller de Expresión Infantil dirigido por Olga Blinder, las oficinas de AZPA, donde vivían los Fretes Schinini y el inolvidable Citroen Mehari, la de los Subirachs, la casa de Concepción L. de Chaves, la casa de Mariscalito, la de Marina Díaz de Vivar, la de los Gubetich, la de los Reguera, la casa de Madame Cueto, la de los Wasmosy Schmidt, la de Tessy Vasconcellos y muchos nombres que voy recordando mientras escribo estas líneas.
MI SEGUNDO BARRIO
Por otro lado, rememoro como si fuera ayer un episodio frente a la casa de Domingo Laíno en medio del tumulto de una manifestación muy reprimida por la policía. Allá por 1984 le encuentro a una niña perdida muy asustada. Le digo “nena, ¿dónde están tus padres?, ¿qué hacés sola en este lugar tan peligroso?”.
Acto seguido, me guía. Por el camino me cuenta que se llama Carolina, le llevo hasta su casa en Toledo entre Boquerón y Manuel Pérez. Se abre la puerta y aparece el padre: el recordado editor de libros Carlos Schauman, quien a partir de ese momento me consideró uno más de esa casa, por lo que no puedo decir que sea mi segundo hogar, pero sí mi segundo barrio.
A veces, los actos memorables como la “declaración de independencia” del barrio San José nos lleva a otros recuerdos. En mi caso, al imaginario barrio Cristo Rey, que también merece esta misma reparación a partir del ejemplo de lucha de pertenencia barrial de los vecinos de esta histórica y centenaria zona de la ciudad de Asunción que rodea a la parroquia: el nuevo viejo barrio San José.