• Jorge Zárate
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  • Foto: Gentileza

En el país existen unas 23 especies de este tipo de aves y algunas están en peligro de extinción. Matías Silvera, ingeniero zootecnista, cuenta de la especial situación de ellas y de su trabajo para preservarlas en el Cerrado, la especial sabana de los departamentos de Concepción y Amambay donde se reproduce buena parte de este patrimonio silvestre natural.

Técnico de campo en el departamento de Concepción para One Earth Conservation (Una conservación de la Tierra), una organización no gubernamental con sede en Estados Unidos especialmente enfocada en la custodia de loros y guacamayos, Matías Silvera es un activo protagonista de la defensa de estas especies en el país.

Este ingeniero zootecnista es socio fundador de la Asociación para la Conservación de Psitácidos del Paraguay (ACPP). La palabra “psitácidos” deriva del griego “psittakos”, que significa loro o papagayo.

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Entre sus tareas figuran acciones concretas de restauración de hábitat y colocación de nidos artificiales, “especialmente en regiones donde la deforestación ha dejado a los guacamayos sin lugares seguros para anidar”, comenta.

BIENESTAR ANIMAL

“Un ingeniero zootecnista trabaja con animales, tanto domésticos de producción y silvestres, en temas como producción, manejo, alimentación y bienestar animal. En mi caso, elegí enfocar mi profesión en la fauna silvestre y en contribuir a la conservación de la biodiversidad”, dice sobre su especialidad.

“Mi trabajo en el norte de Concepción se divide en dos grandes áreas. Por un lado, está la rehabilitación, liberación y monitoreo de psitácidos que provienen de decomisos y otros orígenes, gestionados por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades)”, cuenta.

“Por otro lado, durante la temporada reproductiva (junio-enero), nos enfocamos en el monitoreo y la protección de nidos naturales de guacamayos, documentando el éxito reproductivo e identificando amenazas. También, finalizamos la temporada con el censo de psitácidos en la última semana de enero, cuando por lo general se puede observar a los padres volando con sus pichones”, agrega.

Aquí su diálogo con La Nación/Nación Media:

–En el mundo casi un 30 % de las especies de loros están en peligro de extinción. ¿Cuál es la situación en Paraguay?

–Una de las principales amenazas que enfrentan es el tráfico ilegal con fines de mascotismo. Lamentablemente, aún se extraen huevos y pichones directamente de la naturaleza, lo que impide la recuperación de las poblaciones silvestres y agrava el estado de conservación de varias especies. Desde nuestro trabajo de monitoreo de nidos naturales en la ecorregión del Cerrado, en los departamentos de Concepción y Amambay, buscamos aportar información clave sobre el éxito reproductivo de estas aves. Este conocimiento es fundamental para diseñar estrategias de conservación más efectivas y comprender mejor la situación actual de los loros en el país.

Matías Silvera, ingeniero zootecnista

–En enero se realizó un censo nacional de loros. ¿Qué información arrojó? ¿Qué nos pueden contar de la experiencia?

–Así es. Este año, desde la ACPP y One Earth Conservation (OEC), se realizó el Censo Nacional de Loros. Si bien esta actividad ya se viene realizando en algunos puntos del país, este año quisimos que la ciudadanía se acerque a contar con nosotros, por lo que se hicieron charlas explicando la metodología del conteo. Además, varias organizaciones ambientales se sumaron a la causa ayudando a esta actividad que se realiza generalmente a finales de enero en la #SemanaDeLosLoros. Los resultados fueron muy interesantes. Por primera vez en Paraguay se logró contar en 10 departamentos del país, se sumaron 102 participantes, 19 especies fueron registradas y 4.396 individuos censados, entre otros datos fascinantes.

SERVICIOS ECOSISTÉMICOS

–¿Cuál es el rol de los loros en la naturaleza, además de ser grandes dispersores de semillas?

–Los loros cumplen un rol ecológico importante en la naturaleza. Además de dispersar semillas, especialmente de frutos de gran tamaño y a lar­gas distancias, también ayu­dan a controlar poblaciones de plantas, ya que consumen frutos inmaduros, sin posibi­lidad de germinar sus semillas. Esto contribuye al equilibrio del ecosistema. En el caso de los grandes guacamayos, se los considera especies bandera, ya que al conservarlos se protege también a muchas otras espe­cies que comparten su hábitat, debido a que requieren amplias extensiones de áreas naturales para sobrevivir.

–¿Cómo afecta el avance de los desmontes a las poblacio­nes de loros? ¿Qué lugares son los más críticos?

–Para afirmarlo con certeza aún hacen falta más estu­dios específicos, pero puedo hablar desde mi experiencia en el terreno. La región Oriental viene siendo degradada ya desde hace décadas y las leyes no protegen adecuadamente los pastizales y sabanas, como el Cerrado, que es la sabana más biodiversa del mundo que compartimos con Brasil y Bolivia. Al no ser considera­dos bosques por su fisonomía, se permite un cambio de uso de suelo sin mayores restriccio­nes, favoreciendo el avance de monocultivos forestales, arra­sando gravemente su biodiver­sidad. Además, la fragmenta­ción del hábitat por actividades forestal-ganaderas representa una amenaza en Concepción y Amambay, áreas clave para la nidificación de guacamayos y otras especies de psitácidos. La transformación del paisaje reduce la disponibilidad de árboles maduros y cavida­des naturales, esenciales para la reproducción de estas aves. Como consecuencia, muchas de las especies adaptadas a estos ecosistemas enfrentan procesos de extinción local, al perder el hábitat nece­sario para su supervi­vencia y reproducción.

–Contanos sobre los proyectos de restau­ración de hábitat y colocación de nidos artificiales

–Como parte de nuestras estrategias de conservación, implementamos un proyecto de colocación de nidos arti­ficiales enfocado en el gua’a hovy (Anodorhynchus hya­cinthinus) y el gua’a pytã (Ara chloropterus). Para diseñar­los, nos basamos en las medi­das obtenidas durante el monitoreo de nidos naturales en el sitio de muestreo. Carac­terizamos el tamaño y las medidas de estos nidos y utilizamos esa información para construir cajas nido que imiten lo más posible las dimensiones de las cavidades naturales. Este proyecto fue posible gracias al apoyo de WWF-Paraguay en el marco de una iniciativa más amplia. Actualmente, continuamos con la instalación de estas cajas y realizamos su monitoreo para evaluar el uso e interacción por parte de las aves. Cabe destacar que, en años anteriores, ya había­mos instalado algunas cajas nido en nuestro sitio de tra­bajo y observamos que espe­cies como el ñanday (Aratinga nenday) comenzaron a utili­zarlas exitosamente.

LA NATURALEZA, SU LUGAR

–¿Por qué los loros no deben ser tenidos como mascotas? ¿Qué se está haciendo para educar a la población al res­pecto?

–Los loros, como todos los ani­males silvestres, no deben ser considerados mascotas. Su lugar es la naturaleza, donde nacieron y donde pertenecen. Actualmente trabajamos en la sensibilización y educa­ción con la comunidad local. Recientemente, desde ACPP y WWF implementamos un pro­grama de educación ambiental con niños en las escuelas del distrito donde trabajamos. Así también, otras organizaciones han realizado campañas edu­cativas para proteger a los psi­tácidos y la naturaleza en gene­ral en la zona.

–¿Cuál es la situación par­ticular del loro hablador? ¿Qué acciones se toman con­tra el comercio ilegal de esta especie?

–El loro hablador (Amazona aestiva) está clasificada como casi amenazada por la Unión Internacional para la Conser­vación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). Desde mi punto de vista, partiendo desde el nombre común de esta especie ya genera un vín­culo inadecuado con los huma­nos. Le conocemos como loro hablador o lorito óga por su capacidad de imitar sonidos, lo cual incentiva a querer tenerlo como mascota. En guaraní se le conoce como loro parakáu, una denominación asignada por los guaraníes que podría promoverse más para desaso­ciar la idea de que “habla”.

–La Gran Asunción tiene una gran población de cotorras y loros. ¿Cómo se aconseja tra­tar a los loros urbanos? ¿Se les da de comer?, ¿cómo se interactúa con ellos?

–Las aves que viven en ambientes urbanos, como los loros, tienen una gran capa­cidad de adaptación. Aunque el entorno urbano suele ser degradado y con pocos espa­cios verdes, estas especies logran encontrar los recursos que necesitan para sobrevi­vir. Por eso, no es necesario ni recomendable alimentarlas, tocarlas, ni atraerlas. Lo ideal es simplemente admirarlas y disfrutar de su presencia en libertad desde la ciudad.

–Para mucha gente los nidos de los loros represen­tan un problema en galpo­nes, hasta estadios de fút­bol. ¿Hay a quién dirigirse para actuar de manera correcta?, ¿existen proto­colos de intervención?

–En estos casos es impor­tante contactar al Mades, que es la autoridad competente. La única especie de loro que construye nidos con ramas es la cotorra o tu’i karanday (Myiopsitta monachus), y esto a veces genera conflictos con estructuras humanas. Existen en el mercado empresas que se especializan en la mitigación de estos problemas.

–¿Cómo sostienen sus acti­vidades?

–Me gustaría destacar que desde la ACPP venimos desa­rrollando distintas activi­dades para recaudar fondos. Somos una organización civil, que dependemos del apoyo de personas y entidades. Quienes quieran colaborar o hacerse socios pueden contactarnos a conservacion.acpp@gmail. com. Todo lo recaudado se uti­liza principalmente para cubrir los costos de rehabilitación de psitácidos rescatados del trá­fico ilegal y pago de salarios.

DÓNDE DENUNCIAR

El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sosteni­ble (Mades) es la autoridad responsable de realizar decomisos y rastreos. Muchas ventas se realizan por redes sociales como Facebook y Whatsapp, “por lo que es importante estar atentos, hacer capturas de pantalla y denunciarlas a través de la plataforma del Mades”, recuerda Silvera.

La página para denunciar es https://apps.mades. gov.py/siam/portal/denuncia-publica.

“También es importante no compartir imágenes o videos de loros interactuando con personas de forma afectiva, ya que esto normaliza su tenencia como mascotas”, apunta el especialista.

Vale recordar que a nivel mundial un 29 % de las especies de loros, cotorras y guacamayos están en peligro de extinción.

En Paraguay, existen unas 23 especies de loros, siendo algunas de las más comunes la cotorra, el loro chaqueño, el ñandái y el chiripepé. También se pueden encontrar guaca­mayos, como el azul, el rojo y el canindé. El guacamayo canindé es el más observado en Asunción y Central, aunque su hábitat original son las zonas de Concepción, Amambay y Canindeyú.

Etiquetas: #aves#extinción

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