Por Gonzalo Cáceres (@gonzatepes)
Una de las más apasionantes incógnitas de la historia paraguaya se posa sobre la presunta descendencia del supremo dictador José Gaspar Rodríguez de Francia. El saber popular habla sobre una supuesta hija ilegítima y los descendientes de la misma defienden que heredó los bienes del dictador por cuestión de parentesco, pero otras versiones dan pie a un amplio debate. Ubalda García y el espeso manto de conjeturas que envuelve su misteriosa y larga vida.
José Gaspar Rodríguez de Francia y Velasco (1766-1840) gobernó la entonces naciente República del Paraguay durante 26 años, desde que recibió poderes por parte del Congreso del 4 de octubre de 1814 y hasta el día de su deceso.
Nombrado dictador perpetuo de la República en 1816, dirigió con puño de hierro los destinos de un país permanentemente acosado por la ambición expansionista del vecino Imperio del Brasil y las trifulcas de las excolonias de la Corona Española del Río de la Plata.
Iglesia, ejército, economía, educación, política interior y exterior, incluso los pleitos civiles más comunes pasaron por sus manos, con una obsesión casi enfermiza por controlar cada detalle, nada escapaba de su atenta mirada. Francia eliminó el elemento extranjero de la administración pública, ahogó la corruptela colonial y obtuvo la lealtad de cada soldado, maestro o empleado público que se mostró consustanciado con la Revolución.
Pero, en todos esos ajetreados años de temeraria labor, ¿hubo tiempo para que el supremo forme familia? Se conoce del intento infructuoso por la mano de Petrona Zavala, pero esa es otra historia.
Dentro de lo que fue el silencio de su hermética vida privada, su austera, autoritaria y severa personalidad, la historia rescata el nombre de Ubalda García, o Ubalda Francia García como supuesta hija ilegítima, fruto de un romance ajeno a la opinión pública.
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Orígenes
Sabemos por las investigaciones del historiador Julio César Chávez que la rama de los Rodríguez de Francia llegó al Paraguay hacia 1762 con el militar portugués José Engracia Garcia Rodrigues de França (1737-1807).
Garcia contrajo primeras nupcias con doña María Josefa Velasco Yegros, hija del capitán Matías Félix de Velasco y doña María Josefa Yegros Ledesma. De esta unión nacieron Petrona Regalada, José Gaspar, Pedro y Juan José Ignacio y también hay referencias de otro hijo, Francisco (habría fallecido a una tierna edad, ya que no figura en la repartición de bienes del padre).
Tras la muerte de doña María Josefa (1782), Garcia se unió en segundas nupcias con doña Rafaela Aristegui, de cuyo matrimonio nació Agustina Rosa Francia Aristegui.
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Herencia
Contrario a la extensa prole de su señor padre, al momento de dar su último aliento en la Casa de los Gobernadores (1840), José Gaspar Rodríguez de Francia no dejó hijos legítimos, mujer, ni testamento, pero sí propiedades y algo de dinero.
Sus bienes fueron asentados en un inventario ordenado por la Junta Gubernativa provisoria con su valor en metálico, onzas de oro, plata y pesos. “Una silla de montar de terciopelo carmesí. Estribos de plata. Catorce chapitas de oro que se sacaron de siete casacas con peso de cinco onzas (..)”, describe, entre otras, el documento.
El destino de los bienes del dictador quedó finalmente claro en el Congreso Extraordinario de 1841 al ser aprobadas las medidas sobre las nuevas estructuras del Estado y la adjudicación y la sucesión intestada del primer constructor nacional.
En la misma, se declaró que una parte de sus sueldos (en deuda por parte del Estado) irían para sus “honores de aniversario” por “la forma que corresponde a la elevada dignidad que obtuvo en vida” y otra cantidad “para su hermana Petrona Regalada”. Y un detalle. Se declaró “por libres de toda servidumbre los esclavos que han sido del supremo dictador”.
Es justamente en la partición de las propiedades en la que la gran protagonista de esta historia hace su aparición. En la misma declaración del Congreso Extraordinario se dispone “adjudicar a sus sirvientes Ubalda García y María Roque Cañete la chacra que ha dejado en el Partido de Ybyray, se ha mandado a entregarles en dichos términos, según la voluntad del supremo dictador”.
El saber popular cuenta que María Roque Cañete fue una suerte de ama de llaves del dictador, pero ¿quién era Ubalda y por qué habitaba el tan preciado feudo del supremo dictador?
Ese mismo año (1841), Juan de la Cruz Cañete se presentó ante los cónsules Mariano Roque Alonso y Carlos Antonio López para solicitar la legalización del legado de la chacra de Ybyray -donde vivían María Roque Cañete y Ubalda García, la primera su madre y la segunda, esposa suya-.
La niña Francia
El historiador Manuel Peña Villamil, descendiente de Juan de la Cruz y Ubalda, atestigua en su obra “Hija del Silencio” (editorial Don Bosco), con sobrada documentación, la presencia de Ubalda en la quinta del Ybyray.
Según expone la saga familiar de los Peña Cañete, Ubalda fue hija de María Juana García, nació allá por 1807, pero debido a la desaparición de su asiento de bautismo no se puede corroborar esta información -que fue brindada por la misma Ubalda en 1841 al momento de contraer matrimonio con Juan de la Cruz Cañete en la iglesia de la Recoleta-.
Según esta versión, ampliamente difundida por los descendientes, es “muy probable” que María Juana García haya mantenido una relación sentimental con José Gaspar Rodríguez de Francia (indican que vivió bajo el control del dictador, frente a su propiedad), y que éste sea el padre biológico de Ubalda García, lo que justificaría su estadía en la quinta del Ybyray (presuntamente se hizo cargo tras la muerte de María Juana) y que -consecuentemente al morir el dictador- la misma estuviese en posición de reclamar la propiedad (que, recordemos, fue dispuesta por los entonces cónsules según voluntad del mismo Francia).
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“Ninguna explicación”
“No es extraño que Francia no diera ninguna explicación sobre el origen de Ubalda, sin que necesariamente se le atribuya la paternidad de la criatura. Se han tomado algunos de los documentos sin conexión entre sí, para no salir del entorno familiar que pueda, en forma indirecta, relacionarse con la vida privada del dictador y a su vez con respecto a los habitantes y dueños de la finca del Ybyray, que indudablemente en una época atrajo al dictador (desde 1803) a elegir ese lugar como morada”, indica el autor.
La ‘niña Francia’ firmó como Ubalda Francia, Ubalda Francia de Cañete, Ubalda Rodríguez y Ubalda Francia García ya en trámites burocráticos en los que figuró nueve años antes de la muerte del dictador (estuvo al tanto del uso que le dio a su apellido) y en asientos de bautismo en las que hizo de madrina. “Es evidente que nació García por su madre legítima, pero a través de su larga vida usó otros apellidos, sin razón justificada para el cambio (...) fueron varios según constancias de los documentos y testimonios escritos”, insiste Peña Villamil.
Versiones contrapuestas
La posición de los descendientes no es del todo convincente para un sector de los estudiosos de la materia. A entender del historiador Fabián Chamorro, puede que el apellido le otorgue cierta legitimidad a Ubalda, pero tampoco es un factor concluyente y mucho menos si se lo ubica en el contexto de la época. “La servidumbre también llevaba el apellido de aquellos para quienes trabajaban, no solo los esclavos, eso se ve en el censo de 1846, por ejemplo”, alegó.
Esta teoría sostiene, en palabras de Chamorro, que “Ubalda y Roque Cañete aparecen como sirvientas cuando se les otorga por decreto de los cónsules López y Alonso la chacra de Ybyray. A mí no me parece raro que alguna vez la apelliden ‘Francia’”.
A ciencia cierta, para la época no eran llamativos los casos de los sirvientes o esclavos que, una vez emancipados por deceso y/o expreso deseo del amo, continúen utilizando el apellido de la familia a la que anduvieron sometidos.
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“Existencia anónima”
María Roque Cañete, madre de Juan de la Cruz y suegra de Ubalda, falleció en 1856 y la propiedad del Ybyray quedó bajo entera jurisdicción de la pareja. De la unión Cañete – (Francia) García nacieron Francisca del Rosario (fallecida en 1928), dos años después de la muerte de dictador, y Agustín (1844-1902), quien peleó en la Guerra Grande y cuidó de sus sobrinos al ser el único varón de la familia que regresó con vida.
Francisca del Rosario, hija de Ubalda y –presunta- nieta del Dictador, se casó con Epifanio Peña. Agustín, único hijo varón de Ubalda, contrajo nupcias, pero no tuvo descendencia.
De la unión entre Francisca del Rosario y Epifanio Peña nacieron cinco hijos, lo que abrió la rama de los Peña-Cañete, origen de destacadas figuras de la escena local (diplomáticos, médicos e incluso un efímero presidente de la República), tal como fue el hijo mayor del matrimonio, Jaime Antonio Peña Cañete, uno de los miembros fundadores de la hoy Asociación Nacional Republicana (ANR).
Manuel Peña Villamill indica que Ubalda vivió “una existencia anónima” y que no dejó “estela personal para trazar su perfil” y su legado fue “tan solo una circunstancia en su larga vida”. La ‘niña Francia’ falleció el 27 de abril de 1890 en Asunción, con 83 años, según consta en acta. Algún tiempo después de su muerte, la casa que ocupó dentro de la chacra del Ybyray, y que en otros tiempos también dio cobijo al supremo dictador, quedó abandonada y finalmente demolida.
Pese a la laguna histórica, alimentada por la falta de testimonios y documentos de la época, la descendencia de Ubalda Garcia defiende su lugar como sucesora directa del linaje del supremo dictador Gaspar Rodríguez de Francia. ¿Fue realmente hija ilegítima o solo una distorsión del momento y de los hechos?