El otrora superministro del gobierno de Mario Abdo, Arnaldo Giuzzio, tiene un largo historial de conexiones con personas ligadas al crimen organizado. El mayor escándalo de su frondoso prontuario tiene que ver con la entrega de equipos de espionaje a una dirección que estaba al mando de un “topo” que entregaba información al supuesto jefe narco Miguel Insfrán, alias Tío Rico.

  • Por Juan Carlos Lezcano

Arnaldo Giuzzio, quien fue minis­tro de la Secre­taría Nacional Antidrogas (Senad) y del Interior durante el gobierno de Mario Abdo Benítez, se encuentra en el centro de numerosos escán­dalos y conexiones oscuras, uno de ellos revela el uso irre­gular de equipos de espionaje en beneficio de redes de nar­cotráfico. Este episodio, que expone fallas graves en el manejo de la seguridad nacio­nal, no solo pone en duda su gestión, sino que también muestra cómo se facilitó el fortalecimiento del crimen organizado en Paraguay.

La denuncia más alarmante involucra a modernos equi­pos de espionaje, como el sof­tware espía FinFisher (tam­bién conocido como FinSpy), decomisados en operativos contra el contrabando. Estos dispositivos permiten inter­ceptar comunicaciones, acce­der remotamente a disposi­tivos y realizar actividades de vigilancia avanzada. Sin embargo, en lugar de ser uti­lizados para reforzar la segu­ridad y combatir el crimen, los equipos terminaron en manos de personas vincula­das al narcotráfico.

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Según documentos oficia­les, estos equipos fueron entregados de forma irregu­lar a un agente especial de la Senad, quien de acuerdo con la acusación del fiscal Deny Yoon Pak filtraba informa­ción sobre operativos al nar­cotraficante Miguel Insfrán, alias Tío Rico. Esto permi­tió a Insfrán evadir operacio­nes claves de la Senad, des­articulando los esfuerzos del Estado para detenerlo.

La Dirección de Inteligencia de la Senad, bajo la gestión de Giuzzio, nunca registró los equipos ni dejó cons­tancia de su decomiso. En el memorándum n.º 407/2022, remitido por la propia Direc­ción, se admitió que el enton­ces ministro Giuzzio entregó los dispositivos “sin nin­gún documento”. Este vacío documental refleja una grave negligencia, que facilitó el uso indebido de los equipos por parte de redes criminales.

FILTRACIONES Y VÍNCULOS PELIGROSOS

La implicación de Giuzzio en actividades que favorecieron al crimen organizado no se limita al caso de los equipos de espionaje. Durante su ges­tión, hubo filtraciones cons­tantes que beneficiaron a narcotraficantes. Uno de los episodios más notorios ocu­rrió el 15 de febrero de 2022, cuando Lindomar Reges Fur­tado, un pez gordo del nar­cotráfico, huyó del Paraná Country Club minutos antes de un operativo policial-judi­cial que buscaba arrestarlo.

Esa misma red de filtracio­nes facilitó la fuga de Marcus Vinicius Espíndola Marqués de Padua, otro capo narco brasileño que mantenía una relación cercana con Giuzzio. Espíndola llegó incluso a prestar una camioneta blin­dada al exministro cuando su vehículo sufrió un desper­fecto en Brasil. Ambos even­tos demuestran la cercanía de Giuzzio con figuras clave del narcotráfico y cómo su gestión contribuyó a la eva­sión de estos criminales.

EL PRECIO DE LA NEGLIGENCIA

Las fallas en la gestión de Giuzzio al frente de la Senad y el Ministerio del Interior no se limitan al manejo de los equipos de espionaje. En mayo de 2020, Giuzzio dis­puso el cierre de la Dirección de Investigación Aérea Flu­vial y Terrestre (DIAFT), encargada de fiscalizar puer­tos privados y controlar el tránsito fluvial, debilitando significativamente los con­troles antidrogas. A partir de entonces, las incautaciones de grandes cargamentos de cocaína vinculados a Para­guay se volvieron frecuen­tes en Europa, con cifras alarmantes como los 16.174 kilos decomisados en Ham­burgo, Alemania, en febrero de 2021.

Además, durante su periodo como ministro del Interior, Giuzzio enfrentó otro escán­dalo al utilizar una camio­neta registrada a nombre de una empresa de Espíndola, quien aspiraba a conver­tirse en proveedor de chale­cos antibalas y blindajes para la Policía Nacional. Este vín­culo expone un conflicto de intereses y una falta de ética en el manejo de sus responsa­bilidades públicas.

EL IMPACTO EN LA SEGURIDAD NACIONAL

La administración de Giuzzio dejó a Paraguay en una posi­ción vulnerable frente al cri­men organizado. El manejo irregular de los equipos de espionaje, sumado a las fil­traciones y a la ausencia de controles efectivos en puer­tos, fortaleció las operacio­nes de los grandes carteles de droga en el país.

El fiscal Deny Yoon Pak, en su expediente de más de 700 páginas, documenta cómo la Senad bajo la ges­tión de Giuzzio y su suce­sora, Zully Rolón, se con­virtió en una herramienta funcional para los intereses de narcotraficantes como Tío Rico y Sebastián Mar­set. La acusación de cohe­cho pasivo agravado que enfrenta Giuzzio desde agosto de 2022 solo rea­firma el impacto negativo de su administración.

A medida que avanzan las investigaciones, se espera que este caso marque un punto de inflexión en el fortaleci­miento de las instituciones y en la recuperación de la con­fianza ciudadana en la lucha contra el crimen organizado. Mientras tanto, el legado de Arnaldo Giuzzio queda mar­cado por negligencias que comprometieron seriamente la seguridad nacional.

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