La edición número 66 de los premios Grammy tuvo sello de mujer, en el Crypto.com Arena de Los Ángeles, California. Las artistas más importantes del mundo de la música pisaron fuerte en la mayor celebración de la industria, arrasando con las nominaciones y, en consecuencia, con los codiciados premios otorgados por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de los EE. UU. Pero las celebridades femeninas no solo descollaron en la ceremonia, también se robaron toda la atención en esa esperada antesala a la premiación que es la alfombra roja, una verdadera pasarela de moda de donde siempre han surgido tendencias.
A diferencia de los Óscar, la gala de la cinematografía donde el glamour de Hollywood domina la escena, la noche de los premios Grammy permite ser más audaz, libre y creativo en lo que a estilismos se refiere. Tanto las figuras de la música como las invitadas especiales (modelos, actrices, presentadoras de televisión, socialités) optan por diseños más jugados, extravagantes y seductores, con mucha exhibición de piel.
En cuanto a tonos, en esta edición hubo un predominio de los metalizados así como del negro y el blanco. Estos dos últimos colores se fusionaron, por ejemplo, en la estética de Taylor Swift quien se destacó por su acertada elección para un acontecimiento en el que hizo historia: se convirtió en la primera artista de la historia en ganar cuatro veces el Grammy a “Mejor álbum del año”.