El domingo 16 de marzo de 1980, en Asunción, Olimpia vencía 5-0 al FAS de El Salvador y se convertía en el “Rey de Copas” al ganar la Copa Interamericana.
Por Luis Irala
Nación Media
Fotos El Gráfico y La Hemeroteca Franjeada
Aquella vez el Decano se adjudicaba el tercer trofeo fuera del plano local, luego de ganar la Copa Libertadores y la Intercontinental. El 5-0 ante el FAS de El Salvador posibilitó al Decano dar su tercera vuelta olímpica internacional.
En principio los partidos por la Copa Interamericana estaban programados jugarlos contra el América de México, en setiembre del 79. De visitante Olimpia alcanzó el empate, 0-0 y en la revancha, en Asunción, venció 1-0. Sin embargo, el entonces presidente de la Concacaf, el mexicano Joaquín Soria, aclaró que el América fue campeón en 1978 y que los finalistas del 79 eran el FAS de El Salvador y CRKSV Jong Colombia de las Antillas Neerlandesas y que disputarían el partido definitorio recién el 29 de diciembre, donde ganó el FAS por 7 a 1. De común acuerdo los partidos entre el Olimpia y el FAS fueron programados para el 17 de febrero del 80, en El Salvador y la revancha el 16 de marzo, en Asunción.
En 1980, Luis Cubilla dejó Olimpia y se fue al Newell’s Old Boys de Rosario, Argentina y tomó la posta su hermano Pedro, con el propósito de traer a las vitrinas de los franjeados las copas Interamericana y la Intercontinental, cuyas revanchas se jugarían en marzo del 80. El 2 de ese mes el cuadro olimpista ya había ganado la Copa Intercontinental al superar al Malmö FF de Suecia, por 2 a 1, en el estadio Defensores del Chaco.
Olimpia tuvo que encarar los partidos ante los salvadoreños con bajas importantes como la de Miguel Ángel Piazza, que fue también al Newell’s Old Boys y Hugo Ricardo Talavera, quien se encontraba lesionado. Al final el Tala fue transferido también al cuadro rosarino atraído por Luis Cubilla.
Para cubrir el claro dejado por el “charrúa” Piazza se contrató a su compatriota Daniel Di Bartolomeo y en vez de Talavera arribó proveniente de Nacional Miguel María Michelagnoli. La llegada de MMM al Decano fue otra de las acertadas del presidente Osvaldo Domínguez Dibb, pues a partir de la revancha ante los salvadoreños empezó a convertir goles de todos los colores y no paró hasta llegar al final de la temporada como goleador absoluto del campeonato oficial, con 11 goles convertidos.
El partido de ida ante el FAS se jugó el domingo 17 de febrero en el estadio Cuscatlán de la ciudad de San Salvador. Fue empate 3-3 luego de estar en ventaja el Decano por 3-1, hasta 15 minutos antes del final. A la llegada a Asunción el entrenador Pedro Cubilla fue muy criticado por la prensa deportiva por la decisión de dejar en el banco al zaguero central Flaminio Sosa, uno de los artífices de la conquista de la Libertadores del año anterior.
En la revancha jugada el domingo 16 de marzo del 80, en el Defensores del Chaco apareció la fibra goleadora de Miguel María Michelagnoli, marcando tres goles en la goleada a favor de Olimpia, por 5-0. Los otros dos goles fueron obras de Osvaldo Aquino y de Eduardo Ortiz. El saldo negativo de la jornada fue la fractura de tibia y peroné que sufrió el delantero Evaristo Isasi.
Así Olimpia, con la goleada ante el FAS salvadoreño y la obtención de la Copa Interamericana, se convirtió para siempre en el “Rey de Copas”.
“El Decano al ganar la Copa Interamericana se adjudicaba el tercer trofeo internacional, luego de vencer en la Libertadores y la Intercontinental”
PARTIDO DE IDA – DOMINGO 17 DE FEBRERO DE 1980
FAS 3 – OLIMPIA 3
Síntesis. Estadio Cuscatlán de San Salvador. Árbitro: Carlos Alfaro (Costa Rica). FAS: Castillo; Guillermo Rodríguez Bou, Alcides Piccioni (Ramírez), Gonzalo Enriquez y Carlos Recinos; Manuel Álvarez, Amado Abraham y Edgardo Erazzo; Quinteros, David Arnoldo Cabrera (Jorge “Mágico” González) y Roberto Casadei. DT: Juan Francisco Barraza.
OLIMPIA: Éver Almeida; Alicio Solalinde, Roberto Paredes, Rubén Jiménez y Alberto Giudice; Luis Torres, Carlos Kiese y Miguel María Michelagnoli (Rogelio Delgado); Evaristo Isasi, Carlos Yaluk y Osvaldo Aquino (Eduardo Ortiz). DT: Pedro Cubilla. Goles: 1′ Alicio Solalinde, 27′ Carlos Yaluk y 60′ Evaristo Isasi (O); 59′ y 81′ Roberto Casadei y 73′ Abraham (F).
PARTIDO DE VUELTA – DOMINGO 16 DE MARZO DE 1980
OLIMPIA 5 – FAS 0
Síntesis. Estadio: Defensores del Chaco. Árbitro: Edison Pérez Núñez (Perú). OLIMPIA: Éver Almeida; Alicio Solalinde, Roberto Paredes, Flaminio Sosa y Daniel Di Bartolomeo; Luis Torres, Carlos Kiese y Osvaldo Aquino; Evaristo Isasi, (7′ Eduardo Ortiz), Carlos Yaluk, (70′ Julio Díaz) y Miguel María Michelagnoli. DT: Pedro Cubilla
FAS: Castillo; Carlos Recinos, Gonzalo Henríquez, (20′ Héctor Piccione), Jaime Rodríguez y Guillermo Rodríguez Bou; Norberto Huezo, Amado Abraham y Manuel Álvarez; Jorge “Mágico” González, David Arnoldo Cabrera, (35′ Roberto Casadei) y Edgardo Erazo. DT: Juan Francisco Barraza. Goles: 12′ Osvaldo Aquino, 43′, 58′ y 81′ Miguel María Michelagnoli y 60′ Eduardo Ortiz (O).
La fiesta de este domingo es exclusividad del Olimpia, campeón anticipado del torneo Clausura, que hoy recibe su copa como el mejor equipo. El rival de ocasión es Nacional y el duelo (18:00) tiene como escenario el estadio Defensores, que lucirá repleto de hinchas franjeados, ya que las entradas se agotaron con mucha anticipación.
Olimpia, que igualó sin goles la fecha pasada frente al 2 de Mayo en Pedro Juan Caballero, tiene a disposición al lateral César Olmedo (estuvo al servicio de la selección absoluta) y al defensor central Manuel Capasso, ausente la fecha anterior por suspensión (acumulación de tarjetas amarillas).
Sin embargo, queda fuera el lateral izquierdo Facundo Zabala, expulsado en el último encuentro.
En cuanto a Nacional, quedó fuera de la pelea por el título al caer hace una semana frente a Tacuary (1-0), pero tiene el incentivo de haber accedido a la final de la Copa Paraguay, instancia suprema en la que definirá el cetro en partido único con Libertad el próximo 6 de Diciembre.
Con la moral por el suelo y a segunda hora (20:30) en el estadio Rogelio Livieres, Guaraní recibe a Tacuary, primer descendido a la División Intermedia para el 2025. Cabe recordar que Guaraní quedó fuera a mitad de semana de la Copa Paraguay y no tiene nada que decidir en el torneo Clausura.
El 25 de noviembre de 1755, la Gazette d’Amsterdam informaba que un cura jesuita llamado Nicolás había sido coronado “rey del Paraguay” por sus propios compañeros
De cuando en Europa se propagó la noticia de que en el Paraguay había sido proclamado un rey
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Por Gonzalo Cáceres
Periodista
Fotos: Gentileza
Eran tiempos en que España y Portugal buscaban acordar los límites de sus colonias en América del Sur, pero la noticia de que un cura jesuita levantó en armas a los guaraníes causó un revuelo tal que el mismísimo Voltaire lo vio como una oportunidad de hacer dinero.
Sacudidos por las intrigas políticas y las fricciones con las autoridades coloniales, los últimos años del dominio jesuita al frente de las reducciones fueron bastante agitados. Mientras la resistencia de los sacerdotes paraguayos y de los guaraníes amenazaba con hacer fracasar la aplicación del Tratado de Permuta (siete pueblos jesuíticos pasarían a manos de los portugueses a cambio de la devolución de la colonia de Sacramento), surgió en Europa la versión de que los religiosos habían elevado a uno de los suyos a la dignidad de rey.
Ricos, influyentes y con feroces milicias de nativos a su disposición, los jesuitas no tardaron en levantar el recelo de propios y extraños, ganándose poderosos enemigos en América y Europa.
La creencia de un incipiente “Estado cristiano” entre las comunidades guaraníes, fuera del control tanto de portugueses como españoles, despertó suspicacias e intrigas. Cuando se acordó que Portugal devuelva a España la provincia de Sacramento a cambio del territorio cercano al río Paraguay, donde había reducciones con más de 30.000 nativos, los jesuitas se negaron a abandonarlas, iniciándose la guerra entre las tropas hispano-portuguesas y los guaraníes.
Tras estos enfrentamientos, las reducciones no volverían a recuperarse y la reacción jesuita fue tomada como una afrenta a la Corona de España. Los padres fueron acusados de querer acabar con la autoridad del rey.
INICIO DE LOS RUMORES
El 25 de noviembre de 1755, la Gazette d’Amsterdam informaba que un cura jesuita llamado Nicolás había sido coronado “rey del Paraguay” por sus propios compañeros. “Algunas personas de la Corte tienen en su poder monedas venidas del Paraguay, mandadas a acuñar por Nicolás I. Este nuevo monarca es un jesuita que sus cofrades han puesto en el trono y quien seguidamente los echó del país”, relató.
La noticia fue negada por los representantes de la orden a través del padre Carlos Gervasoni, procurador de la Provincia del Paraguay.
La situación escaló porque no tardaron en aparecer los explosivos números de la “Historie de Nicolás I”, la supuesta biografía del ponderado monarca. En tanto, el Mercure Historique et Politique, otro influyente pasquín de la época, aseguró que las monedas eran reales y que eran de oro y plata.
NICOLÁS I
Según Historie, Nicolás Roubiouni nació hacia 1710 en una aldea de Andalucía llamada Taratos, “la cual abandonó a los 18 años tras ser acusado de matar a un hombre”. Al no tener ocupación ni oficio, nuestro protagonista sobrevivió gracias a la caridad de los feligreses instalándose “frente a las iglesias”.
La personalidad altanera y prepotente de Roubiouni le generaría conflictos allí donde iba y le hizo ganar mala fama. Luego de dedicarse al traslado de mercaderías, pasó por Zaragoza y en Aragón, cansado “por años y años de vida errante”, decidió entrar al servicio de la Compañía de Jesús.
Historie alega que Roubiouni contaba ya con 39 años y “arrastrando los vicios de siempre”, a pesar de haber hecho sus votos, contrajo matrimonio con “una joven de 15 años, hija de un comerciante de Huesca, a la vista de toda la ciudad”. Estas versiones llegaron a oídos de los curas jesuitas que, primero, lo enviaron en 1752 “a cuarenta leguas de Zaragoza como portero de un noviciado” para, poco después, dejarlo en Cádiz, de donde partió su misión a las Américas.
Siempre según la versión de Historie, Nicolás Roubiouni se instaló primero en Buenos Aires y allí tomó conocimiento de “un tratado firmado por Madrid y Lisboa (1750) según el cual el rey fidelísimo cedía al rey católico la isla de San Gabriel y la Corte de España entregaba a cambio algunas provincias cercanas al Brasil”.
Historia de la "existencia de un Rey en Paraguay"
UN “MALHECHOR”
Historie retrata a Nicolás como un malhechor que prácticamente se valió de la bondad de la Compañía para ganar prestigio, al tiempo de escalar en la organización y hacerse de la influencia necesaria como para ganar espacio en la isla de San Gabriel, donde lideró un salvaje levantamiento de los nativos, para luego hacerse arrogar “el nombre de rey del Paraguay”.
“Los indios, que se creían liberados para siempre de la dominación de los europeos, le dieron el título con gran criterio y vivas demostraciones de alegría. En la misma ocasión se acuñaron varias medallas que han sido vistas con indignación en Europa. La primera de estas medallas representa, de un lado, a Júpiter fulminando a los gigantes, y en el reverso se ve el busto de Nicolás I con estas palabras: Nicolás I, rey del Paraguay. La segunda medalla representa un combate sangriento con los atributos que caracterizan al furor y la venganza. En la orla se leen estas palabras: la venganza pertenece a Dios y a sus enviados”.
Los siguientes números de Historie, divulgados a través de la Gazette d’Amsterdam, relatan que Nicolás I, “animado por esta primera victoria”, volcó sus armas contra el territorio del actual Uruguay, para cuya invasión preparó un ejército de 5.000 guerreros guaraníes. Sin embargo, al verse imposibilitado de marchar, se centró en conquistar otras cuatro reducciones.
Este increíble rumor siguió creciendo al punto de que se menciona que los mamelucos, “asombrados por las victorias de Nicolás I, decidieron ofrecerle la ciudad de Sao Paulo y la Corona imperial”, siendo llamado “Nicolás I, rey del Paraguay y emperador de los mamelucos”.
REPERCUSIONES
El rumor fue de tal magnitud que el mismísimo François-Marie Arouet –el famoso Voltaire– se refirió al asunto en cuatro cartas escritas a lo largo de seis meses (15 de octubre de 1755 - 12 de abril de 1756). En la última de ellas, dirigida a la condesa de Luxemburgo, niega la existencia del rey Nicolás, pero no pierde la oportunidad de analizar el trabajo de los jesuitas y comparar su disciplina con el dominio de Esparta sobre los ilotas.
“¿Es verdad que los jesuitas eligieron a uno de sus padres como rey del Paraguay? ¡Un maldito hereje!”, comentó Voltaire en una carta al banquero Tronchin de Lyon, en la que disponía del uso de sus fondos para financiar un barco llamado Pascal, que sería enviado como parte de la flota del rey de España a las Américas, para aplacar el supuesto levantamiento de Nicolás I.
Las direcciones de Voltaire demuestran cuán seriamente se tomó el asunto en principio. “En cartas que recibo de Buenos Aires se ratifica plenamente que los jesuitas pueden mantener una respetable guerra contra el rey de España”, escribió. Sin embargo, el filósofo anticlerical cambió de parecer con el desmentido publicado en el Avertissment du Libraire, en el que se declaran falsas todas las noticias anteriormente publicadas sobre Nicolás I.
¿MALENTENDIDO?
El misionero austriaco Martín Dobrizhoffer ofrece en su “Historia de los abipones” otra visión de Nicolás I. Según esta, toda la parafernalia se debe a una confusión lingüística. “La palabra guaraní ‘mburuvichá’ significa cacique-capitán, pero también rey. Los españoles de Asunción habían oído hablar del mburuvichá de los indios y estos entendieron que se trataba del rey de los indios. Toda esta fábula merece ser objeto de burla antes que de refutación”, comentó.
Aseguró además que las comentadas monedas acuñadas en oro y plata no podían ser genuinas, pues “el Paraguay carecía de metales preciosos y de casas de moneda”.
El planteamiento de Dobrizhoffer encontró respaldo en la “Breve relación de las misiones jesuitas del Paraguay”, escrita por el general de la orden, el jesuita español José Cardiel, quien dedicó un apartado para las “dudas”.
Aquí incluyó lo de Nicolás I y lo vincula con el cacique Nicolás Ñeenguirú, a quien se presenta como un corregidor “de la reducción de la Concepción, un gran músico y locuaz de facilidad para hacer arengas”.
Cardiel cuenta que Nicolás Neenguirú fue nombrado “comisario general” de su zona en la “época de las rebeliones”, siendo “muy respetado por todos los indios” y “cabecilla de sus tropas (de la reducción, a merced de la autoridad jesuita)”.
INVESTIGACIÓN
El 24 de enero de 1755, un oficial de las tropas españolas de nombre Nicolás Elorduy informó que “por orden del gobernador de Buenos Aires” interrogó a indígenas sobrevivientes de un alzamiento conjunto entre las reducciones de Santo Tomé, Yapeyú, la Cruz y San Borja. Según Elorduy, los nativos dieron fe de que unas tropas llegadas “desde la Concepción” estaban encabezadas por el capitán Nicolás Ñeenguirú”.
Este informe difundió la idea de que la figura de Nicolás I estaba realmente basada en la del cacique Nicolás Ñeenguirú, quien para ese entonces “gozaba de fama y respeto entre las naciones guaraníes”.
Por la misma época, el padre Florian Paucke informó a sus superiores que conoció al mismísimo Nicolás Ñeenguiró, quien no era más que “el jardinero del padre Tuk”.
“Hubo un Nicolás Ñeenguirú, indio del pueblo de la Concepción que en las turbulaciones de 1754 y 1755 mandaba a otro llamado Sapé á los indios alzados por los padres. Más jamás tuvo tal arrojo de tomar dictado de Nicolás I, pues fue un infeliz mandatario de los jesuitas y se volvió á su casa tranquilamente, como ellos y sos (sus) parciales, pasadas aquellas resistencias, suscitadas por la Compañía para oponerse á las órdenes del rey”, conforme se constata en la Colección General de Documentos y la Causa Jesuítica.
Informaciones del año 1885, en que se daba a conocer la existencia de un Rey en el Paraguay
LA EXPULSIÓN
En 1767, el rey Carlos III de España decretó la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la Corona. Muchos de los misioneros volvieron a sus respectivas sedes. Tras los procesos correspondientes, los jesuitas expulsados del Paraguay atacaron a quienes propagaron los rumores y negaron su participación en los alzamientos de las reducciones.
La investigación de la orden, acompañada por la autoridad papal, encontró evidencias que hacían suponer que “los padres proporcionaron pólvora, distribuyeron armas, dirigieron la construcción de cañones, realizaron negociaciones con indios infieles e instruyeron a los indígenas (en tácticas militares)”.
“En ocasiones, las tropas indígenas obtuvieron la victoria con el comando directo de los padres”, por lo que los investigadores dedujeron que Nicolás I, o Nicolás Ñeenguirú, fue una invención de los sacerdotes para hacer de chivo expiatorio con el fin de escapar del castigo por sus acciones contra la reputación de la Compañía y la autoridad de la Corona.
El historiador inglés Robert Southey afirmó haber leído en 1817 en Ginebra un compilado de la “Historia de Nicolás I”, calificando la obra de “producto de un ignorante que esperaba ganar unas monedas con ella”. Southey entendió que todo se trató de “un movimiento mucho más amplio contra la Compañía de Jesús para desacreditarla ante los reyes de España y Portugal” a fin de expulsarlos y hacerse con sus propiedades, lo que efectivamente terminó ocurriendo.
Por su parte, el renegado jesuita Bernardo Ibáñez, expulsado de la Compañía y luego acérrimo enemigo de la misma, señala que fueron los jesuitas mismos quienes “crearon la fábula del rey Nicolás I para evitar que se supiera que eran ellos los únicos autores de la resistencia de los pobres indios”.
Sea como sea, lo único cierto es que, entre la enorme ola de rumores, quedó sin clarificar si el caso se trató de una campaña de desprestigio, una vendetta de los esclavistas, una ocurrencia de los hacendados o una invención de los propios padres jesuitas.
El Rey recibe cartas credenciales del nuevo embajador paraguayo en España
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El nuevo embajador de Paraguay ante España, Justo Pastor Apodaca Paredes, presentó ayer lunes sus cartas credenciales al rey Felipe VI, en un acto desarrollado en el Palacio Real de Madrid. Posterior a la ceremonia en que también se oficailizaron a los representantes de Egipto, Catar, Australia, Paraguay, Perú y Palestina; el diplomático paraguayo y el monarca mantuvieron una reunión donde conversaron sobre las excelentes relaciones bilaterales, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
El rey Felipe VI recibió las cartas credenciales de seis embajadores acreditados en España, incluido el embajador de Palestina, que ha vuelto a cumplir con este acto protocolario tras haber cambiado su estatus como resultado del reconocimiento del Estado palestino el pasado mes de mayo. El primero en acudir al Palacio Real, donde se ha venido celebrando esta ceremonia casi inalterada desde el siglo XVII, ha sido el nuevo embajador de Egipto, Ehab Ahmed Badawy.
Tras él, ha sido el turno del de Qatar, Salem Mubarak al Shafi, seguido por la nueva embajadora de Australia, Rosemary Ann Morris-Castico. A continuación, ha acudido a presentar el documento por el que se oficializa su cargo el nuevo embajador de Paraguay, Justo Pastor Apodaca Paredes, y tras él ha acudido el de Perú, Luis Carlos Antonio Iberico Núñez. El último en llegar al Palacio Real ha sido precisamente el embajador palestino, Husni Abdel Wahed, quien ya había cumplido con esta formalidad como jefe de la Misión Diplomática de Palestina el 19 de mayo de 2022.
El reconocimiento de Palestina como Estado el pasado 28 de mayo elevó el rango de la representación diplomática en Madrid al de Embajada, después de que en 2010 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la hubiera reconocido como misión diplomática. Con ello el representante palestino pasó a ser tratado como embajador, a presentar cartas credenciales ante el Rey y a asistir a la recepción del Cuerpo Diplomático, como hacen el resto de embajadores.
Felipe VI ha recibido de todos los embajadores las cartas que les acreditan como representantes de su país en España, por lo que a partir de ahora podrán acudir a actos oficiales. Además, ha mantenido con todos ellos un breve encuentro, acompañado para la ocasión por primera vez por el nuevo subsecretario de Exteriores, Xavier Martí.
El presidente Santiago Peña se reunió con el rey Felipe en República Dominicana, donde abordaron sobre los lazos de amistad entre ambas naciones. Foto: Gentileza
Peña se reunió con el rey Felipe en República Dominicana
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El presidente de la República, Santiago Peña, mantuvo una reunión con el rey Felipe VI de España, durante su estadía en República Dominicana. El mandatario indicó a través de sus redes sociales que el encuentro se dio en torno a los lazos históricos y de amistad entre ambas naciones.
“Me reuní con el rey Felipe VI. Hablamos sobre los lazos históricos de amistad entre Paraguay y España, y la necesidad de seguir fortaleciendo esos lazos en beneficio de nuestros pueblos”, dijo el presidente Peña en su cuenta de X.
Peña y Felipe coincidieron en Santo Domingo, República Dominicana, en el acto oficial de juramento en la Asamblea Nacional del presidente Luis Abinader, donde también asistieron varios mandatarios de la región y del mundo.
Posteriormente, el mandatario acompañado del canciller nacional Rubén Ramírez Lezcano, junto con las autoridades de Uruguay, Argentina, Panamá, Guatemala, República Dominicana y otros más, formaron parte de la conferencia de prensa donde expresaron su rechazo hacia los hechos arbitrarios y antidemocráticos que tienen lugar en Venezuela, como producto de las manifestaciones ciudadanas por la falta de credibilidad a los resultados electorales.
El presidente de la República viajó a República Dominicana el pasado jueves 15 de agosto para participar de la toma de mando del presidente Luis Binader, y otras reuniones oficiales, y su regreso al país está previsto para el próximo martes 20 de agosto.