Madrid, España | AFP |
Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores español, negó este lunes que se está dando una inmigración "masiva" en el país, principal puerta de entrada por mar a Europa, y afirmó que el continente necesita "savia nueva" para compensar su baja natalidad.
"Banalizamos la palabra 'masivo'", cuando habría que "medir las cosas en sus justos términos", dijo Borrell a la prensa, junto a su homólogo jordano, Ayman Safadi.
Desde comienzos de año, 20.992 migrantes irregulares llegaron a España por mar y 304 murieron en la travesía, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) al 25 de julio. Al mismo tiempo, la ruta Libia-Italia, hasta hace poco la principal, cayó en un 80%.
A la presión por mar se sumó la presión por tierra, ya que el jueves, 602 migrantes subsaharianos lograron entrar en el enclave español norteafricano de Ceuta, tras saltar la doble valla metálica que lo protege y lanzar cal viva, piedras y excrementos a las fuerzas policiales.
Borrell reconoció que "a la opinión pública le choca y le produce temor el carácter desordenado de la inmigración". Pero relativizó, aseverando que "600 personas no son masivas comparadas con el millón trescientos mil" refugiados sirios que actualmente acoge Jordania.
"No digo que que no haya que considerarlas (esas cifras), pero estamos hablando, en lo que va de año, de 20.000 (migrantes), para un país de más de 40 millones de habitantes. Eso no es migración masiva", prosiguió el ministro español.
Según sostuvo, las llegadas "se mantienen en niveles controlables", pese a que las oenegés suelen denunciar el estado de saturación de los distintos centros de retención de migrantes irregulares con que cuenta España.
Borrell enfatizó que más allá de la acogida urgente de migrantes y demandantes de asilo, Europa tiene un problema demográfico, con las bajas tasas de natalidad que se observan en la mayoría de sus países.
“La evolución demográfica en Europa demuestra que salvo que queramos convertirnos poco a poco en un continente de ancianos, necesitamos savia nueva, y no parece que esta savia nueva provenga de nuestra capacidad de procreación”, expuso.
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España y el rompecabezas de la formación de gobierno
por Álvaro VILLALOBOS y Thomas PERROTEAU
La victoria de los socialistas pero con menos diputados, el hundimiento del centro liberal y el salto de la extrema derecha de Vox complican aún más la formación de gobierno en España tras las elecciones legislativas del domingo.
El Parlamento surgido de las legislativas de este domingo está sumamente fragmentado, con cinco grandes partidos de ámbito nacional y un total de 16 formaciones.
Y sobre todo: ni el bloque de las derechas ni el de las izquierdas tiene la mayoría absoluta, fijada en 176 diputados en la cámara baja, que suma 350.
Los resultados se cobraron este lunes una primera víctima, con la dimisión de Albert Rivera, líder del partido liberal Ciudadanos, quien abandona la política después de descalabrarse de 57 escaños a sólo 10.
De modo que formar gobierno "va a ser más difícil que en el pasado", lanza Joan Botella, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona.
"Todos los partidos tienen un rival a su izquierda, y otro rival a su derecha, y eso les bloquea sus opciones estratégicas", añade.
El Partido Socialista (PSOE) del presidente Pedro Sánchez logró una victoria agridulce, ya que consiguió 120 diputados pero perdió tres con respecto a las legislativas de abril, cuando ganó también sin mayoría absoluta.
El que había sido su "socio preferente", la izquierda radical de Podemos, bajó de 42 a 35. El bloque de izquierdas lo completa una escisión de estos últimos, Más País, que obtuvo tres escaños.
La principal formación de oposición conservadora, el Partido Popular (PP), subió hasta los 88 diputados, pero a su derecha tiene un potente competidor: Vox, tercera fuerza política con 52 escaños, que logró el apoyo de 3,6 millones de electores, un millón más que en abril, cuando había logrado 24 diputados.
Ante esta competencia, “el PP no tiene muchos incentivos para pactar con el Partido Socialista”, afirma Oriol Bartomeus, de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Una vía estrecha para negociar
Para desbloquear la situación, el PSOE pidió "responsabilidad" al PP desde antes de los comicios, pero este lunes dijo que no cuenta con su eventual apoyo, ni con el de los independentistas catalanes.
"Vamos a seguir intentando, aunque sea solos, no depender de los independentistas, y es posible". Al mismo tiempo, "ya sé que no vamos a tener colaboración de la derecha, y por lo tanto no hace falta que apelemos ya más" a ellos, explicó a la prensa el ministro saliente de Fomento, José Luis Ábalos.
Las palabras, procedentes de un hombre de la máxima confianza de Sánchez, dibujan una vía muy estrecha.
Para lograr la mayoría absoluta en una futura investidura de su líder, los socialistas tendrían que contar entonces con Podemos, Más País, Ciudadanos, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y alguna de las pequeñas formaciones regionales que lograron representación parlamentaria.
"Esperamos que el proceso concluya en un gobierno que permita a España seguir desempeñando un papel activo en Europa y más allá", indicó desde Bruselas una portavoz de la Comisión Europea.
El factor catalán
En la breve legislatura anterior, Pedro Sánchez y Podemos fracasaron en su intento de acordar un gobierno de coalición, lo que precipitó la repetición de este domingo.
A las rencillas entre PSOE y Podemos se suma otro condicionante que lo complica todo y es el factor catalán.
El pasado verano, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido más votado en la región este domingo, se ofreció a apoyar a los socialistas.
Pero desde entonces la situación se ha agriado en Cataluña, con la sentencia a pesadas penas de cárcel a nueve líderes separatistas, y los posteriores disturbios en las calles de Barcelona y otras ciudades de la región.
El diputado de ERC Gabriel Rufián le afeó este lunes a Sánchez el endurecimiento de su discurso contra los independentistas y le recordó que ahora “está obligado a hablar”. No obstante, tampoco se cerró en banda, al decir que Esquerra tiene también la “responsabilidad” de “hablar con todos”.
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España vuelve a las urnas en medio de un clima crispado
Madrid, España | AFP | por Álvaro VILLALOBOS y Diego URDANETA
Los españoles acudían a las urnas este domingo por cuarta vez en cuatro años, en un ambiente crispado por el bloqueo político crónico y una crisis catalana que ha alimentado a la extrema derecha de Vox.
Seis meses después de las legislativas de abril, que ganó sin mayoría absoluta, el presidente socialista Pedro Sánchez volvió a pedir la confianza de los 37 millones de electores para poner fin a cuatro años de inestabilidad.
Tras votar en Pozuelo, noroeste de Madrid, Sánchez animó "a todos los ciudadanos a votar [para] que a partir del día de mañana podamos tener la estabilidad necesaria para poder formar gobierno y poder poner a España en marcha".
Sin embargo, los sondeos apuntan a que volverá a ganar pero quedándose muy lejos de la mayoría absoluta, necesitando de los apoyos de otros partidos para ser investido y luego sacar adelante las leyes.
En esta jornada electoral, que discurrirá hasta el cierre de los colegios a las 19H00 GMT, el conservador Partido Popular (PP) espera recuperarse del descalabro de abril (66 escaños, su peor resultado), y la gran sorpresa sería la extrema derecha de Vox, que podría erigirse como tercer grupo parlamentario, duplicando los 24 asientos actuales.
En un ambiente de fragmentación y polarización creciente, las encuestas no le dan mayoría ni a las derechas (PP, Ciudadanos y Vox) ni a las izquierdas (PSOE, Podemos y su escisión Más País), y sus líderes no han aclarado cómo piensan resolver el bloqueo.
"He votado a la derecha, porque las cosas más importantes son la unidad de España y (garantizar) las pensiones", indicó a la AFP Rafael García, de 84 años, en el madrileño barrio de Hortaleza, donde las ventanas se adornan con banderas españolas.
Mucha Cataluña
Una de las dominantes de la campaña fue la situación en Cataluña, donde sigue vivo el pulso del separatismo contra el Estado, y donde los comicios se desarrollan bajo fuerte vigilancia policial.
La temperatura se disparó con la condena en octubre de nueve líderes independentistas a penas de prisión de entre 9 y 13 años de cárcel, por su papel en el fracasado intento de secesión de 2017. La sentencia dio paso a una semana de disturbios en Cataluña.
"Me planteé no votar, otra vez, ¡qué pesadilla!, pero luego me habría disgustado si gana la derecha con la ultraderecha", dijo Mari Carmen López, 25 años, luego de dar su voto en el barrio barcelonés de Sant Andreu a Podemos, pese a estar "decepcionada" porque la formación no logró tras los comicios de abril un acuerdo para gobernar con el PSOE, abocando al país a estos nuevas legislativas.
El principal beneficiado de la crisis catalana parece ser Vox, cuyo líder, Santiago Abascal, propugna "soluciones drásticas": suspender la autonomía catalana, ilegalizar a los partidos soberanistas, y detener al presidente de la región, Quim Torra.
Al mismo tiempo, Abascal hizo una virulenta campaña contra la inmigración ilegal, a la que vincula con un supuesto aumento de la delincuencia.
Sánchez no dejó de acusar a PP y Ciudadanos de tener un discurso "colonizado" por Vox, gracias al cual gobiernan en algunas regiones y ciudades, como Madrid.
Y poca economía
Durante la campaña, Sánchez cumplió una de sus promesas realizadas al poco de llegar al poder en junio de 2018: exhumar los restos del dictador Francisco Franco del mausoleo donde descansaba desde su fallecimiento en 1975.
Poco se habló en cambio de economía, pese a los recientes indicadores que apuntan a una ralentización en la cuarta potencia del euro.
Por ejemplo, la Comisión Europea recortó esta semana cuatro décimas las previsiones de crecimiento para 2019 y 2020, a 1,9% y 1,5%.
El crecimiento del PIB español seguirá no obstante por encima de la media de la Eurozona, aunque el analista Holger Schmieding, del banco alemán Berenberg, advierte de que esa ventaja "va camino de reducirse en los próximos trimestres, a menos que un nuevo gobierno consiga al fin desactivar el problema catalán y retomar las reformas favorables al crecimiento", algo "improbable" por ahora.
Actualmente España sigue con los presupuestos prorrogados de 2018, elaborados por el anterior gobierno del PP.
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Debacle de Podemos y los alcaldes “indignados” en España
Madrid, España | AFP | por Adrien VICENTE
Podemos, que conquistó en 2015 las grandes ciudades españolas con otros movimientos de izquierda radical, perdió casi todas sus alcaldías y sufrió una humillante derrota en las urnas, víctima de las divisiones internas.
La triple cita electoral de europeas, regionales y municipales que consolidó el liderazgo del partido socialista PSOE del jefe de gobierno Pedro Sánchez propinó un batacazo para su principal aliado en la izquierda.
Después de su irrupción fulgurante en 2015, reivindicando el legado del movimiento antiausteridad de los "indignados" de 2011, Podemos obtuvo un 10% de los votos en las europeas, cuatro puntos menos que en las legislativas de finales de abril.
"Es evidente que los resultados no son buenos", reconoció este lunes en rueda de prensa su líder, el ex profesor universitario de ciencias políticas Pablo Iglesias.
Y su esperanza de fortalecer la formación en estos comicios para ganar poder de negociación frente a los socialistas e incluso forzar su entrada en el futuro ejecutivo español se desvanece.
"Tenemos que ser conscientes de lo que pesamos y tratar de construir un gobierno de coalición (...) en el que podamos estar en la proporción modesta que nos corresponde", concedió.
"Está muy debilitado como para exigir ministerios ahora a Pedro Sánchez", opinó a la AFP Carmen Lumbierres, politóloga de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
La debacle de Podemos se inscribe en el declive general de la izquierda radical europea.
Su grupo en el Parlamento europeo, Izquierda Unitaria Europea-Izquierda Verde Nórdica (GUE-NGL), pasó de 52 a 39 escaños y su principal figura, el primer ministro griego Alexis Tsipras, fue derrotado por la derecha y anunció un anticipo inmediato de las elecciones legislativas.
Divisiones internas
Pero más allá de las europeas, los llamados "ayuntamientos del cambio", conquistados en 2015 por asociaciones ciudadanas participadas por Podemos, que las tenía como su máximo orgullo, cayeron casi todos el domingo.
En Madrid, la antigua jueza de izquierdas Manuela Carmena fue la más votada pero se verá destronada de la alcaldía por el conservador José Luis Martínez-Almeida con el apoyo probable de los liberales de Ciudadanos y la extrema derecha de Vox.
En Barcelona, la activista antidesahucios Ada Colau perdió por un puñado de votos ante el candidato independentista catalán Ernest Maragall.
La misma suerte corrieron los alcaldes de Zaragoza, Coruña o Santiago de Compostela, apartados cuatro años después de su victoria.
Muchos han sido víctimas de las divisiones que minan desde hace dos años el espacio de Podemos. En Madrid o Zaragoza, la aparición de listas disidentes ahondó la fractura.
"A la izquierda no nos funciona cuando nos dividimos y cuando nos peleamos entre nosotros", lamentó Iglesias.
Apenas consumada la derrota, Juan Carlos Monedero, muy cercano a Iglesias, arremetía contra Íñigo Errejón, confundador y ex número dos de Podemos expulsado tras haber presentado una candidatura disidente en la región de Madrid que la izquierda no pudo conquistar.
"La ambición ciega (...) ¿Te ha merecido la pena Íñigo?", le lanzó en Twitter.
El editorialista Enric Juliana escribió en La Vanguardia que "Podemos ha sido víctima de una sobredosis de Juego de Tronos", en referencia a las intrigas del poder de la popular serie televisiva.
Pero Carmen Lumbierres también ve motivos de fondo en el derrumbe de Podemos.
Según ella, la formación no se mostró fiel al espíritu del movimiento de los "indignados", los ciudadanos que en la primavera de 2011 ocuparon decenas de plazas españolas protestando contra la austeridad y la clase política.
"Se ha parecido más a un partido tradicional, (...) un partido muy jerarquizado y muy vertical, olvidándose del espíritu" antisistema, analiza, reprochando a Iglesias haber expulsado "a todos aquellos que no eran de su cuerda".
De hecho, los únicos supervivientes de la ola "indignada" de 2015 son el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', del ala más izquierdista y crítica con la dirección de Podemos, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, integrante de un partido de izquierda local.
De hecho, en esta ciudad mediterránea, la tercera más poblada de España, Podemos ni siquiera entró en el pleno municipal.
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Tras victoria socialista, España afronta semanas de negociaciones para formar gobierno
Madrid, España | AFP | por Patrick RAHIR
Con una nueva cita electoral prevista en menos de un mes, España afrontaba este lunes semanas de negociaciones antes de formar gobierno, al día siguiente de que el socialista Pedro Sánchez ganara las legislativas sin mayoría absoluta.
El 26 de mayo, los españoles volverán a las urnas para votar en elecciones municipales, europeas y también regionales, en 12 de las 17 autonomías del país. Antes de decantarse por una opción u otra, Pedro Sánchez preferirá medir fuerzas de forma definitiva.
"Tenemos que ver qué sucede en los ayuntamientos (...) en muchas comunidades autónomas y por supuesto en el Parlamento Europeo", declaró este lunes la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, en una entrevista con Radio Nacional de España.
"No hay ninguna prisa", de momento "seguimos en campaña", enfatizó.
En este panorama, Sánchez, presidente en funciones desde este lunes, podrá tomarse tiempo para reflexionar. "Podemos seguir manteniendo el día a día, el rumbo de la administración general del Estado", destacó la vicepresidenta del ejecutivo, Carmen Calvo.
El líder socialista, llegado al poder en junio tras una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy, se ve ahora legitimado por la clara victoria del domingo, donde obtuvo 123 de los 350 escaños de la cámara baja.
Además, su Partido Socialista le arrebató al Partido Popular la mayoría absoluta en el Senado.
Muy detrás queda un PP descalabrado, con sólo 66 diputados, frente a los 137 que obtuvo en las últimas legislativas, en 2016.
La coalición de derechas está descartada, ya que la suma de PP con los liberales de Ciudadanos (57 escaños) y la ultraderecha de Vox, que se estrena en el Parlamento con 24 diputados, se queda en un total de 147. Muy lejos por tanto de la mayoría absoluta, fijada en 176 curules.
Varias opciones para Sánchez
Pedro Sánchez en cambio dispone de varias opciones, que deberá sopesar.
Puede seguir gobernando en solitario, como lo ha hecho durante más de 10 meses, aunque esta vez con 123 diputados y no ya 85. "Lo vamos a intentar", avisó este lunes Carmen Calvo.
Otra opción sería abrir su gobierno a la izquierda radical de Podemos, que le ha garantizado su apoyo. La formación ha salido debilitada de las legislativas (42 escaños, frente a 67 en la anterior legislatura), y no podrá dictarle sus condiciones.
Con el apoyo de varios partidos regionales, Sánchez rozaría la mayoría absoluta. Y le bastaría con la abstención de un solo diputado catalán para ser entronizado en una segunda votación de investidura en el Parlamento, donde es suficiente con tener más síes que noes.
Igualmente, una tercera opción sería ampliar su coalición con Podemos a los separatistas catalanes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), sumando una mayoría de 180 escaños.
En los últimos meses, Esquerra se ha mostrado más moderada que el partido del expresidente regional Carles Puigdemont, Junts per Catalunya. Pero no deja de ser un aliado incómodo, con su planteamiento de negociar un futuro referendo de autodeterminación en Cataluña, condición inaceptable para Sánchez.
Abroncado por la derecha
La derecha mientras tanto lo acusa de estar listo para pactar con los separatistas en detrimento de la unidad de España.
En teoría, Pedro Sánchez podría también aliarse con Ciudadanos, con el que sumaría mayoría absoluta, 180 escaños.
Pero su líder, Albert Rivera, ha desplegado en el último año una campaña muy virulenta contra el socialista, y está tratando ya de posicionarse como el líder del centro-derecha, tras la debacle del PP.
Por lo demás, la posibilidad de aliarse con Ciudadanos parece levantar resistencias entre la militancia socialista, como quedó en evidencia la noche del domingo, cuando cientos de ellos le gritaron a Sánchez "¡Con Rivera no, con Rivera no!".
Este mismo lunes, la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, aminoró aún más la posibilidad de un acuerdo con Sánchez.
“Tenemos al frente de Moncloa [la oficina del presidente del gobierno] un peligro público, una persona capaz de hacer cualquier cosa”, dijo la flamante diputada, y prometió que “vamos a ser los líderes de la oposición”.