El presidente de Bolivia, Luis Arce, recibió este lunes la primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V contra el COVID-19 en un hospital de la ciudad de El Alto. “Nosotros pretendíamos ser el último en vacunarnos, pero yo creo que esta es una señal para la población, para que acuda a los centros de vacunación”, dijo Arce en una breve rueda de prensa a la salida del vacunatorio.
El presidente exhortó a la población a vacunarse para hacer frente a una “guerra contra la pandemia”: “Aquí está una de las mejores armas que tenemos, que es la vacuna”, añadió antes de retirarse. El 13 de mayo comenzó la inmunización de mayores de 50 años. El presidente, que tiene 57, optó por esperar su turno en el cronograma para recibir la primera dosis.
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Numerosos líderes mundiales recibieron la vacuna contra el coronavirus, entre ellos el presidente estadounidense Joe Biden, el mandatario ruso Vladimir Putin, el papa Francisco y la reina Isabel II. Hasta el 23 de mayo, según datos oficiales, fueron aplicadas 1.376.494 dosis de las vacunas Sputnik V, Sinopharm, AstraZeneca y Pfizer en Bolivia, de las que casi 1,1 millones fueron primeras dosis.
Por lo tanto, el país andino lleva aplicadas 11,75 dosis cada 100 habitantes y se ubica en el octavo lugar de Sudamérica en vacunación contra el COVID-19. Chile encabeza la carrera en la región, con 90,6 dosis cada 100 habitantes. Bolivia acumula 349.653 contagios de COVID-19 y 13.965 muertes entre sus 11,5 millones de habitantes desde el inicio de la pandemia, de acuerdo con el balance oficial.
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Fuente: AFP.
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Bolivia puede entrar en default, advierte el presidente Luis Arce
- La Paz, Bolivia. AFP.
Bolivia, con falta de divisas extranjeras y en medio de una profunda crisis económica que ha generado violentas protestas sociales, corre el riesgo de caer en cesación de pagos si no obtiene nuevo financiamiento, advirtió el presidente Luis Arce durante una entrevista con la AFP. “Estamos procurando no entrar en ‘default’. Tenemos toda la intención de pagar nuestra deuda, ¿pero si no tenemos los recursos?”, señaló el mandatario izquierdista, entrevistado el miércoles en la sede de gobierno.
Arce, en el poder desde 2020, no logra que el Parlamento apruebe los préstamos internacionales que solicitó a entidades multilaterales. Según él, la oposición de derecha y los congresistas afines al expresidente Evo Morales (2006-2019) se han unido para bloquear sus pedidos de financiamiento.
El actual mandatario, quien declinó presentarse a la reelección en las presidenciales del 17 de agosto, enfrenta el descontento popular por la elevada inflación, que se disparó en mayo a más del 18% interanual, el dato más alto registrado en los últimos 17 años, así como por una marcada escasez de carburantes y dólares.
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La carestía ha motivado protestas sociales y cortes de vías que duraron dos semanas este mes, impulsados por Morales, exaliado de Arce. El gobierno informó el domingo que los choques entre policías y manifestantes dejaron seis muertos, cuatro de ellos uniformados, y más de 200 heridos.
Actualmente hay 1.800 millones de dólares en solicitudes de fondos internacionales que hasta ahora no han sido discutidas por los legisladores. El país necesita hasta diciembre 2.600 millones de dólares para la importación de carburantes y el pago de la deuda externa.
“Estamos haciendo el peor negocio como país. Porque cuando uno tiene deuda externa, paga capital e intereses” al acreedor, y esa salida de dólares “se compensa con el ingreso de los nuevos desembolsos” provenientes de nuevas deudas, lo que no ocurre ahora, señaló Arce.
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La deuda externa de Bolivia representa el 37,2% de sus ingresos nacionales brutos, según el Banco Mundial (BM). Sus principales acreedores son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el BM y China.
Bolivia casi ha agotado sus reservas internacionales líquidas para solventar su política de subsidios a los combustibles, que importa a precio internacional y vende subvencionados internamente. La última vez que Bolivia dejó de pagar su deuda externa fue en 1984, durante el gobierno del izquierdista Hernán Siles Zuazo.
Evo, el mayor adversario
Arce, que arrolló en las urnas con un 55% de los votos, asumió la Presidencia apoyado por Morales. Pero la crisis económica fue haciendo mella en su imagen. Hoy es uno de los mandatarios más impopulares de Sudamérica. Solo un 9% de los bolivianos aprueba su gestión, según la encuesta Latinobarómetro de 2024.
Responsabiliza de ello a Morales, quien anunció en 2023 sus intenciones de buscar un cuarto mandato a pesar de estar legalmente inhabilitado. Su oposición ha sido feroz desde el parlamento y las calles. Arce aseguró que que su exaliado golpeó en los últimos años “con toda su artillería hacia el gobierno nacional”, en momentos en que su administración “estaba comenzando a despegar”.
A las puertas de una nueva elección presidencial, Bolivia podría ver un viraje en su modelo económico, después de casi dos décadas de la izquierda en el poder. La derecha lidera ahora las encuestas de intención de voto para los comicios, con el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga.
“Si estamos dando paso a la derecha para que entre en las próximas elecciones (...), es el pueblo boliviano el que va a sufrir, no va a ser Evo Morales”, dijo Arce. El presidente aún cree que el candidato oficialista, el exministro Eduardo del Castillo, podría ser la gran sorpresa en las urnas, aunque en las encuestas está por debajo del 3% de la intención de voto.
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Bolivia: crisis económica agrava el acceso a víveres, cada vez más caros
- La Paz, Bolivia. AFP.
En medio de una carestía que no cesa en Bolivia, Sonia, una madre soltera de 40 años, se quedó de nuevo sin poder comprar aceite en un almacén estatal del centro de La Paz con mejores precios, donde hacía fila desde la madrugada. “Tengo que trabajar para mis seis hijos. Y venir a hacer esta cola encima, no me da. Ya no duermo bien”, dice enojada. Se va con las manos vacías, muy abrigada por el intenso frío y pide que no se publique su apellido.
La crisis económica en Bolivia, causada por la escasez de dólares y un excesivo gasto público, empobrece desde el año pasado a la población. Uno de sus efectos más visibles es la inflación, que en mayo fue de 18,4 % interanual, la más alta en por lo menos 17 años. Los clientes irritados increpan a los empleados de la agencia estatal por la falta de productos y golpean las puertas metálicas como protesta. Gisela Vargas, de 30 años, lamenta: “No hay arroz, azúcar, huevo, ya no hay nada”.
La crisis se ha agravado más en los últimos días, con los bloqueos de carreteras impulsados por los partidarios del expresidente Evo Morales, impedido de ser candidato presidencial en las elecciones de agosto. Los manifestantes exigen la renuncia del actual mandatario Luis Arce. Obstruyen el paso de cargamentos de comida y otros productos de primera necesidad por rutas neurálgicas de Bolivia. Sus choques con la policía han dejado cuatro efectivos y un civil muertos.
En la casa de Rocío Pérez, una jubilada de 65 años que vive con sus hijos y nietos, ya han empezado a racionalizar sus compras. “Nunca pensamos que esta situación podía llegar a este límite, donde tengamos que hacer cola por alimentos o papel higiénico. Estamos al borde del precipicio”, dice a la AFP mientras espera su turno en otra tienda del gobierno.
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“Me siento impotente”
“En términos de poder adquisitivo, los salarios se están deteriorando muy fuertemente” con la inflación, explica José Luis Evia, economista y ex miembro del directorio del Banco Central de Bolivia, donde el boliviano, la moneda local, cada vez vale menos. En los últimos años, la caída en las exportaciones de gas ha generado un menor ingreso de dólares a Bolivia. El gobierno los necesita para importar combustibles a precio internacional y venderlos subsidiados en el mercado interno. Ya casi ha agotado sus reservas internacionales líquidas.
En la Garita de Lima, una concurrida zona comercial paceña, un camión descarga pollos en un puesto mayorista. Cientos de bolivianos se forman en largas filas, impacientes y crispados. Meses atrás, el kilo de pollo costaba el equivalente a 2,6 dólares. Hoy está a 5. Francisca Flores, vendedora ambulante de 69 años, dice que ya no le alcanza para comprar esta proteína como antes. Ahora come tortillas y otras comidas a base de huevo.
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“Me siento impotente (...). Con mi platita salgo (...) y si no puedo” comprar los alimentos “nada, pues me voy, me aguanto”, dice. Una encuesta nacional de marzo de la consultora Panterra indicó que el 89 % de los bolivianos deseaba una “dirección muy distinta” a la llevada por el gobierno de Arce. Su principal preocupación era el incremento del costo de vida. “Yo quisiera que este gobierno se vaya de una vez, que piense en la gente”, opina Flores.
Para Evia, el malestar social puede ser un factor determinante para que la izquierda, que gobernó por casi dos décadas, pierda el poder en las próximas elecciones presidenciales. “La gente está viendo que el país no puede seguir este rumbo y cada vez hay mayor consenso para un cambio”, comenta. Los productos importados también están entre los que más han subido de precio por el encarecimiento del dólar en el mercado paralelo.
La madre diabética de Griselda Ventura, de 27 años, tuvo que internarse en un hospital de La Paz porque en Chulumani, un poblado 115 kilómetros al este donde vivía, ya no encontraban los medicamentos importados que necesita. Y aunque está asegurada y debería recibir su tratamiento sin costo del seguro público de salud, ahora tiene que recurrir a farmacias privadas, donde algunas de sus pastillas han duplicado su precio. El hospital está desabastecido. “No hay ni una jeringa” ahí, dice Ventura, en las afueras del centro de salud.
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Luis Arce desiste de buscar la reelección en Bolivia
- La Paz, Bolivia. AFP.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, desistió ayer martes de buscar la reelección en los comicios de agosto, ante el inminente fracaso de su candidatura a causa de su impopular gobierno. Arce declinó su aspiración de renovar el mandato por cinco años, tras ser proclamado por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido en el poder, a finales de abril.
El mandatario lidia desde hace más de un año con una severa crisis económica por la escasez de dólares y combustibles, que ha derivado en protestas. Economista de 61 años, Arce tenía las encuestas en contra. Una última publicada a fines de marzo por la consultora Captura le otorgaba 1 % de las preferencias electorales.
“Hoy doy a conocer al pueblo boliviano, con absoluta firmeza, mi decisión de declinar mi candidatura a la reelección presidencial”, dijo en un mensaje transmitido por el canal oficial Bolivia TV. Al mismo tiempo planteó “la más amplia unidad de la izquierda” para buscar un solo candidato que compita con la derecha.
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El actual presidente fue ministro de economía durante la mayor parte del gobierno de Evo Morales (2006-2019), hoy su mayor adversario político. El líder indígena, que busca su cuarto mandato, acusa a Arce de orquestar una supuesta persecución judicial en su contra para impedirle postular en las elecciones de agosto.
Un fallo de la justicia determinó a fines de 2023 que nadie puede ejercer la presidencia por más de dos períodos. “Desde aquí lanzo un desafío al expresidente Evo Morales de no insistir en ser candidato a la presidencia”, añadió. Con Arce fuera de carrera, la disputa por el liderazgo de la izquierda será entre Morales y el actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien hace pocos días rompió con el líder cocalero al anunciar su intención de participar en las elecciones.
Durante su discurso, Arce invocó a Rodríguez y a otras fuerzas de izquierda a “pensar y actuar en función de la unidad”. “Para la oposición” de derecha, dividida en varias candidaturas, enfrentar a una izquierda unida “es el escenario más complicado”, dijo a la AFP Carlos Cordero, analista político. Rodríguez, según las últimas encuestas que excluyen a Morales por su impedimento legal, lidera la intención de voto con un 18 %.
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Declive
Arce asumió el poder en noviembre de 2020 tras arrasar en las urnas con el 55 % de los votos. Entonces era recordado por la bonanza económica que Bolivia experimentó durante sus casi 12 años al mando del ministerio de economía. Durante ese período, el país triplicó su producción interna y disminuyó la pobreza de 38 % a 15 %. Las divisas obtenidas por la exportación de gas alimentaron una robusta política interna de subsidios, sobre todo de los combustibles.
Luego de que Arce asumiera como presidente, la caída en la producción gasífera puso en jaque la economía. El gobierno tuvo que echar mano de sus reservas internacionales para importar gasolina y diésel y venderlos a precio subsidiado, lo que disparó una escasez de dólares hasta la actualidad. En abril, la inflación interanual alcanzó el 15 %, la tasa más elevada desde 2008.
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Bolivia lanza medidas ante grave escasez de combustibles
- La Paz, Bolivia. AFP.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció ayer miércoles una decena de medidas para enfrentar la aguda escasez de combustibles en el país, que se ha agravado en las últimas semanas por falta de divisas para su importación. “Bolivia no está quebrada (...), tiene una economía que sigue generando inversión pública”, explicó el mandatario boliviano durante un mensaje televisado, rodeado por sus ministros.
Las medidas están orientadas a combatir la falta de carburantes en el país altiplánico, donde en los últimos días se han vuelto a ver largas filas de vehículos en las gasolineras. Entre las acciones anunciadas por Arce están la reducción del uso de los vehículos estatales, la instalación de clases virtuales, cambios de horarios para funcionarios públicos y la priorización de distribución de combustibles entre el sector agropecuario, que teme perder sus cosechas.
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También anunció mayores controles militares en fronteras y puntos de distribución para evitar el contrabando y el mercado negro, así como un incremento de los volúmenes de suministro en las estaciones de servicio. “El problema que hoy enfrenta nuestro país es muy simple, es la falta de liquidez de dólares transitoria”, agregó Arce.
Bolivia atraviesa una crisis económica por escasez de la moneda estadounidense. Durante años echó mano de sus reservas líquidas para importar gasolina y diésel que compra a precio internacional y distribuye a valor subsidiado en el mercado interno. Los recursos están casi agotados.
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Durante su mensaje, Arce instó una vez más al Parlamento boliviano a aprobar créditos que ha solicitado por 1.600 millones de dólares. “No estamos pidiendo limosna. No estamos pidiendo más que los créditos que el Estado puede pagar”, advirtió.
El mandatario, de 61 años, descartó implementar propuestas de algunos sectores como la devaluación de la moneda o eliminar la subvención de carburantes. Ante las voces de gremios y políticos que pidieron su renuncia en los últimos días, el líder del oficialismo señaló que no lo hará. “No vamos a renunciar”, expresó.