Las mujeres afganas fueron vetadas de las universidades del país porque “no respetaban el código vestimentario”, justificó este jueves el ministro talibán de Educación Superior, una decisión que para el G7 puede ser sinónimo de “crimen contra la humanidad”. Este sábado, el gobierno talibán de Afganistán ordenó a las organizaciones no gubernamentales dejar de emplear a mujeres porque no estaban respetando el debido código de vestimenta.
“Ha habido graves quejas sobre el incumplimiento del uso del hiyab islámico y otras normas y reglamentos relacionados con el trabajo de las mujeres en organizaciones nacionales e internacionales”, dice una notificación enviada a todas las oenegés. Un portavoz del ministerio de Economía confirmó que esa cartera envió la orden a las ONG.
“En caso de incumplimiento de la directiva (...) se cancelará la licencia de la organización que fue expedida por este ministerio”, especifica la notificación. Dos onegés internacionales con las que habló AFP confirmaron que habían recibido el comunicado del ministerio.
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“A partir del domingo suspendemos todas nuestras actividades”, declaró, bajo anonimato, un alto funcionario de una organización internacional, que lleva a cabo acciones humanitarias en varias zonas remotas del país. “Pronto tendremos una reunión de las directivas de todas las ONG para decidir cómo manejar este tema”, agregó.
Decenas de onegés nacionales e internacionales trabajan en múltiples sectores en áreas remotas de Afganistán, y gran parte de su personal son mujeres. Este anuncio se produce solo cuatro días después de que el gobierno talibán decidió prohibir indefinidamente a las mujeres afganas asistir a universidades públicas y privadas del país.
El ministro de Educación superior, Neda Mohammad Nadeem, explicó en una entrevista televisiva que tomó esta decisión porque las “estudiantes que iban a la universidad (...) no respetaron las instrucciones sobre el hiyab”. “El hiyab es obligatorio en el islam”, insistió, refiriéndose a que las mujeres en Afganistán deben cubrirse la cara y todo el cuerpo. Según él, las niñas que estudiaban en una provincia lejana de su domicilio “no viajaban tampoco con un ‘mahram’, un acompañante masculino adulto”.
Inusual manifestación de hombres
El sábado unos 400 estudiantes de Kandahar, cuna del movimiento islamista fundamentalista, boicotearon un examen en solidaridad con las alumnas y realizaron una manifestación, dispersada por las fuerzas talibanas, que dispararon al aire, relató a AFP un profesor de la Universidad Mirwais Neeka. Este nuevo ataque contra los derechos de las mujeres conmociona a muchas jóvenes afganas que ya habían sido excluidas de las escuelas secundarias y ha provocado la condena internacional.
A pesar de sus promesas de ser más flexibles, los talibanes han vuelto a su rigurosa interpretación del islam, que marcó su primera etapa en el poder, entre 1996 y 2001. Desde su regreso al poder en agosto de 2021, se han multiplicado las medidas en contra de las libertades, principalmente de las mujeres, quienes han sido excluidas progresivamente de la vida pública y de los centros educativos.
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El 23 de marzo, los talibanes cerraron inesperadamente las escuelas secundarias apenas unas horas después de su esperada reapertura. Varios miembros del poder dijeron que no había suficientes maestros ni dinero, pero también que las escuelas reabrirían una vez que se elaborara un programa de estudios islámicos
Además de ser privadas de la educación, a las mujeres también se les prohíbe llevar a cabo trabajos gubernamentales o se les paga una miseria por quedarse en casa. También tienen prohibido viajar sin estar acompañadas por un pariente varón y deben cubrirse con burka o hiyab al salir de sus casas. En noviembre, los talibanes también les prohibieron entrar en parques, jardines, gimnasios y baños públicos.
Fuente: AFP.