Las Fuerzas Armadas de Rusia han lanzado este lunes de madrugada desde la península de Crimea al menos 23 drones, en una noche en la que las alertas antiaéreas han sonado en nueve regiones ucranianas, según un informe de la Fuerza Aérea ucraniana.
Las autoridades han asegurado que se trataba de aeronaves no tripuladas tipo ‘Shahed’. En los trabajos de interceptación, Ucrania ha logrado derribar 18 de estos drones, así como un misil, si bien no hay constancia de daños personales o materiales de consideración.
Este tipo de artefactos han sido claves en la ofensiva militar que inició Rusia sobre Ucrania en febrero de 2022, en la medida en que los drones kamikaze se han convertido en una herramienta recurrente para atacar distintos tipos de objetivo, también civiles. Kiev acusa a Moscú de contar con ayuda de Teherán para esta tecnología.
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Nuevos ataques sobre la Jersón
Al menos una persona ha muerto y otra seis han resultado heridas este lunes tras la caída de nuevos ataques de las fuerzas rusas sobre la región ucraniana de Jersón, según ha informado el alcalde de la capital homónima, Roman Mrochko.
El ataque ha sido lanzado desde la margen este del río Dniéper sobre las 11.00, hora local, alcanzando varios edificios residenciales, ha contado Mrochko. “El Ejército ruso continúa atacando a la comunidad de Jersón”, ha denunciado por su parte el gobernador de la región, Oleksandr Prokudin, en una publicación compartida en su cuenta de Telegram.
Prokudin ha contado que las fuerzas rusas han disparado a edificios de viviendas situados en el pueblo de Antonivka y contra trabajadores del tendido eléctrico en la localidad de Inzhenerne.
Desde octubre las tropas rusas han retomado sus ofensivas en el este de Ucrania, en particular sobre Kupiansk, en Járkov, y Avdivka, una ciudad industrial de la región de Donetsk que intentan rodear y que se ha convertido en las últimas fechas en uno de los principales escenarios de esta guerra.
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Fuente: Europa Press
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Trump da 50 días a Rusia para acabar la guerra en Ucrania
- Washington, Estados Unidos. AFP.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio 50 días a Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania o exponerse a más sanciones y anunció el inminente envío de una gran cantidad de armas a Kiev a través de la OTAN.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se niega a poner fin a la invasión iniciada en febrero de 2022. Su ofensiva se intensificó en las últimas semanas, coincidiendo con el estancamiento de las negociaciones impulsadas por Estados Unidos para frenar los combates en Ucrania.
Moscú rompe récords cada semana en número de drones lanzados, suministrados por una industria de defensa que opera a plena capacidad.
“Estamos muy, muy descontentos” con Rusia, declaró Trump a periodistas durante una reunión con el jefe de la OTAN, Mark Rutte, en la Casa Blanca.
“Vamos a aplicar aranceles muy duros si no llegamos a un acuerdo en 50 días, aranceles de aproximadamente el 100 %”, declaró Trump.
Añadió que se trataría de “aranceles secundarios” que afectarían a los socios comerciales de Rusia. El objetivo es asfixiar económicamente al país, sometido ya a sanciones occidentales duras.
Trump y Rutte revelaron los términos de un acuerdo en virtud del cual la alianza militar de la OTAN compraría armas a Estados Unidos, incluidas baterías antimisiles Patriot, y luego las suministraría a Ucrania para combatir la invasión rusa
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Digamos no a drones y robots asesinos
Bombas sin bombarderos… sin paquetes sospechosos… asemejan a peligrosas herramientas incrustadas en la vida cotidiana… Quienes diseñan y desarrollan – quiero pensar que, sin desearlo, planificarlo ni gestionarlo– no siempre ven (o quieren ver) con claridad a las señoras y señores de la guerra y sus despreciables prácticas.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
En la construcción de la verdad necesariamente interviene la cultura. ¿Qué es verdad? “La realidad”, responden algunos y algunas. Pero... “la verdad no es una representación unívoca de la realidad”, sostiene Yuval Noah Harari en la página 44 de la edición que leo y releo de Nexus, una de sus obras más vendidas en nuestra maltratada aldea global. La realidad es compleja. Tanto como la humanidad. “¿Es tan sapiens el homo?”, recuerdo que decía irónicamente un tan querido como veterano colega periodista, corresponsal de la prensa internacional, con el que compartimos no menos de cinco años de trabajo en Latinoamérica. “¡Tendrá que demostrarlo!”, agregaba a modo de respuesta a una pregunta que nadie había expresado. Reíamos y brindábamos con otra cerveza para dejar atrás las mil formas de violencias que verificábamos en nuestras búsquedas periodísticas.
De todas formas, aquel interrogante lanzado al aire todavía hoy no me animo a responderlo. Lo mío es la pregunta. El interrogante permanente. Solo políticos y creyentes en lo que venga e internalicen se presentan y actúan como propietarios de las respuestas. Los pongo en duda. ¡Sépanlo! Y aunque lo hago con respeto y, de alguna forma, en defensa propia, tengo claro y coincido con Harari en que “el poder no es sabiduría”.
Algunas palabras se ponen de moda. Muchas. Inteligente (smart) y dron son dos de ellas. Esperanza es la otra, aunque debo decirlo, rescato solo esas tres con el propósito de construir esta historia en esta noche de frío (¡muy frío!), de viernes junto a los leños crepitantes y sentado en la vieja mecedora. Afuera, la niebla es densa. Las nubes decidieron desplomarse sobre la tierra para quedarse allí. Silenciosas. Como en acecho de aquellos y aquellas que se atrevan a andar sin la certeza de saber qué hay dentro de tamaña tiniebla.
Con casi sesenta guerras activas –desde algún lugar– el hábitat global es tenebroso. Con la popularización de los que se plantan como creadores revolucionarios de los desarrollos tecnológicos y, a veces, mucho más, el espanto crece. Bombas sin bombarderos… sin paquetes sospechosos… asemejan a peligrosas herramientas incrustadas en la vida cotidiana. Quienes diseñan y desarrollan –quiero pensar que, sin desearlo, planificarlo ni gestionarlo– no siempre ven (o quieren ver) con claridad a las señoras y señores de la guerra y sus despreciables prácticas. En ese campo también crece la IA (inteligencia artificial) que deslumbra, preocupa y deviene en símbolo que simboliza a partir de la cultura de quienes simbolizan para relatarla y producir sentido. Nada existe sin relato. Primero fue el verbo. Vuelvo a Harari. “La IA es la mayor revolución de la información que ha conocido la historia (que) no es el estudio del pasado, sino el estudio del cambio. (Porque) nos enseña lo que se mantiene inmutable, lo que cambia y cómo cambian las cosas”. Yuval Noah señala, desde esa perspectiva, sobre la inconveniencia de conceder “a la IA un mayor control sobre las sociedades del siglo XXI” dado que “se diferencia (entre otros desarrollos tecnológicos de alto impacto en las prácticas bio-psico-sociales) de la imprenta y de la radio (porque una eventual) futura dictadura de la IA podría ser muy distinta de lo que hemos conocido hasta ahora”. Desde la atenta observación y profunda reflexión hace públicas algunas de sus conclusiones. La inteligencia artificial “es la primera tecnología de la historia que puede tomar decisiones y generar nuevas ideas por sí misma”. La IA “puede procesar información por sí sola, (y) por lo tanto, sustituir a los humanos en la toma de decisiones (porque) no es una herramienta, es un agente”. ¿Por qué tanta preocupación? Su respuesta no se hace esperar con ejemplos concretos. “En el momento actual, en la fase embrionaria de la revolución de la IA, los ordenadores toman decisiones por nosotros: la concesión de una hipoteca, un contrato de trabajo o la imposición de una pena de cárcel. Esta tendencia no hará más que aumentar y acelerarse, lo que nos dificultará la comprensión de nuestra propia vida. ¿Podemos confiar en los algoritmos informáticos (sobre los que también se apoyan las operaciones de la IA) para tomar decisiones sensatas y construir un mundo mejor?”.
CONOCIMIENTO VERDADERO
Muy poco más de una década atrás, Tenzin Gyatso (90), el Dalai Lama –Premio Nobel de la Paz en 1989, en el transcurso de una cumbre de premios nobel que se realizó en Roma– sostuvo que la tecnología “puede convertirnos en esclavos” porque “si todo está mecanizado, no tenemos la capacidad de ver más allá” y exhortó para que “sea bien utilizada” dado que al “conocimiento verdadero (por muy desarrollada que esté la IA) “es imposible llegar y que sea mejor que la mente humana (porque) siempre será mejor y más inteligente (que) máquinas y robots (sin que importe) lo sofisticados que sean”.
Era el sábado 13 de diciembre de 2014. En nuestro presente, un puñado de días atrás, en Ginebra, Suiza, la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) –asociada con otras agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– desarrolló la “Cumbre de la IA (Inteligencia Artificial) para el bien”. Las preocupaciones de quienes allí convergen claramente crecen y así lo expresan. “La humanidad se encuentra en una encrucijada ante el inmenso potencial generado por la revolución digital impulsada por la inteligencia artificial”, sentenció en un mensaje que envió a la UIT el papa León XIV. En ese texto reseñó que el impacto de la inteligencia artificial se percibe en campos tales como “la educación, el trabajo, el arte, la sanidad, la política, el ámbito militar o la comunicación” y, justamente, por ello el jefe del Estado Vaticano demanda de quienes trabajan en ese tipo de desarrollos “responsabilidad y discernimiento”. El también líder del catolicismo advierte que “la inteligencia artificial puede simular aspectos del razonamiento humano y realizar tareas específicas con velocidad y eficiencia, pero no puede replicar el discernimiento moral ni la capacidad de establecer relaciones genuinas”. Al cabo de esa argumentación sobre la IA abogó a expertos y desarrolladores por el “respeto por los valores humanos y sociales, capacidad de juicio con conciencia clara y crecimiento en la responsabilidad” para garantizar –desde marcos éticos y jurídicos– “que se base en el reconocimiento compartido de la dignidad inherente y las libertades fundamentales de la persona”.
TECNOLOGÍA Y VIOLENCIA
El uso de los más recientes desarrollos tecnológicos aplicados al ejercicio de las violencias se expande con proyección global. La IA es esencial en el desarrollo de armas autónomas no tripuladas. La guerra digital parece haber llegado para quedarse. En un reciente reporte de la organización Drone Wars UK (https://dronewars.net/) se consignan los resultados de una investigación que, en sus conclusiones, revela “la magnitud del daño a civiles causado por los ataques con drones militares en países africanos, como Etiopía, Mali, Burkina Faso, Nigeria, Somalia y Sudán”. Sin dejar afuera de sus búsquedas Ucrania, Gaza o todo Oriente cercano, añade que “drones armados tipo MALE importados en todo el continente, de fabricantes de Turquía, China e Irán” se utilizan ampliamente. “Como mínimo, se determinó que más de 943 civiles han muerto en al menos 50 incidentes separados entre noviembre de 2021 y noviembre de 2024”, según consta en las pesquisas desarrolladas y precisan que “de los seis estados investigados, cinco han sido verificados por operar drones Bayraktar TB-2, producidos por el fabricante turco de drones Baykar, (que en) varios también operan drones armados Wing Loong II y (sistemas de armas autónomos) Mohajer-6 de Irán”. Destaca el sitio que esos equipos también intervienen “en campañas militares nacionales (internas, dirigidas) contra grupos insurgentes armados (y que) regularmente (esas armas llamadas inteligentes) no distinguen entre civiles y combatientes en sus operaciones”. Los analistas precisan que “en un incidente ocurrido en la región etíope de Amhara, más de 85 civiles murieron en un ataque con drones contra la aldea de Ch’obi en octubre de 2022”. Luego que, “en otro incidente, en Nigeria, un error de inteligencia militar causó la muerte de al menos (otros) 85 civiles –y, según algunos informes (podrían ser) hasta 125 (las víctimas)– que (estaban reunidas) para celebrar la festividad islámica de Mawlud, (y fueron asesinadas) en dos ataques con drones mal dirigidos en diciembre de 2023”.
Las matanzas (incidentes) de civiles sin riesgo alguno para quienes operan los drones porque se encuentran en áreas alejadas de las operaciones en desarrollo se multiplican. “Hace tres semanas, el 10 de junio, un dron británico Reaper comenzó a rastrear una motocicleta en el noroeste de Siria, cerca de la frontera con Turquía”, relata dronewars.net “mientras (en tierra) alguien descrito por la inteligencia de un país europeo central como ‘un miembro conocido’ de ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria, por su sigla en inglés) la conducía. El individuo, que aparentemente había sido monitoreado por el dron ‘durante algún tiempo’, fue rastreado y abatido por un misil Hellfire disparado por el dron poco después”. ¿Es necesario añadir información al reporte? ¿Algo no se entiende? ¿También existe el llamado “gatillo fácil” en el ecosistema digital de las nuevas guerras?
Los drones atacan incluso en áreas civiles densamente pobladas. Los daños no deseados se repiten. ¿Existen y se cumplen disposiciones para preservar y mitigar eventuales daños sobre la población civil? “Estos casos demuestran la urgente necesidad de reforzar los controles sobre la proliferación de drones armados y la clara falta de responsabilidad de quienes exportan estas armas al proporcionarlas a gobiernos aparentemente poco dispuestos a respetar el derecho internacional humanitario. La magnitud del sufrimiento civil que se muestra en este informe debería dejar clara la amenaza que supone la rápida expansión de la guerra con drones en todo el mundo, facilitada por el acceso a sistemas de armas cada vez más baratos producidos por fabricantes irresponsables y con ánimo de lucro”. Acechan los drones y, por ello, “las actividades más básicas de la vida cotidiana –visitar un mercado o asistir a un lugar de culto– (son) potencialmente mortales”.
PAZ, SIEMPRE
En mayo de 2019, Daisaku Ikeda (1928-2023), filósofo budista, educador, constructor de la paz, escritor y poeta, ante la Asamblea General de la ONU –invitado por António Guterres, secretario general de esa organización multilateral– propuso la prohibición de las armas autónomas letales (SAAL, por su sigla en inglés). “Existe en la comunidad internacional la creciente inquietud de que los SAAL transformen radicalmente el entorno de la seguridad global”, dijo Ikeda aquel día. Aseguró después, sin que nadie lo desmintiera o contradijera, que “una de las amenazas que representan estos sistemas (de armas) es la posibilidad de iniciar combates sin intervención humana directa”. Aleccionó luego que ello “reduce el umbral de las acciones militares y genera situaciones potenciales que podrían violar gravemente el derecho internacional humanitario”. Esperanzado, exhortó “enfáticamente (…) a los Estados que ya han solicitado la prohibición de los SAAL; a países como el Japón, que han declarado su intención de no fabricar tales armas; y a las oenegés participantes en la Campaña para Detener a los Robots Asesinos, a unirse y trabajar juntas por la pronta aprobación de un instrumento jurídico vinculante que prohíba por completo el desarrollo y el uso de estos sistemas”. Miles lo escuchamos, aplaudimos y vitoreamos. Pensamos como él, sentimos como él. Decimos enérgicamente no a drones y robots asesinos. Deseamos la paz. Sabemos que se puede y se debe. ¿Cuándo? Siempre. Alguna vez, el Dalai Lama lo dijo claramente. “Solo existen dos días en el año en que no puedes hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y vivir”.
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Muerte de ministro cesado por Putin siembra miedo en la élite rusa
El aparente suicidio del ministro ruso de Transportes, anunciado poco después de ser cesado el lunes por Vladimir Putin entre acusaciones de corrupción, conmocionó profundamente a la élite política. Cientos de personas, entre ellos ministros y altos cargos de la administración, visitaron el jueves la capilla ardiente de Roman Starovoit instalada en el hospital presidencial de Moscú.
El político de 53 años fue hallado muerto el lunes en su coche horas después de haber sido cesado por el presidente ruso. Los investigadores aseguran que se disparó. Aunque las circunstancias de su deceso todavía no están claras, los medios rusos señalan que Starovoit era objeto de una investigación por corrupción y que pronto iba a ser detenido.
“Es una gran pérdida para nosotros, muy inesperada. Estamos todos impactados”, dijo a AFP Vasilisa, una mujer de 42 años, esposa de un compañero del fallecido. “Era tan activo, alegre, amaba tanto la vida. No entiendo cómo ha podido pasar esto”, agrega esta mujer con lágrimas en los ojos.
El ambiente era pesado en el velorio. Sus antiguos compañeros dejaban grandes ramos de rosas rojas junto al féretro abierto y marchaban rápidamente en sus lujosos vehículos. Muchos asistentes rechazaron hablar con AFP. Vladimir Putin no participó en la ceremonia.
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“Chivo expiatorio”
Roman Starovoit fue gobernador de la región de Kursk, en la frontera de Ucrania, antes de ser ascendido a ministro en mayo de 2024. Tres meses después, las tropas ucranianas tomaron una parte de esa región en una ofensiva sorpresa que supuso un revés para el Kremlin, que no retomó completamente el territorio hasta nueve meses después.
El sucesor de Starovoit al frente de esa región, Alexéi Smirnov, fue arrestado recientemente por el desvío de fondos destinados a reforzar el dispositivo defensivo en la frontera.
Las autoridades “intentaron hacer de él [Starovoit] un chivo expiatorio”, asegura a AFP Andréi Pertsev, analista del medio independiente Meduza, prohibido en Rusia y catalogado como organización “indeseable”.
La incursión ucraniana “se produjo principalmente porque no había suficientes soldados para proteger la frontera”, pero era “más fácil culpar a un responsable civil”, explica.
El caso se inscribe en una reciente campaña contra altos cargos sospechosos de haberse enriquecido ilegalmente durante la ofensiva rusa en Ucrania.
Los escándalos de corrupción han existido siempre en Rusia, pero la campaña militar sobre el país vecino ha cambiado las reglas del juego político, aseguran distintos analistas. “Existían reglas antes por las que la gente sabía que, si llegaba lo suficientemente alto, ya no se la molestaba”, estima Pertsev. “Pero estas reglas ya no funcionan”, agrega.
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“Guerra santa”
Aunque Putin prometía regularmente luchar contra la corrupción, los contados arrestos mediatizados se usaban para atacar a oponentes o eran resultado de las luchas internas dentro de la clase dirigente rusa. Pero desde la ofensiva lanzada contra Ucrania en febrero de 2022, “algunas cosas en el sistema empezaron a funcionar de manera completamente diferente”, señala la politóloga Tatiana Stanovaya, del Centro Carnegie Rusia Eurasia, prohibido también en Rusia como organización “indeseable”.
“Toda acción o inacción que, a ojos de las autoridades, amplíe la vulnerabilidad del Estado frente a acciones hostiles del enemigo debe ser castigada sin piedad y sin compromiso”, estima Stanovaya. Para el Kremlin, la campaña en Ucrania es una “guerra santa” que ha rescrito las reglas, dice en la misma línea Nina Jrushchova, profesora en la universidad neoyorquina The New School y bisnieta del exdirigente soviético Nikita Jrushchov.
“Durante una guerra santa, no se roba (...) Uno se aprieta el cinturón y trabaja 24 horas al día”, resume. En una muestra de estos nuevos tiempos, varios generales y responsables del Ministerio de Defensa fueron arrestados en escándalos de malversación en los últimos años. A principios de julio, el ex viceministro de Defensa, Timur Ivanov, fue condenado a 13 años de cárcel.
Este ambiente, asegura Stanovaya, ha provocado un “sentimiento de desesperanza” en la élite política en Moscú que difícilmente se disipará. “En el futuro, el sistema estará preparado para sacrificar a figuras cada vez más prominentes”, advierte.
Fuente: AFP.
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Rusia incrementa ataque récord contra Ucrania con 728 drones
Rusia lanzó de madrugada su mayor ataque con drones y misiles contra Ucrania desde el inicio de la guerra en 2022, indicó este miércoles la fuerza aérea ucraniana. El ataque llega después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara esta semana que enviará “más armas” a Kiev para defenderse de los bombardeos rusos.
En total, el ejército ruso disparó 728 drones y 13 misiles, según la fuerza aérea ucraniana, que afirmó haber interceptado 711 drones y destruido siete misiles, sin especificar los daños provocados por los ataques. “El objetivo principal del ataque fue la región de Volinia, la ciudad de Lutsk”, indicó la fuerza aérea, que explicó que los ataques ocurrieron en “cuatro lugares”, sin más detalles.
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En Kiev, la capital, una persona resultó herida y otras dos en la región de Zaporiyia, en el sur, según las autoridades locales. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, denunció “un ataque revelador” que muestra la negativa de Rusia a negociar un alto el fuego mientras el ejérico ruso sigue avanzando en el frente oriental.
Zelenski volvió a pedir “sanciones severas” contra Rusia y su economía, en especial el sector petrolero, “que ha estado alimentando la maquinaria de guerra de Moscú durante más de tres años”. En tanto, un ataque ucraniano con drones dejó tres muertos, incluido un soldado de la guardia nacional, en la ciudad fronteriza rusa de Kursk, informó la mañana del miércoles el gobernador interino Alexander Jinskein.
Fuente: AFP.
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